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«Ni en el 79 ni ahora renunciamos a los derechos históricos, pero la realidad obliga a ir paso a pas
10 oct 2004
Iñigo Urkullu preside la agrupación provincial más nutrida del PNV y la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento autonómico. Combinando ambas perspectivas aborda la última operación policial contra ETA, el futuro del proyecto de nuevo Estatuto, las relaciones con la izquierda abertzale, EA y el PSE y las reivindicaciones de los familiares de los presos vascos.
Iñigo URKULLU | Presidente del Bizkai Buru Batzarra del PNV
«Ni en el 79 ni ahora renunciamos a los derechos históricos, pero la realidad obliga a ir paso a paso»


La semana ha estado marcada por la operación policial del pasado domingo.En cuanto a los efectos que pudiera tener en el escenario político, Iñigo Urkullu cree que «es arriesgado hacer predicciones sobre una cuestión que tiene sus propias claves de información oculta, que las manejan los gobiernos del Estado francés y del español. En todo caso, también hay una parte que afecta a la izquierda abertzale, que se ve afectada por una situación que puede condicionar su presencia en el ámbito institucional teniendo la mirada puesta en las próximas elecciones autonómicas. Es probable que tenga sus consecuencias, pero no creo que las podamos ver antes de las elecciones autonómicas, al menos en lo que respecta al Gobierno del PSOE».



­¿Cuáles pueden ser esas «claves de información oculta»? ¿Qué valoración hace el PNV de la operación?


Mi valoración personal es que resulta extraña la forma en la que se está explicando la operación, al menos en lo referido a Mikel Albisu y Soledad Iparragirre. Tengo la impresión de que el Estado francés, que tiene una actitud de colaboración con el Estado español, tiene un conocimiento de los movimientos de determinadas personas con responsabilidad o influencia en ETA. No creo que haya sido una operación casual. Ycreo que el Estado francés tiene problemas que atender y ha tomado la decisión de colaborar con el Estado español para terminar con ETA.


­Estos días se ha escuchado mucho que se puede acabar con ETA por la vía policial. ¿Qué opina de esto?


Se puede pensar en una actuación para tratar de acabar policialmente con ETA, pero ETA es algo más que una organización que tenga un carácter exclusivamente militar. Es una expresión más de lo que es un problema político que afecta a la sociedad vasca secularmente.Tiene unas pretensiones políticas y, en ese sentido, aunque los golpes policiales que reciba desbarajusten la organización, la raíz política no va a ser solucionada policialmente.


­En el Parlamento de Gasteiz está a punto de comenzar el debate de las enmiendas del proyecto de nuevo Estatuto, y antes de que empiece el PNV ya está hablando de las elecciones y de buscar la mayoría absoluta. ¿Por qué?


Porque es evidente que va a haber elecciones autonómicas, y no por lo que suceda con el debate sino porque tocan. Sí es cierto que a la vista de las posiciones de cada formación política ante la propuesta, tenemos que hacer una previsión de las hipótesis que se pueden dar en la votación final en el Parlamento Vasco. Aunque todavía hay tiempo para ver cuántas cosas pueden ocurrir en el plazo de dos meses y medio o tres.

­Cuando se presenta un proyecto de esta envergadura, a cuatro años vista, se hace para ganar. ¿Qué ha fallado en la estrategia del PNV para que a dos meses de su votación el escenario más probable sea el que no se apruebe?


Bueno, que no se apruebe es una de las hipótesis. No creo que haya fallado nada en los cálculos. No entraba en los cálculos el que necesariamente se aprobase en esta legislatura en el Parlamento Vasco, porque no podemos escapar de las circunstancias políticas y ver cómo se han movido cada una de las formaciones. Cómo se ha movido el PP, que no se ha movido. Cómo se ha movido el PSE, que no se ha movido. Y cómo se ha movido Batasuna, que hasta ahora no se ha movido hacia un posicionamiento favorable a la propuesta. Lo que dijimos desde el principio es que esta propuesta tiene que tener un recorrido y el final del recorrido será la consulta a la sociedad vasca.


­Sobre la mesa sólo hay enmiendas del propio tripartito y de Sozialista Abertzaleak. ¿Cabe la búsqueda de algún tipo de acuerdo, de alguna negociación de esas enmiendas?


No. Creo que todos los portavoces del PNV y del Gobierno Vasco lo han dicho. Sozialista Abertzaleak sabe que no podemos negociar nada con ellos si no hay un posicionamiento claro con respecto a algunas premisas que hemos puesto ante la sociedad hace tiempo.


­En el Pleno de Política General, Arnaldo Otegi propuso negociar sin condiciones y dejar éstas para cuando se pueda sus- cribir un acuerdo. ¿Es posible ese escenario?


No. Podemos hablar, como hablamos con todas las formaciones políticas. Hablar sí y hablar claramente. ¿Dónde están situados los problemas? Si los problemas están en el concepto de territorialidad, la izquierda abertzale sabe que la realidad actualmente es la que es. ¿El problema está en la consulta popular, en el derecho de autodeterminación?Sabe también la izquierda abertzale que la propuesta lleva a un escenario de ejercicio de derecho de autodeterminación, gradual si se quiere, y sabiendo cuál es la realidad que afecta a los ámbitos jurídico-territoriales de Euskal Herria. Estamos escuchando de la izquierda abertzale que si la propuesta se pudiera desglosar en dos partes quizá habría una posibilidad... Hemos escuchado también que la posición es contraria y que la propuesta del lehendakari es un fraude a la sociedad. Tenemos distintos con- ceptos de lo que es la propuesta. Para nosotros es un todo y obedece a la realidad actual de la sociedad vasca.


­Ezker Batua ha enmendado todos los artículos menos uno y asegura que la propuesta carece de contenidos sociales. ¿Puede darse el caso de que una fuerza del tripartito acabe desmarcándose?


No lo creo. Por eso están planteadas algunas otras enmiendas y la vocación de las tres formaciones políticas es que al final, respetando la identidad de las tres formaciones, lleguemos a esa propuesta común.


­¿Por qué la comunicación pública de la propuesta se está centrando en que va a haber una consulta y no en los contenidos concretos del proyecto?


Quizá porque tanto por la parte que se dice constitucionalista como por la izquierda abertzale que se dice oficial fijaron su atención desde el primer momento en la consulta.PP y PSE diciendo que es ilegítima, segregacionista y separatista. Y la izquierda abertzale diciendo que es una consulta cuyo ámbito territorial no refleja a todo el pueblo vasco. Nosotros nos hemos esforzado en hablar de los pilares fundamentales de la propuesta, de su porqué, de sus antecedentes, de su contenido en relación con las potencialidades del Estatuto de Gernika, de la legitimidad que deriva de los derechos históricos y del propio Estatuto de Gernika...


­¿Y por qué esa insistencia en que buscan una convivencia amable con el Estado? Una vez abierto el proceso, ¿por qué no dejarlo que vaya hasta donde la sociedad quiera ir?


Esto no quita el respetar en cada momento lo que la sociedad vasca diga. Nosotros planteamos el Estatuto de Gernika en el 79 desde la premisa de que no renunciábamos a los derechos históricos. Y al plantear ahora una propuesta de nuevo Estatuto político también decimos que no renunciamos a los derechos históricos que asisten al pueblo vasco, que en su caso decidirá lo que tenga que decidir. Lo que entendemos es que los contextos socio-políticos también nos obligan a mirar la realidad crudamente y pensar que tenemos que dar pasos de forma gradual.


­Si no se aprueba el proyecto en el Parlamento y después de las elecciones no tienen mayoría absoluta, ¿qué pasará?


No vamos a renunciar a algo que es principio fundacional del PNV. Tendremos que seguir trabajando de la manera en la que los ciudadanos y ciudadanas de los tres territorios de la CAPV nos pongan. Pero yo estoy convencido de que va a ser lo contrario, que aunque no prospere la votación en el Parlamento va a haber una gran mayoría de la sociedad vasca que haga una apuesta clara por mirar al futuro en clave de normalización política, dando pasos gradualmente.


­¿Un escenario en el que suba mucho el PSE y el tripartito no obtenga mayoría absoluta puede derivar hacia nuevos acuerdos entre PNV y PSE, o eso está absolutamente descartado?


Aunque el PSE suba, no creo que se dé una situación de esas características. Pero si se diera, no es vocación del PNV el caer en una forma de hacer política como fue la de años pasados si no hay unas premisas claras. El PSE sabe que cualquier relación, desde hace unos años a esta parte y también para el futuro, tiene que basarse en el respeto a los derechos humanos y en el respeto a la voluntad de la sociedad vasca.


­El PSOE está empezando a hacer movimientos de reforma constitucional, del Senado, admite cierta representación ante la UE... ¿Les está poniendo un poco más difícil la estrategia de oposición?


No lo veo así. De momento lo que hay son declaraciones de intenciones y que no satisfacen nuestras ambiciones. No veo que el PSOE dé pasos que nos pongan en una situación más complicada para hacer oposición. Tras el 14-M le dijimos al PSOE que no creíamos que hubiera ganado las elecciones, sino que las perdió el PP, y le pedimos que pusiera el contador a cero derogando la Ley de Partidos, el Pacto Antiterrorista, la reforma del Código Penal... y lo que estamos viendo es lo contrario de lo que exigimos.


­El lehendakari dijo en el Pleno de Política General que si una formación no podía presentarse a las elecciones se «alterarían las reglas de juego de forma torticera y estaríamos ante una trampa al sistema democrático». ¿Qué haría el PNV en ese caso?


Es una situación difícil para nosotros, porque no tenemos margen de maniobra, por mucho de que lo estemos denunciando y lo estemos haciendo sinceramente. Ahora, en cuanto a esa cuestión, también la izquierda abertzale tiene su propia responsabilidad, porque ha estado en sus manos sortear la ley de partidos de una manera clara.


­¿Cómo?


Lo sabe la izquierda abertzale oficial, que tuvo su propia reflexión, por lo que a mí me consta en ese sentido.


­¿Habrá coalición PNV-EA?


Espero que prospere. Más allá de la identidad de cada una de las formaciones políticas, creo que hay una apuesta clara que viene de las elecciones autonómicas del 2001, que la vio una buena parte de la sociedad vasca, y que tiene que tener recorrido en los próximos años.


­Luego viene la hora de hacer números y de establecer quién va en las listas. En algunos sectores del PNV hay un sentimiento de que se ha sido demasiado generoso con EA...


Bueno, cada uno hacemos nuestra lectura. Yo participo de que como PNV hemos sabido estar a la altura de las circunstancias cuando nos ha tocado.


­Usted es presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento. Familiares de presos se han quejado de que la Comisión tiene hacia ellos muchas palabras pero pocos hechos. ¿Qué les diría?


Entiendo que tengan esa sensación porque tienen una situación que les incumbe directamente y no ven resueltas sus apetencias y deseos. Pero la Comisión de Derechos Humanos y su presidente ­y quizá no esté bien que lo diga yo­ hacen más de lo que públicamente se puede decir. Lo que ocurre es que tiene las competencias que tiene. Hemos reivindicado un plan de acercamiento de los presos desde hace tres legislaturas, la excarcelación de los enfermos graves, la progresión de grado y la aplicación flexible y positiva de la ley penitenciaria. A mediados de junio mantuve una entrevista personal con la directora de Instituciones Penitenciarias, a la que le expuse todos los acuerdos del Parlamen- to en esta materia.Su respuesta pública ha sido de una inflexibilidad absoluta. Entiendo que los familiares de presos crean que se puede hacer más. Desde luego, se hacen más cosas de las que públicamente se dicen.


­¿Qué opina de que el tripartito se negara recientemente a pedir al Gobierno de Lakua que cumpla las recomendaciones del Relator de la ONU contra la tortura?


Ahí hay que hacer alguna matización. Porque lo que se estaba planteando en la proposición era el cumplimiento de las disposiciones finales del Relator de la ONU, sin tener en cuenta las consideraciones previas. Como tripartito decíamos que en las consideraciones previas hay una referencia clara a la no percepción de práctica de torturas por el Departamento de Interior. Segunda cuestión, nosotros entendemos que hay un protocolo de actuación del Departamento de Interior, junto al de Sanidad, en el que se recoge la visita de un forense diferente cada día, etcétera, que son medidas que aquí se están aplicando y en otros lugares no, y parece que nos corresponde a nosotros el cargar con el peso de la denuncia de aplicación de torturas. Y también decíamos que, hasta ahora, ninguna denuncia se ha demostrado judicialmente. -
Mira també:
http://gara.net/idatzia/20041010/art82973.php

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Comentaris

Re: «Ni en el 79 ni ahora renunciamos a los derechos históricos, pero la realidad obliga a ir paso a pas
10 oct 2004
Pernando Barrena - Mahaikidea
Tiempos duros, tiempos para avanzar

Los hechos son claros y muchas veces repetidos. Por un lado, una nueva operación conjunta de las fuerzas armadas españolas y francesas contra ETA ha convulsionado la actualidad política vasca. Inmediatamente suenan a los cuatro vientos los típicos cantos de sirena de Madrid y París magnificando el golpe asestado a la organización armada.

Por otro lado, los portavoces del Gobierno de Ibarretxe y del PNV, sumándose sin disimulo alguno a la celebración franco-española. Al tiempo que Josune Ariztondo, portavoz del PNV, mostraba su felicidad por la operación, la Guardia Civil «machacaba a palos» al ciudadano vasco detenido en Burgos para poder de nuevo detener, torturar y encarcelar a ciudadanos vascos.

Hasta aquí los hechos, que no hay que negarlos, ni minimizarlos. Pero tampoco sacarlos de contexto y analizarlos a la ligera. A nadie se le puede escapar que el análisis de estas operaciones, la acción y la reacción de los gobiernos español y francés, o la desvergonzada sonrisa de los dirigentes del PNV no puede ser analizada sin tener muy presente la coyuntura política en la que nos encontramos.

Euskal Herria vive una encrucijada de cuya resolución depende nuestro futuro y el de las generaciones venideras. Una encrucijada dura y difícil. Una coyuntura propiciada fundamentalmente por el fracaso del modelo estatutario y esperanzadora por estar ante una nueva oportunidad para sentar las bases de una solución democrática y definitiva al conflicto que nos enfrenta con los estados español y francés.

Hemos sobrevivido al ciclo autonómico sellado hace 25 años tras el abrazo de la Moncloa protagonizado por los herederos del franquismo y dirigentes jeltzales. Hemos sobrevivido también a la prepotencia del jacobinismo. Unos y otros calcularon que en un par de décadas la lucha por la reunificación territorial y la soberanía nacional articulada en torno a la izquierda abertzale sería cosa del pasado. No sólo no ha sido así, sino que París se ha topado con un conflicto que trataba como ajeno, el marco autonómico español se tambalea, y sin embargo, en Euskal Herria, el derecho a decidir está como nunca antes en el epicentro del debate político. Y no por casualidad. Y todo esto en medio de una feroz represión que está golpeando sin cesar a la izquierda abertzale. Tampoco por casualidad.

La izquierda abertzale en general, y la Unidad Popular como su máxima expresión política, tras dar por agotada una prolongada fase de resistencia, supo adecuar su estrategia allá por el 92-94. Adelantándose al declive estatutario, hoy reconocido por la casi totalidad de las fuerzas políticas, dio inicio a una nueva fase política desde la que, a pesar de la nula voluntad de los gobiernos español y francés para reconocer el derecho de los vascos a decidir su futuro, se daba prioridad a la construcción de los pilares de un nuevo proyecto político, que debía ser incluyente e integrador y que tenía, a su vez, que ser garante de los derechos de todos los vascos en el conjunto del territorio.

Lo ocurrido en el 98 permitió visualizar y tomar conciencia del potencial del proceso iniciado hacia un nuevo marco político. La paz y la libertad, después de demasiados años de sufrimiento, casi se podía empezar a tocar con la punta de los dedos. Sin embargo, el PNV perdió el equilibrio, los intereses propios vencieron a los intereses generales, saltó del proceso y no pudo culminarse. La izquierda abertzale pagó las consecuencias de unas expectativas frustradas que ella misma con valentía y consciente del riesgo asumido había propiciado. Con la perspectiva que da el tiempo, podemos afirmar con rotundidad que fue una gran inversión de futuro para alinear posiciones y marcar el camino de la soluciones.

El Gobierno fascista de Aznar no tardó en reaccionar. La Alternativa Democrática y el proceso del 98 fueron suficientes pistas para que los poderes del Estado ­temerosos de que un proceso político en Euskal Herria que no controlaban pudiese finalmente fructificar y poner en riesgo la unidad de España­ diesen luz verde al PP para iniciar una cruzada sin precedentes en toda la Unión Europea para frenar las legítimas aspiraciones de un pueblo. El Gobierno español impuso un estado de excepción desde el que ha intentado durante casi una década eliminar al motor de ese proceso. Como elemento central situó la ilegalización de Batasuna. Sin embargo, como le sucedió al PSOE de Felipe González, la obsesión por acabar con ETA terminó por llevar al PP a perder las elecciones españolas tras mentir al intentar responsabilizar a la organización armada vasca de los atentados del 11-M.

La situación política en el 98 era clara y sigue siendo muy clara en el 2004. Las posibilidades de futuro también. O se apuesta por una Euskal Herria reunificada, respetada y con capacidad de decisión o continuamos divididos bajo dominio español y francés. Esta claridad del momento político obligó al PNV a moverse tras la ruptura de los acuerdos del 98. Aprovechándose de las dificultades que tenía la izquierda abertzale para volver a situarse en un escenario de enfrentamiento y consciente del temor suscitado en la sociedad vasca por la feroz ofensiva española, venció en 2001 las elecciones autonómicas en la CAV. A partir de ahí ha diseñado una estrategia política para tratar de sacar la mayor tajada política, económica y electoral posible hoy y condicionar a futuro cualquier cambio político al mantenimiento de su hegemonía política. El resultado fue un Plan Ibarretxe que plantea una mera reforma estatutaria en la CAV, que además, manejando con habilidad conceptos válidos para solucionar el conflicto, ha pretendido atraer a sus posiciones a sectores de la base social de la izquierda abertzale.

No lo han logrado. La izquierda abertzale ha demostrado que tras vencer el pulso al marco estatutario y abrir las puertas a una nueva oportu- nidad para la paz y la libertad no está dispuesta a permitir que ésta sea desaprovechada. Ni el fascismo de Aznar ni la sibilina estrategia de Ibarretxe han frenado la capacidad de resistencia y de acción política de la izquierda abertzale.

Es por ello que las opciones de futuro vuelven a ser sólo dos. Abrir un proceso nacional para recuperar los derechos de los vascos que nos acerque definitivamente a un escenario de paz, o por el contrario, abordar una reforma estatutaria que dé al traste con todo y traiga consigo la prolongación y el endurecimiento del conflicto.

La izquierda abertzale ha realizado durante los últimos meses un profundo análisis de la nueva situación política y ha diseñado las líneas de su ac- tuación y propuesta política renovada al objeto de dar un nuevo impulso a un proceso político que dé pie a amplios y plurales acuerdos sobre el reconocimiento de todos los derechos y la capacidad de decisión sobre su futuro a todos los vascos sin límites, condiciones ni exclusiones.

Pero para ello, el primer reto de la izquierda abertzale, y especialmente de Batasuna era y sigue siendo trasladar en primer lugar a su base social el análisis sobre el balance político de la última década, las reflexiones sobre la actual coyuntura y la presentación de la línea política y sus concreciones para los próximos meses.

Es en este contexto en el que han llegado las respuestas policiales de Zapatero a las interpelaciones realizadas incluso por ETA tras vencer el PSOE las elecciones en marzo, para que abandonando las fracasadas terapias represivas de sus antecesores gestionase con audacia, valentía y voluntad democrática una salida dialogada.

Por consiguiente, y aun teniendo claro que el primer objetivo de las últimas operaciones policiales es tratar de que ETA tenga la menor capacidad de incidencia posible en el presente y futuro político de Euskal Herria, en segundo lugar, los gobiernos español y francés, buscan sembrar la desorientación y el pesimismo en el conjunto de la izquierda abertzale.

No perdamos, pues, la perspectiva ni el horizonte político. Lo mucho que hemos avanzado y las posibilidades que nos depara el futuro inmediato. Continuarán intentando dar credibilidad a la estrategia policial porque la fuerza es su único argumento tras el fracaso de la estrategia autonomista. Pero la victoria policial saben que es imposible porque luchan con- tra un pueblo. Y mientras persista la injusticia habrá vascos dispuestos a hacerle frente.

Insistimos, Batasuna y la izquierda abertzale van a dar todos los pasos necesarios para aprovechar esta oportunidad, con voluntad de diálogo y acuerdo. Pero nuestro compromiso es el futuro de nuestro pueblo. Somos conscientes de que nos enfrentamos a dos estados muy poderosos. Sin embargo, la capacidad de lucha y sacrificio de miles y miles de vascos a lo largo de todas estas décadas demuestra que Euskal Herria tiene una cita con la libertad. Tarde o temprano llegaremos a ella. Con muchas dificultades, con mucho sufrimiento, con mucha alegría de vivir también; pero llegaremos a ella. Animo eta aurrera bolie! -
Re: «Ni en el 79 ni ahora renunciamos a los derechos históricos, pero la realidad obliga a ir paso a pas
11 oct 2004
"eusdalduna naiz eta Euskadi dut maite. horregatik kartzelara eraman naute, kartzela leihotik iazr bat da ageri , hura biziko dena, Euzkadi da biziko" "soc vasc i per estimar Euskadi m'han empresonat, des de la finestra de la preso puc veure un estel i mentres aquet estel brilli vol dir que Euskadi seguira viu" (Filipe Bidart, despres de passar 25 messos i 10 dias aillat en una cella sense parlar amb ningu, en la preso de La Sante Paris) La editorial Txalaparta acaba d'editar un llibre seu en euskara: Bakartasunaz bi hitz (dues paraule sobre la soledat).
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