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Notícies :: guerra
La nueva cara de la protesta contra la guerra
29 abr 2005
El intento de colonizar Irak sigue dejando un reguero de sangre abominable sobre las conciencias de todos los seres humanos del planeta ,día tras día. La responsabilidad de los americanos, reeligiendo a Bush pesa como una losa sobre nuestra capacidad de entendimiento. Pero detrás del muro de axfisia y del pretendido poder omnipresente que levanta el tirano y todos sus pretorianos, hay, se han descubierto, señales de vida, nos llegan pequeños mensajes de almas gemelas, en cerca de 765 ciudades del imperio que necesitan, tanto como nosotros, nuestro reconocimiento a sus desvelos, sus esfuerzos. El 1 de mayo, de nuevo esta vez en Nueva York por el desmantelamiento de la amenaza nuclear americana y contra las guerras
Fuente : The Nation | Autora : Karen Houppert | Traducción : ErZOto

Un domingo por la tarde del mes de febrero, un joven lanza su llamamiento ante una sala llena con 400 militantes contra la guerra que se han reunido en Sant Louis durante tres días para debatir una estrategia sobre como poner fin a la guerra de Irak. « Soy probablemente el militante con más experiencia de mi organización y eso que sólo llevo un año, militando », dijo Michael Hoffman, de 25 años, « necesitamos vuestra colaboración para la logística. » A cambio promete que su grupo haría de escudo humano. « Cuando haya manifestaciones masivas, estaremos en cabeza. Diremos que hacéis todo lo posible para respaldar las tropas y que exigimos que se ponga fin inmediatamente a esta guerra de manera que los soldados puedan regresar y ponernos a su servicio cuando hayan vuelto. »

Su discurso fue breve, pero uno de los pocos respaldado con vítores y aclamado por una ovación de los delegados de « United for Peace and Justice » [1], puestos en pié, una coalición nacional de más de 1000 grupos contra la guerra. Cuando bajó del estrado y se abrió paso entre los asistentes, parecía impresionado por la reacción de estos - claramente sorprendido en su faceta de resistente contra la guerra.

Hasta el verano del 2003, Michael Hoffman estuvo en los Marines del 10º regimiento. Hoffman nos comenta que desde el principio creyó que era una guerra por el petróleo, había sido separado del servicio antes que su unidad embarcara para Kuwait en febrero del 2003. Pero dos días antes de licenciarse, su sargento le llamó para hacerle saber que el Secretario de la Marina había decretado un « stop loss » lo que significaba que los soldados considerados necesarios para la guerra no podían finalizar el servicio como prometido ; Hoffman iria a Irak en vez de volver a su casa en Allentown, Pennsylvania. Lo que Hoffman vio cuando su unidad llegó a Irak el 20 de marzo no hizo más que reforzar su oposición a la guerra. « Viendo las victimas civiles y el horror de lo que hacíamos y la destrucción que imponíamos a ese país, era evidente que nunca tuvimos en mente la mejora de la situación de los irakies », dijo.

Hoy, Hoffman es cofundador de una organización reciente de veteranos contra la guerra de Irak [2] y también un activista importante de la estrategia emergente del movimiento por la paz. Los militantes contra la guerra están resueltos a convertir al ejército en uno de los pilares básicos del movimiento, insistiendo tanto en los puntos débiles del esfuerzo que hace el gobierno para poder mantener la guerra - la vacilante campaña militar para reclutar nuevos soldados - como la incorporación de los elementos de la tropa contra la guerra. Recordando quizás la integración tardía pero decisiva de las voces de los veteranos del Vietnam a las manifestaciones de la época, en los años 60 - como la del joven teniente John Kerry, que se manifestó de manera explícita sobre lo que había vivido en Vietnam -, los militantes del movimiento por la paz de hoy en día esperan tener más visión estratégica que entonces en lo referente al papel del ejército.

Es una alianza prometedora. Una parte del desafío para el movimiento de la paz consiste en convencer a los americanos que para enfrentarse a la guerra no hay que enfrentarse con las tropas que combaten en ellas. Los tópicos de la época de la guerra del Vietnam con militantes escupiendo sobre los soldados están todavía vigentes y forman parte de la psique de los americanos (las innumerables veces que han sido rebatidos no han conseguido aún su superación). Colocar a los veteranos en la cabeza del movimiento por la paz subvierte esta imagen. Esta táctica tiene no obstante sus inconvenientes - entre ellos, el riesgo de reforzar la idea que la oposición de los civiles es en cierto modo menos legítima.

En estos momento, como consecuencia de la aparición de nuevos informes que demuestran cierta disidencia entre el personal de tropa, los dirigentes contra la guerra estan persuadidos que los soldados son aliados muy importantes. « Mantienen un cierto nivel de credibilidad en este debate que les permite llegar a más personas y rebatir los argumentos de los conservadores de forma convincente », dice Charley Richardson, uno de los cofundadores « Military Families Speak Out » (MFSO) [3] y padre de un soldado que sirvió en Irak. Richardson y su mujer Nancy Lessin, han visto aumentar el MSFO de 200 familias en 2003 hasta las más de 2000 actuales. « Hay más soldados y esposas que toman la palabra en la actualidad », dice Lessin, quien cree que hay muchas más personas que aún callan pero viven con sus sentimientos contra la guerra. Constatan que la organización ha experimentado un cambio en la afiliación - sobre todo en los familiares de los soldados; ahora se adhieren más esposas de soldados - Lessin se muestra animado : « Es significativo porque es ahí dónde la ley del silencio está más extendida, en las bases militares, es ahí donde resulta más difícil romper el muro del silencio. »

¿ Un número importante ? No. Pero si puede resultar efectiva una presencia simbólica - Conseguir hacer saber a otras personas que comparten el mismo sentimiento que hablar, expresarse es OK. Y permitir que las familias y los soldados estén en primera fila puede ayudar a modificar la opinión pública, dicen los organizadores.

Un aspecto del problema es que nadie, desde los ciudadanos hasta los políticos del Congreso, desea ser considerado contrario al apoyo a las tropas. », dice Lessin. « Nuestro objetivo es cambiar esta situación, planteando que el apoyo consecuente a las tropas ahora - cuando han sido enviadas a combatir y a morir en una guerra basada en el engaño - es luchar contra una guerra que no habría debido declararse. Nosotros decimos, « Necesitamos vuestro apoyo para respaldar las tropas de esta manera. » Contar con la participación de veteranos y de familiares de los militares implicados es crucial.« Estos grupos de personas nos ayudan a difundir el mensaje contra la guerra. »

Lo que refuerza estos planteamientos son algunos hechos muy visuales del estado de malestar creciente entre las tropas. El experto Thomas Wilson, éste es el soldado que durante un encuentro « feel-good » (para transmitir buenas vibraciones) en Kuwait, ha tenido que soportar el asedio de la prensa después de haberse atrevido a cuestionar al mismísimo ministro de Defensa Donald Rumsfelt sobre los motivos que les obligaban a « rebuscar entre los restos de chatarra locales trozos de placas de hierro » para reparar el blindaje de los vehículos en lugar de recibir del ejército las piezas de recambio necesarias. También hubo el caso de los 23 integrantes de la 343 compañía de intendencia de Irak que se amotinaron, negándose a conducir sus camiones en lo que ellos consideraban una misión suicida. Por último, los militantes por la paz se han visto respaldados por una ola de juicios bien mediatizados de soldados y oficiales movilizados.

Los procedimientos judiciales utilizados llaman la atención sobre lo que John Kerry denominaba una « movilización de la reserva », mediante estos procedimientos decenas de miles de veteranos que habían abandonado el servicio militar, soldados en activo que pensaban que ya habían cumplido con su contrato en Irak y oficiales que habiendo presentado una petición de separación del ejército o de jubilación, eran conminados a reconsiderar su decisión (un Californiano de 56 años que había servido durante tres periodos en Vietnam, antes de dejar el servicio militar, hace unos decenios, se encontraba entre aquellos a los que se les ordenaba reincorporarse al ejército).

Mientras que el Pentágono recuerda al público que nos encontramos en guerra, los abogados de los soldados reticentes, ellos, aducen otros argumentos. En los casos defendidos estos dos últimos meses, plantean que los Estados Unidos están comprometidos en una operación de « construcción de una nación » y « de represión de la insurrección irakí », dos actividades que no figuran en la declaración« de estado de emergencia » del presidente Bush del 14 des eptiembre 2001. Dado que el Congreso no ha declarado oficialmente la guerra a Irak, en ningún momento, los abogados pretenden demostrar que Bush no tiene ningún poder para invalidar los acuerdos contractuales que los soldados firmaron en el momento de su reclutamiento. (En efecto, el 2 de mayo 2003, desde la cubierta del porta-aviones Abraham Lincoln, Bush tranquiliza la nación de América del Norte declarando que la guerra ha terminado y ha sido ganada por las fuerzas USA : « Las operaciones relevantes de combate en Irak han finalizado. »)

A más de las batallas ante los tribunales, los activistas contra la guerra han intentado establecer vínculos con los progresistas de la comunidad militar. « Afirmamos que defender nuestro país y respaldar las tropas no puede suponer censurar nuestra conciencia », declara el Forum cívico del soldado en una publicidad que se insertará en publicaciones militares. El Forum, una organización nacional que se define como « progresistas que también somos patriotas », está integrado por analistas militares, tropas del servicio activo, civiles y veteranos.

A nivel de la base, los progresistas trabajan también para incorporar a los soldados. Por ejemplo, en Fayetteville, Carolina del Norte, dónde se encuentra una de las mayores bases del ejército (Fort Bragg) y una base de las Fuerzas aéreas (Pope AFB), los Quakers se han unido a los Veteranos de Irak contra la guerra, al MFSO, a los Veteranos por la paz, los Gold Star Families por la paz y las « familias del 11 de septiembre por mañanas pacíficos » para organizar una gran manifestación contra la guerra el 19 de marzo. Esperan una asistencia entre 4000 y 10.0000 manifestantes.

En Vermont, los militantes han adoptado una táctica bien diferente. Aquí, en un estado sin bases militares de servicio activo pero con un número importante de soldados de la Guardia Nacional, 50 ciudades han aprobado el 1º de marzo una resolución para poner fin a la guerra. « Esta guerra se está librando en nuestro nombre y con los dólares de nuestros impuestos », comenta Sherry Prindall, madre de un soldado de la Guardia Nacional desplegada en Irak. Hablando desde una radio local, que se escucha en todo el estado, ha invitado a los habitantes de Vermont a plantearse la guerra como un problema local. Aunque los organizadores reconocen que es muy difícil que sus resoluciones sirvan para poner fin a la guerra, no obstante ven en ellas una aportación importante para la sensibilización. « El objetivo fundamental de toda esta campaña es impulsar el debate sobre este tema en Vermont », dice Ben Scotch, una de las figuras destacadas del movimiento. « Queremos extender este debate más allá del movimiento por la paz y llegar a los bomberos, las escuelas, los veteranos de las guerras en el extranjero - toda la comunidad. »

Estas actividades concuerdan perfectamente con los esfuerzos anti-reclutamiento del resto del movimiento por la paz dirigido especialmente a la Guardia Nacional. « Esto no es más que el aspecto de una lucha más amplia dirigida a impedir que el gobierno pueda disponer de más tropas para mantener la guerra », explica el MFSO Richardson. En colaboración con los Círculos de amistad americana, los Veteranos del Vietnam contra la guerra, los Veteranos por la paz y Unidos por la Paz y la Justicia, el MFSO pretende introducir la guerra en las casas, explicando el impacto local de la guerra sobre los soldados, las familias, las comunidades y los estados partiendo de la realidad de la Guardia Nacional. En algunos estados, cerca del 50% de los efectivos de la Guardia Nacional, están desplegados de forma permanente, lo cual privaría a los residentes de esos estados de las atenciones de urgencia que pudieran precisar. « Es un tema que pueden y deben abordar los organismos legislativos de los diferentes estados », insiste Richardson.

Los militantes contra la guerra no sólo esperan poder convencer de esta situación de vulnerabilidad y conseguir que otros estados adopten resoluciones como las de las ciudades de Vermont ; también trabajan por conseguir influir desde abajo en las clases políticas (trickle-up effect). Si militantes de base pueden persuadir un consejero para que defienda su causa, a continuación un miembro del poder legislativo, finalmente los miembros del Congreso pueden llegar a convencerse que disponen de apoyos suficientes como para adoptar una resolución al respecto. En este sentido los militantes por la paz emparejan el coste de la guerra a los problemas locales. « Hay bibliotecas y escuelas que no disponen de fondos suficientes, nos explican, porque el dinero se está utilizando para financiar las aventuras militares. »

« Hemos de explicar que los presupuestos de Bush son inmorales y que deseamos que nuestro dinero se invierta en planes que demuestren un claro beneficio moral », declara Medea Benjamin, cofundadora de Code Pink, una organización de mujeres por la paz.

En ese momento, los estudiantes de las facultades denuncian la presencia en los campus de personal del ejército venido para reclutar y los padres se muestran críticos ante la caza de jóvenes altamente especializados por parte de estamentos militares. Cindy Sheehan, una Californiana que perdió su hijo de 24 años, Casey, dos semanas después de su llegada a Irak en abril 2004, nos dice que la invade un incontrolable enfado cuando esos reclutadores llaman a su casa por teléfono para intentar hablar con sus tres hijos más jóvenes. « Reciben las listas de las escuelas », dice, haciendo referencia a una cláusula poco conocida de la « Ley Ningún niño abandonado » que obliga a las escuelas públicas a entregar a los reclutadores los nombres, direcciones y números de teléfono privados - so pena de verse retiradas las subvenciones federales. « Yo les digo que haber tenido que sacrificar mi hijo mayor por una mentira ha sido demasiado y que no cuenten con llevarse mis otros hijos. »

Sheehan es un ejemplo concreto de las personas que según los militantes por la paz pertenecen a la mayoría silenciosa : estaba en contra de la guerra, pero no se atrevía a expresarlo.

« Me quedé atónita y abatida cuando los Estados Unidos invadieron Irak, » comenta Sheehan, « No estaba de acuerdo. No creía que fuera justo, pero jamás protesté hasta que Casey murió. » Para un momento y se arma de valor por lo que pudiera ser su centésimo mea culpa brutal : « Y me arrepiento de no haberlo hecho. » Tomándose al pié de la letra el antiguo slogan de la Unión « No llores, organiza », Sheehan está inmersa en los dos conceptos de esa frase. Con una docena de familias que también han perdido soldados en la guerra, ha creado una nueva organización, « Gold Star families for peace » y comparte su propia experiencia para hacer penitencia. « Ahora hago todo lo que puedo para parar esta guerra y salvar otras familias del sufrimiento que padecemos ».

Su voz y las de otras familias de militares son bienvenidas al movimiento por la paz. Y más soldados siguen apareciendo lentamente como de ninguna parte. Pero conseguir incorporar un gran número de tropas implicadas puede resultar una tarea de largo alcance. Existe una presión inimaginable por parte de la comunidad militar - el ministerio de defensa la llama « formación de lazos afectivos » (bonding) y la considera como la piedra angular del adiestramiento militar - y los soldados que expresan abiertamente su oposición a la guerra han de enfrentarse a obstáculos considerables. No sólo sus compañeros les dan la espalda, el ejército puede perseguirles.

El Forum cívico del soldado inserta publicidad en diversas publicaciones militares. Una de las aparecidas en The Stars and Stripes propone una pregunta provocadora : « ¿ Quién dice que que aquellos que defienden la democracia no son capaces de practicarla ? » Planteada con toda elocuencia, la pregunta es algo más que pura retórica. existen tantas normas impuestas sobre la vida política de los soldados que la mayoría parece renunciar a cualquier clase de activismo por temor de quebrantar alguna de ellas. (El reglamento llega hasta concretar las medidas de aquellas pegatinas que te permiten enganchar en tu coche.) Oficialmente, los miembros de los servicios de armas pueden participar en manifestaciones mientras que no vayan de uniforme, no difundan secretos militares y no acudan en tanto que representantes del ejército. « Extra oficialmente, vuestros superiores pueden encasquetaros cualquier servicio que se les ocurra en aquel momento », explica Hoffman, el veterano de Irak que tomó la palabra en la movilización contra la guerra de St Louis. « En Irak, os pueden enviar por sistema a todas las misiones peligrosas. »

Lou Plummer, un veterano del ejército cuyo hijo Drew Marine se encontraba en casa de permiso el día en que dio comienzo la guerra de Irak, comenta que a su hijo le han hecho pagar caro por expresar lo que pensaba. Lou llevó a Drew a la vigila por la paz de Fayetteville, ese día. Cuando un reportero de AP entrevisto a Lou y luego le pregunto a Drew que pensaba de todo aquello, el joven le dijo que en su opinión, era una guerra por el petróleo:. « No habló con ningún otro periodista. No es militante. Sólo contestó a una pregunta con su opinión personal », recalca Lou. Mucho después que los comentarios de Drew fueran publicados por la prensa, cuando se presentó para el servicio en el portaviones USS Dwight D. Eisenhower, fué acusado de violar el artículo 134 del código del uniforme de la justicia militar. Le acusaban de deslealtad. Cuando Drew fue obligado a comparecer ante sus superiores, explica su padre, « le preguntaron si simpatizaba con el enemigo y él contestó« No. » Le preguntaron si tenía intención de sabotear el barco, y el contestó « No. » Le preguntaron si se arrepentía de lo que había contestado al reportero y el contestó « No. » Entonces le condenaron por deslealtad y degradado. »

Hoffman confirma que esto no es un caso aislado. « Muchos chavales que hablan abiertamente son llevados ante una audiencia por el artículo 15 porque se les plantea escoger entre eso o un Consejo de Guerra », dice Hoffman. En una audiencia por el artículo 15, los soldados renuncian a una representación legal y a un juicio, aceptando que sea el comandante el que decida mediante una audiencia administrativa menos formal. « En lo fundamental, eres culpable a menos que puedas demostrar que eres inocente », concluye Hoffman.

Mientras que el movimiento contra la guerra acoge los soldados que desafían esta hostilidad por expresar sus dudas sobre la guerra, las voces militares disidentes no siempre comparten todos los objetivos y prioridades del movimiento por la paz. La resultante es que esas alianzas contienen un potencial de efecto inverso. Ejemplo, el comentario del experto Wilson a Rumsfelt sobre la falta de vehículos blindados es una queja que ha sido difundida por el mundo entero. Pero si es utilizada para justificar nuevas partidas de gasto militar, la euforia podría dar paso a la decepción. O si las denuncias de las familias de militares que se quejan sobre la legitimidad operacional actual en la que sus maridos están más tiempo movilizados que en casa, anima a un incremento del reclutamiento militar, puede dar lugar a desavenencias de estas familias con el movimiento en general. En efecto, los progresistas pueden poner el ejército en primera línea por las mismas razones que los Demócratas están decididos, en éstos momentos, a poner la religión en primera fila - y los dos proyectos sugieren las mismas preguntas cabales : ¿ No se está claudicando ante el clima político antes que oponerse a los principios que pretenden afirmar que el temor ante dios es la garantía de los mejores dirigentes, o que los soldados de caqui son los auténticos patriotas? - ¿ Y cuando alguno de « esos verdaderos patriotas » son los autores de crímenes como los cometidos en Abu Ghraib, la posición pro-militar del movimiento de la paz impedirá plantear una denuncia en condiciones ?

Finalmente, existe el riesgo que la perspectiva del soldado, con toda la importancia del momento para el movimiento por la paz, pueda tornarse problemática para el movimiento más amplio que los progresistas pretenden conseguir con todas estas dinámicas. En resumidas cuentas, para muchos soldados, se trata de una plataforma con un solo punto que les asegura ventajas en lo inmediato y que al mismo tiempo es un inconveniente a largo plazo. Bastantes militantes presentes en la Convención « Unidos por la justicia y la paz » pueden ser vistos por Americanos como « izquierdistas, izquierdosos locos, comunistas », me confía Hoffman en privado después de haberse dirigido a la gran audiencia de militantes en el hall de la convención de St Louis. « Pero somos los veteranos que estuvimos aquí y hemos luchado y parece que sería duro para nosotros no ser tenidos en cuenta. Hemos estado en Irak. Lo hemos visto. Sabemos que eso está mal. Hemos de poner fin a esta guerra. » Se encoje de hombros y levanta las manos, las palmas hacia arriba como si sujetara un fardo bien nivelado. « Esto es muy simple. No hay muchos más problemas de los que podamos hablar. »

[1] « United for Peace and Justice » (Unidos por la paz y la justicia) : http://www.unitedforpeace.org

[2] Iraq Veterans Against the War (Veteranos de Irak contra la guerra) : http://www.ivaw.net

[3] « Military Families Speak Out » (Las familias de los militares opinan) : http://www.mfso.org

Ver tambien en francés:

Mira també:
http://www.abolitionnow.org/
http://el-attacante.levillage.org/modules.php?name=News&file=article&sid=184

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