El Pentágono planea "privatizar" la ocupación militar de Irak

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El Pentágono planea "privatizar" la ocupación militar de Irak
per L...)A	21 set 2004
Ante el fracasado proyecto de delegar la seguridad en una fuerza iraquí, y ante la dificultad de instalar una fuerza multinacional conducida por la OTAN, el Pentágono planea incrementar la presencia de contratistas privados en el esquema de la ocupación militar. Con vistas a esa reforma las corporaciones que operan en Irak empezaron a fusionarse en lo que puede ser el mayor ejército privado del mundo contratado por el Pentágono en un país ocupado. Además de la jugosa tajada comercial que vehiculiza la privatización militar para empresas contratistas vinculadas al Pentágono y a la Casa Blanca, el proyecto apuntaría a minimizar la baja de los efectivos de EEUU en combate, el flanco más débil de la administración Bush en ese país. Trazado funcional y grupo de empresas que actúan en el cerrado ámbito del "negocio de la guerra" en Irak.

El PentÃ¡gono planea "privatizar" la ocupaciÃ³n militar de Irak (IAR-Noticias) 21Sept04 -Informe especial- Donald Rumsfeld, secretario de Defensa estadounidense, reconociÃ³ la semana pasada que el plan de delegar la seguridad en una fuerza iraquÃ no habÃa tenido Ã©xito todavÃa, dado que las tropas de EEUU seguÃan siendo el Ãºnico reaseguro de contenciÃ³n de la insurgencia en Irak. Los comentarios del jefe del PentÃ¡gono fueron simultÃ¡neos a versiones en los medios estadounidenses, entre ellos The Washington Post, sobre un plan de privatizaciÃ³n militar que tendrÃa la Casa Blanca previsto para Irak, en caso de que George W. Bush consiguiese su reelecciÃ³n en noviembre prÃ³ximo. SegÃºn The Washington Post, con vistas a ese proyecto las firmas privadas de seguridad que operan en Irak empezaron a fusionarse en lo que puede ser el mayor ejÃ©rcito privado del mundo contratado por el PentÃ¡gono, con sus propios equipos militares y de inteligencia conjunta. Hoy se estima que alrededor de 30.000 mercenarios de ejÃ©rcitos privados (los llamados "perros de la guerra") actÃºan en Irak, entre estadounidenses, otros agentes extranjeros e iraquÃes. Por lo general -seÃ±ala The Washington Post- los iraquÃes, deficientemente armados y entrenados, son utilizados como carne de caÃ±Ã³n para efectuar operaciones bÃ©licas, en tanto los ejÃ©rcitos privados cuentan con armamento de Ãºltima generaciÃ³n, helicÃ³pteros y servicio de inteligencia propio. En muchas ocasiones, esas fuerzas fueron empleadas para actuar en lugares donde ni los militares ni la propia Agencia Central de Inteligencia se atreven a actuar, seÃ±alÃ³ el rotativo. A principios de abril las pantallas de televisiÃ³n mostraron imÃ¡genes de la mutilaciÃ³n de los cuerpos de 4 mercenarios estadounidenses (empleados de Blackwater Security Consulting) asesinados el 31 de marzo en la ciudad de Faluya. George W. Bush, segÃºn The Jerusalem Post, dictÃ³ una orden a sus subalternos: â��Yo quiero que rueden cabezasâ�?. Luego se iniciÃ³ la operaciÃ³n militar contra esa ciudad, con un saldo inicial de entre seiscientos y mil muertes de civiles iraquÃes, que ya ascienden en el presente a mÃ¡s de dos mil vÃctimas. DespuÃ©s de la tregua establecida en mayo, y a travÃ©s de una negociaciÃ³n con los rebeldes, se estableciÃ³ que una fuerza iraquÃ comandada por un ex general de Saddam Hussein se hiciera cargo de la seguridad de Faluya, la que finalmente terminÃ³ plegÃ¡ndose a los rebeldes. Tras la rebeliÃ³n del lÃder chiÃta Moqtada Al Sadr en Nayaf, una parte de las fuerzas policiales y militares iraquÃes que habÃan sido entrenadas por expertos de empresas de seguridad privadas, DynCorp entre otras, se negaron a combatir a sus compatriotas para decepciÃ³n de sus entrenadores. Todo esto, agregado a las dificultades para instalar en Irak una fuerza multinacional conducida por la OTAN, habrÃa apresurado la decisiÃ³n de aplicar un plan privatizador militar en ese paÃs. El propio Donald Rumsfeld ya habÃa adelantado en el 2002 un plan en vigencia para reducir la cantidad de efectivos del EjÃ©rcito de EEUU, cuyas tareas serÃan privatizadas. En Irak, ademÃ¡s del objetivo comercial que conlleva la privatizaciÃ³n militar para empresas contratistas vinculadas al PentÃ¡gono y a la Casa Blanca, el proyecto apuntarÃa a minimizar la baja de los efectivos de EEUU en combate, el flanco mÃ¡s dÃ©bil de la administraciÃ³n Bush en ese paÃs. El "Plan Cheney" Hoy EEUU se ha constituido, junto al Reino Unido y SudÃ¡frica, en el centro mundial de la industria privada militar, que debe su crecimiento al nuevo orden internacional lanzado por George Bush padre tras el desplome de la UniÃ³n SoviÃ©tica, al que que Ã©l mismo contribuyÃ³ durante su ciclo como vicepresidente de Reagan. De la carrera armamentista de la Guerra FrÃa se pasÃ³ al desmantelamiento de gran parte de los aparatos militares, tanto en las grandes potencias como en los paÃses dependientes que participaban de las guerras por aÃ©reas de influencia entre EEUU y la URSS. Los halcones de la Casa Blanca y el PentÃ¡gono, siempre a tono con "los negocios de la guerra", observaron la nueva veta comercial que se abrÃa con la contrataciÃ³n de servicios de ejÃ©rcitos privados para las Ã¡reas ocupadas por el ejÃ©rcito de EEUU. La privatizaciÃ³n del aparato militar, fue impulsada en 1991, despuÃ©s de la Primera Guerra del Golfo, por el entonces ministro de Defensa y actual vicepresidente, Dick Cheney. A mediados de 1992 le encargÃ³ a Brown & Root Services un plan para privatizar los servicios militares en zonas de guerra, por el que le pagÃ³ cuatro millones de dÃ³lares. A fines de ese aÃ±o, poco antes de que Bill Clinton se instalara en la Casa Blanca, le pagÃ³ otros cinco millones para que actualizaran el plan de privatizaciÃ³n. Brown & Root Services es una subsidiaria de Halliburton, empresa que Cheney dirigiÃ³ desde 1994 hasta que se incorporÃ³ a la vicepresidencia. Tras el ascenso de George W. Bush a la presidencia de EEUU el plan de Cheney, comenzado durante la presidencia de Bush padre, cobrÃ³ una importante dinÃ¡mica de ejecuciÃ³n. El EjÃ©rcito de Estados Unidos se ha reducido de 2,1 millones a 1,4 millones, y cientos de miles de esos puestos han pasado a manos privadas. De acuerdo con el Centro para la Integridad PÃºblica, el PentÃ¡gono ha gastado 300.000 millones de dÃ³lares en 3.016 contratos de servicios militares que han ido a parar a 12 empresas entre 1994 y 2002 (las cifras excluyen los contratos de armamento). El gobierno de George W. Bush estÃ¡ subcontratando con las Corporaciones Militares Privadas, gran parte de las funciones que tradicionalmente venÃan desarrollando las Fuerzas Armadas. No sÃ³lo se dedican al Ã¡rea de la seguridad y la inteligencia, sino que estas empresas tambiÃ©n realizan tareas de entrenamiento militar y de programas de interrogatorios (torturas) como quedÃ³ claramente demostrado por las investigaciones en las cÃ¡rceles de Irak. Muchas de esas empresas contratistas como Halliburton, Titan, Dyn Corp Internacional, Blackwater y Hart Group estÃ¡n vinculadas a los funcionarios del PentÃ¡gono y la Casa Blanca (los integrantes del llamado lobby judÃo) y poseen ganancias cercanas a los 100 mil millones de dÃ³lares. El "negocio de la guerra" Los llamados corporativos militares privados (PMC, por sus siglas en inglÃ©s) mantienen en secreto sus actividades y carteras de clientes al no estar reguladas por ninguna normativa internacional, a pesar de su condiciÃ³n de ejÃ©rcitos sin fronteras. La ConvenciÃ³n Internacional contra el Reclutamiento, la UtilizaciÃ³n, la FinanciaciÃ³n y el Entrenamiento de Mercenarios, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 4 de diciembre de 1989, no fue refrendada por EEUU desde donde operan la mayorÃa de estas corporaciones. En EEUU la Ãºnica regulaciÃ³n para las PMC proviene del Departamento de Estado que maneja sus licencias de exportaciÃ³n como si se tratara de remesas de armas. Con el final de la guerra frÃa se multiplicÃ³ el "ejÃ©rcito de reserva" para estas corporaciones, es decir el plantel de profesionales desocupados de las fuerzas armadas oficiales en Rusia, Ucrania, Bulgaria, Francia, Israel, Inglaterra, Africa del Sur, Chile y, principalmente, EEUU, entre otros paÃses. Sus servicios incluyen desde la seguridad y la inteligencia hasta el mantenimiento de sistemas defensa o la modernizaciÃ³n de EjÃ©rcitos en los cinco continentes, explotando la onda de privatizaciÃ³n militar ideada por el vicepresidente Dick Cheney en 1992. Su aÃ©rea de "prestaciÃ³n de servicios" abarca minas de diamantes y pozos petroleros, cuyo control y explotaciÃ³n alimentÃ³ las guerras africanas, principalmente en Sierra Leona y Angola. En este Ãºltimo paÃs se han repartido contratos mÃ¡s de 70 empresas militares privadas trabajando para todos los paÃses e intereses involucrados. Estas corporaciones estÃ¡n ligadas, por infinitos vasos comunicantes, a holdings comerciales que despliegan las mÃ¡s diversas actividades: finanzas, servicios, periodismo, alimentaciÃ³n, petrÃ³leo, industria militar, aeronÃ¡utica y espacial, informÃ¡tica, etc. Dos claros ejemplos de grandes corporaciones que se integraron al negocio de los ejÃ©rcitos privados son Halliburton (industria petrolera), propietaria de la Kellogg, Brown and Root, y L-3 Comunicaciones, poseedora de la empresa Recursos Militares Sociedad AnÃ³nima. Peter Singer, de Brookings Institution, seÃ±ala en su reciente libro Corporate warriors (Guerreros empresariales) que esta actividad embolsa unos 100.000 millones de dÃ³lares al aÃ±o. Su actividad comercial, como cualquier empresa, depende de "la demanda", principalmente de las guerras de conquista militar lanzadas por EEUU en el planeta de las cuales nacen nuevos y jugosos contratos y oportunidades de expansiÃ³n comercial. SegÃºn Peter Singer, autor del libro Corporate Warriors, y analista de Brookings Institution, estos pulpos de la guerra tambiÃ©n desarrollan sus negocios expansivos en misiones de pacificaciÃ³n, combates antidroga o cualquier otro rubro internacional donde se requiera sus servicios militares y de seguridad. En territorio estadounidense existen por lo menos treinta corporaciones transnacionales que se dedican a la prestaciÃ³n de servicios militares y de seguridad privados. Algunas, como es el caso de Blackwater USA, se especializan en contraterrorismo y lucha urbana. Otras, como Brown & Root, subsidiaria de Halliburton, o Dyncorp, se desempeÃ±an particularmente en el Ã¡rea de inteligencia o entrenamiento militar. CSC, es uno de los 10 contratistas privados mÃ¡s grandes de EEUU, y ahora trabaja para la fuerza aÃ©rea, el ejÃ©rcito y la marina, la Oficina de Prisiones, la FBI, y muchas otras entidades oficiales de EEUU, ademÃ¡s de cargar de combustible a la aeronave del vicepresidente Dick Cheney. Las empresas norteamericanas dominan el mercado mundial, y su prestaciÃ³n de "servicios" se extiende a todas las ramas de las fuerzas armadas de EEUU, una parte de cuyo entrenamiento estÃ¡ realizado por empresas privadas. Si bien el PentÃ¡gono no reconoce que parte de sus soldados son entrenados por expertos y manuales de guerra privados, son muchas las fuentes militares que seÃ±alan que la legiÃ³n de contratistas que inunda los cuarteles y las academias estÃ¡ causando un profundo malestar entre la oficialidad de carrera. El "mercado" iraquÃ Irak se ha convertido en la meca comercial de los ejÃ©rcitos privados. Halliburton (en la cual tiene intereses el autor del plan privatizador, Dick Cheney) a travÃ©s de sus subsidiarias figura como una de las empresas mÃ¡s favorecidas. Entre las aproximadamente 40 corporaciones que operan en Irak se encuentran MPRI, SAIC, Armor Group, Blackwater, Erinys, Vinnell, Global Risk Strategies, TASK, Ariscan y DynCorp, Kroll Security, entre otras. Se estima que los 30.000 "perros de la guerra" que operan en Irak, contratados por unas 40 empresas militares privadas, reciben salarios entre mil y 50 mil dÃ³lares mensuales, pero, a su vez, individualmente, subcontratan a miles de iraquÃes armados para que realicen los trabajos mÃ¡s riesgosos, a los cuales pagan un promedio de40 dÃ³lares al mes. Una sola corporaciÃ³n de guerra privada, la Global Risk, cuenta en Irak con unos 1.100 mercenarios, cifra que lo sitÃºa en el sexto lugar detrÃ¡s de Italia entre los paÃses de la coaliciÃ³n militar aliada de EEUU. La empresa Blackwater, a la que pertenecÃan los cuatro agentes asesinados y quemados en Faluya, recibiÃ³ un contrato de 40 millones de dÃ³lares para entrenar a 10.000 nuevos soldados para el "nuevo ejÃ©rcito" y las fuerzas de seguridad iraquÃes. Blackwater integra el "cÃrculo privilegiado" de las corporaciones del PentÃ¡gono, en el que tambiÃ©n se encuentran MPRI, DynCorp, Armor Group, SAIC o Vinnell (que hasta hace poco perteneciÃ³ al Carlyle Group, una firma a la que estÃ¡ vinculado el padre del actual presidente de EEUU, el ex presidente George Bush). La empresa Vinnell, subsidiaria de Northrop Grumman, con aÃ±os de experiencia en el entrenamiento de la Guardia Nacional de Arabia Saudita, y los expertos militares de la mencionada DynCorp, entrenadores del ejÃ©rcito colombiano en tÃ©cnicas de contrainsurgencia guerrillera, se beneficiaron con un contrato de 40 millones de dÃ³lares para el adiestramiento de la policÃa iraquÃ. MPRI, y SAIC tambiÃ©n entrenan a las fuerzas armadas de Arabia Saudita, y Oâ��Gara Protective Services (integrada por ex agentes de la CIA y del servicio secreto estadounidense) tienen a su cargo la protecciÃ³n de la monarquÃa saudÃ. A esta repartija de contratos tambiÃ©n se suma la corporaciÃ³n Recursos Militares Sociedad AnÃ³nima, empresa dirigida por el general norteamericano Carl Vuono, amigo de Bush padre y veterano de la primera Guerra del Golfo, quien consiguiÃ³ una importante participaciÃ³n en la tajada comercial de la ocupaciÃ³n militar de Irak. Contratar a estos ejÃ©rcitos mercenarios de la industria militar privatizada es "es una tendencia en ascenso sobre todo en Irak", seÃ±ala Peter Singer, especialista en seguridad de la Brookings Institution de Washington, en su libro Guerreros empresariales. Para este especialista, se estÃ¡ produciendo "un cambio enorme en la forma en que se hacen las guerras y, aunque tiene paralelismos histÃ³ricos, no se ha visto nada como esto en los Ãºltimos 250 aÃ±os". En tanto el PentÃ¡gono estudia extender la privatizaciÃ³n a mÃ¡s Ã¡reas de la ocupaciÃ³n militar en Irak, las corporaciones militares privadas han comenzado intercambiar informaciÃ³n orientada a fusionar sus servicios en rubros determinados, a fin de competir con mayor posibilidad en el logro de futuros contratos.
Mira també: http://iarnoticias.com/secciones/irak/0100_privatizacion_militar_irak_21sept04.html
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Comentaris

Re: El Pentágono planea "privatizar" la ocupación militar de Irak
per Lógica capital	22 set 2004
Todas las privatizaciones son un robo a la ciudadanía, puesto que mientras los Presupuestos pagan el 100 % de los contratos, los empresarios, como mínimo se reservan para su beneficio y lucro privado el 40 o el 50 % . De esta forma, las corporaciones que trabajan en el área de las "privatizaciones"; desde hospitales a escuelas concertadas a seguridad, y ahora naturalmente la guerra, obtienen un lucro derivado de robar los impuestos equivalente, como mínimo al 50 por cien. El mecanismo es muy simple: el Estado paga a una escuela para que enseñe. La escuela, en vez de dos profesores por aula, pone uno. Gana el 50 por cien de lucro robado. En la guerra, el lucro para el empresario que se dedica a este robo es más sencillo: con contratar soldados más baratos le resulta fácil robar más y como los "clientes" no se quejan puesto que el número de muertos en el país ocupado no les importa, es el negocio redondeo. Las ONG -en su mayoría dependientes de distintas Iglesias- son el principal grupo de organizaciones que obtienen lucro de los presupuestos públicos.