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Globalización, tribu e individuo.
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per Oscar Sánchez Fernández de la Vega (google) Correu-e: ofdelavega ARROBA edu.xun (no verificat!) |
21 feb 2005
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"Desde un punto de vista antropológico, ningún proyecto se puede mantener en el tiempo si el mismo no admite que los seres humanos formamos parte de distintas realidades culturales. No podemos dar las espaldas a nuestras raíces, por una razón ya no política, social económica o cultural, sino existencial. No se puede aceptar que nadie proponga la renuncia a la diversidad, uno de los pilares del valor positivo de la especie humana". |
DÃas pasados el lÃder del PP, Mariano Rajoy dijo que en el año 2005 el individuo es lo importante y asimismo hizo una asociación peyorativa entre pueblo-nación y tribu.
Naturalmente que el individuo es lo importante, por ello la primera reforma constitucional deberÃa facilitar la disminución del poder de los partidos polÃticos, y aumentar el de los ciudadanos que, totalmente desmotivados, actualmente bostezan y desesperan. Al ciudadano lamentablemente le importa poco el Plan Ibarrexe (fase inicial, por cierto precipitada por el Gobierno Vasco por razones electoralistas), que es una muestra del inicio de un gran debate que se va a producir con seguridad en Europa en los próximos años, propiciado por la revitalización de sus 250 pueblos, y aún mucho menos la constitución europea.
De la instalación de la ciudadanÃa en la molicie pasotista, los polÃticos y sus partidos no están exentos de responsabilidad. El ciudadano independientemente que delegue su libertad en manos de sus representantes, necesarios por otra parte para que el debate polÃtico exista, deberá adquirir protagonismo y poder. La democracia solo es válida si los individuos que componemos las diversas sociedades podemos controlar el poder polÃtico. Todo lo demás es democracia de baja intensidad, de baja calidad , poco directa, que no compromete, democracia endeble y lo que es peor democracia en peligro.
Los ciudadanos sabemos, que somos nosotros mismos los que con nuestros proyectos y actuaciones llenamos de contenido el futuro. En la génesis de la filosofÃa, la democracia, la república está el individuo con su espÃritu crÃtico. Por encima de la construcción de entidades supranacionales, de los Estados-Nación, los Pueblos-Nación y las AutarquÃas Locales nos encontramos nosotros y nuestra particular epopeya vital
La gente ya no quiere ser española, pero de nada vale ser “vascoâ€?, “gallegoâ€?, “bretónâ€? o â€?corsoâ€? si no se consigue que a cada individuo le permitan ser el mismo, amparado por todos los Derechos Humanos posibles y universalmente aceptados. Esa serÃa la “globalizaciónâ€? que a todos nos interesa, Y esto es además perfectamente compatible con mantener creaciones culturales diferenciadas: vascas, gallegas o eslovenas, plenamente defendibles siempre y cuando no sean empleadas como arma arrojadiza contra nadie y sabiendo además que son siempre insuficientes para lograr la identidad de uno mismo.
Creer que nuestra identidad nos la puede proporcionar un territorio, un idioma, nuestras tradiciones y mucho menos una bandera, un himno o una patria es simplificar lo complejo. Con seguridad nuestra “individualidadâ€? está potencialmente en nosotros mismos y todos los derechos deberÃan de orientarse a que se desarrollase total y libremente.
Respecto a la desafortunada asociación tribu-nacionalismo significativo creo que ya no queda nadie que haya profundizado en el fenómeno de la globalización que pueda poner en duda que esta, le da protagonismo a lo local significativo, no trivial (regiones, autarquÃas locales, a lo pequeño , al individuo...) y a lo supranacional, y se lo resta a cualquier poder intermedio (el que suscribe este artÃculo esta teorÃa la tiene publicada en 1.998) como puede ser un estado-nación que cede por arriba soberanÃa a la UE y otras organizaciones supraestatales y cede por abajo competencias y protagonismo a las autonomÃas, en el caso de España, landers, regiones etc, , y que además está viendo como los pilares sobre los que se asentaron estas organizaciones plurinacionales (cohesión nacional, autoabastecimiento, defensa nacional, moneda, polÃtica económica, control de la información y la propaganda, credibilidad internacional, etc.) , se van deshaciendo paulatinamente por la mejora de las comunicaciones, los transportes , la apertura de fronteras, el terrorismo global , la universalización de derechos humanos y ecológicos.
La práctica de la diversidad dentro del contexto global, conllevará en el tiempo que muchos pueblos-naciones, homogéneos desde el punto de vista cultural, lingüÃstico o étnico puedan intentar negociar democráticamente, el vivir independientes del Estado-Nación en el que están integrados. En un mundo más democrático y más abierto, las minorÃas podrán elegir más libremente su futuro siendo más autónomas o incluso independientes y máxime si estos procesos pueden ser razonablemente tutelados por entidades polÃticas supranacionales, como puede ser el caso de una Unión Europea consolidada en el tiempo.
DecÃa Otto Bauer y Ernest Gellner, dos importantes teóricos del nacionalismo, que ninguna persona razonable, en un mundo evolucionado, puede oponerse a que todo pueblo-nación tenga derecho a decidir con plena libertad e independencia, qué forma de organización estatal quiere, y que vÃnculos de gobierno desea mantener con otros pueblos-nación o con cualquier organización plurinacional a la que pertenezcan.
El proceso global activa el mecanismo natural de la autodefensa de la identidad personal y colectiva. El ciudadano del mundo se aferra a sus raÃces mas profundas y querrá beneficiarse del proceso global, pero al mismo tiempo no querrá renunciar a su alma tribal.
Desde un punto de vista antropológico, ningún proyecto se puede mantener en el tiempo si el mismo no admite que los seres humanos formamos parte de distintas realidades culturales. No podemos dar las espaldas a nuestras raÃces, por una razón ya no polÃtica, social económica o cultural, sino existencial. No se puede aceptar que nadie proponga la renuncia a la diversidad, uno de los pilares del valor positivo de la especie humana.
Proceso global y nacionalismo significativo, son perfectamente compatibles. Son los nacionalismos centralistas con su sentimiento de posesión sobre otras culturas significativas los que pueden llevar a cultivar los sentimientos xenófobos o ultranacionalistas, no los pueblos-nación que ven sus culturas como algo propio, sólido e intercambiable, y que no tienen porque oponerse a las migraciones que se van a producir en el XXI que pueden ser enriquecedoras para todos. |
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Re: Globalización, tribu e individuo.
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per No religion |
21 feb 2005
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Ya se sabía que los lacayos del clericalismo promivieron a última hora la abstención para poder seguir hablando de la "molicie pasotista".
Los capitalistas roban a los trabajadores, y los lacayos del clericalismo además pretenden robarles hasta la ideas. |