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Anàlisi :: corrupció i poder |
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Depravados y criminales
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per El Sociólogo |
26 mai 2005
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Estos asuntos criminales y escatológicos como lo de las violaciones de bebés, no escapan a una ley sociológica eterna... |
Rehuyendo deliberadamente las honduras y terminologÃa de la especialidad psiquiátrica —las especialidades son la principal enemiga del verdadero “saberâ€?, de la sabidurÃa y del sentido común demasiado a menudo—, los perturbados de esas aberraciones que acaban de sacar a relucir para el regusto y morbosidad de mucha gente (y también para explotar su divulgación, análisis y recreo en los cÃrculos mediáticos para sus lectores y audiencias bajo la excusa de la libertad de información), son los mismos o los herederos morales de quienes cometieron aquellos espantosos crÃmenes de dos muchachas en Alcà sser cuyo juicio-farsa se celebró el año 1997, que hasta pudimos seguir por televisión de pago.
Personas muy “respetables� mezcladas con la población más respetable, que incluso están ahà como referentes por el significado solemne de lo que representan sus respectivas instituciones “respetables� y ellos mismos.
Ese es el perfil de este tipo de degenerados. LimpÃsimos por fuera, pútridos por dentro. No se los busque fuera. No se busque entre los desgraciados. No se vaya a las barranquillas. Están en los institutos anatómico-forenses, entre sacerdotes, obispos y cardenales, en la judicatura, entre militares, entre policÃas, entre opulentos. Esta es la pura realidad. Lo sé, simplemente por la naturaleza de las cosas, por el conocimiento que se tiene de la condición humana y de su tremenda capacidad para, con la capacidad mimética de algunos animales, ser capaces de vivir dos o tres vidas a un tiempo... Pero tegáse por seguro. O no volverá a saberse nada del asunto de las violaciones de bebés en poco tiempo —una vez exprimido mediáticamente hasta las heces, faltarÃa más— o todo será solapado por el secreto del sumario. Y todo lo más, pasado el tiempo, en los volúmenes de Jurisprudencia que manejan los juristas, éstos podrán conocer, inútilmente ya, las letras iniciales de nombre y apellidos de alguno de ellos que fue cabeza de turco y punta del iceberg.
Seguid al loro... |
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