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A Vicenteta no le gusta Carodeta
per Aleix Vidal-Quadras	18 des 2004
Las elecciones generales del 14 de marzo del año 2004, amén de aupar al poder al PRISOE, el brazo político del grupo PRISA, tuvieron otra lamentable consecuencia: permitir que un partido político antiespañol, ERC, abandonara el ostracismo político en el que estaba sumido desde el advenimiento del régimen pseudodemocrático. El intonso y barbitonto inquilino monclovita, convertido en rehén del archimandrita que está al frente del PSC -ese apéndice segregacionista que tiene el PRISOE en Cataluña-, no ha tenido más remedio que claudicar ante los socios de este último en Cataluña, ERC, para poder tocar pelo político. El iluminado secretario general de ERC, Pepe Luis Pérez-Díaz, también conocido como Carod-Rovira, aprovecha que tiene cogido por los compañones a Mr. Bean ZP para tratar de hacer realidad un viejo desideratum del rancio catalanismo: construir, a costa de las islas Baleares, la región de Valencia y parte de Aragón, el imperio catalán. Se trata, como decíamos, de una aspiración que viene de lejos, concretamente desde finales del siglo XIX, cuando el político Prat de la Riba sentó las bases de lo que tenía que ser la política expansionista del catalanismo. La tarea que se ha propuesto realizar el hijo del picoleto maño, sin embargo, no va a ser un camino de rosas. Afortunadamente, tanto los españoles de las islas Baleares como los de Valencia y Aragón son muy celosos de su identidad regional. En el caso de Valencia, el intento por anexionarla para formar la "Gran Cataluña" comienza por propalar el bulo de que el valenciano es un dialecto del catalán. Como los estudios filológicos serios dan un contundente mentís a tan disparatada pretensión, el vástago del guardia civil Apeles Pérez Carod no ha dudado en chantajear al gobierno prisaico, obligando a algunos de sus miembros a defender públicamente su interesada versión idiomática. Los valencianos, irritados por la intromisión en su cultura de la morsa de ERC, organizaron una manifestación para dejar bien clara cuál es su postura frente al imperialismo catalán: Valencia is not Poland. Esa manifestación sirvió, también, para presentar en sociedad a la nueva mascota de la Cataluña imperialista: Carodeta ("El burro de Carod y los millones en la ETA").
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