|
Anàlisi :: guerra |
Diez lecciones estratégicas de la experiencia de Faluya
|
|
per lee |
19 nov 2004
|
|
Ibrahim Alloush*
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 23 de abril de 2004
'Free Arab Voice', 13 de abril de 2004
Todas las ciudades y aldeas iraquÃes pueden levantarse contra las tropas de ocupación como se ha levantado Faluya [1]. Y no solo como se levantó Faluya en la primavera de 2003 [2], sino también como lo ha hecho en la primavera de 2004. El potencial y la capacidad del [presente] levantamiento es al menos igual que el de 2003, si es que no fue mayor hace un año. No es verdad lo que han afirmado dos [ex] altos oficiales de la Guardia Republicana [iraquÃ] en el canal al-Jazeera de que el levantamiento de 2003 no fue posible debido al severo desequilibrio de poder respecto a las fuerzas de la ocupación.
En realidad, la lección más importante que hay que extraer de la última batalla de Faluya es que las posibilidades del levantamiento contra el eje estadounidense-sionista -superior tecnológicamente y poseedor de la supremacÃa aérea- están presentes en todas las ciudades y pueblos árabes, como [ocurrió] en el Beirut de 1982 o en el campamento de YenÃn en 2002. Pero transformar lo posible en realidad, lo probable en certeza, exige una resuelta voluntad por parte de quienes tienen que tomar las decisiones en la batalla, a fin de afrontar este reto y fundirse y formar un sólido bloque que no divida a la calle [árabe] ni a sus organizaciones armadas. Esto es lo que no ha sucedido en la mayorÃa de las batallas árabes, que han concluido en derrotas y fracasos.
Colapso de los Estados árabes y levantamiento popular
Una lectura mesurada de la resistencia permite ver que el denominador común en los casos en los que se ha producido un levantamiento exitoso contra el eje estadounidense-sionista en nuestra historia árabe es el colapso previo del aparato del Estado local de los paÃses que han sufrido una invasión, desde Somalia a principios de los noventa, pasando por LÃbano en los ochenta o [el colapso de] la Autoridad Palestina que favoreció la Intifada, hasta el Iraq de hace un año. Por lo tanto, es viable que el movimiento popular lleve las riendas de las iniciativas sin que exista autoridad local. Aún más, de hecho observamos que la vida polÃtica de la calle árabe ve debilitada su fuerza cuanto más fuerte es el aparato del Estado local ya que [esa fuerza] representa un peligro para la seguridad nacional. El papel del Estado local en el control de la iniciativa popular y de su desactivación tienen sus razones objetivas que van más allá incluso de la eventual voluntad de la cúpula del sistema por resistir, como ocurrió en Iraq.
En cualquier caso, hay capacidad de actuar para resistir; se han producido casos en los que el levantamiento contra el eje de EEUU y del sionismo ha tenido éxito y de ellos cabe destacar lo siguiente:
1. Confiamos en la fuerza de la calle árabe y no en los ejércitos organizados; en las armas ligeras y en los explosivos para hacer frente a las fuerzas enemigas organizadas que disponen de tecnologÃa militar avanzada. La victoria es posible; no es verdad que quien dispone de la supremacÃa aérea gana los combates no convencionales. Por lo tanto, debemos evitar los enfrentamientos tradicionales donde no es posible vencer la superioridad tecnológica y aérea.
2. Nuestros combatientes son gente de la zona en que se desarrollan los combates y aunque hay varios voluntarios ajenos al área, no son mayorÃa. [A los combatientes] Se les facilita la integración entre los ciudadanos y vuelven a la acción cuando es necesario. Esto no lo pueden detectar los satélites, ni son [objetivos] fáciles de bombardear como se bombardean tropas estándar de tierra o aire. De esta manera, el árabe se convierte en un espectro polÃtico-militar que persigue al enemigo como una pesadilla.
3. Cuando el enemigo se adentra en las zonas urbanas y en calles y callejones estrechos pierde mucha de la ventaja tecnológica que le proporciona sus avanzados instrumentos militares. Ello concede ventaja a los que viven desde siempre en la zona y la conocen a fondo por lo que se mueven con una mayor flexibilidad. No es necesario inflingir al enemigo pérdidas mayores de las que tenemos que soportar nosotros para vencer. Lo que hay que lograr en que sus pérdidas estén por encima del listón que pueden soportar, tal como reza el principio de "pérdidas inaceptables"
4. El principal punto que nos debilita es la falta de organización y la débil planificación estratégica. Esto no sucede en los enfrentamientos con el enemigo, en la guerra de guerrillas, ni en las acciones suicidas, o de infiltración, o caza y muerte de grupos pequeños. En general son llevadas a cabo por iniciativa de un combatiente individual mediante su valor personal y su determinación. Esto nos sitúa por encima del enemigo, ya que cien mil árabes pueden vencer a diez mil soldados enemigos; cinco de los nuestros dejan fuera de combate a una brigada enemiga en la guerra de guerrillas o en los enfrentamientos urbanos. Esta es la diferencia entre nuestros combatientes y los altos estamentos militares [árabes] corruptos y faltos de credibilidad.
5. Es preferible una descentralización de las decisiones militares. Los enfrentamientos y largas operaciones de desgaste contra las fuerzas del enemigo se han sostenido porque se trata de zonas donde habÃa una presencia de fuerzas locales implicadas en los combates, lo que les brinda la posibilidad de aumentar su popularidad porque cuentan con la decisión del entorno local facilitado por el apoyo popular que se les brinda. Este es el caso de Faluya y del campamento de YenÃn. Ello significa que es preferible una descentralización de las decisiones militares dado que no existe un movimiento popular árabe organizado dirigido por una cúpula polÃtica y militar sólida y experimentada. AsÃ, en estas circunstancias, el colapso del centro no lleva al colapso de las extremidades.
6. El enemigo no dispone de los medios necesarios para la guerra de guerrillas o los enfrentamientos urbanos o para luchar contra acciones suicidas; sólo puede vengarse en inocentes habitantes de una manera repugnante, poniendo asà de manifiesto su derrota polÃtica y militar. Este hecho provoca: a) la radicalización y el reforzamiento de la posición de los habitantes [locales] indecisos y tibios; b) posiciona a la opinión pública árabe, musulmana e internacional en su contra; c) aumenta el apoyo a nuestros combatientes en su lucha; d) genera una situación de inestabilidad de sus intereses regionales e internacionales; e) [favorece] la pérdida de la iniciativa mediática fruto del empeoramiento de su imagen.
7. No todos los instrumentos de los que se sirve la ocupación tienen naturaleza militar. SerÃa estúpido rechazar la posibilidad de golpear los puntos débiles o los menos fortificados del enemigo como sus aparatos no militares, económicos o los que denominan civiles cuando en realidad tienen una naturaleza polÃtica o securitaria hostil. No todos los instrumentos de la ocupación tienen naturaleza militar, ni es inteligente que permitamos al enemigo que decida las reglas del juego cuando pretende delimitarnos la naturaleza de los objetivos que debemos elegir, mientras ellos [el enemigo]golpean como quieren. Esto es aplicable a los objetivos civiles sionistas en la Palestina ocupada, a todos los trabajadores árabes o extranjeros de empresas u organizaciones civiles que trabajan para la ocupación en Iraq. Estos objetivos le duelen al enemigo y le desconciertan en gran medida y hacen aumentar la presión de la opinión pública en su contra. El caso de los extranjeros secuestrados en Iraq ha hecho aumentar las movilizaciones exigiendo la retirada de [las tropas de] Iraq y obliga a los colaboracionistas de la ocupación a replantearse su posición o por lo menos a sus relevos.
8. El secreto del logro de la victoria es honrar las pequeñas victorias en los enfrentamientos con un enemigo superior tecnológica y logÃsticamente. Ello significa: a) mantener la consideración de que una larga lucha requiere una larga determinación; b) explotar sus puntos débiles [del enemigo], el más importante, el ser humano; c) movilizar los efectivos humanos y materiales disponibles para los intereses de la resistencia; d) mantener la firmeza del principio y la unidad de todas las fuerzas sobre la base de expulsar a los ocupantes; y e) consolidar el concepto del mutuo enfrentamiento en la lucha contra el eje de EEUU y el sionismo que no puede solucionarse sino mediante la fuerza.
9. El discurso idóneo para ganarse a la opinión pública enemiga es el discurso del principio firme y claro que exija el fin de la ocupación sin concesiones o condiciones. La forma de ganarse a la opinión pública del bando enemigo es aumentar sus bajas humanas hasta el punto que sea insostenible, y no mediante la súplica y la imploración o renunciando a los principios o estableciendo relaciones normalizadas o sospechosas [con el enemigo]. La retirada sionista del sur de LÃbano sin condiciones ni exigencias es la mayor prueba de ello. Igualmente, la oposición a la ocupación en EEUU, incluida entre las filas de soldados y sus familiares, como manifestó el diario The New York Times en su edición de 11 de abril de 2004, aumenta según se incrementan las pérdidas estadounidenses en Iraq -y no a medida que se reitera la petición de una solución "justa y global al problema de Oriente Medio". Por lo tanto, el discurso idóneo para ganarse a la opinión pública enemiga es el discurso del principio firme y claro que exija el fin de la ocupación sin concesiones o condiciones, apoyado en las acciones militares.
10. Mientras la coacción nos divide, las diferencias doctrinales o regionales [árabes] aumentan las posibilidades de la derrota y debilitan la resistencia contra EEUU y contra el sionismo. Los hijos del pueblo que están dispuestos a inmolarse son un arma secreta que puede vencer muchos ingenios militares modernos. Nuestro pueblo árabe está dispuesto a prestarse a ello sin ambages pero requiere ver previamente una oportunidad o una referencia por la que sus sacrificios se conviertan en algo útil para la nación; que el sacrificio popular pueda anular los efectos de la tecnologÃa militar; que la bomba humana sea la bomba atómica de los oprimidos; que la resistencia una a la nación. Mientras la coacción nos divide, las diferencias doctrinales o regionales [árabes] aumentan las posibilidades de la derrota y debilitan la resistencia contra EEUU y contra el sionismo. Las cúpulas polÃticas de la oposición árabe que coinciden en esta visión todavÃa no están al nivel de los retos a que tiene que hacer frente la nación.
Todo nuevo frente contra EEUU y contra el sionismo devuelve con insistencia aquella importante premisa que viene planteándose ante nuestros ojos desde hace décadas: la creación de un movimiento popular árabe organizado que sea capaz de asumir la responsabilidad de proteger la seguridad nacional [árabe] desde Marruecos a Bahrein, que sea capaz de prestar apoyo efectivo a todos los focos de resistencia, desde Faluya hasta YenÃn. Una vez que el régimen local ha perdido su razón de ser, incluso para los que lo crearon hace un siglo, la batalla entre nosotros -los hijos e hijas de esta nación- y el eje estadounidense-sionista se ha trasformado en un enfrentamiento directo excepto para algunos esbirros. Ahora, o asumimos nuestra responsabilidad, o nos sumimos como esclavos en las tinieblas del [proyecto del] "Gran Oriente Medio" durante otro siglo.
Notas de CSCAweb:
1. Véase en CSCAweb el texto de Carlos Varea: Sobre los sucesos de Faluya: 'Una derrota múltiple para EEUU'
2. El autor se refiere a los enfrentamientos entre habitantes de Faluya y soldados de EEUU que provocaron hace un año el primer repliegue fuera de una ciudad en Iraq de tropas de ocupación.
* Ibrahim Alloush, jordano de origen palestino, es doctor en Ciencias Económicas, miembro de la asociación jordana AZAR (Asociación Ã?rabe contra el Racismo y el Sionismo) y del Movimiento Anti-normalización de Jordania. Figura comprometida desde la radicalidad polÃtica contra la sumisión del gobierno de su paÃs a EEUU y a Israel, contra el proyecto del sionismo en Palestina y en el mundo árabe y contra la invasión y ocupación de Iraq, ha sufrido la represión directa del régimen jordano en repetidas ocasiones. Como profesor, impartÃa su docencia en la Universidad de Petra (Jordania) hasta que fue expulsado en abril de 2003 por razones polÃticas pocas semanas después de haber sido puesto en libertad, tras ser encarcelado por haber efectuado declaraciones a la 'BBC' de Londres contra la presencia de tropas de EEUU en su paÃs antes de la invasión de Iraq. Alloush, a quien se le ha impuesto desde entonces el castigo de no recuperar su puesto académico y perder todos sus derechos laborales, ha seguido destacándose en el panorama jordano y árabe como un militante activo contra la ocupación de Iraq y contra el sionismo a través de sus artÃculos publicados en diversos medios árabes. Este artÃculo ha sido publicado en la web: 'Free Arab Voice'. Véase en CSCAweb de este autor y militante: Jordania y la estrategia sionista en el Mundo Ã?rabe | Homenaje a Aida Dabas en Amán | El Muro de la separación: ¿racismo u ocupación?
** Pedro Rojo, quien ha traducido este artÃculo para CSCAweb, es arabista, director del servicio de traducción 'Al Fanar, Revista de Prensa Ã?rabe' y miembro del Consejo Editorial de 'Nación Ã?rabe'. |
Mira també:
http://www.nodo50.org/csca/agenda2004/iraq/alloush-faluya_23-04-04.html |
This work is in the public domain |
Re: Diez lecciones estratégicas de la experiencia de Faluya
|
per discrepo en una frase |
19 nov 2004
|
"El caso de los extranjeros secuestrados en Iraq ha hecho aumentar las movilizaciones"
No siempre: Testimoniar los secuestros de las cooperantes italianas y inglesas nos hace creer que los secuestradores, en lugar de resistentes son terroristas y que hay que acabar con ellos. |