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Fuerzas estadunidenses matan a civiles iraquíes desarmados y atacan un hospital
24 nov 2004
Refugiados de Fallujah describen una situación de "violencia extrema" en la ciudad

Fuerzas estadunidenses matan a civiles iraquíes desarmados y atacan un hospital

KIM SENGUPTA THE INDEPENDENT

Bagdad, 23 de noviembre. Perturbadores reportes de abusos de las fuerzas estadunidenses en Fallujah, incluyendo el asesinato de civiles iraquíes y el ataque deliberado contra un hospital, han emergido de gente que escapó de la ciudad al finalizar los combates mayores.

En entrevistas con The Independent, las personas hablan de muertes debido a bombas y granadas de artillería, así como de mucha gente, inclusive niños, que fueron muertos por francotiradores estadunidenses. También se acusa a las fuerzas estadunidenses de ne-garse repetidamente a atender llamados de auxilio médico para civiles heridos.

Algunos asesinatos ocurrieron cuando se incrementaron las acciones contra el bastión rebelde, y al menos en un caso en que murió toda una familia de siete miembros, incluido un bebé de tres meses, las autoridades estadunidenses reconocieron su responsabilidad y ofrecieron compensación.

Los refugiados de Fallujah describen una situación de "violencia extrema" en que los civiles que se quedaron en la ciudad, quienes recibieron repetidas advertencias de los estadunidenses para que se marcharan, parecen haber sido considerados cómplices de la insurgencia.

Los hombres en edad militar eran particularmente vulnerables, pero también fueron asesinados niños pequeños, de hasta cuatro años de edad, mujeres y ancianos.

El ejército estadunidense, que ha iniciado investigación a un marine que remató a un combatiente iraquí herido la semana pa-sada, ha dicho que toda acusación de abusos será investigada. Sus voceros también señalan que los civiles muertos y heridos pudieron ser víctimas de la insurgencia.

Las autoridades estadunidenses han acusado a simpatizantes de los insurgentes de desinformar, y también aseguran que la gente de Fallujah ha exagerado el número de muertos y el nivel de daños provocado por la campaña aérea que precedió a las operaciones.

Sin embargo, las acusaciones de abusos y asesinatos, provenientes de distintas fuentes, parecen seguir un patrón consistente. El doctor Ali Abbas, quien llegó a Bagdad de Fallujah hace cuatro días, trabajó en una clínica bombardeada por Estados Unidos en la que murieron al menos cinco pacientes.

Sostiene que el ataque ocurrió pese a garantías estadunidenses de que había co-nocimiento de la localización del hospital y no habría ataques a sus instalaciones.

Abbas, de 28 años señaló: "Teníamos a cinco personas bajo tratamiento y murieron. No sabemos por qué atacaron la clínica. Nuestros colegas del Hospital General de Fallujah, que estaban en las afueras de la ciudad, hablaron con los estadunidenses y a les dijeron que no nos atacarían.

"Más tarde otros miembros del personal y yo fuimos casa por casa cuando pudimos hacerlo, para ayudar a gente herida. Mu-chos de ellos murieron delante de nosotros porque no teníamos medicinas o medios para realizar operaciones. Contactamos a médicos del hospital de Fallujah y les dijimos lo mala que era la situación. Queríamos que ellos evacuaran a los heridos más graves, que nos enviaran medicinas y a más doctores. Trataron de hacerlo, pero los estadunidenses los detuvieron.

"Lo que más notamos fue la cantidad de muertos por francotiradores estadunidenses. No sólo eran hombres, sino también mujeres y niños. El más pequeño que yo vi tenía cuatro años. Casi todos recibieron disparos en la cabeza, el pecho o el cuello. También vimos gente muerta y herida por bombas y fuego de artillería. Muchos de ellos presentaban quemaduras graves, parecían haber estado en un incendio, pero no eran tan terribles como los que fueron muertos por los francotiradores".

La familia de Aziz Radhi Tellaib murió antes que comenzara la batalla en Fallujah. El conducía hacia Ramadi para visitar a pa-rientes cuando su auto fue acribillado por un Humvee estadunidense, y después fue a parar hasta un afluente del río Eufrates.

Tellaib logró salir del vehículo, pero no pudo salvar al resto de su familia. Algunos murieron en el tiroteo, pero otros, incluidos sus dos hijos de dos y tres años, sus sobrinas, de tres años y tres meses, se ahogaron.

También la esposa de Tellaib, Ahlam, de 26 años, sus hijos Omar, de siete, Barat, de tres, y su hija Zainab, también de tres años. Además, murieron su sobrina, Rokyab, de 26 años, el hijo de ésta, Fadhi, de tres, y su hija, Farah, de tres meses.

Tellaib, comerciante de 33 años, señaló: "Fuimos detenidos en una fila de coches, en un lugar llamado Puente Japonés, por unos Humvees que nos rodearon. Me dispararon a un lado de la cabeza. Mi esposa y mi hijo mayor recibieron disparos en el pecho. Creo que fue entonces cuando murieron.

"Yo tenía sangre en los ojos. Perdí el control del automóvil, que cayó en el río. Logré salir y traté de sacar a los otros, pero el carro se hundió. Nadé hacia la orilla y pedí ayuda a gritos. Unos estadunidenses se acercaron. Les dije del coche y de los niños, pero no me entendían. Me llevaron al Hospital Jordan, cerca de Fallujah.

"Mientras me atendían, un primo fue a la estación de policía en Saqlawiyah y encontraron el coche. Los estadunidenses le dijeron a la policía que todo era un error y que me compensarían. ¿Pero qué hay de mi fa-milia? Ahora está sepultada en el cementerio de Fallujah. Mi vida se acabó, mejor me hubieran matado a mí también".

Ahmed Ali, ingeniero de 27 años, quedó atrapado en Fallujah durante las operaciones militares, y dice que mucha gente, incluidos amigos suyos, fueron asesinados.

Rahim Abdullah, maestra de 46 años, dijo que cualquiera que estuviera en la calle era considerado enemigo por los estadunidenses: "Intentaba llegar a la casa de mi tío, ondeando un trozo de tela blanca, como se nos dijo, y me empezaron a disparar desde un vehículo más grande que un Humvee. Logré dar la vuelta a la esquina corriendo y de ahí vi cómo le disparaban a dos hombres. Era gente común, no llevaban pistolas ni ningún arma. Esta clase de cosa ocurrió mu-cho cuando los estadunidenses iban ingresando a la ciudad. La única forma de sobrevivir era quedarse en casa y esperar que en ésta no cayera una bomba".

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca
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