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"Diez razones para oponerse a todos los Juegos Olímpicos"
24 mai 2005
"Diez razones
para oponerse a todos los Juegos Olímpicos"
(Revista Freedom- Anglaterra)
La revista inglesa anarquista Freedom publicó,
en su número 15 correspondiente al 3 de agos-
to de 1996, el artículo titulado "Diez razones
para oponerse a todos los Juegos Olímpicos",
en el cual nos basaremos para desarrollar este
artículo.

1. Nacionalismo
Los Juegos Olímpicos fomentan el nacionalis-
mo. El desfile de apertura del evento es toda
una gran orgía de banderas nacionales. Los
gobiernos invierten dinero en el entrenamiento
de sus atletas de élite para darse el prestigio
de obtener victorias olímpicas. En las Olim-
piadas, la competición entre atletas se ha con-
vertido en una competición entre estados de
tal forma que los atletas no pueden participar
si su país no participa. Las victorias indivi-
duales y por equipos son tratadas como vic-
torias nacionales y son azuzadas por los medios
de información de cada país reforzándose así
el nacionalismo. El acto de entrega de meda-
llas en el podio está acompañado de una iza-
da de banderas nacionales junto a la
interpretación del himno nacional del país al
que representa el atleta vencedor.
Los Juegos son una parte más de la dispu-
ta de los poderes políticos nacionales. De he-
cho la organización de unos Juegos forma parte
de la oportunidad de promocionar el prestigio
nacional. Todo tipo de estados (capitalistas,
comunistas, fascistas) han abrazado la idea de
organizar unos Juegos. Es de todos conocido
como el régimen nazi usó los Juegos de Ber-
lín en 1936 de forma propagandística. El na-
cionalismo como expresión ideológica duran-
te la guerra fría también se hizo presente en
las Olimpiadas. EEUU (junto a Canadá) boico-
teó los Juegos de Moscú en 1980 como protesta
por la invasión de Afganistán un año antes
por los soviéticos. Como réplica el bloque co-
munista boicoteó los Juegos de 1984 en Los
Ã?ngeles.

2. El mercantilismo de los Juegos Olímpicos
El máximo organismo olímpico, el Comité Olím-
pico Internacional (COI), trata los Juegos Olím-
picos como una mercancía que manejan las
grandes multinacionales, los imperios de la co-
municación y los países imperialistas (con
EE.UU. a la cabeza). Dicho organismo no tie-
ne ningún tipo de democracia interna y está
dirigido por una élite que únicamente se be-
neficia a sí misma. Los periodistas ingleses Vyv
Simpson y Andrew Jennings nos revelaron en
su libro Los señores de los anillos (1992) como
hasta la llegada de Samaranch, en 1980, el COI
tenía un déficit permanente mientras que aho-
ra está rodeado de miembros vitalicios con be-
neficios millonarios. Mencionan también la
corrupción existente entre los miembros del
COI, sobornados con costosos regalos por las
ciudades candidatas a organizar las Olimpiadas.
En 1998, de hecho, se destapó que varios
miembros del COI fueron sobornados por los or-
ganizadores de los Juegos de Invierno de Salt
Lake City para obtener su voto.
Las multinacionales participan en los jue-
gos patrocinando los Juegos o los atletas que
participan en ellos. En este último caso se bus-
ca que el éxito deportivo de un atleta esté
asociado a una marca determinada. De este
modo una medalla de oro es una forma de que
el patrocinador gane dinero. Al punto de que
en las Olimpiadas de Atlanta en 1996 la orga-
nización amenazó con quitarle el oro a una
nadadora porque compitió con un logotipo de
Pepsi en su gorra (quizás sea importante aña-
dir que Atlanta es la ciudad natal de Coca-
Cola). El precio que se paga por la
retransmisión del evento es altísimo y los Jue-
gos son un gran negocio gracias a la televisión
que gana dinero con los anuncios que los pa-
trocinadores pagan y es a través de la televi-
sión como el COI se convierte en una
multinacional más.
El dinero hace que el atleta se convierta
en un profesional que dedica todo su tiempo
al entrenamiento. En la primera mitad del si-
glo XX varios campeones olímpicos fueron des-
poseídos de sus medallas e inhabilitados para
participar en sucesivos Juegos por haber per-
cibido remuneraciones económicas que se con-
sideraron excesivas. Inicialmente los atletas
debían ser aficionados pero ante la evidencia
cada vez mayor de atletas profesionales encu-
biertos el COI varió en 1976 sus estatutos de
tal modo que los participantes pudieran ser
compensados económicamente por entrenar,
abriéndose así la puerta al profesionalismo de
los participantes.
La decisión de dónde se celebrarán los Jue-
gos es también un momento importante en el
calendario olímpico y en la elección de la sede
juegan elementos más económicos y políticos
que deportivos. En la actualidad ningún país
pobre está en condiciones de realizar unas
Olimpiadas. Los grandes beneficiarios de unos
Juegos son los especuladores inmobiliarios. La
ciudad corre con una buena parte de los in-
gentes gastos, y bajo este pretexto, los Juegos
se usan como coartada para una reestructura-
ción salvaje de la ciudad que va a causar pin-
gües beneficios al sector privado y que van a
deteriorar el medio ambiente. Se permite una
elevadísima inversión pública y se acometen
proyectos especulativos sin un auténtico de-
bate social. Por otro lado, se improvisan in-
fraestructuras turísticas para atender un
incremento de una demanda temporal, que be-
neficiaría a un sector privilegiado de inverso-
res a costa de ocasionar graves problemas a
medio plazo al conjunto del sector.

3. Competitividad
Los Juegos Olímpicos son por esencia compe-
titivos, y en ellos, lo más importante es ganar
y no participar, contradiciendo la famosa fra-
se del fundador de las Olimpiadas Modernas,
el barón de Coubertain. Hay quienes opinan
que nunca hubo un espíritu olímpico y que
desde su fundación moderna el principal ob-
jetivo de los Juegos fue buscar un divertimento
entre países ricos.
El establecimiento de un sistema de pre-
mios (medallas olímpicas) significa que es ne-
cesario vencer a toda costa. La presión que se
ejerce sobre los atletas ha llevado a una gran
competencia entre los participantes. Esta pre-
sión ocasiona que exista el uso de drogas ilí-
citas (y también las lícitas), uso de técnicas de
entrenamiento secretas, intentos de manipu-
lación psicológica a los adversarios y someti-
miento al cuerpo a límites extremos con el
riesgo de causar lesiones.
El deporte debería ser un elemento satis-
factorio y benéfico para el cuerpo, tanto fí-
sica como mentalmente. Y sería necesario
que realmente lo primordial fuera participar
y no llegar a la victoria y no una competi-
ción de élites entre atletas y países. Y por
otro lado al deporte popular se le escatiman
los recursos públicos que con tanta prodiga-
lidad se destinan a la organización de los
eventos olímpicos.

4. Machismo
Desde el principio en los Juegos ha habido
más hombres que mujeres tanto como parti-
cipantes como entrenadores. Las atletas fe-
meninas reciben menos fondos y además
tienen menos deportes considerados como
olímpicos. Muchos comités olímpicos nacio-
nales no tienen mujeres entre sus miembros
o no envían mujeres a los Juegos. Hasta las
Olimpiadas de Amsterdam en 1928 las muje-
res no pudieron participar (discriminadas por
el propio Coubertain) salvo en deportes con-
siderados menos "masculinos" como el tenis
y la natación.

5. Racismo
El lema olímpico por excelencia es: "Citius, Al-
tius, Fortius" (más rápido, más alto, más fuer-
te). Esto es, los lauros se los llevará el
competidor más alto, más rápido y más fuerte.
Otra forma de racismo radica en que los
Juegos Olímpicos los crearon élites europe-
as a partir de deportes occidentales. A tra-
vés de las Olimpiadas muchos de estos
deportes se han ido imponiendo en otros pa-
íses aunque realmente no fueran deportes
populares. Por el contrario, muchos otros de-
portes no occidentales y con gran populari-
dad en otros países no aparecen como
deportes olímpicos.
En las Olimpiadas de 1904 en Saint Louis
(EEUU) , durante la apertura los organiza-
dores inauguraron el desfile con un espec-
táculo llamado Anthropological Day. Dicho
desfile se componía por personas que repre-
sentaban razas "inferiores": negros, mesti-
zos y enanos. De hecho la organización hizo
una competición paralela para negros, indios
y orientales.

6. Violencia
No hay que olvidar que en el origen de los
Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia se
enaltecía el espíritu guerrero de los partici-
pantes. De hecho cínicamente durante el pe-
riodo de las Olimpiadas se paralizaban los
conflictos bélicos que se estuviesen mante-
niendo. Los deportes practicados eran lucha
libre, lanzamiento de disco y jabalina, ca-
rreras campo a través, boxeo, carreras de ca-
rros, una lucha violenta conocida como
Pankration. Actualmente deportes como el
boxeo, el tiro al arco o la jabalina tienen esa
clara procedencia guerrera.
Los deportes por equipos pueden desen-
cadenar violencia e incluso en ocasiones pue-
den formar parte (o una continuación) de
las guerras actuales. En los primeros Juegos
Olímpicos en 1896 en Atenas se estimuló el
nacionalismo griego de tal modo que en 1897
Grecia entró en guerra con Turquía. Así pues,
aunque inicialmente las Olimpiadas se hi-
cieron para hacer prevalecer la paz y la ar-
monía, se han convertido en otra arena que
sirve como continuación de la violencia en-
tre países rivales.

7. Fama y Celebridad
Los Juegos Olímpicos se centran en la cul-
tura de las estrellas dejando fuera de juego
a otros participantes que no forman parte de
esa élite. Los espectadores se identifican con
los héroes olímpicos a los que atribuyen vir-
tudes como el coraje, la integridad y la en-
trega.

8. Intensificación de la tecnología
Cada vez más el avance de la ciencia y la tec-
nología se usa como parte del entrenamien-
to. Las drogas legales o ilegales son parte de
estos avances. Los cuerpos son considerados
como máquinas con el único cometido de
vencer. Muchas veces la salud del atleta se
puede ver perjudicado por el uso de esta tec-
nología. Todo ello conlleva el agravio entre
atletas y países que no tienen la posibilidad
de usar estos métodos, creando otro modo
adicional de "racismo".

9. Sistema de valores competitivo
Se infunde en los espectadores de las Olim-
piadas (fundamentalmente hombres) un sis-
tema de valores competitivo que lleva
asociado la impronta del éxito. Todo esto lle-
va al espectador a asumir la propia vida como
si fuese una competición en la que hay que
luchar con los demás para tener éxito.

10. Reducción de las libertades civiles
Durante los Juegos Olímpicos el gobierno eli-
mina muchas de las libertades civiles con el
argumento de la seguridad. La organización
de las Olimpiadas de México de 1968 fueron
las primeras que no se realizaban en un país
rico y cientos de policías fuertemente arma-
dos participaron en la ceremonia de apertu-
ra. El motivo fue que se habían realizado
muchas protestas contra los gastos del even-
to (unos 50 millones de dólares de la época).
Una semana antes de iniciar las Olimpiadas
los estudiantes reclamaban el abandono de
las obras de la ciudad universitaria como con-
secuencia del despilfarro olímpico. La policía
intervino y más de 80 estudiantes fueron
asesinados.
Mira també:
http://www.otromadrid.org/m2012/

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Comentaris

Re: "Diez razones para oponerse a todos los Juegos Olímpicos"
25 mai 2005
Tot això ja ho vem dir els que estàvem contra les olimpíades de Barcelona del 92 i vem poca gent ens va voler escoltar, al contrari, se’ns va dir de tot i fins hi tot se’ns va criminalitzar. Segur que molts dels que estan avui encontra de les de Madrid, tan sols perquè és Madrid, van estar d’acord amb les de Barcelona i van forma part de la massa de babaus que s’enorgullien de la Barcelona ’92.
Re: "Diez razones para oponerse a todos los Juegos Olímpicos"
25 mai 2005
xavi tranqui....
Re: a zen
25 mai 2005
Jo estic molt tranquil. Què t’ha fet pensar que estic nerviós?.
Salutacions.
Re: "Diez razones para oponerse a todos los Juegos Olímpicos"
25 mai 2005
hi ha molt bons motius per situarse en contra d les olimpiades, no cal arrivar a dir tonteries com algunes k surten en aquests deu punts...
Sindicato Sindicat