Medios de comunicación: herramienta fundamental de opresores y oprimidos

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Medios de comunicación: herramienta fundamental de opresores y oprimidos
per Luciano Alzaga	24 set 2004

Ponencia a presentar en el Encuentro Internacional CivilizaciÃ³n o Barbarie: DesafÃos y problemas del mundo contemporÃ¡neo. Portugal, 2004 Medios de comunicaciÃ³n: herramienta fundamental de opresores y oprimidos Luciano Alzaga RebeliÃ³n http://www.rebelion.org/noticia.php?id=5016 El papel de los medios de comunicaciÃ³n ha sido discutido durante estos aÃ±os por varias corrientes de opiniÃ³n progresistas desde diferentes perspectivas. Se han producido importantes contribuciones que han expandido y profundizado la teorÃa, elaboradas por movimientos sociales, por intelectuales o acadÃ©micos y por experiencias de comunicaciÃ³n alternativa. El punto de partida de estas notas es que dichas perspectivas introducen importantes elementos para la comprensiÃ³n de los fenÃ³menos comunicacionales en general y los de los grandes medios en particular, que en nuestra opiniÃ³n expanden y profundizan, al mismo tiempo, la discusiÃ³n sobre la necesidad y caracterÃsticas que deben tener los medios alternativos. El texto estÃ¡ organizado de la siguiente forma: primero presentaremos de manera muy fragmentaria los debates sobre la informaciÃ³n y su utilizaciÃ³n como herramienta por quien la gestiona. AÃ±adiremos ejemplos sobre la manipulaciÃ³n informativa en conflictos actuales. Luego presentaremos varios aspectos conflictivos en la discusiÃ³n sobre contrainformaciÃ³n y comunicaciÃ³n alternativa. Relacionaremos esto con el uso de la contrainformaciÃ³n en internet y una somera descripciÃ³n de algunas de las experiencias mÃ¡s exitosas. Finalizaremos con unos apuntes para lanzar la discusiÃ³n sobre los objetivos de la prensa alternativa. Algunos aspectos polÃ©micos de la informaciÃ³n Apuntaba Jabier Salutregi Mentxaka en el desaparecido (nunca mejor dicho) diario vasco Egin, que los que mandan, guerra tras guerra, han aprendido a sopesar perfectamente la importancia de la informaciÃ³n hasta tal punto que, en la actualidad, el final de cualquier combate, en tÃ©rminos militares, puede predeterminarse a tenor de las fuerzas comunicativas que cada una de las partes posea. En tanto que se le destruya al enemigo su capacidad de comunicar la batalla tenderÃ¡ a su fin; no obstante, es de destacar en ese sentido que unos sencillos altavoces en manos de un nÃºcleo social altamente concienciado pueden constituir un cinturÃ³n de hierro inexpugnable. La â��noticiaâ�? es el factor nuclear para llevar a cabo la Â«construcciÃ³n social de la realidadÂ» en tanto que la informaciÃ³n es un mecanismo que se pone en marcha de modo cotidiano, que sirve fundamentalmente para relacionar a los colectivos, a la sociedad. Dicho de otra manera, la actividad informativa ha de ser considerada como una acciÃ³n orientada a la construcciÃ³n de la â��realidad socialâ�?. Cabe destacar en este sentido que las teorÃas de la informaciÃ³n mÃ¡s aceptadas apuntan a que el proceso informativo contribuye a descontextualizar un acontecimiento, a apartarlo del contexto en el que se ha producido, para poder recontextualizarlo en las formas informativas, pues es precisamente este doble proceso de descontextualizaciÃ³n y recontextualizaciÃ³n lo que supone la Â«construcciÃ³n socialÂ» que toma expresiÃ³n en los medios de comunicaciÃ³n. Pero ademÃ¡s estÃ¡ el problema del tiempo. El periodista uruguayo JosÃ© FernÃ¡ndez decÃa en un congreso en La Habana â��La informaciÃ³n que es suministrada dura el instante que precisa para ser exhibida. No hay un antes y un despuÃ©s como continuidad entre el ayer y el futuro. El proceso de meditar la informaciÃ³n para confrontarla con la realidad y tomar posiciÃ³n frente a ella, estÃ¡ asÃ condicionado por la realidad de lo fugaz. SÃ³lo sucede lo que las grandes cadenas de informaciÃ³n eligen difundir. Las guerras duran lo que dure la necesidad polÃtica de difundirlas, los resultados serÃ¡n los que necesite el sistema que sean. Hasta los muertos son â��mÃ¡s muertosâ�� segÃºn quiÃ©n ataca a quiÃ©n.â�? AquÃ se podrÃa matizar que, efectivamente, las guerras duran lo que dure la necesidad polÃtica de difundirlas, mientras el imperialismo las gane; en casos como el de Vietnam o Irak, en que los pueblos se empeÃ±an en arruinarle los planes y devolver ataÃºdes a la superpotencia, los medios terminan atacando al gobernante de turno para salvar al sistema. El tambiÃ©n desaparecido periodista argentino Rodolfo Walsh, a su vez, analizaba el proceso histÃ³rico de la informaciÃ³n. EscribiÃ³ â��nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan hÃ©roes ni mÃ¡rtires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece asÃ como propiedad privada, cuyos dueÃ±os son los dueÃ±os de todas las otras cosas.â�? Y a ellos la Ãºnica lecciÃ³n que les interesa que perdure es la del miedo, a perder el trabajo, la libertad o la vida. Oriente medio, ejemplo de campo de guerra mediÃ¡tica Para poner eso que decimos en un contexto concreto, podemos tomar un caso actual: las guerras en Oriente medio. En un informe del ComitÃ© DemocrÃ¡tico Palestino de Chile se analiza la manipulaciÃ³n informativa y la complicidad de la televisiÃ³n, radio y prensa norteamericanas con su gobierno, que con la guerra en Irak ha llegando a extremos nunca vistos. Los medios enaltecen de forma unÃ¡nime las agallas de Bush y fabrican excusas para justificar los ataques. A los reporteros se les inyecta el virus de la autocensura y para eso no hay vacuna. Mientras, la AdministraciÃ³n Bush maneja con tino una gigantesca maquinaria de marketing bÃ©lico y propaganda. Para confirmar esto citan a una de las estrellas de la propia CNN, Christiane Amanpour. La jefa de corresponsales acusÃ³ a la cadena de complacencia informativa con la polÃtica de la Casa Blanca para justificar la guerra. â��Algunas cadenas, incluso la mÃa, se dejaron intimidar por el gobierno de Bush y por la cadena Fox News, perteneciente al oficialismoâ�? (Diario La Tercera de Chile, 17 de septiembre de 2003). Esta afirmaciÃ³n es muy discutible. Como veremos mÃ¡s adelante, Chomsky confirma que las grandes cadenas no se dejan intimidar por el sistema, sino que pertenecen a Ã©l. En este contexto, el tema palestino enfrenta un escenario muy complejo de propaganda y manipulaciÃ³n informativa. El profesor de la Universidad de Glasgow Greg Philo, en una entrevista al diario en idioma Ã¡rabe Alsharq Alawsat que se publica en Londres, del 23 de junio de 2004, seÃ±ala que la cobertura de los informativos britÃ¡nicos al conflicto del Medio Oriente es â��parcial y arbitrariaâ�?, haciendo creer inclusive que los palestinos son los que ocupan militarmente el territorio israelÃ y que algunos son extranjeros provenientes de AfganistÃ¡n. Y Ãºltimamente tenemos el caso de la periodista rusa Anna Politkovskaya, que fue envenenada en el aviÃ³n en que se dirigÃa a BeslÃ¡n a cubrir la masacre de rehenes. Acertadamente, Anna indica que nos estamos volviendo a precipitar en un vacÃo informativo que significa nuestra muerte por ignorancia. SÃ³lo nos queda Internet, dice, donde la informaciÃ³n todavÃa fluye libremente. En cuanto al resto, si quiere uno seguir trabajando como periodista, deberÃ¡ hacerlo servilmente para el gobierno. De lo contrario, le aguarda la muerte, la bala, el veneno, o un proceso judicial â��cualquier cosa que nuestros servicios especiales estimen oportuno, finaliza. Pero cuando discutamos la situaciÃ³n de Internet veremos que incluso aquÃ estÃ¡ dejando de existir esa libertad de flujo de informaciÃ³n ContrainformaciÃ³n y comunicaciÃ³n alternativa El investigador chileno Armando Cassigoli afirma que la contrainformaciÃ³n analiza con un criterio de clase el discurso oficial. Lo estudia desde la perspectiva de los trabajadores, con lo cual cambia el punto de vista, la Ã³ptica de anÃ¡lisis y las contradicciones. De una manera aproximada se suele definir tambiÃ©n al otro tÃ©rmino comÃºnmente usado en la jerga de los medios populares: comunicaciÃ³n alternativa. Buscando definiciones que acerquen ambos tÃ©rminos, creemos que una muy acertada es la de Natalia Vinelli y Carlos RodrÃguez EsperÃ³n: â��La alternatividad es un proceso que abarca desde el discurso hasta la organizaciÃ³n del medio, y las formas sociales en que este se utiliza. Mientras que el discurso contrainformacional es el elemento que, ya sea como intervenciÃ³n polÃtica de urgencia o como reflexiÃ³n mÃ¡s profunda, manifiesta las necesidades de la coyuntura polÃtica y los objetivos de la organizaciÃ³n polÃtico social, encarnados a su vez en la prÃ¡ctica misma del medio. De manera que existe una relaciÃ³n dialÃ©ctica entre comunicaciÃ³n alternativa y contrainformaciÃ³n que no puede ser dejada de lado.â�? (VÃ©ase Natalia Vinelli y Carlos RodrÃguez EsperÃ³n: ContrainformaciÃ³., Medios alternativos para la acciÃ³n polÃtica, Buenos Aires, Continente, 2004.) Pero lo alternativo no se define tan sÃ³lo por la prÃ¡ctica o el desarrollo de determinado proyecto, sino fundamentalmente por su inserciÃ³n en una perspectiva de enfrentamiento al sistema. Esta perspectiva se traduce en un tipo de relaciÃ³n con los lectores, unos mÃ©todos de gestiÃ³n, unas formas de financiaciÃ³n y sobre todo unos contenidos concretos. Como dice Cassigoli, lo alternativo se levanta â��frente a otra concepciÃ³n no sÃ³lo de la comunicaciÃ³n sino de las relaciones de poder, y de la transmisiÃ³n de signos e imposiciÃ³n de cÃ³digos que esas relaciones permiten vehicular.â�? InformaciÃ³n alternativa o antagÃ³nica Otro de los puntos de discusiÃ³n suele ser si la informaciÃ³n debe ser alternativa o antagÃ³nica. Hablando en tÃ©rminos generales, participar en la agenda de los grandes medios es vital: es de lo que la gente de a pie habla. Desde los medios alternativos debemos nutrir de argumentos a todos los lectores, en especial con el objetivo de llegar a los movimientos sociales, para que estos recojan el testigo y continÃºen la discusiÃ³n por fuera de los cÃrculos de activistas, extendiendo y reconduciendo el proceso de debate que el poder ha impuesto. Sin embargo, creemos que la agenda de debate de los medios alternativos no se debe limitar ni encadenar a los temas impuestos por los grandes medios. La contrainformaciÃ³n debe tener un discurso propio que no se limite a ser el reverso de la informaciÃ³n del sistema. Lamentablemente los grandes medios, debido a su creciente poder de penetraciÃ³n, imponen su agenda. Es muy difÃcil sustraerse a la tentaciÃ³n de contestar a lo que dijo El PaÃs o El Mercurio o VenevisiÃ³n sobre tal o cual tema, especialmente cuando la mayorÃa de la gente en la calle estÃ¡ comentando justamente eso. Y aquÃ llegamos a una de las falencias de la comunicaciÃ³n alternativa: su poca capacidad para generar informaciÃ³n propia, o como dicen Vinelli y EsperÃ³n, construir otro modelo de noticiabilidad en el marco de una perspectiva instrumental. Y tambiÃ©n estÃ¡ el hecho de que el sistema deja fuera de sus medios lo que no es o no debe ser noticia segÃºn sus criterios, por ejemplo matanzas de campesinos en Colombia. Los medios alternativos, desde una perspectiva de clase, tenemos aquÃ un terreno abonado para producir contrainformaciÃ³n. Sin embargo, por nuestra experiencia en RebeliÃ³n podemos afirmar que las noticias mÃ¡s leÃdas suelen ser las que siguen la agenda oficial: guerra de Irak, elecciones en EE UU, matanza en BeslÃ¡n. La gente busca en nuestros medios una interpretaciÃ³n alternativa a lo que le ofrecen los grandes periÃ³dicos y la TV, un discurso creÃble, un anÃ¡lisis de fondo. Pero siempre relacionado con los temas que ha impuesto el sistema. Por poner un ejemplo reciente: una hora despuÃ©s de publicados en RebeliÃ³n dos artÃculos, el de Evandro Bonfim, â��PanameÃ±os se articulan para contener reformas antipopularesâ�?, tiene 89 lecturas. El de Ignacio Ramonet, â��El robo de Â«El GritoÂ»â�?, tiene 712 lecturas. El artÃculo de Bonfim es interesante porque informa sobre algo muy poco conocido: Torrijos, a pesar de su apellido y su imagen progresista, llegÃ³ a acuerdos con la presidente saliente Moscoso para respetar las medidas privatizadoras puestas en marcha con anterioridad. TambiÃ©n informa sobre la convergencia de movimientos sociales y polÃticos panameÃ±os para enfrentar esto. El texto de Ramonet es, quÃ© duda cabe, muy interesante y no es nuestra intenciÃ³n criticarlo. SÃ³lo lo usamos como ejemplo de que las propias grandes firmas caen en la tentaciÃ³n de seguir una agenda forÃ¡nea, y la mayorÃa de las veces es tremendamente necesario que esas mentes brillantes analicen los temas deformados por los grandes medios. Pero eso nos deja con la contradicciÃ³n irresuelta: somos alternativos pero seguimos la agenda impuesta. En algunos cÃrculos se habla de que la prensa alternativa, sobre todo la de Internet, deberÃa dejar de depender tanto de las grandes firmas, subrayando la necesidad de fortalecer a los escritores jÃ³venes o de base, lo que al mismo tiempo fortalece el frente anticapitalista de anÃ¡lisis. SegÃºn esta lÃnea de opiniÃ³n, desde los medios alternativos deberÃamos organizar la lucha mediÃ¡tica en funciÃ³n de lo que los movimientos sociales necesitan, no en funciÃ³n de los artÃculos mÃ¡s visitados. Creemos que lo correcto serÃa combinar la importancia de publicar a los grandes analistas y a la vez dar impulso a escritores nuevos o no conocidos con buena capacidad analÃtica para responder a las manipulaciones cotidianas del sistema, asÃ como para contribuir a construir un discurso propio de lucha anticapitalista. La independencia periodÃstica Otro de los debates habituales suele ser el de la independencia periodÃstica. Tenemos claro que los grandes medios, que usan como bandera su â��independenciaâ�? son cualquier cosa menos independientes. En el artÃculo â��Â¿QuÃ© hace que los medios convencionales sean convencionales?â�?, de Noam Chomsky (Znet. Tomado de una charla en el Z Media Institute, Junio 1997), se pone como ejemplo a la agencia de noticias Associated Press, que saca a media tarde un "Aviso a editores: el New York Times de maÃ±ana tendrÃ¡ las siguientes noticias en su portada". El objetivo de eso es que los diarios de provincia, que no tienen los recursos para saber cuÃ¡les son las noticias, o no quieren pensar en ello, sepan cuÃ¡les son las importantes. Estas son las historias para el trozo que dedicarÃ¡n a algo que no sean asuntos locales o entretenimiento. Estas son las noticias que pondrÃ¡n porque es lo que el New York Times dice que es lo que debe interesarles. Pero eso no sÃ³lo ocurre a los periÃ³dicos o radios medianas. El New York Times y otros medios de elite estÃ¡n relacionados accionarialmente con, o son directamente propiedad de, empresas aÃºn mÃ¡s grandes, como grandes bancos, General Electric, Westinghouse, etc. En EspaÃ±a, el diario El Mundo pertenece (o pertenecÃa) al grupo Berlusconi. Por lo tanto, como estructura empresarial no son independientes. Bajando al nivel de los periodistas, aÃºn los â��estrellaâ�?, Chomsky escribe: â��Dicen, con mucha razÃ³n, â��Nadie me dice quÃ© tengo que escribir. Escribo lo que quiero. Todo ese rollo sobre presiones y limitaciones es una tonterÃa, yo nunca tengo ninguna presiÃ³nâ��. Lo cual es completamente cierto, pero el tema es que no estarÃan ahÃ si no hubieran demostrado previamente que nadie tiene que decirles quÃ© escribir porque ya dirÃ¡n lo correcto ellos mismos.â�? QuÃ© ocurre entonces con los medios alternativos? Somos o debemos ser independientes? Yo creo que tendrÃa que ser mÃ¡s bien al contrario: deberÃamos ser totalmente dependientes de un proyecto de transformaciÃ³n social. Tanto en el caso de los medios alternativos partidistas como en el de los que no estÃ¡n adscritos a ninguna organizaciÃ³n o partido, como es el caso de RebeliÃ³n, debe quedar claro que asumimos un compromiso polÃtico explÃcito que nos hace dependientes o instrumentos de ese proyecto de cambio, que puede o no tener nombre y apellido. Como apuntan Vinelli y EsperÃ³n, la idea central que sostiene la prÃ¡ctica periodÃstica de la prensa oficial se articula sobre tres ejes: independencia, objetividad y verdad; mientras que las prÃ¡cticas contrainformativas, al asumir un carÃ¡cter instrumental, desmontan esa falacia convirtiÃ©ndola en dependencia, subjetividad y verdad. ParticipaciÃ³n en los procesos sociales Esto nos lleva a la discusiÃ³n de la perspectiva de participaciÃ³n de los medios alternativos en los procesos sociales. La agencia de noticias RedAcciÃ³n, de Argentina, ligada a una organizaciÃ³n piquetera, opina que â��las experiencias de comunicaciÃ³n alternativa deben apuntar a reforzar los procesos organizativos de los sujetos sociales involucrados en la transformaciÃ³n del orden establecido. Es decir, construir un proyecto alternativo de comunicaciÃ³n no es sÃ³lo mostrar cÃ³mo se organiza el pueblo, sino participar como militantes, aportando desde nuestra praxis para potenciar su organizaciÃ³n. La dinÃ¡mica de la lucha social suele ser contradictoria, con avances y retrocesos, y nuestro colectivo no se halla por fuera de esos movimientos.â�? AquÃ se tocan dos temas: por un lado, si a lo que se refiere el texto es a que se debe ser miembro de una organizaciÃ³n concreta para participar como militantes en el proyecto de transformaciÃ³n social, pensamos que no puede ser un axioma universal, sino dependiente, al menos, de las caracterÃsticas del medio y del proyecto que lo sustenta. En RebeliÃ³n, por el tipo de proyecto que abordamos (queremos servir y ayudarnos de todos los grupos, ONG's y personas que trabajan por cambiar este mundo en una perspectiva radicalmente diferente, mÃ¡s justa, igualitaria y equilibrada social y ecolÃ³gicamente) no sÃ³lo no asumimos este axioma sino que consideramos puede llegar a ser un lastre, ya que reduce considerablemente el alcance del mensaje, al ser asociado a una lÃnea polÃtica o ideolÃ³gica determinada. Pero insisto, depende del tipo de proyecto que se desarrolle. Por otro lado, el texto de RedAcciÃ³n toca el tema de la relaciÃ³n entre el avance o retroceso de un medio y la situaciÃ³n de la lucha social. En EspaÃ±a se produjo un debate muy interesante el aÃ±o pasado, propiciado por web alternativa La Haine, cuando el ahora llamado periÃ³dico Diagonal de Madrid (antes llamado â��Molotovâ�?) anunciÃ³ que cambiarÃa su formato para llegar a mayor nÃºmero de lectores. Los ejes del debate fueron adaptados al contexto espaÃ±ol, si bien contienen interrogantes que sin mucho esfuerzo podrÃan extrapolarse a medios alternativos de cualquier paÃs: 1. Â¿Por quÃ© si en las Ãºltimas movilizaciones estatales (Huelga General, estudiantiles, contra la guerra...) han participado miles de personas, ahora desde los colectivos de informaciÃ³n alternativa no logramos comunicarnos con ellas? 2. Â¿CÃ³mo lograr el objetivo de trasladar nuestros mensajes mÃ¡s allÃ¡ del cÃrculo de activistas? Â¿Rompemos realmente el cerco comunicativo con nuestros proyectos actuales? 3. Â¿En quÃ© medida es importante poner en marcha un medio alternativo de masas desde los movimientos sociales? 4. Â¿QuÃ© pasos efectivos podemos dar en esa direcciÃ³n? En el debate participaron miembros de numerosos medios alternativos de EspaÃ±a y algunos de AmÃ©rica Latina. Las reflexiones fueron variadas, pero giraron en torno a los siguientes puntos fundamentales: Los medios alternativos como parte de la lucha de clases. Pascual Serrano y JosÃ© Daniel Fierro, de RebeliÃ³n, escriben: â�?La informaciÃ³n es una guerra, una guerra entre modelos sociales. Entre apologetas de un mundo desigual, injusto, mandando por depravados y autÃ©nticos terroristas que imponen a sangre y fuego un modelo econÃ³mico que condena a muerte a miles de personas en todo el mundo y los que apostamos por estar al servicio de los grupos, movimientos, intelectuales y luchadores que todos los dÃas se juegan la vida por defender otro modelo de mundo posibleâ�?. Los medios alternativos deben fundirse en los movimientos sociales. SebastiÃ¡n Hacher, de Indymedia Argentina, escribe: â�?Tenemos que partir de que los medios alternativos solo existen y se desarrollan cuando son necesarios socialmente (â�¦).La suerte de los medios de comunicaciÃ³n alternativos, si estos no son una burocracia, estÃ¡ Ãntimamente ligada a la de la lucha de clases en general; nacer, morir y resucitar con nuestro pueblo, hacer latir nuestro corazÃ³n al ritmo de la realidad de los movimientos es la primer tareaâ�?. Â¿Puede haber un medio alternativo de masas sin la existencia de movimientos sociales de masas? Diego, del PeriÃ³dico Diagonal, escribe: â��La pregunta deberÃa formularse de otro modo: Â¿tiene sentido publicar un medio escrito, dirigido al entorno inmediato de los movimientos sociales? La respuesta a esta pregunta sÃ³lo puede ser positiva si dicho medio renuncia a cualquier pretensiÃ³n de dirigirse a una â��masaâ�?. Esto no sÃ³lo serÃa econÃ³micamente inviable sino polÃticamente incoherente. Existen razones de peso para apoyar el proyecto, y quizÃ¡ la primera de ellas es que, pese a todo, la prensa alternativa sigue teniendo en EspaÃ±a una capacidad de creaciÃ³n de agenda y de influencia polÃtica muy superior a su difusiÃ³n real. Los movimientos sociales podrÃan aprovechar de este modo el inmenso patrimonio de un medio que legitime sus posiciones mÃ¡s difÃciles de trasladar a la poblaciÃ³n, y abrir de este modo una pequeÃ±a brecha tambiÃ©n en el reducidÃsimo circuito de la distribuciÃ³n comercialâ�?. Sobre el mismo tema, Roberto Delgado, de La Haine, escribe: â��La participaciÃ³n social directa fortalece al medio, ya que un ataque contra un medio alternativo supondrÃa un ataque contra una de las estructuras del movimiento. Y sin un movimiento que lo defienda, el medio no podrÃ¡ sobrevivir. No son los colectivos de informaciÃ³n alternativa, sino los movimientos sociales en su conjunto, los que en la mayorÃa de los casos no han logrado comunicarse con los miles de ciudadanos que estÃ¡n fortaleciendo su conciencia antisistema. No son los medios de comunicaciÃ³n sino los movimientos sociales en su conjunto los que pueden romper el cerco comunicativo.â�? Unidad y cohesiÃ³n, bases de la fortaleza polÃtica de los medios alternativos. Manel MÃ¡rquez, del colectivo Kaosenlared.net, escribe: â�?Desde los medios hay que fomentar la unidad y cohesiÃ³n en el sentido ideolÃ³gico profundo, en el sentido de reforzar estos planteamientos comunes que nos unen, creando una nueva forma de lucha que sea capaz de integrar a los diferentes en objetivos comunes claros para todos y todas, sin forzar a ningÃºn grupo o persona a sumarse a los planteamientos en los que no cree, pero si en los que todos tenemos en comÃºnâ�?. Usos y abusos de Internet Internet ofrece buenas posibilidades para los que hacemos comunicaciÃ³n alternativa, pero no es la panacea. Como aspectos positivos de este soporte podemos seÃ±alar la disponibilidad de acceso casi instantÃ¡neo, la diversidad de fuentes de informaciÃ³n (muchas de ellas alternativas) y la posibilidad de difusiÃ³n a muy bajo costo. Entre las desventajas mencionaremos el costo de acceso a la red, la necesidad de tener ciertos conocimientos informÃ¡ticos y la carencia de infraestructuras de acceso en muchas zonas. De todas maneras los medios en papel tampoco lo son la panacea, porque como en Cuba no hay papel, ni en las villas miseria argentinas hay dinero como para siquiera sacar un periÃ³dico trimestral que mÃ¡s o menos llegue a la gente, ni hay televisiÃ³n porque no hay electricidad... Consideramos que Internet es una herramienta de comunicaciÃ³n mÃ¡s (un medio por donde circula la informaciÃ³n), como el papel, las ondas, la TelevisiÃ³n y las paredes. tiene sus cosas buenas y malas, pero cumple una funciÃ³n igual de importante. Es un frente mÃ¡s que hay que cubrir en la guerra de la comunicaciÃ³n. AdemÃ¡s la censura tambiÃ©n ha llegado a la red, bien sea a travÃ©s de las empresas proveedoras de espacio para las pÃ¡ginas web, que segÃºn contrato pueden cerrar una pÃ¡gina sin previo aviso, bien sea por ordenes mÃ¡s o menos explÃcitas de las autoridades. Esto ocurriÃ³ por ejemplo con la pÃ¡gina del partido polÃtico vasco Batasuna. Un juez â��estrellaâ�? ordenÃ³ a los proveedores de acceso a Internet que bloquearan el acceso a su pÃ¡gina en todo el estado espaÃ±ol. En otros casos, como ocurriÃ³ con varias de las pÃ¡ginas de la guerrilla colombiana FARC, el proveedor directamente denegÃ³ a los usuarios el acceso a esas pÃ¡ginas, sin que mediara, que se sepa, orden judicial alguna. En cuanto al uso que el sistema hace de la red, podemos citar al cubano Omar GonzÃ¡lez: â��Internet tambiÃ©n se transformÃ³ en uno de los recursos mÃ¡s eficaces al alcance del poder imperial del TÃo Sam. SegÃºn un reporte de Pew Internet & American Life, fechado en abril Ãºltimo, durante los dÃas de mayor intensidad de la guerra en Irak, el 77 por ciento de los usuarios estadounidenses utilizÃ³ la Red para conseguir informaciÃ³n al respecto, y el 55 por ciento enviÃ³ o recibiÃ³ correos electrÃ³nicos relacionados con el asunto. DespuÃ©s de la televisiÃ³n, fue el mÃ¡s utilizado de los medios, tras desplazar a la prensa impresa al tercer lugar. Pero Â¿quÃ© vieron, cuÃ¡l fue el enfoque dominante en la mayorÃa de las noticias y comentarios? No hay que esforzarse demasiado para saber la respuesta, mucho menos si tomamos en consideraciÃ³n que una de las primeras medidas del gobierno de Bush fue tramitar la complicidad de los dueÃ±os de las principales cadenas, silenciar y amordazar a los rebeldes y crear una especie de Ministerio de InformaciÃ³n al estilo nazi, pero corporativo, encabezado por la asesora de Seguridad Nacional, la seÃ±orita Condoleezza, Rice, la misma que en determinado momento de su formaciÃ³n profesional confesara sentirse â��interesadaâ�� en conocer la forma como Stalin logrÃ³ concentrar tanto poder en sus manos.â�? (Omar GonzÃ¡lez, Cultura audiovisual y otros (des)equilibrios en la era de big brother, http://www.rebelion.org/cultura/030617gonzalez.pdf, 2003) La izquierda en Internet A pesar de todo, la izquierda utiliza cada vez mÃ¡s Internet, quÃ© duda cabe. A grandes rasgos se pueden encontrar tres grandes tipos de pÃ¡ginas alternativas. Las de autopublicaciÃ³n libre, tipo Indymedia, con una columna central para las editoriales, que en la mayorÃa se cuida bastante poco, y una columna derecha que cualquier persona puede usar para publicar una noticia, un comentario, etc., haciendo honor al lema â��cada persona es un corresponsalâ�?. Es un sistema quizÃ¡s desordenado, pero la esencia del proyecto es 100% democrÃ¡tica: todos pueden publicar. Por esa razÃ³n Indymedia Barcelona reivindica el desorden (es decir, prefieren el desorden democrÃ¡tico que el orden antidemocrÃ¡tico), lo cual puede ser es legÃtimo Las de autopublicaciÃ³n restringida, tipo La Haine, con una columna central para editoriales y noticias seleccionadas por el colectivo editor de la pÃ¡gina, y una columna derecha con autopublicaciÃ³n restringida a las organizaciones sociales, que acceden con clave. A partir del lema â��los medios para los que luchanâ�?, La Haine entiende que el futuro lo construyen los luchadores. En este sentido entienden que â��informar es construir realidad, y tal instrumento de lucha debe estar en manos de sus protagonistasâ�?. Y las tradicionales, tipo RebeliÃ³n, donde el colectivo editor decide sin mÃ¡s lo que se publica, sean materiales propios o ajenos. En RebeliÃ³n se podrÃa decir que tambiÃ©n creemos en los medios como instrumentos de la lucha de clases, pero en esta coyuntura histÃ³rica optamos por un modelo tÃ©cnico en el que la participaciÃ³n de los movimientos sociales en el proceso de construcciÃ³n comunicativa pasa por lo que decide el consejo editor. Un caso especial, aunque no Ãºnico, lo constituye Nodo50, cuya funciÃ³n principal es la de brindar servicios de Internet seguros y a bajo costo a las organizaciones sociales. TambiÃ©n disponen de una pÃ¡gina web, a modo de paraguas, en la que publican noticias de sus cientos de afiliadas y artÃculos propios o ajenos. Nodo50 funciona como soporte tÃ©cnico a la lucha en la red de los movimientos sociales. Estos elementos representan la razÃ³n de ser de cada proyecto; sus diferencias mÃ¡s importantes no son tÃ©cnicas, sino polÃticas. Cada web se adapta tÃ©cnicamente a sus necesidades polÃticas. Las mencionamos porque probablemente estas cuatro pÃ¡ginas son las mÃ¡s visitadas del mundo, en la categorÃa de alternativas y no comerciales en castellano. Proyecto Indymedia Sin entrar en un detalle histÃ³rico de cada una de esas webs, podemos decir que la madurez de las pÃ¡ginas alternativas en Internet llegÃ³ con la reuniÃ³n de la OrganizaciÃ³n Mundial de Comercio en Seattle, EE UU, en noviembre de 1999. Un grupo de activistas, algunos de ellos periodistas, decidiÃ³ crear un centro independiente de medios para coordinar, organizar y cubrir las multitudinarias protestas que se preveÃan. El sitio, que empezÃ³ a denominarse Indymedia (Independent Media Center â�� Centro de Medios Independiente), recibiÃ³ mÃ¡s de un millÃ³n y medio de visitas durante los dÃas de la cumbre. Pocos meses despuÃ©s, en abril de 2000, tuvo otro gran Ã©xito en la preparaciÃ³n y cobertura de las protestas contra la reuniÃ³n anual del FMI y del Banco Mundial en Washington, EE UU. A partir de ahÃ empezÃ³ a crecer exponencialmente durante todo el perÃodo de protestas antiglobalizaciÃ³n que terminÃ³ abruptamente con el asesinato de Carlo Giuliani en GÃ©nova, en julio del 2001, y con los atentados del 9/11. Se crearon cerca de un centenar de centros independientes en todo el mundo, con acceso a unos servidores centralizados en EE UU, y realmente con poco interÃ©s controlador de parte de Indymedia central. QuizÃ¡s la clave de este Ã©xito radicÃ³ en que se comenzÃ³ a usar por primera vez en forma masiva la autopublicaciÃ³n, o posibilidad de que los propios usuarios de una pÃ¡gina publiquen sus opiniones o contesten a las opiniones de los demÃ¡s. La concepciÃ³n se apoya en la premisa de que cada persona puede ser un corresponsal. De este modo, mÃºltiples colaboradores construyen diariamente Indymedia con sus aportes: se habla de construcciÃ³n mediante corresponsalÃas populares, Ãntimamente ligada a una concepciÃ³n alternativa de la comunicaciÃ³n y a un modo horizontal de organizaciÃ³n, propio de los movimientos antiglobalizaciÃ³n. Esto tuvo como aspecto positivo que cualquier activista que participaba en una manifestaciÃ³n podÃa sentarse unos minutos en un cybercafÃ© y escribir una nota sobre el desarrollo de la protesta, lo que brindaba informaciÃ³n rÃ¡pida y Ã¡gil. La contrapartida es que, si no hay un trabajo cuidadoso de revisiÃ³n de lo publicado (y casi nunca hay tiempo ni recursos humanos para eso) tambiÃ©n se pueden publicar noticias falsas o tendenciosas, por parte de cualquiera, incluida la policÃa. Posiblemente uno de los Indymedia que mejor funciona sea el de Argentina, ya que su punto fuerte no lo constituye la columna de autopublicaciÃ³n si no que los miembros del colectivo son periodistas que estÃ¡n permanentemente buscando la noticia, lo cual hace que su columna central sea de visita obligada. SegÃºn sus integrantes, Indymedia naciÃ³ en Argentina en abril del 2001, en la preparaciÃ³n de las movilizaciones contra el ALCA en Buenos Aires. La premisa de â��dar voz a los que no tienen vozâ�? marcÃ³ el inicio de esta idea novedosa de contrainformaciÃ³n, formada por un colectivo abierto y horizontal. La experiencia creciÃ³ durante las movilizaciones del 19 y 20 de diciembre de ese aÃ±o, y en julio de 2002, luego del asesinato policial de dos piqueteros, el sitio recibiÃ³ 600.000 visitas, lo que lo convirtiÃ³ en el mÃ¡s visitado de la red mundial de Indymedia. Con la decadencia de las manifestaciones antiglobalizaciÃ³n tambiÃ©n se produjo un relativo declive de los Indymedia, que resurgen cada tanto con las cumbres o puebladas, por ejemplo CancÃºn o Bolivia. Al igual que en el resto de grandes colectivos horizontales, se distinguen varias lÃneas polÃticas e ideolÃ³gicas en los distintos centros. Desde anarquistas y autÃ³nomos (Argentina, Chile, TesalÃ³nica) a izquierda institucionalista (Colombia, Escandinavia), pasando por desobedientes zapatistas (Italia, EspaÃ±a). Proyecto Nodo50 Citaremos otro caso emblemÃ¡tico de la alternatividad, esta vez nacido en castellano: Nodo50. Lo constituye una asamblea independiente de 10 miembros, mayoritariamente autofinanciada, que naciÃ³ como instrumento de comunicaciÃ³n del "Foro 50 aÃ±os bastan", un encuentro contra la celebraciÃ³n que las instituciones de Bretton Woods realizaban en Madrid en 1994. Empezaron proporcionando pequeÃ±as ayudas telemÃ¡ticas a las organizaciones que intentaban denunciar la perversa lÃ³gica de estas instituciones, pero ya en 1996 dieron el salto a Internet y se convirtieron en proveedor de acceso. Desde entonces han trabajado ininterrumpidamente, brindando alojamiento web, correo electrÃ³nico, listas de correo, bases de datos a diversos movimientos sociales y organizaciones polÃticas, a precios competitivos y a veces irrisorios. Participan en campaÃ±as, acciones y proyectos, siendo de especial relevancia las coberturas que realizaron a las manifestaciones antiguerra y anti- UniÃ³n Europea, el apoyo al movimiento â��okupaâ�? y a las actividades antifascistas. Es de destacar su implicaciÃ³n y compromiso en dar informaciÃ³n alternativa sobre las protestas contra algunas de las celebraciones caras al poder en el estado espaÃ±ol, como la cobertura de las manifestaciones del 20 de noviembre, aniversario del fallecimiento de Franco, sobre todo en Ã©pocas de ministros del interior nietos del franquismo. Son miembros de esta red, al momento de escribir esto, 848 organizaciones que representan un amplio espectro de la izquierda polÃtica y social, de los movimientos de transformaciÃ³n y contestatarios, sobre todo del estado espaÃ±ol. Este gran nÃºmero de asociados provocÃ³ en los inicios problemas tÃ©cnicos, especialmente lentitud de acceso, aunque algo de culpa se lo lleve tambiÃ©n la responsable de conexiÃ³n a Internet, la multinacional TelefÃ³nica, que seguramente en varias ocasiones perjudicÃ³ a sabiendas la capacidad de Nodo50. En los Ãºltimos aÃ±os se puede considerar que son bastante eficientes y pueden estar al mismo nivel que otro proveedor de servicios comercial o empresarial. El gran nÃºmero de miembros provoca tambiÃ©n que sea difÃcil sacar a luz unos lineamientos polÃticos claramente delimitados. SegÃºn sus palabras, el nexo de uniÃ³n del Nodo es un presupuesto anticapitalista comÃºn, que une a militantes de los aÃ±os 70 con jÃ³venes que empiezan en el movimiento antiglobalizaciÃ³n. Rehuyen los "grandes debates" por considerar que en buena medida son los que paralizan a las plataformas. En la gestiÃ³n de los contenidos de la web, compuestos exclusivamente por noticias insertadas por miembros del colectivo o enviadas por las organizaciones asociadas, trabajan con criterios tal vez demasiado amplios, que hacen que no sea fÃ¡cil definir el carÃ¡cter del proyecto, aunque quizÃ¡s ellos mismos no se propongan tener un proyecto linealmente definido. Este comentario se puede hacer extensivo tambiÃ©n a RebeliÃ³n, la revista electrÃ³nica en la que trabajo, en el sentido de que la falta de debate sobre el objetivo que cada integrante del colectivo editor (igualmente proveniente de las mÃ¡s diversas tribus polÃticas) se propone lograr con la revista, se resuelva publicando prÃ¡cticamente todo lo que nos llega con contenidos de izquierda o progresista. Este pluralismo resulta cÃ³modo para evitar discusiones y definiciones que podrÃa llevar a mÃ¡s de una crisis a un grupo de personas que no siempre evoluciona de forma convergente. El lado positivo de esto, ademÃ¡s de que la pluralidad es una necesidad en general y una virtud de RebeliÃ³n, es que el nÃºmero de lectores aumenta permanentemente, y seguramente uno de los motivos es justamente esa amplitud, ya que prÃ¡cticamente todo el arco de la progresÃa se ve representado de una u otra forma. En todo caso, el que quiera conocer la historia de RebeliÃ³n puede leer el artÃculo de Pascual Serrano â��La honda de Davidâ�? (http://www.rebelion.org/varios/031218historia.htm) o â��RebeliÃ³n contra los molinos de vientoâ�?, de NÃ©stor Kohan (http://www.rebelion.org/opinion/040427kohan.htm). Nosotros, los acompaÃ±antes de la rebeldÃa Para finalizar, intentaremos presentar algunos de los objetivos que pensamos deberÃamos perseguir los medios alternativos. Comenta Eduardo, de la gallega Radio Kalimero, que â��es con la llegada de los ordenadores personales y la Internet que renace el acceso a la comunicaciÃ³n a las personas y colectivos que somos silenciadas en los grandes medios y el tratamiento informativo recobra el cariz que habÃa tenido la prensa en sus orÃgenes. Al igual que por entonces, sÃ³lo una minorÃa es â��alfabeta virtualâ��, y, de ella, sÃ³lo una minorÃa accede a la red para generar o recibir informaciÃ³n. La libertad de expresiÃ³n recobra asÃ su significado, pero el Poder no puede consentir esto y de ahÃ que estÃ©n buscando como legislar para poder aplicar la censura y limitar el acceso libre a la red. Hoy, por tanto, debemos plantear un doble reto: como mantener este acceso libre a la red y como hacerlo extensible a la mayorÃa silenciada.â�? DeberÃamos partir entonces, como decÃamos antes, de que los medios alternativos solo existen y se desarrollan cuando son necesarios socialmente. Y ademÃ¡s, partir sabiendo el lugar que ocupamos. Citemos nuevamente al periodista Rodolfo Walsh: "Nuestro rango en las filas del pueblo es el de las mujeres embarazadas, o los viejos. Simples auxiliares, acompaÃ±antes. Eso estarÃa bien, de todos modos, si fuÃ©ramos modestos". Ahora bien, esto no nos exime de ninguna responsabilidad. Debemos tener claros nuestros objetivos y nuestra estrategia, y cumplirlos. Para empezar, asumir como nuestra principal tarea la de dar testimonio en los momentos difÃciles. Como dice SebastiÃ¡n Hacher, de Indymedia Argentina: â��Cuando la informaciÃ³n necesita venir desde lo mÃ¡s hondo, cuando hay que hablar sin pelos en la lengua, cuando lo que corren son balas, furia o amor de masas, es cuando los grandes medios de comunicaciÃ³n se vuelven impotentes para hacerlo, y es cuando los medios alternativos tenemos que demostrar todo nuestro potencial. La noticia, para nosotros, es el proceso, y allÃ es donde â��pescamosâ�� los acontecimientos.â�? Para seguir, intentar ser cada vez menos imprescindibles. Otra tarea serÃa entonces â��la socializaciÃ³n de la producciÃ³n, un trabajo en cierto sentido â��docenteâ�� para ayudar a que los movimientos se apropien de las herramientas de trabajo y busquen sus propias formas de comunicarse. Hace falta gente que se dedique a enseÃ±ar, a dar talleres, a liberar energÃas creadoras en los demÃ¡s. Si bien la primer tarea, ligada a la emergencia, es la que da vida a los medios alternativos, socializar la posibilidad de la comunicaciÃ³n es la mÃ¡s estratÃ©gica porque nos hace reemplazables; si queremos ser el otro debemos condenarnos a desaparecer.â�? (SebastiÃ¡n Hacher, ComunicaciÃ³n alternativa: el complot de los auxiliares, http://www.lahaine.org/b2/articulo.php?p=1888&more=1&c=1) La realidad tiene flujos y reflujos, y los medios alternativos vamos y venimos al ritmo de esa marea, pero la tecnologÃa, por una vez y sin que sirva de precedente, nos brinda la oportunidad de actuar desde una base cada vez mÃ¡s amplia y esperar las prÃ³ximas crisis mejor preparados. Pero no debemos olvidar que, como dice Roberto Delgado en La Haine, no es posible construir una herramienta aislada en el desierto de la barbarie, mÃ¡s bien debe estar insertada en un contexto de lucha adecuado. Para lograr un medio alternativo de masas, los movimientos sociales tambiÃ©n deben ser â��de masasâ�?. PreguntÃ©monos entonces: Â¿de quÃ© forma podemos, desde la comunicaciÃ³n alternativa, contribuir a la construcciÃ³n de un movimiento plural, combativo y de masas? Encuentro Internacional CivilizaciÃ³n o Barbarie: DesafÃos y problemas del mundo contemporÃ¡neo. Portugal, 2004 http://resistir.info/serpa/anuncio.html http://www.rebelion.org/noticia.php?id=5016 http://www.nuncamas.net/
Mira també: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=5016 http://www.nuncamas.net/
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Comentaris

un detall
per indygena	26 set 2004
cuan es refereix a españa indymedia, voldra dir ¿madrid? jo asegure q indymedia barcelona no es defineix com desobedient perq vol ser oberta a les diferents ideologies i multiple.