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Carta abierta a Matilde Asensi
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per Ã?lvaro DÃez Astete Correu-e: pablocingolani@yahoo.com.ar (no verificat!) |
28 jun 2005
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"Tengo que dirigirme a usted en esta Carta Abierta para proponerle una lectura reflexiva de su propia novela, “El origen perdidoâ€?, en cuanto a algunos extremos que mi ética personal y profesional ha encontrado inaceptables en más de un aspecto.(...)SerÃa comprensible y aceptable la falta de conocimientos sobre la etnologÃa boliviana y en particular sobre los Toromona, en una novela de imaginación libre; pero sucede que todo lo básico que se afirma en su novela sobre esta etnia “está dichoâ€? por mi persona, con mi nombre y apellidos verdaderos". |
CARTA ABIERTA A MATILDE ASENSI
Por Ã?lvaro DÃez Astete
La Paz. 19 de junio, 2005.
Señora
Matilde Asensi
España.
Señora:
Tengo que dirigirme a usted en esta Carta Abierta para proponerle una lectura reflexiva de su propia novela, “El origen perdido�, en cuanto a algunos extremos que mi ética personal y profesional ha encontrado inaceptables en más de un aspecto.
Me refiero al tratamiento que usted ha dado al tema –y sus fuentes- que conciernen a la resolución de su obra, lo cual impresiona tanto por las inexactitudes y equÃvocos que llevan, como y más por el uso indebido y penosamente trastocado que se hace de la base de su relato, que no es otra que la Expedición Madidi de Bolivia, a la que no menciona siquiera con una simple nota de pie de página, como si la Expedición que alimentó su novela de manera decisiva no hubiera existido jamás, pese a que usted se sirvió de su abundante información provista por el Internet.
Precisamente como usted misma lo ha declarado, gracias al recurso del Internet es que se materializó su “inspiraciónâ€?, sin conocer directamente Bolivia ni la realidad sociocultural de mi paÃs, encontrando “en la Redâ€? a la Expedición Madidi, que es un emprendimiento de investigación pluridisciplinaria en la AmazonÃa boliviana, y que como usted sabe, desde su origen tuvo las siguientes caracterÃsticas (que aquà resumo para otros lectores de esta comunicación):
1. El historiador y periodista Pablo Cingolani creó y organizó el año 2000 “un emprendimiento multipropósito denominado genéricamente Expedición Madidi�, al que desde sus comienzos fui invitado a participar, en calidad de Asesor Etnográfico.
2. Por la importancia de esta iniciativa y la probada solvencia de sus protagonistas, ella fue declarada De Interés Nacional, por el Congreso de la República de Bolivia, y consecuentemente contó con una primera subvención gubernamental.
3. El apoyo recibido de parte del Estado y la participación ciudadana, además de dirigirse al propósito principal de realizar una exploración geográfica en tierras aún ignotas del paÃs (con un correlato necesario para la situación limÃtrofe de Bolivia con el Perú), intentaba verificar si aún existÃa o no existÃa una etnia -los Toromona- en las lindes del Parque Nacional Madidi o más allá él, en la selva amazónica del departamento de La Paz. También comprometÃa la investigación sobre el paradero de Lars Hafskjold, agrónomo noruego quien desapareció en 1997 buscando a los Toromona, precisamente en el escenario de nuestra expedición. De hecho todo ello planteaba una voluntad desmesurada y no obstante urgente, que asà fue asumida por propios y extraños.
4. El año 2001 la Expedición incluyó en sus objetivos la realización de campañas de salud apoyadas por el Ministerio de Salud en poblaciones aisladas, encontradas en el recorrido hacia las nacientes del RÃo Heath; talleres de educación ambiental apoyados por el Servicio Nacional de Ã?reas Protegidas de Bolivia (SERNAP); el levantamiento de una conciencia de autoestima y sentimientos de dignidad entre los habitantes de esas tierras centenariamente abandonadas por el Estado nacional y, con todo ello, la apertura de campañas en las ciudades sobre la preservación social del medio ambiente y la valoración de las culturas originarias. En este sentido, aunque Pablo Cingolani como director de la Expedición Madidi (2000-2005) ya lo ha hecho conocer de modo pertinente y con resonancia amplia, nacional e internacional, remarcaré que para sustentar oficialmente este inusitado emprendimiento, el equipo trabajó en coordinación con las máximas instancias del Estado boliviano vinculadas a la salud pública, la protección del medio ambiente, la antropologÃa, la arqueologÃa y la cultura. También con las máximas autoridades polÃtico-administrativas del departamento de La Paz, la Subprefectura de la provincia Franz Tamayo y los Municipios de Pelechuco y Apolo, como consta en el informe “Expedición Madidi y el conflicto con ‘El origen perdido’ (2005)â€?, que seguramente usted tiene en sus manos.
5. Desde ya en los últimos tiempos la Expedición Madidi sufrió merma en sus recursos económicos, y por eso no se pudo alcanzar hasta ahora los objetivos planeados. Pero no hubo ninguna merma en la voluntad y convicción de sus protagonistas para continuar, ahora y en el futuro, con estas exploraciones cientÃficas y humanistas, espÃritu realmente inspirado en las lecciones de vida que nos dejaron, por ejemplo el primer explorador de esa región, el coronel boliviano José Manuel Pando (1897), el naturalista sueco Erland Nordenskiöld (1905) y el coronel inglés Percy Harrison Fawcett (en 1911, desaparecido en la selva brasileña en 1925), decenas de anónimos lugareños que se aventuraron en pro de ensanchar la nacionalidad boliviana, o el mencionado biólogo noruego Lars Hafskjold, a quien usted incluye en su novela sin ningún prurito de cita legal, siendo que la Expedición MadÃdi lo incluÃa a él y su destino final de modo preponderante, y este es otro tema que usted utilizó como si hubiera salido de su coleto y no de nuestros esfuerzos, alentados por el mismo gobierno de Noruega.
6. Ahora bien: aunque muy incómodo en este campo, estoy obligado a dirigirme a usted hablando ya sólo por mi mismo, y créame señora que no me interesa nada más que establecer la verdad empÃrica de este injusto asunto que afecta a la Expedición Madidi, en el cual me veo involucrado, y esto al margen de mi ego o el suyo:
a) SerÃa comprensible y aceptable la falta de conocimientos sobre la etnologÃa boliviana y en particular sobre los Toromona, en una novela de imaginación libre; pero sucede que todo lo básico que se afirma en su novela sobre esta etnia “está dichoâ€? por mi persona, con mi nombre y apellidos verdaderos. Aparezco forzadamente en su obra como un personaje citado por la necesidad de la trama que debÃa recurrir a la autoridad profesional de un antropólogo, lo cual sin embargo es menoscabado por la ligereza de la autora, antes que ser abordado con el expectable acento de una novelista mÃnimamente respetuosa y responsable de sus fuentes “realesâ€?; asà viene esto en los siguientes aspectos textuales de la novela de usted:
“Una de las primeras cosas que encontraron [en la Red] sobre el Parque
[Nacional Madidi] fue una entrevista hecha a un tal Ã?lvaro DÃaz Astete, conocido
de EfraÃn y Marta [¿?] que habÃa sido Director del Museo de EtnografÃa de Bolivia
y era autor del único mapa étnico de este paÃsâ€? (pag. 401).
En primer lugar nunca hice ninguna entrevista pública con nadie al respecto. La fuente amañadamente ocultada, es la entrevista que Pablo Cingolani sà concedió a la periodista Leila Guerreiro (“El llamado de la selva� Revista La Nación, 19.08.01, pag. 36), donde la periodista recoge que:
“Ã?lvaro DÃez Astete, autor del Mapa Étnico de Bolivia, ex Director deInvestigaciones del Museo Nacional de EtnografÃa y Folklore(…) dice que es muy probable que existan tribus no asimiladas en la región del Madidi, y en las nacientes del RÃo Heath y en el Valle del RÃo Colorado. Y que una de estas tribus podrÃa ser la Toromonaâ€?. (…).
Como se ve, no soy en la versión de esa entrevista emitida por Internet, (ni naturalmente en la mÃa) “director del Museo de EtnografÃa de Bolivia. En cuanto al mapa étnico nadie dijo que es el “únicoâ€? de “este paÃsâ€?, aunque en la realidad es el más utilizado académicamente y de modo oficial, Mapa, en el que los Toromona figuran con un signo de incógnita. Tampoco soy el “únicoâ€? autor de él, sino que este ha sido elaborado juntamente con otro especialista, el antropólogo Juergen Riester (bajo el patrocinio de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno y financiado por el Banco Mundial –World Bank, 1994- y que verdaderamente se llama Mapa Etnico-territorial y Arqueológico de Bolivia, que además contó con el aporte de los arqueólogos Juan AlbarracÃn Jordán y David Pereyra.
Acerca de la existencia de los Toromona, esa entrevista a Cingolani en La Nación de Buenos Aires dejaba ver sin lugar a dudas “que una de estas tribus podrÃa ser la Toromonaâ€?, y no, como usted pone:
“En ella [la falsa entrevista] DÃaz Astete afirmaba que estaba seguro de que
existÃan tribus no contactadas en la región del Madidi, en las nacientes del RÃo
Heath y el valle del RÃo Colorado. Pero lo más sorprendente era que
alguien como él aseguraba que uno de esos grupos étnicos no
asimilados era el de los Toromona�. (pag. 401).
¿Por qué, señora Asensi, tuvo usted la facilidad de decir que yo “asegurabaâ€? que los Toromona existen como “tribuâ€?, sin consultar al recurrido “Ã?lvaro DÃaz Asteteâ€? real?; pues él, en tanto antropólogo profesional, es imposible que hubiese hecho tal afirmación a usted o a sus personajes. Si usted necesitaba rodear de algún impacto de credibilidad a su novela, podrÃa haber guardado consideraciones de respeto intelectual a sus “fuentesâ€? y, de hecho, a si misma; debiera haber consultado, constatado e incluso refutado tales “afirmacionesâ€? que me endilga, de modo ahora sà sorprendente.
Pero ello no para ahÃ, porque continuando casi velozmente se subtiende en mi voz (novelada), que se trataba de
“una tribu, misteriosamente desaparecida en la guerra del caucho del siglo
XIX� (pag. 401),
cuando es universalmente sabido que en la AmazonÃa boliviana (y peruana y brasileña), durante “la guerra del caucho del siglo XIXâ€? ningún pueblo étnico desapareció misteriosamente, ni se trató de una guerra, sino que numerosos pueblos fueron criminalmente exterminados, fÃsica y culturalmente, por el proceso de esclavización que sufrieron en el embate de la explotación feudal-mercantil del Caucho –o goma elástica, o hevea brasilensis-, y sus sobrevivientes sometidos a un duro etnocidio hasta la primera mitad del siglo XX (y si lo quiere saber, hasta el dÃa de hoy).
Frases después, más allá de (imprecisos, vagos) datos históricos que habrÃan fraguado la leyenda de El Dorado o PaititÃ, insiste:
“los Toromonas se daban por desaparecidos desde hace más de un siglo y
constaban como oficialmente extinguidos, por eso las declaraciones de DÃaz Astete sobre la posibilidad de que siguieran subsistiendo entre los grupos no contactados del Madidi reforzaba nuestra convicción de que…â€? etc, (pag.401).
De ahà en más, pasa a mostrar su propia imaginerÃa novelesca, como tal legÃtima, sobre los Toromona, aunque de forma chocante y caricaturesca, lo que no nos interesa discutir aquÃ.
b) Pero no contenta con el brulote ya explicitado, usted seguirá tramando en otro lugar:
“Diaz Astete habÃa tenido razón en afirmar que todavÃa podÃan quedar Toromonas en la región del Madidi, aquella tribu supuestamente desaparecida durante la guerra del caucho del siglo XIX y que, según la historia, habÃa sido la gran aliada de los incas que se escondieron en la selva amazónica huyendo de los españolesâ€? (pag. 454).
Señora: ¿yo le dije a usted o a quienes supuestamente me entrevistaron, que “aquella tribu supuestamente desaparecidaâ€? “según la historia habÃa sido la gran aliada de los incasâ€?, etc, etc? Ciertamente no lo dije jamás, aunque tomando una amplitud de criterio, digo aquà y ahora, que desde una óptica limpia puede presumirse que la otrora gran nación de los Tacana (a la que pertenecÃan los Toromona por afiliación lingüÃstica), sà podrÃa haber cumplido ese papel de apoyo, lo cual aún por supuesto está sujeto a rigurosos estudios etnohistóricos.
Le diré con claridad señora Asensi, que el pueblo indÃgena Toromona existe como posibilidad, no como especulación. Y para verificar esa posibilidad las ciencias sociales, gracias al aporte de las ciencias exactas y naturales, son exigentes. Si una novela habla de la tribu de “los capullosâ€?, y está en la onda de la fantasÃa, pues bien que asà sea, y santas pascuas. Pero si habla de un grupo étnico cuya posible existencia depende de estudios serios, y más aún de una arriesgada Expedición en la vida real, y si la novela incluso se apoya en utilizar inescrupulosamente el nombre y trabajo verdaderos de una persona, para ponerlo a decir sandeces, como lo ha hecho usted, entonces estamos ante un suceso de soberbia contracultural, en toda la lÃnea.
Los miembros de la Expedición Madidi, responsables de ella ante el paÃs y ante nuestra conciencia no virtual, hemos atendido con cautela primero, y luego con preocupación indignada, la manera en que usted ha utilizado en la parte medular y más importante de su novela todos los hechos principales que la Expedición Madidi desarrolló en la vida real, convirtiéndola en la fuente y clave de su estructura narrativa final, sin siquiera nombrarla. CorrespondÃa hacerlo, especialmente dado el carácter oficial y la resonancia internacional que el emprendimiento tuvo, tiene y tendrá.
El director de la Expedición Madidi y a través de él todos quienes ahora nos expresamos solidariamente, le decimos a usted que en “El origen perdido� –al margen de sus logros o alcances literarios y económicos, al margen de ello- se ha perdido la posibilidad de un encuentro rico, veraz y auténticamente creativo, que pudiera haberse dado entre la autora y sus fuentes reales, en torno a un asunto tan crucial para su novela cuanto más crucial para el testimonio cultural sobre la desconocida Bolivia, que nosotros hemos tratado de imprimir, no merced a una editorial cualquiera sino en la conciencia social de nuestro pueblo.
Su novela, señora Asensi, a mi juicio está sensiblemente empañada, y lo único que me cabe esperar como escritor y antropólogo boliviano, partÃcipe de la Expedición Madidi, es sólo que usted comprenda en su completa dimensión esta mi Carta Abierta.
Atentamente
Lic. Ã?lvaro DÃez Astete
Asesor Etnográfico
Expedición Madidi.
Coda inevitable (por Pablo Cingolani)
Es un imperativo moral para quien escribe, presentar a don Ã?lvaro DÃez Astete a los lectores de esta carta. Me mueve a ello su insobornable compromiso en la defensa de la dignidad y la memoria de los pueblos originarios de la AmazonÃa que no sólo sella la carta precedente sino que signa gran parte de su labor como antropólogo y escritor.
Nacido en La Paz en 1949, de madre cruceña y padre beniano, es decir amazónicos ambos, DÃez Astete puede ser considerado como uno de los mayores especialistas bolivianos en etnografÃa amazónica.
Tiene una vasta producción bibliográfica antropológica, donde es preciso destacar los siguientes aportes: Etnicidad y etnocidio en Bolivia (Casa de las Américas, Nº 155-156, La Habana, Cuba. 1986 y también en Arinsana, Cuzco, 1986); Hacia un Inventario crÃtico de etnotecnologÃas en Bolivia (IV Encuentro de Estudios Bolivianos. Cochabamba, 1986); Mapa EtnolingüÃstico de Bolivia (Arinsana, Cuzco, Nº 1., 1986); Las etnias en Bolivia (En Hugo Boero Rojo, Enciclopedia Bolivia Mágica (p. 109-147). La Paz, Editorial Vertiente, 1993;, Interculturalidad en Moxos (La Paz, MUSEF, 1995); Etnias y Territorios IndÃgenas (con Riester, Jüergen. En: Comunidades, Territorios IndÃgenas y Biodiversidad en Bolivia Ed. Kathy Mihotek, Santa Cruz de la Sierra, UAGRM-Banco Mundial, 1995); Mapa Étnico Territorial y Arqueológico de Bolivia (con Riester, Jüergen et al.) La Paz, UNGRM-Banco Mundial, 1995); Pueblos IndÃgenas de las Tierras Bajas-CaracterÃsticas principales (con Murillo, David. La Paz. Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación, VAIPO, Programa IndÃgena-PNUD, 1998); AmazonÃa boliviana. Necesidades básicas de Aprendizaje (La Paz, Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, 2002).
Su obra literaria también es extensa e incluye tÃtulos como Viejo vino, cielo errante (1981), Devoración (1983), Abismo (1988), Cuerpo presente (1989), Púrpura profunda (1993), Homo demens (2001). Todos ellos han sido reunidos en un volumen bautizado Escritura poética elemental (Plural, La Paz, 2003). |
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Comentaris
Re: Carta abierta a Matilde Asensi
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per pos |
29 jun 2005
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pos el llibre es entretingut, els problemes d propietat iteletual me la bufen molt de cantu. |
Re: Carta abierta a Matilde Asensi
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per Ygriega Y_igriega@hotmail.com |
15 ago 2005
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Sinceramente creo que este tio lo que le molesta es que matilde se haya hecho famosa a "costa" de su esfuerzo, pero realmente el "Tipo" este no sabe aprovechar el momentum de este tiron y debe pedir MAS a su pais o a los interesados en ver hecho realidad lo que de verdad nos incita Matilde que es el apreciar nuestro pasado etnico y no perder nuestra verdadera identidad, no con eso podemos pasar un gran momento disfrutando de una bellisima historia, que jolines es solo una Novela que no fa mal a ningu.
Y_igriega ARROBA hotmail.com |
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