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Desafíos de 2005
per rsc	04 gen 2005
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Martes 4 de enero de 2005 Magdalena Gómez El año se inicia con el aniversario número 11 de la etapa pública del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); hoy es claro su evidente aporte a la cuestión nacional, empezando porque se brincó las antiguas fronteras ya bastante simbólicas para denunciar la instauración de gobiernos dictados desde afuera en clave neoliberal y llamó a los excluidos a luchar por un mundo donde quepan muchos mundos a través de una propuesta que recolocó a la concepción del poder en un regreso a la ética y a la lógica del principio de "mandar obedeciendo". No sólo eso, también fue el EZLN quien visibilizó a los pueblos indígenas y ha construido con ellos en Chiapas una de las experiencias autonómicas más significativas a nivel latinoamericano. Todo ello a contrapelo de la clase política y de sus diversas traiciones, pese a que en el afán de contrarrestar la fuerza zapatista aceleraron las reformas electorales pretendiendo colocar en esa pista de manera exclusiva la transición a la democracia. Malas cuentas han dado, pues la gran mayoría de la población desde el desempleo y la exclusión no logra ver el "maravilloso país" que se quiere vender con las estrategias mediáticas del foxismo. Sin embargo, no todo es ilusionismo; la clase política está actuando "detrás del telón" y ha logrado acuerdos en temas de fondo, cuya concreción gol-peará seriamente las posibilidades de revertir la propuesta neoliberal; es el caso de la ley de bioseguridad y la de seguridad nacional, que parecen tan distantes, pero no debemos separarlas, pues la segunda estará a la mano para defender el atentado que entraña la afectación de los recursos estratégicos de la nación. Recordemos nuestra insistencia en señalar que la contrarreforma indígena de 2001 tuvo como eje central impedir el derecho de los pueblos indígenas al uso y disfrute de recursos naturales en sus tierras y territorios. Poco a poco los diferentes pueblos se enfrentan a situaciones relacionadas con estas agresiones, como son la inserción de los transgénicos o los proyectos que se pretenden impulsar en Montes Azules. Por supuesto que la agenda neoliberal es más amplia y aún no logra alcanzar la privatización del petróleo o la industria eléctrica. No podemos desligar ese panorama de la secuela y desenlace de los conflictos abiertos por la clase política durante el pasado año, pues lo que ha sido la crónica de un golpe de Estado anunciado busca impedir el avance de un proyecto opositor a las políticas neoliberales y la mira está claramente colocada en 2006, pero no debemos engañarnos: se juega mucho más que unas elecciones. En lo inmediato no parece claro que los diversos frentes logren conciliar intereses. Es un hecho que en el caso del pretendido desafuero a Andrés Manuel López Obrador no se logró uno de sus objetivos, como fue bajar su popularidad al cerrar la pinza con los videos que involucraban a personas que eran o ha-bían sido colaboradores cercanos. En paralelo 2004 fue un año de triunfos electorales para el PRI, por lo que se fortaleció la idea de que no requieren pagar el costo del desafuero de AMLO, pues consideran que podrían ganarle en las urnas. Para el foxismo el asunto sigue en su agenda, ya que, m0ás allá de las reiteradas afirmaciones sobre el respeto a la investidura del Ejecutivo, los panistas no le perdonan al jefe de Gobierno del Distrito Federal haberse convertido en los hechos en el visible contrapunto frente a los desaciertos y desatinos del Presidente de la República que logró en 2000 sacar al PRI de Los Pinos. Así las cosas, el ingrediente de confrontación en torno al presupuesto federal ha llevado a la mesa de la Suprema Corte de Justicia la posibilidad de dirimir un conflicto entre poderes al cual, lamentablemente, no es ajeno el propio Poder Judicial, pues su trayectoria lo ha convertido también en cliente del sospechosismo al estilo ilustrado por las bases conceptuales de los más altos funcionarios foxistas. Es de lamentar que las consecuencias de estas polarizaciones y luchas por el poder se reflejarán en los clásicos acuerdos en lo oscurito, en el mercadeo que forma parte de la cultura política dominante, y el movimiento social tendrá que interpretar cuáles fueron las monedas de cambio con pocas posibilidades de incidencia. Sin embargo, desde diversos frentes se están analizando los riesgos que entraña para el país el clima de ingobernabilidad que difícilmente se oculta; cada conflicto que surge es analizado y abordado desde la correlación de fuerzas electoral en lugar de hacerlo con la ley en la mano. Ahí está de muestra el caso Tláhuac. Sin caer en catastrofismos podemos señalar que los desafíos de este año implican ante todo armar un Ya basta social que haga contrapeso a estas dinámicas de la clase política.
Mira també: http://www.jornada.unam.mx/2005/ene05/050104/017a2pol.php
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