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La lengua y la mundialización
23 nov 2005
Esencialmente, lo que diferencia al ser humano de los animales es la lengua, y no me refiero al músculo que nos ayuda a articular sonidos y conformar palabras, sino a la capacidad de pensar con palabras. Somos esencialmente verbales, nos pasamos la vida hablándonos a nosotros mismos.
La lengua y la mundialización

Esencialmente, lo que diferencia al ser humano de los animales es la lengua, y no me refiero al músculo que nos ayuda a articular sonidos y conformar palabras, sino a la capacidad de pensar con palabras. Somos esencialmente verbales, nos pasamos la vida hablándonos a nosotros mismos. Eso precisamente es lo que nos hace humanos. Al nacer, tenemos alrededor de nosotros a personas que emiten sonidos y que nuestro cerebro va registrando hasta que, por arte de birlibirloque, un buen día, surge de nuestra boca un sonido con forma de palabra. Aprendemos sonidos por imitación, luego asociamos esas palabras sonoras con objetos y luego con conceptos. El mundo lo pensamos con palabras. Igual que aprendemos una lengua, aprendemos el mundo. Nos dicen esto se dice así o no se dice así; esto es la Tierra, esto son los océanos, esto es Asia, esto es China, aquí hablamos chino, esto es Pekín, este eres tú. Con el paso del tiempo, uno se va dando cuenta de que las cosas no son como uno las ha aprendido. Así como la lectura sirve para aumentar el vocabulario—el verbo, la palabra—, así viajar aumenta los puntos de vista. Lengua es cultura, no solo palabras.

Hace años tuve oportunidad de servir de intérprete a un señor húngaro de cincuenta y tantos años que vino a España para informarse del funcionamiento de las cooperativas. Nos entendíamos en inglés. Recuerdo que el último día de su estancia, mientras almorzábamos, mantuvimos una conversación muy interesante. Al decirle yo cuán curiosa me resultaba la situación de comunicarnos y entendernos en inglés, siendo él húngaro y yo español, me relató una anécdota que le ocurrió cuando era chico y fue a visitar a un amigo de su padre en Budapest. Quedó fascinado al ver que en aquella casa había una biblioteca. El buen amigo paterno, un señor mayor y sabio, lo puso encima de sus rodillas y le dijo: “¿Ves todos esos libros? Eso es el mundo. ¿Ves esa estantería pequeñita de ahí? Esos dos libros son húngaros. Aquella estantería más grande y con más libros contiene libros alemanes, y aquella todavía más grande, son franceses. ¿Ves aquellas tres estanterías? Rusos. Y toda aquella pared, españoles. Y todas aquellas estanterías, ingleses. Y aquellas dos paredes, chinos. Si solo hablas húngaro, esa es la pequeña parte del mundo que conocerás. Cuantas más lenguas hables, mejor conocerás el mundo�.

No creo en el determinismo lingüístico, aunque es obvio que una lengua determina con quién puedes comunicarte. Obviamente, si hablo vasco, por ejemplo, solo podré comunicarme con alguien que entienda vasco.

Últimamente ocurre un fenómeno extraño. Las distancias físicas cada vez se hacen menos insalvables y aumentan las formas de comunicación y de transmisión de información. Sin duda, el medio por excelencia de transmisión de información es la lengua, la palabra, en definitiva. Su plasmación más vanguardista se encuentra en la Internet. La lengua predominante es la inglesa. Ese predominio es contradictorio. Por una parte, los que vivimos en lo que se ha convenido en llamar Occidente, creemos que el mundo es de una forma. Los que viven en el convenido Oriente o en el denominado Tercer Mundo, ven el mundo de otra forma. Unos se echan la culpa a los otros y toda generalización es imprecisa. Dentro de Occidente también hay muchos y distintos puntos de vista, de igual modo que en Oriente o en el Tercer Mundo. No conviene olvidar tampoco, que el fin eminentemente práctico de una lengua es la comunicación. Si no necesito hablar una lengua extranjera para vivir, solo hablaré la lengua que he aprendido desde pequeño y, probablemente, me interesará más bien poco la cultura de lo extranjero.

Sin embargo, dadas las características de las sociedades que creamos sin darnos cuenta, estamos abocados al contacto con lenguas extranjeras, por consiguiente con culturas de otra índole que serán más o menos afines en función de la proximidad geográfica y de los vínculos históricos o políticos. Quien no entienda esto ni se adapte, se verá inmerso en un conflicto personal y social. La mundialización es imparable a menos que se produzca un retroceso en el desarrollo de la humanidad.

No digo que esta mundialización dependa solo del conocimiento de otras lenguas, aunque si queremos entendernos, tendremos que utilizar irremediablemente palabras. La lengua que se verá más afectada por este proceso es la inglesa, que la habla desde un inglés, pasando por un estadounidense, hasta un chino, un árabe, un japonés o un español… Habrá lenguas que desaparezcan, probablemente las minoritarias y que no tengan un fin práctico (comercial o de intercambio). Seguramente, surgirá una nueva lengua fruto del “entendimiento� y del contacto entre las distintas culturas mundiales. Y digo bien al hablar de “entendimiento�, porque la gran paradoja a la que nos enfrentamos es la de comprobar que con mejores medios de transmisión de información, el disentimiento parece ser mayor. Cuanta más información, menor comunicación.

Dentro de unos 20 años, la población más joven estará concentrada en los países africanos, asiáticos y en el continente americano. Europa, el Mundo Occidental, dependerá de esa población joven.

La lengua es cultura. Comunicar cultura es una tarea ardua, porque la lengua y la cultura son asuntos poco valorados en la práctica de los sistemas educativos de los países supuestamente ricos así como en el mundo de las empresas, donde se prefiere una formación más técnica que humanista. Algún día habrá que empezar a leer esa abrumadora biblioteca mundial. Las empresas transnacionales deberán ser las primeras que tomen este asunto en consideración si quieren prosperar. A los gobiernos, les corresponde la iniciativa política; a los seres humanos, nos toca entendernos.

Michael Thallium
mthallium ARROBA telefonica.net

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Comentaris

Re: La lengua y la mundialización
23 nov 2005
Essencialment, el que diferencia al ser humà dels animals és la llengua, i no em refereixo al múscul que ens ajuda a articular sons i conformar paraules, sinó a la capacitat de pensar amb paraules. Som essencialment verbals, ens passem la vida parlant-nos a nosaltres mateixos.

La llengua i la mundialització



Essencialment, el que diferencia al ser humà dels animals és la llengua, i no em refereixo al múscul que ens ajuda a articular sons i conformar paraules, sinó a la capacitat de pensar amb paraules. Som essencialment verbals, ens passem la vida parlant-nos a nosaltres mateixos. Això precisament és el que ens fa humans. AL néixer, tenim al voltant de nosaltres a persones que emeten sons i que el nostre cervell va registrant fins que, per art de *birlibirloque, un bon dia, sorgeix de la nostra boca un so amb forma de paraula. Aprenem sons per imitació, després associem aquestes paraules sonores amb objectes i després amb conceptes. El món ho pensem amb paraules. Igual que aprenem una llengua, aprenem el món. Ens diuen això es diu així o no es diu així; això és la Terra, això són els oceans, això és Àsia, això és Xinesa, aquí parlem xinès, això és Pequín, aquest ets tu. Amb el pas del temps, un es va adonant que les coses no són com un les ha après. Així com la lectura serveix per a augmentar el vocabulari—el verb, la paraula—, així viatjar augmenta els punts de vista. Llengua és cultura, no sol paraules.



Fa anys vaig tenir oportunitat de servir d'intèrpret a un senyor hongarès de cinquanta i tants anys que va venir A Espanya per a informar-se del funcionament de les cooperatives. Ens enteníem en anglès. Record que l'últim dia de la seva estada, mentre esmorzàvem, vam mantenir una conversa molt interessant. AL dir-li jo *cuán curiosa em resultava la situació de comunicar-nos i entendre'ns en anglès, sent ell hongarès i jo espanyol, em va relatar una anècdota que li va ocórrer quan era noi i va anar a visitar a un amic del seu pare a Budapest. Va quedar fascinat al veure que en aquella casa havia una biblioteca. El bon amic patern, un senyor major i savi, ho va posar damunt dels seus genolls i li va dir: “Veus tots aquests llibres? Això és el món. Veus aquesta prestatgeria *pequeñita d'aquí? Aquests dos llibres són hongaresos. Aquella prestatgeria més gran i amb més llibres conté llibres alemanys, i aquella encara més gran, són francesos. Veus aquelles tres prestatgeries? Russos. I tota aquella paret, espanyols. I totes aquelles prestatgeries, anglesos. I aquelles dues parets, xinesos. Si solament parles hongarès, aquesta és la petita part del món que coneixeràs. Quantes més llengües parlis, millor coneixeràs el món�.



No creo en el determinisme lingüístic, encara que és obvi que una llengua determina amb qui pots comunicar-te. Òbviament, si parlo basc, per exemple, solament podré comunicar-me amb algú que entengui basc.



Últimament ocorre un fenomen estrany. Les distàncies físiques cada vegada es fan menys insalvables i augmenten les formes de comunicació i de transmissió d'informació. Sens dubte, el mitjà per excel·lència de transmissió d'informació és la llengua, la paraula, en definitiva. La seva plasmació més avantguardista es troba en la Internet. La llengua predominant és l'anglesa. Aquest predomini és contradictori. D'una banda, els quals vivim en el que s'ha convingut a cridar Occident, creiem que el món és d'una forma. Els quals viuen en el convingut Orient o en el denominat Tercer Món, veuen el món d'altra forma. Uns es tiren la culpa als altres i tota generalització és imprecisa. Dintre d'Occident també hi ha molts i distints punts de vista, d'igual manera que en Orient o en el Tercer Món. No convé oblidar tampoc, que la fi eminentment pràctica d'una llengua és la comunicació. Si no necessito parlar una llengua estrangera per a viure, solament parlaré la llengua que he après des de petit i, probablement, m'interessarà més aviat poc la cultura de l'estranger.



No obstant això, donades les característiques de les societats que creguem sense adonar-nos, estem abocats al contacte amb llengües estrangeres, per tant amb cultures d'altra índole que seran més o menys afins en funció de la proximitat geogràfica i dels vincles històrics o polítics. Qui no entengui això ni s'adapti, es veurà immers en un conflicte personal i social. La mundialització és imparable tret que es produeixi una reculada en el desenvolupament de la humanitat.



No dic que aquesta mundialització depengui solament del coneixement d'altres llengües, encara que si volem entendre'ns, hauríem d'hauríem d'utilitzar irremeiablement paraules. La llengua que es veurà més afectada per aquest procés és l'anglesa, que la parla des d'un anglès, passant per un nord-americà, fins a un xinès, un àrab, un japonès o un espanyol… Haurà llengües que desapareguin, probablement les minoritàries i que no tinguin una fi pràctica (comercial o d'intercanvi). Segurament, sorgirà una nova llengua fruit de “l'enteniment� i del contacte entre les distintes cultures mundials. I dic bé al parlar d'enteniment “�, perquè la gran paradoxa a la qual ens enfrontem és la de comprovar que amb millors mitjans de transmissió d'informació, el dissentiment sembla ser major. Quanta més informació, menor comunicació.



Dintre d'uns 20 anys, la població més jove estarà concentrada en els països africans, asiàtics i en el continent americà. Europa, el Món Occidental, dependrà d'aquesta població jove.



La llengua és cultura. Comunicar cultura és una tasca àrdua, perquè la llengua i la cultura són assumptes poc valorats en la pràctica dels sistemes educatius dels països suposadament rics així com en el món de les empreses, on es prefereix una formació més tècnica que humanista. Algun dia caldrà començar a llegir aquesta aclaparant biblioteca mundial. Les empreses transnacionals deuran ser les primeres que prenguin aquest assumpte en consideració si volen prosperar. ALS governs, els correspon la iniciativa política; als éssers humans, ens toca entendre'ns.



Michael *Thallium

*mthallium (*at) *telefonica.*net
Re: La lengua y la mundialización
23 nov 2005
osea?

Yo creo que no has acabado. Yo creo que te has quedado corto.

Existen idiomas internacionales (no nacionales como inglés, chino, alemán o persa) desde hace mucho tiempo, y el esperanto es el que ha pasado la fase inicial del proyecto extendiéndose en todos los pueblos y paises del mundo.

¿Tu cómo evitarías las agresiones lingüísticas del mundo, hablando la lengua de Inglaterra en todos los pueblos del mundo?... eso no sólo no és lógico sino que tampoco és ético.

Cada pueblo su lengua, y el esperanto para pueblos con hablas diferentes.

Ninguna lengua es superior a otra.
Ninguna cultura merece más respeto que otra.
Ninguna raza es superior.
tambén el español
23 nov 2005
tambén el castellano se ha vuelto una lengua internacional, por ejemplo en la peninsula, donde existen por lo menos otras 5 lenguas nacionales.
Así que por desgracia o no, tendremos castellano para largo, también con la independnecia y libertad de todos los pueblos.
Re: La lengua y la mundialización
29 nov 2005
En respuesta a X. Claro que ninguna lengua es superior a otra.

El uso, sin embargo, determina su expansión o su desaparición. Por eso desaparecieron lenguas como el latín, entre otras muchas.

La lengua española tiene peso internacional principalmente por su uso en América Latina. Como lengua internacional, también se verá afectada por las peculiaridades de quienes la hablan, bien como lengua materna o como lengua de trabajo. Igual le ocurre al inglés.
Sindicato Sindicat