«La seguridad de Israel no se puede basar únicamente en la espada; más bien debe basarse en nuestros principios de justicia moral y en la paz con nuestros vecinos. Un régimen de ocupación socava esos principios de justicia moral e impide el logro de la paz. Pone así en peligro la existencia de Israel»
-Micahel Ben Yair, ex procurador general de Israel entre 1993 y1996. Ha'aretz, 3-3-02-

El 14 de mayo próximo, Israel cumplirá 54 años como Estado por resolución de la ONU. Los judíos lo celebran el 30 de abril debido a su calendario religioso . En cambio, los palestinos no han podido dormir en paz desde ese día de 1948; entonces, más de tres millones de ellos fueron desplazados de su territorio.

Ese año, el estado hebreo -contra la voluntad del presidente estadounidense Harry Truman y con el auspicio de la ex Unión Soviética- ocupó el 57 por ciento del territorio no asignado, dejando el 42 por ciento para los palestinos y el uno por ciento para Jerusalén.

En el plan inicial de la ONU estaba designar a los judíos parte de la Patagonia en Argentina, pero la suerte le tocó a Palestina. En los siete años siguientes a 1948, los grupos terroristas Stern y Haganah organizaron campañas de terror que permitieron a Israel destruir 418 pueblos, tomar el control del 78 por ciento del territorio y dejar a los palestinos en solamente Gaza y Ciscordania. En Jerusalén, los 30 barrios árabes fueron reducidos a cuatro. Por eso los argentinos de hoy siempre dicen que de haber ocupado Patagonia, los israelitas ya estarían en la frontera con Bolivia.

Uno de los autores, creadores y ejecutores de este proyecto expansionista es el ahora primer ministro de Israel, Ariel Sharon, uno de los primeros comandantes de Haganah a cargo de la Unidad 101. Frente a la mirada impávida del mundo, en 1953, Sharon dirigió el ataque al campo de refugiados palestinos El-Bureig, al sur de Gaza, donde fueron asesinados 50 civiles, la mayoría mujeres y niños. El mismo año dirigió el ataque a la aldea jordana Qibya; sobre esto el historiador israelí Avi Shalaim escribió que esta unidad 101 mató 69 civiles, entre ellos 46 mujeres y niños, destruyendo también 45 casas . En 1971, Sharon dirigió la destrucción de 2.000 casas palestinas bajo la orden de no arrestar a los "sospechosos", sino asesinarlos.

Si los demás países estaban indiferentes al desplazamiento, muerte y rapiña de los pueblos palestinos, los hechos en Sabra y Chatila estremecieron al mundo y mostraron de lo que eran capaces los israelíes. El 16 de septiembre de 1982, desde las 6 de la tarde hasta las 8 de la noche, Israel permitió que las milicias falangistas libanesas entraran en el campo de refugiados y degollaran a 1.962 personas, la mayoría niños y mujeres. Muchos de ellos fueron desmembrados esa noche cuando justamente se celebraba el Año Nuevo judío. Los dos hombres que señalaron al entonces ministro de Defensa Ariel Sharon como organizador de la masacre, y que iban a estar frente al Tribunal de La Haya en el próximo mes de mayo, acaban de ser asesinados por las fuerzas de seguridad judías, según todos los especialistas en la región, pero nadie ha levantado su dedo acusador.

La impunidad de Sharon es admirable. Por lo que se sabe de los documentos secretos y que fueron ampliamente descritos por el ex agente Mosad Ari Ben-Menashe en su libro "Profits of War", Sharon, quien no fue promovido a ser comandante conjunto de las fuerzas israelíes, quiso hacer mucho dinero y se asoció al ex hombre fuerte de Panamá, Manuel Noriega. Con la llegada de Ronald Reagan integró la red de la CIA en la provisión de armas a la contra nicaragüense y a todos los países centroamericanos en conflicto, en sociedad con el "héroe" Oliver North. Cuando todo esto terminó, el tráfico de armas se convino con el tráfico de drogas, según el libro.

Pero la historia de Sharon es más larga y sinuosa. Fue el promotor principal de la bomba nuclear de Israel; para ello no dudó en asociarse con el gobierno racista de Sudáfrica y logró -según el tratado- que Israel provea a los científicos, y Sudáfrica, el material nuclear. Tal es así que en 1981, y sin que ningún país se opusiera, hizo estallar su primera bomba de hidrógeno. Actualmente, Israel posee no menos de 300 bombas nucleares. Hace unos días, cuando el mundo se levantaba indignado por el asedio, incursión, destrucción y el control de ya el 91 por ciento de palestino, amenazó a Siria con sus armas nucleares tácticas.

La ambigua posición de George W. Bush reconoce al estado de Palestina pero le quita autoridad a Arafat. Todos saben que sin este hombre todo será un baño de sangre y que Israel se adueñará por fin de todo el territorio. Arafat es el hombre que viene luchando contra la ocupación ilegal de los territorios, desde que se creo el estado israelí. Se sabe que en abril ya eran 390 los oficiales y suboficiales de las fuerzas armadas de Israel que se niegan a servir en los territorios ocupados. Unos 800 jefes de la reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel y ex miembros de los servicios de contrainteligencia e inteligencia, Shin Bet y Mosad, formaron el Consejo por la Paz y Seguridad para terminar con esta guerra permanente entre ocupantes y ocupados. Según sus informes, en Gaza viven actualmente 1 millón 178 mil palestinos y 6.900 colonos hebreos.

El ambicioso proyecto de Sharon es provocar una guerra con Irak. Hace unos días fue totalmente claro. "Si Estados Unidos ataca a Irak, estaremos con ustedes y les garantizamos que la ganaremos en tiempo corto y con mínimo esfuerzo", dijo dejando entrever que se utilizarían las armas nucleares. El clan que gobierna este país y que sabe sobre la grave situación económica al acercarse las elecciones de noviembre, está considerando seriamente la situación, porque de ganar, se apropiaría del petróleo iraquí. Por eso aquí en EEUU cada vez se escucha más el nombre de Sadam Huseim, y ya casi nadie habla de Bin Laden como "el mayor terrorista del mundo"; así lo pidió el presidente Bush.

Por supuesto que Israel aprovecharía la guerra con Irak y tomaría el control de todo el abastecimiento de agua que es vital para la superviviencia en Medio Oriente. El agua es también la causa de su alianza con Turquía que controla las cuencas del Tigris y Eufrates. Ahora se explica por qué, desde hace un año, la prensa de EEUU habla de la "inminente guerra del agua".