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Notícies :: antifeixisme |
JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per Vicent Partal |
12 oct 2004
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VILAWEB
OPINIÓ
12/10/2004 |
Quan la Unió Soviètica es va dissoldre com el sucre, va haver-hi nazis alemanys que varen argumentar que l'estat devia una reparació moral als soldats, la majoria de lleva, que havien lluitat, a les ordres d'Hitler contra el soviètics. La reacció de la classe política alemanya va ser, emperò, unànime. No hi havia reparació possible per als qui havien intentat de destruir per sempre la democràcia. A Madrid, en canvi, un govern teòricament d'esquerres permetrà avui que un voluntari nazi reba honors al costat d'un home que va alliberar París i va defensar la llibertat i la democràcia a tot Europa. En cap més país de la Unió no fóra imaginable una barbaritat tan colossal com la que perpetrarà avui José Bono. Per respecte a les víctimes del terror nazi. Per dignitat. Però sobretot perquè ningú, de les noves generacions, no puga creure que el nazisme és una opció normal, com qualsevol altra.
Vicent Partal
director ARROBA vilaweb.com |
![](https://barcelona.indymedia.org/images/licenses/norights.gif) This work is in the public domain |
Comentaris
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per Orgullo Patrio |
12 oct 2004
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Vosotros, la MISERIA, no vencereis NUNCA.
Sois tristeza, lástima y patetismo. Abandonad la ignorancia y abrazad el ORGULLO PATRIO.
Sois España, ¡¡¡¡DESCUBRIDLO!!!!
¡ARRIBA ESPAÑA!
¡VIVA EL REY!
¡VIVAN LAS FUERZAS ARMADAS!
www.himnonacional.org |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per Català |
12 oct 2004
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Mori España!!!!!!!!!!! Visca la Republica Catalana Independent i Comunista
QUE MUERA ESPAÑA!!!!!!!!!!!! |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per ESPAÑOL |
12 oct 2004
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Ese hombre no era nazi y el mismo lo ha dicho era anti-comunista y tenía muchas razones para serlo.
Todavía segueis keriendo a Stalin a pesar de ser un asesino??? No os comprendo!!
¡¡¡Arriba España!!! |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per * |
12 oct 2004
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Tots els membres de la división azul varen jurar fidelitat a Hitler i es van integrar, uniforme inclòs, al seu exercit.
Per tant, si que era/es nazi i si que es coresponsable dels crim contra la humanitat que van cometre. |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per anz |
12 oct 2004
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Viva el gey |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per ESPAÑOL |
12 oct 2004
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Pero por favor no seáis cínicos, todo el mundo sabe que el 99% de los comunistas son Stalinistas y Stalin además de ser el mayor asesino de la historia era un opresor(aunque ahora os llamen liberales no sé porqué) así que no habléis tanto de hitler y recapaciteis sobre lo que sois: ASESINOS.
¡¡¡Arriba Españ!!! |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per indymedia |
12 oct 2004
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Hay que reconocer que los motivos que llevaron al tio este de la división azul a luchar contra el comunismo, es que habian matado a no se cuantos tios y primos suyos en un bombardeo de los rojos, y que eso provoco que se metiera en la guerra hasta el cuello, yo soy rojo y le entiendo perfectamente, luego como es logico, los suyos no se lo agradecieron a su vuelta de la URSS y escupio en todo aquello por lo que habia luchado, sin dejar de ser anti-comunista.
Aun así parece mentira que seais tan ceporros todos los que habeis escrito aqui, porque para hablar primero hay que saber y por lo que se ve, no os informais una mierda Indymedias de palo. En cuanto a los fachas que habeis contaminado esta web con vuestros comentarios de mierda, espero que remateis el sufrimiento por vuestra enfermedad con un tiro en la cabeza. Y nos dejeis en PAZ. |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per inadaptat |
12 oct 2004
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Una mica d musica a vere si aixi obres els ulls españolet tocacollons.
Renegan de Lenin
Els/les bocamolls/es
S'inflen i es mostren
Als aparadors
Recorren a Stalin
Per justificar
El seu reformisme
Aliat del capital
EL GEN COMUNISTA MAI NO MOR
ES VIU DINS L'ESTÒMAC, DINS DEL COR
EL GEN COMUNISTA MAI NO MOR
QUI POT NEGAR A L'HISTÒRIA EL TEU RECORD?
El síndrome d'Herodes
S'exten a l'occident
Matança de nadons
Que puguin portar el gen
TORNADA
REVOLTA D'OCTUBRE DE 1917
EL POBLE AMB ARMES AGAFA EL PODER
Marxisme com a eina
Destrueix el teu/va burgès/sa
Prenyats de l'experiència
Per el nou naixement
STALINGRAD 1942,
VICTÒRIA ANTIFEIXISTA, OI, OI!
TORNADA |
al pan, pan...
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per panadero |
13 oct 2004
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un momento!
El tal español este es evidente que es un memo fascista. Aprovecho para cagarme en todos sus muertos... pero las cosas claras:
Lenin era un reaccionario criminal que asesinó al pueblo campesino de Ucrania que estaba operando su própia revolución social.
Abajo el revisionismo històrico tanto el de los derechistas como el de los izquierdistas! |
al pan, pan...
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per panadero |
13 oct 2004
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un momento!
El tal español este es evidente que es un memo fascista. Aprovecho para cagarme en todos sus muertos... pero las cosas claras:
Lenin era un reaccionario criminal que asesinó al pueblo campesino de Ucrania que estaba operando su própia revolución social.
Abajo el revisionismo històrico tanto el de los derechistas como el de los izquierdistas! |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per ESPAÑOL |
13 oct 2004
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anda panadero, no seas cínico, que sé que a ti te gusta el Ché(otro asesino) como mínimo.
¡¡Arriba España!! |
Re: JOSÉ BONO RET HOMENATGE A UN NAZI
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per juarez |
14 oct 2004
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EL TESTIMONIO DEL VETERANO ANGEL SALAMANCA EN EL 60 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE KRASNI BOR.
El dia que perdi a 1.000 compañeros
El 10 de febrero se cumplira el 60 aniversario de Krasny Bor, la mas dura batalla de la Division Azul en el frente ruso. un superviviente, el entonces sargento Angel Salamanca, rememora como la nieve se lleno de cadaveres de españoles
«Parece que el cielo se va a desplomar encima de ti, que se acaba el mundo, que nadie va a quedar vivo. Faltaban pocos minutos para las siete de la mañana del 10 de febrero de 1943 y había comenzado el miércoles negro en Krasny Bor. La artillería rusa inició el castigo sin piedad. Los españoles que estábamos en primera línea corrimos a los búnkeres a cobijarnos de los fogonazos de más de 800 cañones que hacían agujeros tan grandes como plazas de toros. La tierra temblaba y el humo hacía difícil la visibilidad.Estábamos escondidos como ratas en el búnker, a 2,5 metros de profundidad. Todo era ruido, fuego, gritos, lodo, nieve y sangre.El termómetro no subía de los 25º bajo cero. Pese al frío, se sudaba, pero no se comía, ni se bebía, ni se fumaba, ni se daban los buenos días.
Muchos oficiales, en labores de vigilancia, fueron alcanzados con los primeros bombazos, dejando sin mando a la tropa. Fue ésta una de las claves de la batalla. Se decía que nunca caía un obús o un mortero donde ya había caído otro. Mentira. Caían por cientos, unos encima de otros, y al explotar esparcían metal caliente en todas direcciones. Cada una de las 800 bocas vomitaba fuego cada 10 segundos, el tiempo necesario para cargar y disparar.Enseguida se sumaron los famosos organillos de Stalin, camiones con plataformas de artillería que disparaban consecutivamente, provocando un ruido atroz, como si fuesen órganos. Tanto poderío militar para el sector tan reducido por el que se peleaba era una barbaridad.
La División Azul estaba desplegada en el norte del pueblo de Krasny Bor, en un frente de 20 kilómetros de largo al sur del sitiado Leningrado. Desde 1941 los alemanes habían cercado la ciudad y, en su intento definitivo por acabar con el sitio, los soviéticos habían elegido Krasny Bor. Estábamos, pues, en el eje de su ataque. Mi unidad, unos 5.000 hombres -aproximadamente un tercio de los efectivos españoles- se encontraba allí.
Yo estaba incorporado como sargento a la Quinta Compañía del II Batallón del Regimiento 262, a las órdenes del capitán Teodoro Palacios, quien me destinó a la segunda sección, al mando del alférez Céspedes. A mi cargo tenía un pelotón reducido de 35 hombres. Venía de un larga experiencia en combate en primera línea adquirida en los frentes de Aragón, Madrid y Cataluña durante la Guerra Civil desde agosto de 1936, cuando tenía 17 años. Me enrolé en la División Azul en verano de 1942, en Logroño.
Cuando empezaron las hostilidades aquella mañana del 10 de febrero, en realidad hacía ya días que sabíamos que algo gordo se cocía en las filas rusas. En las trincheras, Radio Macuto informa con mucha antelación. Un ucraniano que se pasó al bando español en la noche del 9 de febrero fue la señal inequívoca de que el ataque era inminente: llevaba ropa interior nueva, una costumbre local antes de la batalla para morir limpios y puros si caían abatidos en combate. Entendimos rápidamente que en pocas horas empezaría el baile. Había tensión, pero no miedo.
El fuego de artillería duró más de dos horas, en las que se produjo la mitad de las bajas del día. Al cesar la artillería, comenzaron las pasadas de la aviación enemiga, que hostigaron especialmente a nuestra Quinta Compañía; sólo en el pelotón bajo mi mando hubo una decena de bajas, entre muertos y heridos, en las tres primeras horas. Otras compañías fueron literalmente trituradas.
Pese a que el avance terrestre del Ejército Rojo se produjo por cuatro líneas de penetración con una división en cada una -44.000 hombres en total-, se toparon con serias dificultades. El calor de la artillería había dejado el acceso a nuestras nevadas posiciones como un completo barrizal por donde los carros de combate KV-1 y T-34 quedaban atascados y los esquiadores, empantanados.
Pero más importante fue que no esperaban nuestra respuesta. Creían que tras el bombardeo estaríamos todos muertos. Y lo que hicimos fue salir a nuestros puestos, emplazar las máquinas y recibirlos a fuego limpio. Las órdenes del capitán Palacios eran claras: "¡Resistir y resistir!".
Aunque la infantería rusa llegaba por oleadas, lo hacía muy desordenada y pudimos repeler los primeros ataques. Había que resistir hasta morir. Pero iban acumulándose las bajas; entre ellas la del alférez Céspedes. Si había heridos, se les evacuaba. Si había cadáveres, se apartaban para no pisarlos y se seguía disparando. El espectáculo era dantesco. Para coger una pistola y pegarse un tiro.
A media mañana, los rusos habían perforado el frente por tres sitios, pero los capitanes Campos, Oroquieta, Aramburu y Palacios resistían a duras penas con seis compañías muy debilitadas. La Luftwaffe no hacía acto de presencia; y la División SS Volkspolizei, situada en la media distancia, no podía auxiliar, pues debía aguantar para hacer frente a una previsible embestida rusa.
A mediodía estábamos prácticamente cercados por el flanco izquierdo.Mi sección, sin oficial al mando, era ya un islote con unos pocos supervivientes. Sólo pude atrincherarme y abrir fuego de costado.Primero con un único tubo de mortero que defendía Joaquín, un cabo de Ponferrada. Cubría su ojo izquierdo con una mano porque le habían pegado un tiro en la cara.
Nos retiramos por la trinchera de evacuación y regresé con dos soldados más para recuperar parte de la munición y alimentos del búnker y destruir el resto. Tiramos bombas de mano como locos.Al retirarnos al enclave donde resistía Palacios, éste me dijo: "¡Salamanca, desde este momento eres Medalla Militar!". Acto seguido acudí al sector del puesto de mando. Sólo quedaba operativo un fusil ametrallador, pero causó estragos.
Llegaban columnas con medio centenar de hombres que eran abatidos sistemáticamente. Disparábamos ferozmente, sin parar, esperando a que el enemigo se encontrase a menos de 100 metros, disparábamos al bulto. Pero hasta un ciego habría hecho blanco.
Toda la potencia de fuego de la máquina, 1.300 disparos por minuto, provocó una carnicería en las filas enemigas y nos mantuvo con vida. No es que nuestro cañón estuviese caliente, es que estaba al rojo vivo. En la refriega, tres veces cayó el soldado que la servía. Cuando un cuarto soldado me dijo con la mirada: «Sargento, ¿quiere usted que me maten?», decidí empuñar personalmente la ametralladora. Al cabo, los rusos acertaron con una granada de 120 que cayó ante el cañón. Salí despedido cuatro metros, perdiendo el conocimiento momentáneamente, la cara llena de sangre y metralla y una ceguera casi total por el alumbramiento del fogonazo. Fui evacuado al búnker. Luego supe que tenía también una herida de bala en la rodilla.
Sin munición, con la mayoría de los supervivientes heridos y los indemnes, agotados, el final estaba próximo. A las tres de la tarde, un soldado entró al búnker: "De parte del capitán, que salgáis todos; estamos hechos prisioneros". Los 25 heridos salimos y encontramos a otros 18 hombres con las manos en alto con el capitán Palacios al frente. Nos mandaron formar e hicieron un simulacro de fusilamiento pero sólo se tiraron como fieras sobre nuestros relojes y todo lo que llevábamos.
El trayecto hasta Kolpino, en fila de a tres, fue entre una alfombra de cadáveres. No nos trataron mal gracias a un jefe de escolta mongol que no debió de haber otro mejor en toda la Unión Soviética.Los 30 detenidos de Oroquieta, con los que enlazamos, recibieron toda suerte de golpes. Al llegar a Kolpino, un enloquecido grupo de mujeres rusas trató de atacarnos, pero el mongol las rechazó a culatazos.
Enseguida empezaron los interrogatorios, con las traducciones de un español enrolado en el Ejército soviético. Todo el afán del coronel ruso era saber qué armamento usábamos, hablándonos incluso de un arma secreta de Hitler. «Dice el coronel que habéis causado más de 14.000 bajas, y eso es imposible con ametralladoras y fusiles mauser corrientes», nos informó el republicano español.
Luego vino un cautiverio en campos de concentración que se alargó hasta 1954. Las estadísticas hablan de 2.252 bajas españolas (1.125 muertos, 91 desaparecidos y 1.036 heridos) en un solo día. Otras 1.000 se sumaron en los días posteriores. Aunque los españoles retrocedimos ese día tres kilómetros, los rusos no avanzaron más. Tras intensos combates, el mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva. El frente quedó estabilizado durante un año.
La batalla de Krasny Bor, con una encomiable resistencia de nuestra División -el 10 de febrero se consiguieron tres de las ocho laureadas de la División Azul en la URSS- enterró una gran ofensiva posterior para romper el cerco de Leningrado. Los divisionarios que luchamos allí y estuvimos cautivos hasta 1954 no supimos qué ocurrió hasta el regreso a España, pero teníamos la creencia de que la ofensiva no había llegado más al sur que Krasny Bor.»
Elaborado por Juan Pablo Cardenal sobre el testimonio del teniente Angel Salamanca. Más información en los libros «Esclavos de Stalin», de Angel Salamanca, y «Nieve roja», de los hermanos Miguel Angel y Fernando Garrido
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