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Notícies :: criminalització i repressió
Incidentes con la policía en las Fiestas de la Paloma (Madrid)
per Madrileño	13 ago 2005
En la madrugada del Viernes 12 al Sábado 13 de Agosto, durante las fiestas de La Paloma, se produjeron incidentes entre jóvenes y policía cuando estos trataban de poner fin a la utilización de la calle como espacio de encuentro, ocio y sociabilidad.
El espacio que no ocupamos las personas, quienes caminamos las calles y llenamos las plazas, tienden a ocuparlo la especulación, la precariedad, la mercancía y los cuerpos represivos. La falta de organizaciones, de agrupaciones y de tejidos sociales que defiendan el espacio urbano hace que este pueda ser fácilmente monopolizado por las empresas y la represión. Los sucesos de anoche en el barrio madrileño de La Latina lo ponen claramente de manifiesto: Se celebraban las fiestas del barrio, coyuntura por la cual la famosa "ley antibotellón" que impide beber alcohol en la calle, impidiendo en la práctica un ocio que no implique necesariamente el consumo y que facilite la comunicación y la reivindicación de la ciudad para quienes la habitan. Alrededor de las 3.00h de la mañana varias decenas de policías municipales acompañados por al menos otra decena de policías "secretas" se desplegaron por el parque de las vistillas levantando a la gente que allí bebía sentada con el argumento de que, acabado el concierto, las fiestas ya se habían terminado y no se podía beber en la calle. Entre malos modods y chulerías por parte de los cuerpos represivos la gente fue abandonando el parque (en el que, a modo de alarmante nota, el Partido Popular colocó por primer año un chiringuito de bebidas contratando para ello a una empresa que lo gestionaba en total ausencia de militantes derechistas). Hubo cruces de insultos tachando a la policía de "vagos" y reprochándoles ser "los mismos que los de Roquetas" en alusión a la muerte de un trabajador almeriense a manos de la Guardia Civil en tal localidad. Aproximadamente una hora después la escena se repetía en la Plaza de las Descalzas, pero esta vez l@s jóvenes se resistieron a que la policía callase a la percusión y desalojase la plaza. Ante la actitud de la gente, los uniformados tuvieron que retirarse unos metros, formando una línea y blandiendo las porras.Las consignas contra los cuerpos represivos se fueron politizando y de los insultos patriarcales se pasó a "vosotros fascistas sois los terroristas", "fuera fuera" y "perros guardianes del orden y la ley, asesinos a sueldo, abuso de poder". Se les lanzaban vasos y alguna botella entre sus gestos de matones y el hostigamiento de los numerosos "secretas" que se movían entre los jóvenes. Los momentos de mayor tensión se vivieron cuando la policía trató de identificar a una chica y la gente quiso impedirlo, lo que produjo un cruce de empujones y más de un golpe por parte de los policías, que llegaron a utilizar un disparador individual de gas lacrimógeno contra los jóvenes, consiguiendo llevarse así a la chica que no opuso resistencia alguna; el segundo momento sucedió cuando un policía de paisano (calvo y fácilmente reconocible) hostigó y desafió a los jóvenes que le increpaban y sacaban fotos. Lo de ayer no fue un caso aislado, sino un capítulo más en una escalada de impunidad policial en Madrid, una ciudad que los especuladores y los amtones a su servicio han decidido erigir en estandarte de métrópoli-espectáculo-negocio, vacía de iniciativas locales, lazos de solidaridad y puestas así sus calles y personas al servicio exclusivo de los beneficios privados. Madrid no puede convertirse en un desierto humano porque existimos, porque seguimos hablando y produciendo historias, porque les harían falta demasiados emrcenarios para borrarnos la memoria y hacernos bajar la cabeza. Por una ciudad habitable para sus ciudadanos, por una ciudad para los que la vivimos. Por los derechos democráticos, por el uso social de las calles y plazas. Hay que frenar el recorte de derechos y la prepotencia e impunidad policial. Van a tener un verano calentito: A la calle, a recuperar las fiestas y la ciudad. Fuera policías y especuladores.
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