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Música libre: plan de batalla
07 abr 2005
Autor: David de Ugarte

El último año será recordado como el principio del fin de los monopolios del software propietario. Pero también por la virulencia del combate de los monopolios mediáticos y del entretenimiento contra la libre distribución musical. Es la batalla de la música libre, en la que de momento la libertad pierde estrepitósamente. Pero ¿la libre distribución de música es una alternativa real? La revolución Linux tiene algo que enseñarnos: A quien hay que pedir cuentas es a los artistas no a las discográficas.

Las discográficas y las gestoras de derechos parecen no tener límites, desde imponer verdaderos impuestos privados hasta coaccionar a niñas de doce años, están dispuestos a todo con tal de defender su modelo de negocio y su sistema de propiedad de la información. Consumidores y activistas de derechos civiles se ven legalmente acorralados: quien esperaban hubiera capitaneado el cambio resulta su peor enemigo.

La industria es reacia a pactar con Napster porque su principal objetivo es defender su modelo de negocio, no prevenir la piratería, argumentaba The Economist en el febrero de 2001, intentando mantener a cubierto sus fosilizadas prácticas de negocio bajo el dudoso estandarte del derecho de autor ahogan deliberadamente la innovación y retrasan la normalización legal de la jukebox universal que los consumidores tan claramente desean.

La argumentación de la revista liberal es obvia para todos. Incluso en el caso de la SGAE, una entidad cuyo argumento de defensa de los incentivos económicos para la creación se torna insostenible cuando se conoce el número de sus socios que puede vivir de los derechos repartidos. Por eso, los datos recogidos por el prestigioso sociólogo Jose Antonio Gómez Yáñez fueron eliminados del texto final del Plan Integral de la Creación en aquel mismo año. Este proyecto fue encargado por la SGAE con el objetivo de impulsar su propia transformación ante el cambio digital e incluía originalmente una ponencia aprobada por 3000 autores en el II Encuentro de Creadores presentada por Jorge Otero. Otero había sido el pionero de la música de libre distribución en España. Su banda fue la primera en distribuir un disco entero en formato mp3 a través de la red y en centrar su marketing en los entonces recien nacidos mp3.com y amp3.com, consiguiendo en ambos varios números uno en descargas, un éxito que les catapultaría a Woodstock 99. Otero proponía y así lo apoyaron los autores, no cargar con derechos de autor los intercambios musicales en la red como forma de apoyar los formatos abiertos de compresión, la única vía abierta a los músicos independientes para darse a conocer en una industria terriblemente monopolista y cartelizada.

En la misma lógica, Otero sería el primer músico español en enfrentarse a la Mesa Antipiratería. Que las cosas habían cambiado era obvio ya entonces. La creación de la SDAE y su externalización en Microgénesis, una empresa privada, auguraba un cambio radical. Lo que nadie pensaba hace tan sólo dos años y medio es que se llegaría a una situación tan cruda y violenta como la actual, con las discográficas norteamericanas haciendo denuncias contra los usuarios, sin reparar siquiera en la edad y con la SGAE cobrando un canon por cada disco virgen y postulando ya gravar el ADSL.
¿No hay salida o faltan cosas por aprender?

Y lo peor es que tanto a nivel global como local, la batalla no puede ser más desigual: la industria del entretenimiento es la segunda industria civil de Estados Unidos y la SGAE viene haciendo una ingente labor de lobby desde hace años. Por eso unos tienen fuerza sobrada para perseguir el P2P en los tribunales mientras los otros tienen de entrada la simpatía de los jueces progresistas españoles. Simpatía que llevan algunos hasta el margen mismo de la legalidad. Ambos parecen tener una posición inexpugnable. ¿O tal vez no tanto?

No olvidemos que el software es la primera industria civil norteamericana. Y tiene un antagonista global de peso: el software libre. No cabe cantar victoria, pero tampoco comparaciones con el estado del sector audiovisual. El problema es quizás de planteamiento: muchos parecen aún reprochar a la industria audiovisual que no encabece el cambio hacia la libre distribución musical. Este reproche no es sino un último coletazo del espídico espíritu .com. Un hijo, muerto ya, pero aún querido para muchos periodistas, de un tiempo que esas mismas industrias se la prometían felices con la idea de audiovisualizar la web. Reprocharles que no hagan el cambio es reprocharles haber perdido en su intento monopolizador, lamentarse por la consecuencia directa de una buena noticia.

Y es que pedir a las discográficas que pasen a libre distribución y música libre es equivalente a recriminar a Microsoft por no haber inventado el software libre.

En general cuando un sistema de propiedad no funciona porque los incentivos que ofrece no concuerdan con la sociedad en que se desenvuelve, la tensión se traslada hacia la distribución. Aparece lo que la propaganda de los monopolios llama piratería y que no es en realidad sino la forma que toma la cooperación social cuando la forma en que está definido el sistema de propiedad se torna una traba. Desde el nacimiento de la criptografía asimétrica hasta ahora, el desarrollo de la sociedad de la información ha ido repitiendo el modelo sector por sector. La música es el último en que eso está pasando, y no será el último.

Como nos comentaba un conocido economista el desarrollo de las tecnologías de la información ha llevado a un punto en que el caduco sistema de propiedad intelectual vigente no permite al mercado una de sus dos funciones principales: la cooperación. En en sector del entretenimiento digital, como en cualquier mercado institucionalmente intervenido, aparece automática y espontáneamente una alternativa sobre la libre distribución que tiende a reflejar los precios reales. En el caso de la música en mp3 el precio es cero y no puede ser otro ya que el coste de producir una copia extra es o tiende a cero. En el caso de la música vendida junto con el soporte (la famosa manta) el sistema de precios tiende a reflejar escuetamente la estructura de costes de la producción física... con un plus de peligrosidad proporcional a la represión estatal.
El software libre marca el camino

Pero no lo olvidemos, aunque el problema aparezca en la distribución y el debate se manifieste de momento como una batalla por la libre distribución, es el sistema de propiedad lo que está en entredicho. Las discográficas y los grupos mediáticos lo saben, y por eso se defienden con fiereza. La libre distribución de contenidos no traerá ninguna solución por si misma si no va acompañada del nacimiento de un sector potente y con catálogo de música libre.

Esto exactamente fue lo que pasó en el sector del software. La piratería apareció mucho antes que GNU/Linux, evidenciando un problema más profundo. Es cierto que la industria, a pesar de machacar a las empresas, nunca llegó a perseguir a los usuarios finales. La diferencia con la musica es que permitir el pirateo masivo de programas comerciales, como hace Microsoft, no es sino una forma vergonzante de cargar los costes de formación sobre los usuarios. Este traslado de costes permite a los monopolios cargar el precio de las licencias para empresas (mucho más controlables), con parte del valor de la externalidad generada por el esfuerzo de aprendizaje de sus potenciales trabajadores. Lógicamente esto no tiene un paralelismo evidente en el sector audiovisual.

El panorama completo cambió con la aparición de GNU/Linux. Como bien han visto los monopolios ese es su verdadero enemigo: la alternativa. De hecho hoy en día la piratería de software propietario es, se quiera o no, el mejor aliado de Windows para evitar la implantación masiva de software libre en los hogares. Las copias piratas del sistema de Gates sirven ahora para distorsionar el mecanismo de precios a su favor: al no tener que asumir los individuos el coste de licencia de Windows, inexistente en Linux, los costes monetarios se igualan, mientras los beneficios esperados por su uso siguen siendo mayores (la mayoría de las empresas continúan usando ofimática privativa). Es la piratería de software la que amortigua la caída del monopolio y le da oxígeno. Algo que comentábamos con Richard Stallman recientemente, y si bien reconocía que probablemente era cierto, nos recordaba que ésto no quiere decir que sea legítimo imponer penas a los que hacen copias no autorizadas, porque compartir copias no es inmoral y no podemos tolerar el castigo sólo porque esperemos un resultado indirecto favorable a nuestra causa
Los músicos tienen el poder, los emprendedores la oportunidad

Es previsible que vivamos un proceso similar en el sector del entretenimiento digital, no sólo en la música, sino también en el cine e incluso en los videojuegos, aunque seguramente en éstos últimos mucho más lento y moderado.

Los activistas y la opinión de la red tendremos que salir a defender por un largo periodo a los represaliados y perseguidos por participar en redes P2P con contenidos de catálogos protegidos e incluso a los manteros. Pero la pelota está en el tejado de los músicos. Y la oportunidad en el de los emprendedores. Cuando aparezcan catálogos lo suficientemente grandes e interesantes, correctamente promocionados, de música de autores no afiliados a la SGAE, que compongan bajo licencia GPL y puedan competir en el gusto del público con la música privativa, la situación habrá cambiado dramáticamente. Tanto como el mundo del software está cambiando merced a GNU/Linux. Como en el viejo cuento, no reprochemos al escorpión serlo, recriminemos a la rana por dejarle cruzar el río sobre su espalda. Si el escorpión le pica en mitad de la travesía y ambos mueren, ¿deberíamos sentir lástima por la rana?

Pero confiemos en que los músicos respondan a las expectativas y las necesidades sociales: las licencias existen, los modelos posibles de negocio están estudiados y analizados y son viables, y los emprendedores no faltan cuando una buena idea sabe responder a la demanda del mercado. Así que la pregunta tal vez debería ser ¿Quién será el Linus Thorvald de la música libre? ¿Quien sacará el primer disco de oro bajo licencia GPL?.
Mira també:
http://www.lasindias.com/articulos/cibercultura_septiembre.html

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