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CEBRI�N Y LOS PERIÓDICOS DIGITALES
25 set 2004
CEBRI�N Y LOS PERIÓDICOS DIGITALES

Cebrián abogó ayer en Málaga por establecer medidas de control en Internet que permitan que la prensa digital sea "tan respetable, fiable, creíble y rigurosa como lo es la prensa de papel"...

Jaime Richart



25 Setiembre 2004



Las mayores atrocidades e imposturas siempre las come­tieron los ungi­dos por el cielo. Y además, a lo largo de más de una centuria, vienen diciendo éstos majestuosamente que responden sólo ante la historia. Pero las grandes menti­ras no las divulgan, descu­biertos, los conde­nados en sen­tencia firme por ellas, sino los que con recur­sos y paciencia han ido con el tiempo ins­pirando hábilmente confianza para dosificarlas luego escu­dados en la credibilidad tra­bajada y en el halo de respetabi­lidad que permanentemente recla­man. Este es el caso de la prensa en general, de gran parte de los pe­riodistas a su servicio y de un tiempo a esta parte el de Ce­brián y El País... Lo que postula Ce­brián prueba qué poco sabe de lo poco que creemos en la prensa de pa­pel, y prueba también hasta qué punto me­nospre­cia la inteli­gencia que circula por la Red; inteligencia limpia de (casi) toda in­tención espú­rea al no vender allí, a diferen­cia de lo que pretende tanto aquélla como los res­tantes medios, na­die sus ideas...



Pero si de acuerdo con lo que aboga Cebrián la prensa di­gital ha de ser su émulo, la prensa digital será tan poco res­pe­table, tan poco fiable, tan poco creíble y tan poco rigurosa como la de papel. Está tan empapado Ce­brián en los vapo­res del sistema, que no se da cuenta (o se la da y por eso trata de enredar en él) de que Internet es el único re-medio del si­glo XXI co­ntra el sistema y el único medio res­petable, fiable, creíble y riguroso. El único contrapeso posible, hoy por hoy, al peso demoledor de la prensa al servicio de intereses en­quista­dos y de intereses que no rotan, como tam­poco rotan -se pa­san de padres a hijos- quienes los regentan.



Que la prensa de papel no puede evitar sus lacras por tra­tarse de una superestructura inseparable de la misma socie­dad imperfecta, puede constituir una atenuante de culpa, pero también contribuye a convencernos de que a través de ella ningún avance socio-polí­tico de peso cabe esperar de la misma. Antes al con­trario, la prensa apuntala y lubrica el en­granaje general. Como tampoco nada pueden aportar en tal sentido los otros círculos mediáticos asociados a ella desti­nados ya a cumplir meramente tanto un papel de distracción como de clo­roformización. Si la prensa gráfica va dirigida a una parte muy pequeña de población que, por el mero hecho de leer ya pre­supone una cuota estimable en el pensar un poco en un país donde se lee tan poco, los otros medios -el radiofónico y el televi­sivo- atienden a una población mayorita­ria pasiva con un ni­vel nulo o bají­simo de criterio personal di­námico. Pero el caso es que entre am­bos brazos armados, lo controlan y, lo que es peor, lo deciden todo...

http://www.nuncamas.net/
CEBRI�N Y LOS PERIÓDICOS DIGITALES

Cebrián abogó ayer en Málaga por establecer medidas de control en Internet que permitan que la prensa digital sea "tan respetable, fiable, creíble y rigurosa como lo es la prensa de papel"...

Jaime Richart



25 Setiembre 2004



Las mayores atrocidades e imposturas siempre las come­tieron los ungi­dos por el cielo. Y además, a lo largo de más de una centuria, vienen diciendo éstos majestuosamente que responden sólo ante la historia. Pero las grandes menti­ras no las divulgan, descu­biertos, los conde­nados en sen­tencia firme por ellas, sino los que con recur­sos y paciencia han ido con el tiempo ins­pirando hábilmente confianza para dosificarlas luego escu­dados en la credibilidad tra­bajada y en el halo de respetabi­lidad que permanentemente recla­man. Este es el caso de la prensa en general, de gran parte de los pe­riodistas a su servicio y de un tiempo a esta parte el de Ce­brián y El País... Lo que postula Ce­brián prueba qué poco sabe de lo poco que creemos en la prensa de pa­pel, y prueba también hasta qué punto me­nospre­cia la inteli­gencia que circula por la Red; inteligencia limpia de (casi) toda in­tención espú­rea al no vender allí, a diferen­cia de lo que pretende tanto aquélla como los res­tantes medios, na­die sus ideas...



Pero si de acuerdo con lo que aboga Cebrián la prensa di­gital ha de ser su émulo, la prensa digital será tan poco res­pe­table, tan poco fiable, tan poco creíble y tan poco rigurosa como la de papel. Está tan empapado Ce­brián en los vapo­res del sistema, que no se da cuenta (o se la da y por eso trata de enredar en él) de que Internet es el único re-medio del si­glo XXI co­ntra el sistema y el único medio res­petable, fiable, creíble y riguroso. El único contrapeso posible, hoy por hoy, al peso demoledor de la prensa al servicio de intereses en­quista­dos y de intereses que no rotan, como tam­poco rotan -se pa­san de padres a hijos- quienes los regentan.



Que la prensa de papel no puede evitar sus lacras por tra­tarse de una superestructura inseparable de la misma socie­dad imperfecta, puede constituir una atenuante de culpa, pero también contribuye a convencernos de que a través de ella ningún avance socio-polí­tico de peso cabe esperar de la misma. Antes al con­trario, la prensa apuntala y lubrica el en­granaje general. Como tampoco nada pueden aportar en tal sentido los otros círculos mediáticos asociados a ella desti­nados ya a cumplir meramente tanto un papel de distracción como de clo­roformización. Si la prensa gráfica va dirigida a una parte muy pequeña de población que, por el mero hecho de leer ya pre­supone una cuota estimable en el pensar un poco en un país donde se lee tan poco, los otros medios -el radiofónico y el televi­sivo- atienden a una población mayorita­ria pasiva con un ni­vel nulo o bají­simo de criterio personal di­námico. Pero el caso es que entre am­bos brazos armados, lo controlan y, lo que es peor, lo deciden todo...



Hay mucha más limpieza y autocensura en la Red de lo que Cebrián cree que en la prensa gráfica, mucho más atenta a vender ejemplares, a captar audiencia y a reclutar epígonos para los dos partidos polí­ticos principales que a for­mar una opinión responsable e indepen­diente que en el fondo no le interesa porque le hace sombra y la contesta. La prensa no quiere ciudadanos despejados y lúcidos. A la prensa sólo le interesan ciudadanos sumisos y lo más su­gestionables posible, y para ello trabaja. Y aunque, desgra­cia­damente, no se ven en la prensa digital noticias fal­sas, ni ideas demasiado subversi­vas contra la guardia ci­vil, la mo­nar­quía, la iglesia, los lob­bys y los grandísimos in­tereses fi­nan­cieros o el Estado, lo cierto es que en Internet se habla claro, se llaman a las cosas por su nombre y no se está pensando: ¿qué dirá el ministro, qué dirá el arzobispo, qué pensará el juez o el policía?



Por eso estoy convencido de que si de la Red podemos espe­rar alguna eficacia, algún cambio palpable, será preci­samente extendiendo ru­mores, sospechas, hipótesis y sobre todo enfoques que no están "autori­zados" en la prensa de papel, parte del poder. En ésta todo cuadra, toda verdad es redonda o se redondea, no admite dudas sobre nada y nada se cuestiona como punto de partida; y así nos va. ¿Qué di­cen desde arriba que fue Al Qaeda? Pues todo lo demás arrastrará el mismo vicio interesado. ¿Qué Bin La­den o Hussein o Chávez, hicieron o han hecho esto o aque­llo? Pues desde ahí el dogma, no del Vaticano sino ahora de la Casa Blanca, tirará del carro de lo que venga a conti­nua­ción.



Una prensa de papel que no sangra ni es plataforma de clamor cuando un país colosal ataca a otros dos sin causa belli; que se de­canta por norma a favor del más fuerte; que difunde y al tiempo defiende por ello mismo como "noticia" una impulsiva e interesada versión presidencial sobre el atentado contra el pueblo recién cometido; que propala todo cuanto concierne a la realidad con arreglo a las claves pre­fabricadas por los protagonistas principales del mando en el mundo y de la barbarie que se comete en él; que insiste en seguir la co­rriente a las agencias norteamericanas de noti­cias secun­dando tendenciosamente, día tras día, las versio­nes más pueriles, menos respetables, menos fiables, menos creíbles y menos rigurosas sobre, por ejemplo, unos mitos maneja­dos a volonté por el Poder americano, como el tal Bin Laden o la ficción de Al Qaeda como organización del terrorismo internacional y no en último término como repre­sentante del mundo islámico y máximo enemigo del poder norteamericano, exclusivamente, y no del resto de países occidentales, etc. etc.



¿Considera propio del rigor que se espera de un periódico Cebrián, insertar en primera página como certeza a bombo y platillo la afirma­ción del entonces presidente de gobierno de haber sido ETA el autor del atentado el 11-M, y todo por haber recibido el subdi­rector del rotativo una llamada telefó­nica del mismo, cuando la prensa debe ser la campeona de la desconfianza frente al po­der y frente a todos los gobier­nos? ¿Piensa que hay "verdad" en llamar día tras dia terro­ristas a los iraquíes que con el único medio a su al­cance defienden sus tierras contra el in­vasor? ¿Llama obje­tividad, seriedad y digno de respeto el hecho de que en sendos artí­culos Andrés Ortega Klein, uno de los fundado­res de El País, en uno considere “tan inmoral los con­tratos petroleros de Francia y Alema­nia con Irak an­tes de la invasión, como ofrecer Bush en aquel entonces como botín el petróleo ira­quí a los países que se le unieran? (Tiempos y sentidos, 23 setiembre 2002), o que en Ganas de optimismo, 22 Julio 2004, califique de libelo el Fa­renheit de Moore, o que más recientemente, 13 setiembre 2004, califique de “equivocada� la dirección de Zapatero en Cuando hasta Irak se vuelve contra Kerry? ¿Acaso son, to­dos ellos, ejemplos de ri­gor, de seriedad, de fiabilidad y de credibilidad más elementales y, como antiguamente se decía, edifi­cantes?



Contra la monserga y el sermón de nada sirve el silencio que los monserguistas y sermoneadores interpretarán no como prudencia sino como debilidad. A la mon­serga, al ser­món, a la machaconería, a la mentira y a la con­fusión hay que combatirlos como hace la homeopatía: con más de lo mismo. A ver si así, convertido todo en una impostura colosal gráfica y digital, ven por fin la viga en su ojo...



Pero en todo caso mala cosa es que Cebrián haga un lla­mamiento general para que les imitemos, cuando buena parte de las fun­ciones de la prensa de papel las cumple do­blegándose ante el pode­roso político y económico en lugar de enfrentarse a ellos. El mensaje de Cebrián resulta de pare­cido paño de que está compuesto todo lo que pertenece a la cinicocracia de la que hablaba el otro día Vidal Beneyto.



Internet no es un foco infeccioso. Más bien al contrario. Si de algo adolece es precisamente de servir de mero amplifica­dor a las innumerables mentiras y tergiversaciones informati­vas difundidas por la prensa gráfica...



La prensa digital está bien como está. Como expresión y reserva de la máxima desconfianza hacia la otra y hacia to-dos los medios en general. Está bien como urdidora de conspiraciones frente al Poder. Si precisamente ha de evitar algo el periódico digital es el refrito, la reproducción de noti-cias de la prensa impresa, de puntos de vista trillados y so-bre todo dirigidos sutilmente a reforzar el sistema, que es lo que hace Cebrián con su propuesta. El rumor, el bulo y la invención que puedan circular por Internet no son menos "sóli­dos" y menos valiosos que el rumor, el bulo y la inven­ción cuasi-científicos salidos de la prensa corriente. En todo caso el peso de la confusión, aunque la prensa de papel trate de ordenar la que ella siembra para hacerla más asi­milable a los consumidores, sólo puede aliviarse con más confusión. A ver si así, con su confusión, con confusión en la Red, con confusión en la calle y con confu­sión por todas partes se anima la prensa oficial a forzar y a ofrecernos algo diferente: por ejemplo dudas y desconfianza a raudales.



Todo lo que llama la prensa "realidad" según sus fuentes, principalmente en los asuntos graves domésticos e interna-cionales se nutre de las mismas agencias manipuladoras de esa realidad en función de los deseos del poder de turno en casa y del poder de la potencia de turno en el mundo. Y de paso (pues es notorio que lo que más importa en sus pro-pios modos de valorar realidad política es la otra, la realidad económica y financiera confundidas con la primera), en fun-ción de la expectativa económica en clave de beneficios que cada asunto pueda proporcionar a cada grupo me­diá­tico.



Internet no debiera preocuparse más que de organizarse para cos­tear a sus propios investigadores, para aceptar re­ferencias como la de la Red Voltaire sin ninguna vin­culación con el poder yan­qui y con corresponsales propios, evi­tando, eso sí, el anonimato "absoluto" absolutamente en­sordece­dor. Lo demás no sólo debe seguir igual, sino que debieran concertarse medidas para distan­ciarse lo más po­sible de quienes dirigen la prensa de papel, de los que cui­dan de los intereses de ésta y de los que propalan a lo largo y ancho de la sociedad realidades de papel...
Mira també:
http://www.nuncamas.net/
http://www.iberica2000.org/Es/

This work is in the public domain

Comentaris

Re: CEBRI�N Y LOS PERIÓDICOS DIGITALES
25 set 2004
el formulario de publicacion dice: "no cridis, fes un ús moderat de les majúscules" ...
Re: CEBRI�N Y LOS PERIÓDICOS DIGITALES
26 set 2004
tiene coña que el pelma de richart venga ahora a defender las bondades de internet, cuando llevamos varios meses aguantando sus críticas a la contrainformación digital

está cada vez más claro que este tío es un topo que va modulando su discurso para hacerse con un espacio desde el cual intoxicar comodamente

además, él solito se retrata:


"nternet no debiera preocuparse más que de organizarse para cos­tear a sus propios investigadores"

hay que joderse
Sindicato Sindicat