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Las grietas de la via catalana
per s	21 abr 2005
Los procesos electorales traen aparejada una tendencia a los análisiscomparativos. En ocasiones se nos muestra el camino irlandés como modelo, en otras se presenta la experiencia de Québec, incluso recientemente, la llamada «vía catalana» ha centrado buena parte de los debates en este país. Sin embargo las lecturas interesadas pasan por alto las importantes diferencias que existen entre todas estas experiencias, a pesar de que puedan tener algunos ejes comunes 
La experiencia catalana pasa en estos momentos por una delicada situación, aunque es pronto para definir sus posibilidades de futuro. Tres aspectos centran el pulso político que envuelve a sus protagonistas. En primer lugar, la redacción del nuevo Estatut, un proceso en marcha que tendrá probablemente una primera lectura antes de julio, y que tras el verano puede centrar el debate; la cumbre de Marivet es el segundo aspecto, con un enfrentamiento entre Maragall y Mas que ha encallado la situación, a pesar de que desde CiU se presiona para reconducirla; y finalmente, el punto estrella, el sistema de financiación, también a la espera del acuerdo del tripartito del gobierno de la Generalitat, para poder iniciar una negociación con CiU y ver la reacción de Madrid. PONENCIA La ponencia parlamentaria para la elaboración del nuevo Estatut cuenta con la participación de todos los partidos con representación parlamentaria. La ponencia está discutiendo el contenido del futuro Estatut a partir de los textos elaborados por el Instituto de Estudios Autonómicos, uno de cuyos miembros es Carles Pi Suñer, un experto constitucionalista muy próximo a algunos medios nacionalistas (estuvo en el Tribunal Constitucional con el aval de CiU). Según algunas fuentes, se trataría de textos con un cierto «perfil alto», que en ocasiones en algunos aspectos, estarían muy próximos a desbordar la Constitución española. Parece evidente que tanto la definición de «nación» como el «derecho de autodeterminación» van a tener cabida en este proyecto. De una forma u otra quedarán reflejadas, aunque sea con fórmulas metafóricas. Probablemente se ubique en el preámbulo, con lo que sería una declaración de principios, no parte del articulado, y por tanto sin rango legislativo y con un carácter simbólico. El tema de la lengua, en cambio, puede entrar dentro del articulado, y este eje será muy importante. CiU, que tiene difícil un planteamiento en contra, y los partidos del tripartito (PSC, ERC e ICV) muestran bastante coincidencia de cara a los trabajos de la ponencia, mientras que el PP se desmarca claramente en torno a determinados puntos (nación, derecho de autodeterminación, lengua...). El globo sonda mediático lanzado por el PSC en torno al texto que podría presentar se entiende desde algunos ámbitos locales como un intento de marcar posiciones ante la posible reacción que desde Madrid pueda generarse conforme avance la redacción definitiva del primer texto. Los intentos por esquivar la reacción del PSOE son paralelos a algunos toques de atención que ya han recibido los socialdemócratas catalanes desde Madrid. MIRAVET Para que se pueda celebrar una nueva cumbre de los partidos se hace necesario el desbloqueo de la actual situación de enfrentamiento entre Maragall y Mas. Este niega legitimidad al president para convocar el acto, y sugiere que sea el presidente del Parlamento el que lo haga, mientras el tripartito se decanta por la convocatoria presidencial. Para superar esta situación se baraja una fórmula que permita que nadie aparezca como derrotado: una convocatoria de Maragall que se celebraría en el parlamento bajo la batuta de su presidente. El tripartito quiere dar la imagen de consenso y unidad, mientras CiU no quiere dejar ver que ha cedido ante Maragall. Desde CiU algunas voces han comenzado, puertas adentro, a desautorizar la actuación de Mas, y desde Unió se pretende que sea Durán el que marque la línea de la coalición nacionalista. Sin embargo, el dirigente convergente parece obcecado, y puede que se incorpore a la ponencia estatutaria, donde hasta la fecha toman parte «segundos espadas», intentando capitalizar de alguna manera el tema del Estatut. FINANCIACION Sin duda alguna es el principal escollo que debe superar el futuro Estatut y el que mayor tensión puede generar. Desde el PSOE se presiona para que el PSC acepte un sistema «a la baja», aplicable al resto de CCAA (excepto Navarra y CAV); por eso Madrid aceptaría una mejora de la financiación para Catalunya, pero sin tocar el déficit fiscal. ERC e ICV quieren por su parte un sistema de financiación que elimine ese déficit, dejando entrever que de lograrse esto, podían mostrarse más flexibles en temas «nacionales». Aquí puede estar la clave de todo. Un nuevo sistema que permita el traspaso de más competencias importantes, pero sin financiación, no serviría para nada. Por eso desde ERC se remarca su negativa a repetir los errores del primer estatuto, cuando competencias importantes como Sanidad se encontraron sin recursos económicos. Hoy en día se ven las consecuencias nefastas que supuso ello para el país. Algunos analistas señalan la posibilidad de que desde el tripartito se presente una propuesta conjunta. Se apunta a que sin ser una fórmula como el Concierto, intentaría acabar con el déficit fiscal. Desde el PSC se habla de un «período de adaptación» de 15-20 años que permitiría desarrollar un sistema que acabase con el déficit fiscal catalán, añadiendo una cuota de «solidaridad» (en torno al 2-3% del PIB) que estaría regulada. Desde Madrid, tanto PSOE como PP abogan por un mismo sistema para el Estado. ERC apuesta por un modelo similar al Concierto al tiempo que mantiene un difícil equilibrio para asegurar al Gobierno. También CiU, que ha podido encontrar «su mina de oro» en este tema, de darse algún tipo de rebaja en los postulados de ERC. MIEDOS La difícil situación de equilibrio del tripartito unida a los miedos de todas las formaciones a salir malparadas en este proceso han condicionado la llamada vía catalana, apareciendo sus primeras grietas. La conjugación de toda una serie de intereses de los distintos actores va a estar también sobre la mesa. Ante un escenario que nadie esperaba (el PSOE gobernando en Madrid), los planes de casi todos se han venido abajo. Y si en un momento se intentó jugar con el nuevo Estatut como una baza para lograr esos intereses, en estos momentos se ha puesto en marcha un proceso del que va a ser muy difícil volver atrás, a pesar de que alguno en su fuero interno lo esté deseando. El gobierno tripartito se asemeja en ocasiones a una jaula de grillos, con desencuentros casi a diario entre sus socios (el último en torno a una línea de alta tensión). Por eso es importante mantener el equilibrio para salvar la legislatura. Así el PSC tiene que hacer frente a Madrid y mantener su «relación» con sus socios de gobierno. CiU no puede tensar mucho la situación, consciente de que una ruptura del gobierno desgastaría a Maragall, pero al mismo tiempo se le va a responsabilizar del posible fracaso del estatut. ERC por su parte está algo descolocada al haber perdido parte de la centralidad del proceso, pero al mismo tiempo teme que salga un producto descafeinado, por eso prefiere guardarse la ropa, consciente de que gobernar así tiene sus costes. Sin tener un carácter soberanista, el proyecto de nuevo estatut tiene un cierto perfil «alto». Se ha puesto en marcha y cualquier intento de rebajarlo para agradar a Madrid será percibido por la sociedad catalana como un fracaso, al tiempo que generaría mucha tensión y una profunda crisis política, y todo ello supondría, sin duda alguna, un adelanto electoral. - (*) Txente Rekondo: Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN).
Mira també: http://www.gara.net/idatzia/20050422/art111057.php
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