Imprès des de Indymedia Barcelona : http://barcelona.indymedia.org/
Independent Media Center
Notícies :: amèrica llatina
El mensaje de la Sexta
29 jul 2005
Viernes 29 de julio de 2005
Pierluigi Sullo


De cara a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona se pueden tener diversas actitudes y esta semana hemos visto todas. La más difundida ha sido la indiferencia, no sólo de los grandes medios o de la fuerza política obsesivamente ocupada en colocar sus peones e "imagen" en los tableros políticos con vista a la elección del próximo año. Inclusive la izquierda más radical y tradicionalista persevera en el error de juzgar marginal la rebelión zapatista, o sea, fuera de los "puntos calientes" del conflicto entre capital y trabajo. Ellos parecen afirmar: "¿qué nos pueden decir ustedes, minúsculos, arcaicos indígenas rebeldes, a nosotros que estamos en la cima del volcán de la modernidad?" Los insurgentes son vistos con simpatía, pero se considera que no pueden enseñar algo. Estas fuerzas se quedan en la espera del Mesías, de la Revolución, disponiéndose mientras tanto a "combatir" y a tener en alto la bandera de la lucha proletaria.

Está además quien suelta un suspiro de alivio. Algún periódico escribió que con la Sexta Declaración los zapatistas finalmente decidieron transformarse en partido político. En su lógica, la anomalía se vuelve normal, la percepción que provocaba un extraño grupo de "guerrilleros" que no sólo no disparan, sino promueven movilizaciones civiles gigantescas, finalmente se quita de en medio.

Una tercera posibilidad, el hecho de que el EZLN no es una guerrilla ni aspira a convertirse en un partido "legal", no existe para ellos. Ni es comprensible para los grandes medios, ni tampoco para una izquierda más razonable, no liberal que carga con los paradigmas del pasado. No comprenden así por qué cuando los zapatistas proponen una gran campaña política, queman todos los puentes hacia la izquierda institucional mexicana. Se toca un punto sensible: ¿es mejor tener el gobierno de Lula o el de Cardoso? ¿Zapatero o Aznar? ¿Prodi o Berlusconi? ¿Bush o aquel candidato demócrata del cual nadie recuerda más el nombre?

En los últimos años, muchos de quienes han simpatizado fuertemente con el EZLN han vuelto la mirada a Venezuela y a la trayectoria de Hugo Chávez. Ahí todas las cuentas salen: hay gran efervescencia y movilización social y civil, pero también un presidente, una nueva Carta Constitucional, un ejército, para ofrecer la suspirada "salida política", sin la cual cualquier movimiento o construcción de alternativas está destinado a quedar en el limbo de la posibilidad, en el más puntual y disperso fenómeno: en una suma inútil.

Opiniones de este tipo, inclusive con una fuerte carga de resentimiento, fueron escritas también en La Jornada, donde se dijo: ¿por qué excluir la posibilidad, junto a una vasta activación civil y ciudadana, de un gobierno de izquierda? Y el mismo consejo del Foro Social Mundial (FSM) no sólo no ha considerado nunca seriamente la influencia zapatista en las decenas de miles de personas que viajaron a Porto Alegre, Mumbai, Florencia o París, sino que ha convocado a uno de los FSM "policéntricos" de 2006 en Venezuela, porque la conquista del gobierno nacional, no obstante la decepcionante experiencia brasileña y el empujón de los "soberanistas" franceses de Attac, es un mensaje que, para ellos, debe ser lanzado claro y fuerte. ¿Responderá positivamente el consejo del FSM al llamado del EZLN, que mientras propone Encuentros Intergalácticos, cita, no por casualidad, el lema: "otro mundo es posible"?

Está también otro tipo de reacción a la Sexta Declaración: el de las redes sociales que fueron el cuerpo del movimiento altermundista. Su respuesta es menos visible, más reflexiva, dominada por un sentimiento ubicado entre la sorpresa, el alivio y la preocupación. La sorpresa, porque la elección de cultivar el jardín propio, es decir, promover la autogestión y la autonomía de la comunidad indígena rebelde -los caracoles- parecía definitiva. Un mensaje que parecía decir: abandonemos la escena nacional, aun si mantenemos nuestros nexos internacionales, para demostrar que de cara a la violencia y a la estafa del poder podemos crear a partir de nosotros mismos, en nuestro terreno, un mundo nuevo. El alivio, porque por muchas razones de aquella elección se percibían como aislacionistas al bajar el volumen de la Radio Rebelde zapatista, que era escuchada fuerte y clara en todos los continentes.

Los zapatistas están poniendo en riesgo todo aquello que esas fuerzas habían conquistado hasta ahora. Por esta razón, observadores agudos del fenómeno zapatista o lejanos entre ellos, como Immamnuel Wallerstein y Raúl Zibechi, pueden hablar de una "segunda revolución" o "segunda fase" del zapatismo. Y poner en riesgo aquello que ha representado el inicio del nuevo movimiento, la "revolución" que ha abierto el nuevo siglo, como la de Emiliano Zapata inauguró el siglo XX, equivale a poner en peligro todo eso que, en torno al discurso zapatista, gracias a su novedad, ha sido creado en casi 12 años en México y en todo el mundo, incluido Porto Alegre.

El EZLN se propone crear "un nuevo modo de hacer política" para construir en México la alianza más vasta posible entre sectores sociales, políticos y culturales y aplicar un "programa nacional de lucha" hasta llegar a una "nueva Constitución". Confronta a los movimientos nacidos después del siglo con los movimientos revolucionarios y anticapitalistas que han hecho de la conquista del poder su objetivo principal, adecuando los medios para obtener el objetivo de conquistar. Los zapatistas vuelcan este paradigma y arrojan ellos mismos su historia, su capacidad de comunicarse y de organizar en la dirección opuesta: la que busca cambiar su país por otros medios, coherentes con el fin. Será la democracia más radicalmente conocida, nacida en el day after del aniquilamiento de la democracia liberal-nacional de parte de la "bomba neoliberal".

El mensaje que viene de la Sexta Declaración es muy simple: vivimos ya nuestro futuro, debemos hacer que viva también en nuestras mentes, en nuestros corazones, en nuestra capacidad de estar juntos.

Solecito Director del semanario italiano Carta

Traducción: Guillermo García Espinosa de los Monteros
Mira també:
http://www.jornada.unam.mx/2005/jul05/050729/020a1pol.php

This work is in the public domain

Comentaris

La interpretación
29 jul 2005
Luis Javier Garrido


El México de hoy no es entendible sin los campesinos indígenas zapatistas de Chiapas, sin su ejemplo de valor, de rebeldía y de dignidad, y sin su congruencia y su actitud ética, por ello sorprende la multiplicidad de interpretaciones que se han dado a este nuevo paso que están dando.

I. El anuncio zapatista de que pasaban a esa "otra cosa" a la que había hecho referencia el comandante Tacho en la plaza de San Cristóbal de las Casas en 2003 se ha ido definiendo en 10 documentos dados a conocer en junio y julio de este 2005. Y, sin embargo, las dudas siguen y han proliferado las interpretaciones sobre lo que viene.

II. La primera y más generalizada interpretación entiende que este "nuevo paso" constituye una iniciativa política de carácter nacional e internacional de gran valor en el contexto de la globalización y de la escalada devastadora de las políticas neoliberales en América Latina para encontrar una alternativa, y que constituye un riesgo para ellos por la naturaleza que guarda el poder político a nivel nacional y regional, pero que puede contribuir de manera fundamental a definir la organización de la sociedad en el siglo XXI. La campaña nacional anunciada por los zapatistas se entiende que es consecuencia del análisis que han hecho del contexto global y de la realidad nacional, y sobre todo de su experiencia personal y colectiva luego de los casi 12 años de guerra económica, política y militar que han enfrentado durante los gobiernos neoliberales de Salinas, Zedillo y Fox, y de su lucha de resistencia para encontrar en la autonomía mejores condiciones de vida, por lo que ahora esta lucha no es ya sólo por ellos ni sólo con ellos, sino por todos los explotados y desposeídos. La posición que ha guardado en los últimos decenios "la clase política" de los tres principales partidos de México -como ha sido también el caso en la mayor parte de los países euroccidentales-, cuyos integrantes han sido funcionales a los organismos financieros internacionales y a los intereses de las multinacionales, y han hecho de la toma de decisiones procesos ajenos a los intereses y a la voluntad del pueblo, presenta por ello como prioridad discutir y encontrar nuevas formas de hacer política, y de organizar el poder, para lo cual se entiende que es fundamental discutir un programa nacional de lucha de izquierda que constituya una alternativa a la destrucción neoliberal y debatir incluso el proyecto de una nueva Constitución. Todo ello no como discusión teórica, sino como una forma de crear las condiciones para una organización nueva y diferente de las fuerzas políticas de izquierda, lo que ha supuesto que se dé un lugar importante en este proceso a las organizaciones sociales.

III. La otra interpretación, que aparece más en foros y conferencias que en artículos periodísticos, y que hacen suya militantes de izquierda, incluyendo a miembros del FZLN, es que la iniciativa del EZLN va dirigida no nada más a buscar esa alternativa programática y política al neoliberalismo depredador, que es tan urgente, sino que tiene una intencionalidad política en el contexto que vive el país, que sería impedir que llegue en 2006 un gobierno "reformista", como califican al posible gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el que por sus políticas sociales tendería a conciliar intereses y a legitimar las formas tradicionales de hacer política, en tanto que los posibles gobiernos de Madrazo o de Creel, al extremar las políticas neoliberales y confrontar los derechos de las mayorías no podrían conducir más que al estallido social y a hacer viable, a su juicio, la instauración de un gobierno popular. Tales intérpretes consideran incompatible adherirse a las tesis de la iniciativa zapatista si no se rechaza abiertamente toda participación político-electoral y no se condena al que será el candidato del PRD, ya que supuestamente la campaña de la Sexta, bajo el lema que se vayan todos, debería esencialmente tender a minar las posibilidades del ya casi ex jefe de Gobierno. Dicha lectura parte del hecho de que los zapatistas, que han criticado con mucha razón al PRD y a muchos de sus hombres, no hacen en estos textos la crítica de Vicente Fox ni de la responsabilidad personal que éste ha tenido en el desmantelamiento de la nación, en la entrega ilegal de nuestros recursos estratégicos básicos al capital trasnacional, en haber trasladado funciones del gobierno mexicano a agentes de Estados Unidos y en la consolidación de las tradicionales estructuras de corrupción y del sistema político tradicional. Tales interpretaciones de la Sexta buscan presentarla más que como iniciativa dirigida contra el proceso electoral de 2006 y contra las formas tradicionales de hacer política, contra López Obrador, tal como han hecho sin escrúpulo buena parte de los medios masivos de comunicación y como hiciera también Fox el 28 de junio, en un exabrupto más de los que acostumbra, en el que evidenció su tontería y su perversidad al asumir además que los integrantes del EZLN se hallarían a punto de dejar armas y pasamontañas.

IV. La iniciativa de los zapatistas no se delineará más claramente, en todo caso, sino tras el diálogo al que han convocado con las organizaciones sociales y con todos los que se adhieran a la Sexta Declaración, el que iniciará en Chiapas, en agosto y septiembre. Configura sin duda riesgos para ellos, que son los que menos tienen, y que esta vez arriesgan una vez más sus vidas y su integridad saliendo de sus comunidades "erguidos como un pingüino" en la búsqueda de un nuevo camino para todos, y que son, además de riesgos personales, riesgos políticos. Es por ello que de todos tiene que depender en este proceso el que esta vez aparezca con más claridad la vía para hallar esas nuevas formas de organización popular y para derrotar al proyecto neoliberal, que sigue en pie, a pesar de sus fracasos en todo el mundo.

El mayor riesgo para los zapatistas será el que puede provenir de su relación con las organizaciones sociales y con las formas tradicionales de hacer política, que los franceses llaman la politique-politicienne. Julio Cortázar, quien de haber vivido estos años en que los zapatistas han dado tanto a México y al mundo se habría solidarizado con ellos más que nadie, explicó las cosas con ideas muy suyas. Una hoy nos sirve para decir esto, de otra forma: si los zapatistas sucumben a la tentación de hacer una política tradicional, entonces dejarán de ser los cronopios que hasta ahora han sido.
Mira també:
http://www.jornada.unam.mx/2005/jul05/050729/021a1pol.php
Sindicato Sindicat