En el vídeo coral Hai que botalos artistas e intelectuales tratan de mostrar una realidad de Galiza que se oculta bajo la presión de la censura mediática o del desinterés por realidades que de tan esperpénticas resultan difíciles de verbalizar para una mentalidad urbanita. De entre ellos destacan dos cortos: el protagonizado por Mabel Rivera -la cuñada en Mar Adentro- con el título "O partido" y el llamado "carretaxe", un reportaje documental que habla por sí solo. En ambos se muestra lo que es una práctica común por el PP, el acarreo de votos casa por casa hasta el colegio electoral donde aprovechan para asegurarse un voto favorable por parte de las personas que son así desplazadas.

Esta realidad, que solo puede entenderse aceptando la fuerte implantación de un caciquismo decimonónico en una sociedad rural y envejecida, ha experimentado un salto cualitivo en estas elecciones que reflejan una voluntad de acometer la transición del franquismo a la democracia que aún está pendiente de ser realizada en Galiza. En los comicios municipales que siguieron a la catástrofe del Prestige, el aparato propagandístico del PP consiguió crear la ilusión de una victoria electoral, cuando lo significativo de aquellas elecciones fué la pérdida de la práctica totalidad de las ciudades y cabezas de comarca. Esa tendencia se acentúa ahora amenazando con la pérdida de una mayoría absoluta que por sí misma hará imposible cualquier nueva manipulación.

Ante esta tesitura, el PP engrasa su maquinaria electoral y opera un salto cualitativo. Al igual que sucedió en las primeras elecciones ganadas por Fraga, el PP encuentra en la emigración el único salvoconducto que podría cambiar el signo de estos comicios.

En Buenos Aires residen más de 200.000 gallegos con derecho a voto en estas elecciones, lo que significa un 10% del total del censo electoral. La sociedad gallega en el exterior tiene un objetivo vital irrenunciable: volver a su tierra a reconocerse en ella, en los familiares que han dejado y en los que aún no conocen bien sea para visitarla antes de morir, o incluso para poder morir en ella. El PP lo sabe, y por eso utiliza a los emigrantes como mercancía electoral.

La foto que acompaña este artículo es un anuncio aparecido en el diario Clarín de Buenos Aires. Habla por sí solo. El PP organiza un viaje en avión "a las elecciones de Galicia" sabiendo que los emigrantes inscritos en el CERA deben votar por correo o a través del consulado. El objetivo no es por tanto traerlos a votar, sino mostrar a la sociedad gallega en el exterior que son los únicos capaces en traerlos a Galicia. El impacto sociológico es de una dimensión extraordinaria teniendo en cuenta el coste del viaje, de aproximadamente ochocientos dólores, en una sociedad que ronda los cien dolares de sueldo mensual.

Esperpento o surrealismo; es la realidad cotidiana en Galiza. Esta clase de prácticas son denunciadas ante los organismos que supuestamente deben encargarse de la limpieza de los comicios, organismos que archivan esta clase de denuncias por falta de indicios y renuncian a investigar su procedencia, permitiendo que se perpetúen y agraven en el tiempo.