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Anàlisi :: globalització neoliberal : guerra
Terrorismo privatizado - Putin anuncia recortes a la democracia para luchar contra el terrorismo
18 set 2004
"¿Qué mayor terror puede sembrarse que el que extiende un país armado hasta los dientes sobre otros -sus víctimas- o a través de permanentes amenazas a los que no se so­meten a su voluntad y a su capricho, y todo como conse­cuencia de la plétora armamentística, de la sed de petróleo gratuito, de la codicia de sus jefes y de la voluptuosidad que hay en la descarga plena del poder pleno?

No estamos ante un terrorismo de Estado cuando los auto­res son los neocons. Esta­mos ante el terror convertido en orgía con la que obscenamente disfruta una pandilla de psicópatas con el Estado como excusa."
Jaime Richart
Terrorismo privatizado

Jaime Richart

Terrorismo privatizado

Jaime Richart


"¿Qué mayor terror puede sembrarse que el que extiende un país armado hasta los dientes sobre otros -sus víctimas- o a través de permanentes amenazas a los que no se so­meten a su voluntad y a su capricho, y todo como conse­cuencia de la plétora armamentística, de la sed de petróleo gratuito, de la codicia de sus jefes y de la voluptuosidad que hay en la descarga plena del poder pleno?

No estamos ante un terrorismo de Estado cuando los auto­res son los neocons. Esta­mos ante el terror convertido en orgía con la que obscenamente disfruta una pandilla de psicópatas con el Estado como excusa."
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Ya sabemos que, aparte el de hacer la guerra, quizá el principal motor de arranque de los neocons es la privatiza­ción metódica a lo bestia. Privatizar es traspasar las com­petencias que tra­dicionalmente la sociedad encomendaba al Estado para compensar la falta de una mínima equidad en la distribución de la ri­queza. Los riesgos de descontento y desestabilización general que la ausencia de esos míni­mos conlleva aconsejaron poner en manos del Estado los ajus­tes. Desplazar competencias, permitir, propiciar y potenciar el hacer y des­hacer individual o entre pocos alguna cosa re­emplazando las cautelas que el Estado asumía en este sen­tido es, pues, privatizar. La privatización fascina a los neo­cons, como fas­cina la autosuficiencia a todo el que se la ha ase­gurado por la vía que fuere incluso el crimen. Por eso, los neocons lo mismo entregan a los particulares lo que fue un servicio público, que las armas automáticas destinadas a matar mucho más que a defender. Les encanta espolear, atizar, la destrucción. Eso, destruir y construir sin tregua, es la horrenda biblia del “presidente de la guerra� como a sí mismo se calificó... ¿Extraña que ellos fueran los que indu­jeron a arrasar lo que hoy es “Zona Cero�?

Es también a través de esa misma filosofía como descu­brieron que privatizando el terrorismo parapetados tras el Estado, podían conseguir muchas otras cosas. Y el más efi­caz terrorismo no puede ser otro que el ejercido a través de guerras privadas y acciones privadas inculpando seguida­mente a otros, con la pantalla del Estado. ¿Esa guerra la ha hecho el Estado? ¿Reacciona tan brutalmente el Estado?... ¡Por algo será aunque yo, pobre de mí, no lo entienda!

De aquí, de esta treta, es de donde se deriva una serie de atrocidades en cadena que el mundo, aun confuso, encaja sin rechistar gustosamente o impotente. Pero el caso es: ¿puede imaginarse terrorismo más monstruoso que una guerra además impuesta al no ofrecer los atacados más re­sistencia que la que el atacante, por su propaganda y para su vil justificación, les quiso atribuir?

¿Qué mayor terror puede sembrarse que el que extiende un país armado hasta los dientes sobre otros -sus víctimas- o a través de permanentes amenazas a los que no se so­meten a su voluntad y a su capricho, y todo como conse­cuencia de la plétora armamentística, de la sed de petróleo gratuito, de la codicia de sus jefes y de la voluptuosidad que hay en la descarga plena del poder pleno?

El terror que expande por el mundo el Mal personificado hoy en un plantel de frenópatas lisiados por represiones de vicios supuestamente vencidos o quizá redoblados secretamente en la alcoba, es infinitamente más desesperanza­dor, monstruoso, deconstructor y estéril que el terrorismo que intenta recupe­rar la digni­dad de un pueblo o de una et­nia y sus territorios.

No estamos ante un terrorismo de Estado cuando los auto­res son los neocons. Esta­mos ante el terror convertido en orgía con la que obscenamente disfruta una pandilla de psicópatas con el Estado como excusa.

Y ayer otro psicópata, éste en Europa, acaba de unirse a la misma y excitante fiesta privada del terrorismo privati­zado.


Moby Dick y los canallas

Putin anuncia recortes a la democracia para luchar contra el terrorismo

Jaime Richart



Acaba de incorporarse -verbal y oficialmente- otro Ishmael a la caza de la ballena blanca Moby Dick. Ya le tenemos dispuesto a unirse –oficialmente- a más des­trozos legales. Insisto en lo de oficialmente, pues no otra cosa venía haciendo sin so­flamas.

Pero ahora se ha decidido a retumbar en su país, anun­ciando recortes a la democracia y al federa­lismo. Por si fue­ran pocas las mutila­ciones institucionales que existían... Y eso que ni quince años han transcurrido desde que, los de siempre, cubrieron aquel país con el manto de una tan ilu­sionante como falsa democracia...



Moby Dick es el enemigo del orden internacional y nacio­nal en el siglo XXI.

Naturalmente que Moby Dick está furiosa ante el capitán Ahab que cerca sus mares y trata de abatirla o apri­sionarla para siempre. Moby Dick está en Chechenia. Moby Dick está en Euskadi. Moby Dick está en otros mil sitios del pla­neta y es­pecialmente allá donde hace un siglo empezó sua­vemente el in­glés la caza, ahora brutalmente transformada en cacería abierta de la zona y sin más derecho que el que pueda emanar del arpón flamígero enarbolado por el capitán de la barra y las estrellas.



Hay quien dice que mejor sería que Ahab volviese al alco­hol...

He oido a menudo que no puede uno fiarse del abs­temio, pero me sospecho que se refieren al abstemio arrepentido. Porque los golfos reformados y los renegados –es sabido- siempre fueron los seres más temibles, pues raro es el que no vuelve a las andadas con irrefrenable tremendismo. Pero aun así, si por dejar de ser un golfo uno ha de llevar al mundo al desastre...

Que el patriotismo -lo observó Samuel Johnson- es el úl­timo refugio de los canallas, ya nadie lo duda. Pero en su tiempo los canallas no sospechaban que lo eran, y menos que es­taban siendo descubiertos. Lo malo hoy es, que los ca­na­llas sa­ben en privado que lo son y asumen con la im­pudicia en boga su condición y su abyecto pa­pel. Y lo atroz, que el reino de los cielos ha des­cendido sobre ellos para bendecirles y animarles. Por eso antes de comenzar sus abyecciones, hacen la invocación bíblica con la que arranca la novela de Herman Melville: “¡Call me Ishmael!�...

Esta es la tragedia griega o shakespeariana del milenio; una trage­dia des­compuesta que no sólo no depura los espí­ritus dejando de cumplir su función catártica, sino que, como conse­cuencia de la probada depra­vación de los actores, va poco a poco encanallando también a quienes a la fuerza la pre­sencian. Pues la corrupción de los valores universales eter­nos y la depravación paulatina, van cobrando cuerpo ante la mirada casi indife­rente del orbe occidental.

Una fuerza invisible empuja hacia la paradoja obs­cena, otra, hacia el crimen como estilo civilizado de vida. Y ahora, ayer, acaba oficial­mente de sub­irse al Pequod, la nave pa­triotera del ca­pitán Ahab, el último canalla...
Mira també:
http://www.iberica2000.org/Es/Index.asp
http://www.eltorrenti.com/

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Comentaris

Re: Terrorismo privatizado - Putin anuncia recortes a la democracia para luchar contra el terrorismo
18 set 2004
No és veritat, tal com havien escampat alguns rumors, que l´expresident jugoslau, el serbi Milosèvitx hagi enviat un missatge de recolzament als "presidentes automòmicos" pertanyents al PP (Partido Pancastellanista) reunits a San Millan de la Cagolla.
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