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«La izquierda abertzale no pretende repetir ni Argel ni Lizarra-Garazi»
23 gen 2005
ENTREVISTA Rafa Díez Usabiaga | Secretario general de LAB
«La izquierda abertzale no pretende repetir ni Argel ni Lizarra-Garazi»
·La clave está en si Zapatero acepta como base una Declaración de Downing Street

Rafa Díez, secretario general de LAB, reitera la voluntad de la izquierda abertzale de buscar un acuerdo «entre todos» a través de una figura simbólica: «No queremos repetir ni Argel ni Lizarra-Garazi». En entrevista concedida a GARA, recalca que «la solución al conflicto debe estar pivotada en contenidos estrictamente democráticos, contenidos que garanticen el ejercicio de todos los derechos en toda Euskal Herria» y conlleven una desmilitarización multilateral.
Gara > Idatzia > Euskal Herria 2005-01-23



Los últimos diez días han sido de un tremendo acelerón político, en el que se han desatado los rumores sobre el inicio de algún tipo de contactos entre el Gobierno español y ETA, alimentados por palabras del propio Rodríguez Zapatero.



­¿Cómo interpreta la izquierda abertzale los mensajes del presidente del Gobierno español?


En un tema de esta envergadura, más que palabras lo que hace falta son hechos que estén acordes a esas referencias genéricas. La izquierda abertzale ha repetido en los últimos tiempos que el PSOEtiene ante sí la oportunidad de abordar las raíces del conflicto político y situar las bases para una auténtica transición política en el conjunto de Euskal Herria. Es el momento de dar pasos efectivos, evitando los espejismos o meros juegos político-electorales sin contenido.


­¿Qué ha podido influir para el cambio de tono de los mensajes del Gobierno?


El PSOE se encuentra con un modelo de Estado en crisis, con un conflicto abierto en Euskal Herria, sustentado en el agotamiento del marco autonómico, y con una necesidad de desarrollar terapias de fondo si no quiere ser arrastrado por la posición del PP. El PSOE tiene dos alternativas: o seguir siendo rehén de las estrategias del PP o abordar el hecho objetivo de que, 25 años después, el marco autonómico ha fracasado y la base de la solución es reconocer que Euskal Herria tiene derecho a decidir su futuro. Todavía es pronto para valorar si los talantes, cambios y los nuevos envoltorios tienen verdadero contenido. Por eso, creemos que es momento de actuar con responsabilidad, seriedad y cautela. Y hay que ser conscientes de que el contexto político actual es fruto de la lucha política de estos 25 últimos años y hay que seguir presionando políticamente para que este país sea reconocido y para sus derechos y potencialidades sean desarrollados. Hay que abordar con tranquilidad la gestión de una coyuntura de gran importancia.


­A la vista de lo ocurrido en los últimos días, todo el mundo se ha puesto a especular con que algún movimiento subterráneo ya se ha producido...


Ese tipo de especulaciones siempre van a estar en los medios, pero más allá de eso la izquierda abertzale ha situado con mucha claridad donde están los carriles de un proceso de construcción de un escenario de distensión. Los dos carriles quedaron perfectamente definidos en Anoeta: los agentes políticos, sindicales y sociales tienen que establecer un proceso de diálogo y negociación para llegar a compromisos y acuerdos, y por otro lado, debe existir un carril entre ETA y el Estado que vaya dando forma a un proceso de negociación de los contenidos y de las consecuencias del conflicto político. Luego se tiene que hablar y hablar mucho. Pero la izquierda abertzale no va a improvisar ni a meterse en un proceso que no esté bien encauzado.


­PNV y EA creen que ya hay conversaciones entre el PSOE y la izquierda abertzale y dan muestras de incomodidad...


Son las consecuencias de este revolcón político que ha generado la propuesta de Anoeta y la votación del 30 de diciembre. Más allá de las reubicaciones que tenga que hacer cada fuerza política, lo fundamental es entender que para avanzar hacia un escenario de soluciones son necesarias todas las partes:el PNV, EA, el PSOE, la izquierda abertzale...


­¿No hay, por tanto, intención de marginar al PNV?


La izquierda abertzale ha repetido hasta la saciedad que no va a desarrollar una relación política con un partido para perjudicar o condicionar a otro. Planteamos un proceso de diálogo integral, concluyente, con metodología, contenidos y compromisos. La izquierda abertzale no tiene voluntad de repetir Argel ni de repetir Lizarra-Garazi. En el proceso de buscar un suelo democrático para la solución del conflicto tienen que estar presentes la gran mayoría de fuerzas políticas, sindicales y sociales. Ahora, está por ver si todos quieren estar, si tienen voluntad política para ello.


­¿Tras la vorágine de estos úlimos días, cómo queda lo aprobado el 30 de diciembre en el Parlamento de Gasteiz?


Ahora la gestión del plan está en manos del Gobierno español, y de ahí va a salir una decisión de rechazo. Desde nuestro punto de vista, esto debiera conllevar una incentivación de las posiciones políticas de PNV, EA, EB y la izquierda abertzale en defensa de Euskal Herria como sujeto político con derecho a decidir, que es lo que provoca el no del Gobierno español. Ese consenso básico es el que debiera definir, en el futuro, el contenido de una consulta.


­¿Cómo casa ese choque de trenes con la idea de una mesa con todos los agentes?


Los agentes que se sienten en la mesa deben partir del reconocimiento de la existencia de Euskal Herria y la asunción de que el futuro de este país lo tiene que decidir su ciudadanía. A partir ahí, cómo se hace operativa esa decisión, con qué reglas de juego, con qué compromisos, desde qué concepto de transición... eso es lo que tiene que ser objeto de negociación y de acuerdo. Sin el punto de partida claro, se corre el peligro de repetir la llamada «primera transición» con el modelo constitucional y estatutario. Si algo ha conquistado la sociedad vasca ante el Español en términos de posición política, si algo estamos demandando desde Ipar Euskal Herria hacia París, es el reconocimiento como nación con derecho a decidir. Después se darán muchas situaciones transitorias, la realidad del país desde punto de vista político y territorial es plural, por lo que tenemos que pactar un proceso de transición en el que todos los derechos estén garantizados. Por eso, más allá de los cambios o las palabras de estos días, la clave es si Zapatero está dispuesto a participar en una Declaración de Downing Street como base para la construcción de un acuerdo político.


­Antes ha hablado de la importancia de la propuesta de Anoeta. ¿Por qué se hace en este momento?


La reflexión en la izquierda abertzale ha sido profunda. Se ha valorado la evolución del proceso político, los avances objetivos y subjetivos en el mismo, los cambios en las posiciones de otros agentes políticos, el contexto internacional.... considerando que era el momento de articular una ofensiva política que incida en el impulso de las variables que la lucha política de la izquierda abertzale había ido modificando en los últimos años, especialmente tras el punto de inflexión que supuso Lizarra-Garazi. Es decir, la Alternativa KAS sirvió para «parar» el proceso constitucional-estatutario, la Alternativa Democrática aceleró el agotamiento del marco autonómico y permitió abrir una estrategia nacional ­con Lizarra-Garazi su máxima referencia­ y ahora, con la propuesta de Anoeta tenemos la posibilidad de encauzar un cambio político basado en el reconocimiento y derecho a decidir de la sociedad vasca. La solución al conflicto no define proyecto político alguno sino que debe estar pivotada en contenidos estrictamente democráticos, contenidos que garanticen el ejercicio de todos los derechos en toda Euskal Herria.


­¿Considera que la declaración ha logrado los objetivos que pretendía?


Es evidente que sí. En dos meses el escenario ha dado un vuelco importante. Mientras algunos pretendían polarizar el debate entre Plan Ibarretxe y Plan López haciendo un bocadillo a la izquierda abertzale, la propuesta de Anoeta y la decisión del 30-D han situado el conflicto político y las claves de solución en la agenda de casi todos los partidos y en todo ese debate la izquierda abertzale ha adquirido una gran centralidad. Eso sí, tenemos que ser conscientes de qué es lo que hay en juego. El Estado no nos va a regalar nada que no este políticamente conseguido o socialmente ganado. En los próximos meses los militantes de LAB tenemos que activar nuestra lucha ideológica y social.


­¿Cómo plantean el proceso de diálogo y negociación?


La cuestión clave es entender ese proceso de dialogo y negociación como un espacio más de lucha política y no como un ámbito donde las élites de las organizaciones sean los únicos protagonistas. La sociedad vasca no puede relajarse, sino que tendrá que acentuar una presión democrática para incidir positivamente en el mismo. En este sentido, la izquierda abertzale y otros sectores políticos y sindicales tenemos que conformar un autentico núcleo referencial y básico en la dinamización de un proceso que las experiencias internacionales señalan que será largo y con altibajos.


­¿Qué influencia ha tenido la votación del 30 de diciembre?


Junto a la declaración de Anoeta, ha servido para poner un turbo al proceso político, para situar la necesidad de un proceso de dialogo y negociación multilateral sobre las raíces del conflicto político. En este sentido es evidente que se ha condicionado la estrategia de especulación y manipulación política que el PNV estaba haciendo con el Plan Ibarretxe, y se ha condicionado también el proceso de reformas estatutarias a la catalana del PSOE. Quizá con todo ello lo mas significativo en Hegoalde ha sido la triangulación del escenario político con tres ejes muy definidos. La izquierda abertzale, el PSOE y otro polo dirigido por el PNV.


­Otros partidos ponen la exigencia de una tregua para empezar a buscar un acuerdo...


Siempre estamos en lo mismo. La izquierda abertzale ha dicho con claridad cómo y en qué condiciones se debe dar un proceso de dialogo y negociación y cuáles son sus compromisos. Ahí se sitúa la apuesta por vías pacíficas y democráticas. Nadie ha respondido en concreto a ese planteamiento. Por lo tanto, a día de hoy, no hay proceso de dialogo y negociación porque el resto de partidos no han definido posiciones en diseño, contenidos y compromisos. Dicho esto, en mi opinión hay que ir a un proceso de desmilitarización de todas las posiciones y proyectos políticos. Por eso, me parece incoherente demandar a ETA decisiones de tregua, entrega de las armas... y al mismo tiempo apelar a las fuerzas armadas en la defensa de España o acentuar todo el arsenal represivo y judicial contra sectores de la sociedad vasca. ¿Cuándo hacen tregua los Estados con Euskal Herria? Es hora de construir un escenario con compromisos multilaterales con incidencia en medidas de distensión de todas las partes.




«Condicionar la aportación al proceso a la negociación colectiva es un fraude»
­Se consideró la unidad de acción entre LAB y ELAcomo un motor de cambio político. ¿Cuál es la situación actual?
Hay una devaluación palpable de la unidad de acción en relación a la importancia y avances del proceso político. Por causas tácticas o consideraciones que tendrá que explicar, ELA ha decidido condicionar los compromisos del sindicalismo por la solución al conflicto, por una estrategia nacional y soberanista... a los acuerdos de la negociación colectiva. En un contexto como el que vive Euskal Herria esto es una irresponsabilidad y diría que un fraude al propio proceso político. Hace cuatro años fue la ruptura de la tregua y en los dos últimos años la negociación colectiva. ¿A qué jugamos? Pero no nos vamos a quedar «esperando» a ELA sino, al contrario, reforzaremos iniciativas y compromisos en relación a temas como presos, conflicto político, espacio socioeconómico.... complementado con la intervención sindical en las empresas. Eso sí, LAB siempre esta dispuesto a dimensionar la unidad de acción con un perfil acorde a la fase política en la que estamos inmersos. En este sentido, hay poner nuevas bases a la unidad de acción. Bases sólidas con un plan operativo para un marco vasco de relaciones laborales y un espacio socio económico vasco dentro de una estrategia nacional y soberanista... y ahí situar, también, la negociación colectiva. Esta ha sido la oferta que hemos hecho a ELA recientemente.


­¿Qué aportación puede hacer el movimiento sindical al proceso de diálogo?

La mayoría social trabajadora es sujeto interesado de un proceso de solución al conflicto. La actitud pasiva que antes comentaba de ELA está frenando una mayor involucración del sindicalismo y los trabajadores en un proceso de diálogo y, también, de interpelación a otras opciones sindicales. Es claro, además, que un proceso de solución política es parte intrínseca de un proceso de cambio político y social, y por ello, hay muchos sectores empresariales que se están convirtiendo en contrapeso fáctico en este momento político. En este sentido, es hora también que CCOO y UGT dejen la estela de ¡Basta Ya! y empiecen a aportar a un proceso de soluciones democráticas que integre al conjunto de la sociedad y clase trabajadora vasca
Mira també:
http://www.gara.net/idatzia/20050123/art97846.php

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