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Redes de compromiso social
18 set 2004
"Nos regimos por el bien común. Pero estamos usando los bienes de otros países -materias primas, energía, etc.- y esos países deberían poder beneficiarse de nuestra tecnología, cultura y recursos. Cada uno debe sentirse interpelado como ciudadano y actuar en consecuencia. Seamos conscientes de que vivimos en una sociedad de derecho con responsabilidades compartidas y con un compromiso personal ineludible."
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Redes de compromiso social


"Nos regimos por el bien común. Pero estamos usando los bienes de otros países -materias primas, energía, etc.- y esos países deberían poder beneficiarse de nuestra tecnología, cultura y recursos. Cada uno debe sentirse interpelado como ciudadano y actuar en consecuencia. Seamos conscientes de que vivimos en una sociedad de derecho con responsabilidades compartidas y con un compromiso personal ineludible."


María José Atiénzar *

http://www.nuncamas.net/

11 de Septiembre de 2004



De poco nos sirve tener reconocido un derecho político si no lo podemos ejercer como derecho social. Se consideran derechos sociales el derecho al trabajo, el derecho a la educación gratuita, el derecho a la salud, a la seguridad material y social, al descanso, al tiempo libre, etc. Pero no todos los derechos sociales son subjetivos.

En el informe "Derechos civiles y ciudadanía" publicado por Manos Unidas, el catedrático de Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid, Félix García Moriyón analiza las exigencias, los problemas actuales y las posibilidades de ejercer de la ciudadanía.

Los seres humanos somos sociales y la convivencia con los otros hace posible nuestra propia existencia. Para satisfacer las necesidades básicas de la gente -alimentación, vivienda y seguridad, entre otras- se ha generalizado en las sociedades actuales el modelo del estado social de derecho. Se entiende por Estado de Derecho una sociedad basada en el imperio de la ley, en la que los derechos políticos individuales del ciudadano legitiman el propio sistema. Y por Estado Social se entiende una sociedad basada en el libre mercado, que dispone de mecanismos que impiden las desigualdades excesivas y procura una redistribución de la riqueza que responda a las necesidades de las personas.

El Estado Social de Derecho, con su sistema democrático representativo, ha ampliado la capacidad de satisfacer las necesidades, como indican el incremento de la esperanza de vida o la mejora en la salud de los ciudadanos. El número de personas con acceso a esos derechos y a la participación en la gestión de la vida pública también se ha incrementado.

Ser ciudadano, lleva consigo la capacidad de actuar, el atreverse a pensar por uno mismo y a tomar decisiones en cuestiones de importancia. Y para aplicar esa autonomía personal, la educación es una piedra angular. Sólo así se puede desarrollar una capacidad crítica. "La ignorancia es alimento de la esclavitud y cuanto más bajo sea el nivel de formación de las personas menos podrán ejercer sus derechos y serán víctimas fáciles de quienes deseen oprimirlas", afirma García Moriyón.

El respeto al otro debe ir más allá de la tolerancia, han de preocuparnos sus condiciones de existencia. Sentirnos responsables solidarios de la suerte de los demás y con una obligación ética de garantizar la condición de ciudadanos para los que nos rodean. Evitar que nadie sea excluido o marginado, en especial los más débiles: niños, minusválidos, pobres, extranjeros.

La situación ilegal de miles de inmigrantes les excluye de los derechos que corresponden a los ciudadanos. Tampoco los trabajadores son tenidos en cuenta dada la precarización laboral que sufren millones de personas. Una determinada cultura invade a las otras y los ciudadanos nos vemos reducidos a meros consumidores. Los medios de comunicación, concentrados en pocas empresas y van imponiendo una determinada imagen del mundo y la sociedad. Pero la desigualdad es, quizá, la amenaza más grave para los derechos de los ciudadanos. En las tres últimas décadas se ha incrementado de forma alarmante la exclusión. Y la desigualdad genera violencia. Una sociedad sin conflictos es casi impensable, pero podemos ser capaces de resolverlos incluyendo y respetando a todas las personas.

La lucha por la participación y contra la desigualdad no es una tarea individual sino más bien de grupos y redes. Las asociaciones no gubernamentales, mejor denominadas organizaciones de la sociedad civil, las integran ciudadanos dispuestos a ejercer sus derechos y a participar en la transformación de unas estructuras sociales injustas. Con la certeza de que ?otro mundo es posible? se aglutinan muchos de estos grupos de presión. Las movilizaciones contra la guerra de Iraq o las manifestaciones que acompañan a las cumbres y reuniones de los poderosos, desde Seattle hasta Guadalajara expresan la voluntad de la sociedad civil de manifestar su rechazo a algunas decisiones tomadas en los centros de poder.

Debemos fomentar redes de compromiso y participación que faciliten la comunicación y el conocimiento mutuo. Redes horizontales como las del voluntariado, las asociaciones vecinales o los clubes deportivos, pueden fomentar los valores de la solidaridad, la confianza, la cooperación y la tolerancia. Con ello se favorece el diálogo para tratar los problemas comunes y se pueden diseñar estrategias para transformar la sociedad.

Nos regimos por el bien común. Pero estamos usando los bienes de otros países -materias primas, energía, etc.- y esos países deberían poder beneficiarse de nuestra tecnología, cultura y recursos. Cada uno debe sentirse interpelado como ciudadano y actuar en consecuencia. Seamos conscientes de que vivimos en una sociedad de derecho con responsabilidades compartidas y con un compromiso personal ineludible.


* Periodista



Gentileza de Cercle Obert de Benicalap
Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro
Mira també:
http://www.iberica2000.org/Es/Index.asp
http://www.paginadigital.com.ar

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