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Notícies :: corrupció i poder
Futbolcidio
27 oct 2004
La belleza de un deporte es inversamente proporcional a la cantidad de dinero que gire en torno a él. Y cuánto dinero que mueve el fútbol; cada vez son más los millones de dólares, euros o yenes.
Veamos si esta hipótesis se verifica en otros deportes. En la Fórmula 1 se ha convertido en noticia que la Ferrari de Schumacher no salga primera. La abismal distancia entre el alemán y el resto de los pilotos se debe casi exclusivamente a cuánto vale la máquina que conducen.
Otro ejemplo: en el boxeo se conocen los vencedores antes de que comience la pelea. El mafioso Don King y las millonarias apuestas, son mucho más eficaces que los puños de cualquier boxeador. En ambos deportes el resultado es el mismo: el aburrimiento, la chatura y las ganancias millonarias para los capitalistas.
El fútbol quizá sea el que mejor expresa esta desagradable combinación. En los últimos años, ha recibido cataratas de inversiones y un pequeño gotero para suministrar su belleza.
Los dueños de la pelota
Ni San Martín, ni Bolívar, ni nadie. Como todo el mundo sabe, América del Sur fue “liberada� por la multinacional japonesa Toyota. Y por eso la copa de fútbol se llama Copa Toyota Libertadores de América.
Al igual que en todo negocio capitalista, en el fútbol existe una feroz competencia y una tendencia a la concentración. Los diferentes sponsors pelean por aparecer en los clubes o competencias más redituables. Los multimedios (ESPN, FOX, T&C) se sacan los ojos por tener los derechos de transmisión de los torneos más trascendentes y las potencias imperialistas pujan por organizar los mundiales en sus canchas. Los últimos tres mundiales se jugaron en centros imperialistas (Estados Unidos, Francia y Japón), al igual que el próximo (Alemania). Poco importa que ni Japón ni Estados Unidos sean países con tradición futbolera. Tampoco interesa que la sede del Mundial 2006 le debía corresponder a algún país americano u africano.
Eso sí, los tres mundiales resultaron un fiasco. Ninguno de sus partidos quedará grabado, por su buen juego, en la memoria de nadie. Si hasta tuvimos que ver una final del mundo definida por penales (Brasil-Italia).
Las empresas de Estados Unidos y Japón se han lanzado a copar un mercado redituable. Por eso todos los equipos más importantes del mundo reciben millones por realizar giras y exhibiciones por esos países.
La Liga Arabe no quiere quedarse de brazos cruzados y paga fortunas por contratar a estrellas (casi siempre en su ocaso) para sus torneos. Entonces Batistuta, como muchos, no lo duda: jugará, por montañas de billetes, en el impresentable torneo de Qatar, en vez de hacerlo en San Lorenzo.
Tráfico humano
Pocos negocios como el del fútbol son tan permeables al lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas, o algún otro inmundo negocio capitalista. El punto es éste: ¿quién puede determinar cuánto cuesta tal o cual jugador? Si el Milan compra a un defensor mediocre en 50 millones de euros, quién dice que un mediocampista más o menos bueno no valga, por ejemplo, 100 millones.
Esto abre el camino a las más variadas especulaciones. Se realizan transferencias de jugadores que no hace mucho abandonaron los pañales o, directamente, se compran niños (por menos de veinte dólares) en los sitios más marginados del planeta y se apuesta a que alguno de ellos llegue a triunfar.
Un mafioso ruso, Roman Abramovich, compró al mediocre club Chelsea y lo convirtió, en pocos meses, en uno de los más poderosos. Entre los jugadores que pasaron por el club inglés está el argentino Verón que, en muy pocos años, movió más de 150 millones de euros en diferentes transferencias. Cuando Maradona fue comprado por el Barcelona de España, hace poco más de 20 años, pagaron por él menos de 10 millones y fue todo un acontecimiento. Hoy, ésa es una cifra irrelevante.
Miles de millones se lavan con el fútbol cada año. Y al joven futbolista argentino Cordone lo suspendieron y lo “crucificaron� por haber fumado un porro, sustancia que en nada incidía en su rendimiento deportivo.
Fútbol chatarra
¿Alguien donaría 50 millones de dólares para una exhibición, sin obtener nada a cambio y a riesgo de perder parte o todo el dinero?
Entonces, ¿por qué un equipo cedería a sus mejores futbolistas para jugar, por ejemplo, la Copa América o las Olimpíadas, a riesgo de que se lesionen o lleguen demasiado cansados?
Por eso, casi ningún equipo pudo tener a sus figuras en dichas copas. La Argentina y el hiperdesprestigiado Bielsa son la excepción. La lógica sería que la selección argentina gane todos los partidos por seis goles de diferencia y se lleve la medalla de oro. Pero vale recordar que las máximas figuras de Europa nada pudieron hacer con la humilde e inexperta Grecia en la pasada Eurocopa, una de las competencias más anodinas de los últimos años.
Hasta Los Simpsons le han dedicado un capítulo al fútbol y su actual chatura. Todos los torneos internacionales que se han jugado este año lo confirman y el futuro es nada alentador.
Donde no hace mucho decía: “La mejor defensa es un buen ataque�, hoy debe leerse: “La única defensa posible es no atacar casi nunca�. Nada importa el espectáculo, lo único significativo es no perder. Aunque con tanta fría especulación hayan asesinado al fútbol.
Mira també:
http://www.geocities.com/CapitolHill/Senate/9094/UltimoBR/intgral.htm#futbol

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