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Notícies :: guerra
Arafat , un criminal con el Nobel de la Paz
29 oct 2004
Miente hasta en su lugar de nacimiento , asegura haber nacido en jerusalem pero todo el mundo sabe que nació en el caireo. A él le gusta mentir en todo - suya es la frase de : "no voy a mentir , si soy capaz de asesinar ". Quiere aumentar su aureola de nuevo Saladino diciendo que nació en en Jerusalén, pero sus propios biógrafos y ellos mismos aseguran que lo hace para fortalecer su leyenda y que su acta de nacimiento certifica que nació en la capital egipcia de El Cairo.

Arafat estudió ingeniería en la Universidad Rey Fuad de El Cairo y fue en sus días de estudiante cuando se entrenó como fedayín (comando militar) y se implicó en el incipiente nacionalismo árabe que hizo causa común con los nazis.
Se cree que adoptó el nombre de Yasser para hacerle honor a una víctima árabe del mandato británico en Palestina.
Eran los años 40 y no dudó en elegir el terrorismo método de acción.
Participó en los cruentos combates que enfrentaron a árabes y británicos en Palestina y tras la creación del estado de Israel, se exilió en Kuwait, donde trabajó como empresario y siguió amasando su futuro como criminal y terrorista a la sombra del Gran Mufti de Jerusalem , aliado de los nazis.
Más tarde sería conocido en el mundo árabe como Abu Aminar, el "padre constructor".
Arafat nunca fue un líder de escritorio, simepre empuñó una pistola. La causa de destruir a Israel - que no la causa palestina- convirtió a Arafat en un errante crónico. Pasó 27 años instalándose y huyendo por Jordania, Líbano, Túnez e Irak antes de regresar a Gaza en 1994 como presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) fruto de los acuerdos de Oslo que traicónó tan pronto como pisó Gaza.
Su historia está llena de hitos, entre ellos la fundación de la banda criminal Al Fatá en 1959, su posicionamiento en la Organización de Liberación Palestina (OLP) y la ANP o su aparición ante la Asamblea General de Naciones Unidas en 1972, llevando una rama de olivo y una pistola, como medida de presión y befa del foro de Paz que debía significar la ONU. Sin embargo, su logro más destacado se produjo en 1993 cuando firmó con el entonces primer ministro israelí Yitzhak Rabin los llamados acuerdos de Oslo -que como hemos dicho traicónó-, que establecieron el autogobierno palestino en la Franja de Gaza y Cisjordania y el reconocimiento mutuo entre Israel y la OLP.
Ese paso le valió al año siguiente la adjudicación junto al propio Rabin y el canciller israelí Shimon Peres del Premio Nobel de la Paz.
La concesión de este premio representaba legitimar sus manos manchadas de sangre de judíos - el mayor asesino de judíos después de Hitler-. Una agresión imperdonable para los israelíes.
"Después de los nazi, no conozco a nadie que tenga tanta sangre judía en sus manos como Arafat", insistió en esos días el actual premier de Israel, Ariel Sharon.
Arafat ya habái sido premiado por la comunidad internacional muchas veces. Como muestra, se dirigió a las Naciones Unidas en 1972. Se premiaba así la serie de de secuestros aéreos, asaltos a embajadas y atentados perpetrados por el criminal Arafat durante los años 70. Se le limpiaba la cara por la comunidad internacional a costa de la sangre de sus judíos asesinados.
En 2000 realizó una nueva pantomima, abandonando Camp David II después de engañar a Barak y prometiendo un nuevo levantamiento palestino o intifada terrorista. Tras una ola de ataques terroristas islámico-aplestinos suicidas, el ejército israelí sitió las oficinas de Arafat en Cisjordania y lo confinó allí. Se acabó al "diversión" internacional del criminal Arafat, aunque siguió potenciando, financiando y dirigendo el terror.

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Comentaris

Re: Arafat , un criminal con el Nobel de la Paz
29 oct 2004
En el siguiente artículo extraído del periódico ultraburgués LA VANGUARDIA, Ben Jelloun expresa las mismas reservas hacia Bush que el ejército de lacayos pretendidamente "antisistema", George, Ramonet, Touraine, Chomsky y Cía ¿qué es lo que preparan estos burgueses? ¿una sofisticación y amejoramiento del régimen imperial para que la depredación y la rapiña sean más perfectas y se noten menos que con la mediocridad de Bush y sus acólitos?

Realmente, el reformismo es tan peligroso o más para la paz, para la igualdad, la libertad y la justicia que el protofascismo al que sirve:

Veamos las "buenas razones" Ben Jelloun y entendamos la trampa de las "buenas palabras":

Tahar Ben Jelloun / LA VANGUARDIA DIGITAL


Queridos amigos

LA POL�TICA DE BUSH entrañará la muerte de millares de inocentes: contamos con vosotros para poner término a los estragos de la mediocridad

TAHAR BEN JELLOUN - 29/10/2004


No se os puede escapar, indudablemente, que una gran inquietud y preocupación atormenta al mundo. Estados Unidos, que nosotros amamos y llevamos en nuestro corazón como prenda de una bella libertad, no se ve amenazado únicamente por el terrorismo que se disemina por todas partes, sino por un equipo que ha puesto su inteligencia al servicio del fundamentalismo religioso, el fanatismo y la fuerza. Se ha pisoteado el derecho, se han pasado por alto las normas internacionales, se ha despreciado la opinión pública de buen número de países, se han aprobado sin mediar debate alguno nuevas leyes represivas (Patriot Act).

Las mentiras, el engaño, la superchería y la mala fe han sustituido y socavado los valores esenciales de la democracia. Añádanse a ello una arrogancia y una testarudez sin límites. Estamos sumidos en una especie de pornografía política donde la democracia sirve de decorado a operaciones indignas de un gran país, una espléndida civilización, indigna de una cultura que nos acompaña desde la infancia.

Nos sentimos, en efecto, inquietos.

Cuando digo nosotros pienso en todos los países del mundo a quienes afecta -de una manera u otra- el proceder de Estados Unidos. Porque lo cierto es que asistimos al triunfo del expolio sobre la verdad, de la victoria del más fuerte sobre el más débil. Este sistema execrable y obsceno está ganando terreno y, tal vez, puede ganar incluso las elecciones. Si gana se convertirá ya en un modelo, contaminando en el intento a un mundo que aspira a un grado mayor de libertad y de dignidad.

La mediocridad que encarna George W. Bush es popular, impresiona los espíritus de los americanos tranquilos y de los ciudadanos que nunca han salido de su rancho y que creen que están solos en el mundo o, mejor dicho, que el mundo no existe y, si existe, es insustancial. En el fondo, se trata de gente animosa y decidida educada en la fe y los prejuicios.

Es posible que George W. Bush no sobresalga por su inteligencia, pero comprendió que para estar es menester apoyarse en la fe, en lo irracional, en símbolos suficientemente simplistas como para ser comprendido por el mayor número de personas posible. Se halla dotado de sentido práctico; es persona pragmática cuyo talante no gravita precisamente sobre la intuición y la conciencia histórica.

Ha desfigurado la faz de Estados Unidos, constituyendo un ejemplo ante el mundo de lo que representa realmente prescindir del derecho y pretendiendo al mismo tiempo pasar por salvador del planeta. Ahora bien, este hombre, responsable de la muerte de varios miles de civiles inocentes en Iraq y Palestina, está convencido de que labora por la causa justa, por el bien de toda la humanidad. Se halla persuadido de ello, como un ex alcohólico en peligro de recaída que exagera cada paso que da a fin de no sumergirse de nuevo en el infierno de la degradación. Y he aquí cómo un asunto estrictamente privado, que pertenece al ámbito de la intimidad (un problema de dependencia del alcohol) se ha resuelto por la vía de echar el resto en el terreno de la política. En este sentido, podría decirse que la presidencia ha sido el mejor remedio contra la enfermedad. El tratamiento más eficaz. El poder torna ebrio y, en ocasiones, abre las puertas de la locura. Si el 2 de noviembre Bush pierde, será él mismo quien se vea perdido. No obstante, confieso que tal circunstancia no constituirá nuestra principal preocupación...

Queridos amigos:

La América de las libertades y del crisol de culturas, la que vosotros representáis, la adelantada a su tiempo; la que supo acoger a los inmigrantes de todo el planeta, descubrir mentes privilegiadas, la que ha dado a la literatura, a la música, al cine y a la investigación sus títulos de nobleza: esta América que acompaña nuestra vida cotidiana, que satisface y estimula nuestro universo simbólico, que alienta nuestras aspiraciones y ambiciones, se halla hoy día amenazada. No obstante, es fuerte pues sea cual fuere el resultado de las elecciones sobrevivirá tal vez de manera más sólida que antes.

Se trata de la América que abrió las puertas de lo universal con un creador como William Faulkner, que conmovió los cimientos de la ficción novelesca, que fue el testigo más inflexible y severo de su época sin hacerse nunca ilusiones sobre el mundo de la política pero que sirvió a la humanidad al narrar y relatar su ser.

Frente a la estupidez y al mal, frente al fanatismo y al racismo, frente a la mentira y la sordera, se refuerzan los valores humanistas. Es indudable que si Bush vuelve a ganar, su política entrañará la muerte de millares de inocentes. Sus consejeros ya han empezado a levantar el velo de los desastres que nos preparan: atacar a Siria, atacar a Irán, aislar a Europa.

Querido amigos:

Gracias a vuestra actitud vigilante, esta desdicha anunciada se ve acompañada de una tremenda sacudida, de una movilización espléndida de varios millones de ciudadanos estadounidenses que se baten para que la democracia y las libertades sean restablecidas y, por encima de todo, nunca más atacadas. Hombres y mujeres que no son artistas ni intelectuales han salido a la calle para manifestarse contra el escándalo de leyes como la Patriot Act. Otros protestan contra el respaldo sistemático a la política de Ariel Sharon en los territorios palestinos ocupados. Jamás la Administración norteamericana adoleció de tanta parcialidad ni fue tan complaciente con el Gobierno israelí. Porque Bush, como Sharon, no cree en la paz y cree que los problemas del mundo pueden solucionarse con la fuerza y la brutalidad. No sólo es algo necio, sino también criminal. Visto desde el mundo árabe, visto desde Europa, vuestro país fascina. Por eso somos numerosos quienes queremos haceros partícipes de nuestra gran inquietud. Pero contamos con vosotros para poner término a los estragos de la mediocridad y del fanatismo.



TAHAR BEN JELLOUN, escritor. Premio Goncourt 1987 Traducción: José María Puig de la Bellacasa
Re: Arafat , un criminal con el Nobel de la Paz
29 oct 2004
¡Dejanos en Paz,cabrón !
Re: Arafat , un criminal con el Nobel de la Paz
30 oct 2004
Mega Lerdo...la culpa es del Vaticà, segur...
Re: Arafat , un criminal con el Nobel de la Paz
30 oct 2004
creo que en espacios como este se ha avanzado lo suficiente como para no tratar los conflictos desde puntos de vista étnicos. Dejaos de "judios" y de victimismo, si quereis que la gente os apoye hablad de injusticia, y si la gente cree que teneis razón os apoyarán como seres humanos.

Pero escudarse en una identidad racial y usar el argumento del holocausto como escudo moral cada vez que alguien se os oponga solo os llevará a la prepotencia. Y así solo conseguís que la vision que tienen de vosotros en el exterior sea de antipatía, o de odio.

Así que mientras os sigais considerando "judios" antes que seres humanos la gente os tratará como tales para bien y para mal, aunque casi siempre para mal.
Sindicato Sindicat