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cura católico acusado del genocidio de Ruanda
17 set 2005
Guy Theunis, un cura católico belga de 60 años, fue detenido el 6 de setiembre por las autoridades ruandesas por su participación en el genocidio de 1994 en calidad de inspirador y responsable directo.
El cura, perteneciente a la congregación Misioneros de �frica, también conocida como Padres Blancos, vivió en Ruanda entre 1970 y 1994. Contra él pesaba una orden internacional de busca y captura, y fue identificado y detenido en el aeropuerto de la capital, Kigali, donde se hallaba de tránsito.

Theunis compareció el 11 de setiembre ante un tribunal popular, conocidos como gacaca, del distrito de Ubumwe (centro de Kigali), donde, vestido con el uniforme rosa de los presos ruandeses, se defendió en kinyarwanda, la lengua local, ante más de 1.000 personas de las acusaciones que pesan contra él. Entre el público, además de los testigos, había responsables ruandeses, de los cuales varios declararon, miembros del cuerpo diplomático y representantes de organizaciones de defensa de los derechos humanos.

-"Está Usted acusado de haber incitado a la gente al genocidio. ¿Qué tiene que decir?", le empezó preguntando el presidente del tribunal gacaca de Ubumwe, Raymond Kalisa.

El fiscal Emmanuel Rukangira ha indicado que el sacerdote incitó al genocidio al publicar artículos de la revista extremista Kangura en su propia revista, titulada Diálogo, de la que el cura era editor. El antiguo responsable de Kangura, Hassan Ngeze, fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, que funciona en la ciudad tanzana de Arusha.

También le acusan de haber enviado faxes a Europa en los primeros días del genocidio en los que nunca indicó que los tutsis estaban siendo masacrados, según un investigador de derechos humanos que testificó. Más bien al contrario, el sacerdote aludía a las acciones de la guerrilla tutsi de la FPR para encubrir los hechos. Los documentos remitidos utilizaban expresiones como limpieza y trabajo corrientemente utilizadas por los genocidas hutus para referirse a los asesinatos de tutsis.

El misionero alegó que seguía órdenes de sus superiores cuando firmó los documentos y que las decisiones eran tomadas por el jefe de la congregación terrorista, el también belga Jef Vleugles.

Finalmente, los nueve jueces del tribunal popular gacaca decidieron remitir la causa a la justicia ordinaria porque el sacerdote había sido uno de los planificadores del genocidio, asunto que compete a los tribunales ordinarios. Su caso será juzgado por los tribunales ordinarios, ya que los tribunales populares han decidido que no tienen competencia para ello, aseguró el secretario general del Ministerio de Justicia ruandés, Johnston Busingye. Eso significa que el cura católico fue uno de los máximos dirigentes del genocidio: Las acusaciones caen en la categoría máxima de planificadores del genocidio y las cortes populares juzgan sólo a los ejecutores, añadió Busingye. Por lo tanto, el sacerdote puede ser condenado a pena de muerte ya que ha sido catalogado como número 1 entre los dirigentes del genocidio.

Entre 1992 y 1993 el cura Theunis fue delegado en Ruanda de Reporteros Sin Fronteras, una organización de la CIA, de la que pronto hablaremos en este sitio (si nos deja la censura). Naturalmente Reporteros Sin Fronteras ha condenado la detención del sacerdote en un comunicado público.

Dado que muchos ciudadanos comunes cometieron los asesinatos, los detenidos tras el genocidio superaron pronto los 100.000 y, consciente de que le llevaría más de cien años juzgarlos por la vía ordinaria, el gobierno ruandés organizó la gacaca. Según este sistema, los acusados son llevados al lugar en el que cometieron sus crímenes, donde ellos mismos y los habitantes testifican en contra o favor del acusado ante un panel de jueces elegidos por y entre la población. Para los responsables de alto rango del genocidio se reservan los tribunales ordinarios, donde pueden ser condenados a pena de muerte.

Organizaciones como Amnistía Internacional han admitido que la gacaca es el único modo de hacer justicia en Ruanda. El sistema lo consideramos equitativo y justo, aseguró el director de la Unidad Jurídica de la gacaca, Augustin Nkusi.

Otro sacerdote católico que afronta cargos de genocidio es el ruandés hutu Athanase Seromba, que se negó a acudir el 20 de setiembre de 2004 al inicio de su juicio ante el Tribunal Penal Internacional para Ruanda.

Según el acta de acusación, tras la muerte del presidente Habyarimana el 6 de abril de 1994, Seromba se reunió con los caciques locales del pueblo de Kivumu, en la provincia occidental de Kibuye, para preparar y ejecutar un plan de exterminio de la población tutsi. Fríamente, en dichas reuniones decidieron concentrar a la población tutsi de Kivumu en la parroquia de Nyange, de la cual Seromba era el máximo responsable. Más de 2.000 personas abarrotaron la iglesia del cura, que a partir del 15 de abril fue sometida a ataques regulares por parte de militares y milicias Interahamwe, en presencia del párroco.

Finalmente, el sacerdote ordenó el derribo de la parroquia con máquinas excavadoras, tras lo cual los pocos supervivientes fueron rematados. Concluida la matanza, Seromba ordenó a las milicias que limpiaran la basura, en referencia a los cadáveres.

Al juicio tampoco acudió ninguno de los otros acusados principales: los ex jefes del Ejército y al Policía paramilitar de Ruanda, el mayor general Augustin Bizimungu y el general Ndindiliyamana, respectivamente.

Sus abogados acusaron al tribunal de ser parcial, ya que, según adujeron, servía los intereses del actual Gobierno ruandés, dominado por la minoría tutsi y sus aliados occidentales.

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Noticia pirateada
17 set 2005
Esta noticia está copiada de la web de Antorcha y quien la ha colgado no pone la fuente...
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