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otro suicidio prision palma
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per trece |
09 mar 2005
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8-3-2005.otro preso muere en su celda en palma
Diario de Mallorca, 6 de marzo de 2005
Un preso aparece muerto en su celda de la cárcel de Palma
X.P. PALMA.
Un joven de 23 años de edad que cumplÃa condena en la prisión de Palma apareció muerto en su celda el jueves por la noche. Agentes de la PolicÃa y una comisión judicial inspeccionaron el lugar y, a falta de la conclusión de la investigación, no hallaron indicios de la intervención de otras personas en el óbito.
El cadáver del joven fue descubierto sobre las nueve de la noche del jueves, en el interior de la celda que ocupaba en la prisión de Palma. Al parecer el interno se habÃa colgado de la litera con un cinturón. Al lugar acudieron agentes de PolicÃa y un forense, que realizaron una inspección. A falta de la práctica de la autopsia y de la conclusión de las investigaciones, todos los indicios que recogieron apuntaban a que en la muerte del joven no habÃan participado otras personas. De hecho, el fallecido estaba solo en la celda.
El joven, natural de Manacor, estaba encarcelado por la comisión de distintos robos con intimidación.
Suicidios en carceles españolas
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En enero de 2004, el dÃa 2 aparece muerto un preso en la cárcel de Dueñas con un corte en el cuello, el dÃa 5 muere un recluso en Brians tras ser reducido después de una pelea. El dÃa 19 se hace público en “El diario de Córdobaâ€? que la prisión de Alcolea registra siete muertes por motivos no naturales en los últimos tres meses. En febrero, el dÃa 9, un recluso aparece muerto en A Lama. En marzo, el dÃa 2, la familia de un preso que murió por infarto en la cárcel de Villena denuncia que no recibió atención y que como consecuencia de ello, falleció. El dÃa 13 en Sevilla II un preso se quitó la vida ingiriendo un litro de lejÃa.
En abril, el dÃa 7 se anuncia la cuarta muerte en lo que va de año en el Acebuche, esta vez por la ingesta de una sobredosis de pastillas. En mayo, el dÃa 18, en el presidio de Albolote, un condenado a cincuenta años de prisión pone fin a su vida tras prender fuego a su celda en el módulo de aislamiento. El dÃa 24 ocurren dos hechos simultáneos en la prisión de León, un preso aparece ahorcado en su celda después de haberse producido graves incidentes en la prisión denunciados por los sindicatos de funcionarios. El dÃa 27 en el centro de menores de Pinaret, un adolescente de 18 años, apareció sin vida en su habitación. Al dÃa siguiente en Daroca, hallan muerto a un preso en su celda.
En junio, en la cárcel de Zuera, un preso muere el dÃa 10, otro el dÃa 11 y una presa con «vigilancia permanente» al dÃa siguiente, los tres se suman a otro más fallecido en el año 2004, y a los diez muertos desde que se inauguró recientemente la nueva cárcel. El dÃa 19, en la cárcel modelo de Barcelona, hallan muerto a un preso en su celda. Dos dÃas después en Palma aparece otro convicto ahorcado en la celda cuando se encontraba aún en periodo de observación. El dÃa anterior habÃa aparecido otra persona presa muerta en A Lama.
En julio, el dÃa 6 aparece en el Acebuche otro internado ahorcado en su celda y curiosamente, habÃa sido aislado por agredir a un guardia. El dÃa 8, se denuncia públicamente la muerte de un preso jerezano en Puerto II por desatención médica. El dÃa 12, un berciano de 70 años que tenÃa que ingresar en un psiquiátrico se suicida en la cárcel de León. El 26 en Albolote otro preso aparece muerto tras sufrir una parada cardiorrespiratoria. En agosto, el dÃa 8, encuentran a un joven ahorcado en su celda colgado de los cordones de los zapatosÅ
Las versiones oficiales de estas muertes prematuras son siempre las mismas: causas naturales, sobredosis, suicidios. Se consideran hechos excepcionales y aislados, y sobre todo se definen como resultado de los desequilibrios personales de sus vÃctimas y en ningún caso como consecuencia inevitable de la aplicación de una medida penal que en las condiciones en las que se aplica, muchos reos, ante la insoportabilidad del sufrimiento, «deciden» que es mejor quitarse la vida. Jamás se reconocen como muertes producidas por las condiciones de encierro en las que se encontraban quienes murieron. La maquinaria jamás falla, siempre son las personas.
A partir de los datos hechos públicos por los medios de comunicación, y visibilizados gracias a en- tidades sociales tales como la Asociación contra la Tortura de Madrid, la Asociación pro Derechos Humanos de AndalucÃa o el Ob- servatorio sobre el Sistema Penal y los Derechos Humanos de Cataluña entre otras, podemos contabilizar un total de 25 muertes en las prisiones españolas durante el primer semestre del año (sin contar las de personas vascas y españolas fallecidas en cárceles de otros paÃses). Todas ellas achacadas a suicidios según la versión de los responsables penitenciarios ante la opinión pública, cuando curiosamente los datos oficiales de Instituciones Penitenciarias, solo contabilizan 17 muertes por suicidio para este periodo, y 30 tentativas no consumadas.
Son muertes prematuras que como las 8.000 registradas y reconocidas oficialmente que se produjeron entre 1988 y el año 2002 en las prisiones españolas, se podrÃan haber evitado en gran número de casos tan solo con que las autoridades responsables hubieran respetado la leyes penitenciarias vigentes. Parece que aquà hay mucha responsabilidad institucional que ocultar, mucho que investigar hacia dentro de la casa estatal como para no pretender mejor desviar la vista para otro lado, quizás Irak, Palestina o Guantánamo, donde también los gobiernos de otros paÃses como EEUU o Israel, que supuestamente son el ejemplo civilizatorio a seguir, tienen lo suyo en relación con las prácticas de genocidio, torturas y secuestros institucionales.
Los suicidios oficiales en prisión representan un tasa de 68 anuales por cien mil habitantes, lo cual significa que en una institución pública supuestamente dedicada a la rehabilitación de las personas sujetas a su custodia, la tasa de suicidios es 11 veces superior a la de la población total que en el estado se sitúa entre el 4 y el 6 anuales por cien mil habitantes. Las tasas de suicidios sólo son superadas por Francia y el Reino Unido, paÃses europeos donde al igual que en el caso español, se dan los mayores Ãndices de masificación y hacinamiento en prisión. Los hechos y datos hablan por sà mismos. Según las fuentes oficiales en los últimos cinco años se ha producido un incremento progresivo de los «suicidios» en prisión (de 20 en el 2001 a una estimación de 34 para este año). Este incremento se registra sobre todo a partir de las últimas reformas penales, y coincide con el descenso en la inversión y gasto público en materia de equipamientos y programas dentro del sistema de ejecución penal, imprescindibles para hacer posible garantizar los derechos fundamentales de las personas presas no limitados en el fallo condenatorio. En este caso, los derechos a la salud y a la vida.
Nos referimos a medias tales como el alargamiento de las condenas, el retraso e impedimento para acceder al tercer grado y a la libertad condicional, las limitaciones de acceso a visitas y en general a relaciones con el exterior, el deterioro de las condiciones materiales, ambientales y de las relaciones entre personas presas y funcionarios o la falta de programas de prevención, asistencia y tratamiento en materia de salud mental en una institución segregativa que expresamente produce desequilibrios psÃquicos. Estas cuestiones son las que explican la desesperación y angustia que viven las personas presas, los motivos que desencadenan, como resultado último y visible, el incremento significativo desde finales de 2003 de las muertes y «suicidios», y que en el fondo son una aplicación sutil, maquiavélica y extrajudicial de la pena de muerte en el interior de las cárceles. -
(Texto de César Manzanos Bilbao, Doctor en SociologÃa y representante de la asociación Salhaketa, publicado en Gara) |
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Re: otro suicidio prision palma
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per Que cunda |
10 mar 2005
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Que cunda el ejemplo, cuantos más de estos se quiten de en medio, tanto mejora para ellos y para todos. |