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No existe el olvido
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per Amaia Etxaniz Bedialauneta Adreça: www.gara.net |
04 set 2004
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Quiero aclarar que sólo me pertenece a mà la decisión de escribir estas lÃneas, al margen a mi familia (madre, hermano y hermana). Con la esperanza de que mis palabras lleguen más allá de Euskal Herria, y aunque me cueste trabajo expresarme, he optado por escribir en una lengua que no es la mÃa, extranjera para mÃ.
Hace unas semanas que recibimos en casa una carta del Departamento de Interior del Gobierno Vasco. Después de que mi madre acabara de leerla llegó mi turno y, la verdad, su contenido me dejó bastante preocupada e intranquila. Era una carta mecanografiada, de la cual supongo que simplemente se molestarán en cambiar el nombre del fallecido cuando llegue el momento de mandarla en fechas señaladas. Totalmente impersonal, falta de sensibilidad, sellada y firmada a nombre de la directora de Atención a las VÃctimas del Terrorismo, cuyo nombre, por respeto, prefiero no citar. Puedo llegar a entender su dolor y sufrimiento, porque la muerte de un ser querido es siempre traumática y dolorosa, siendo la de un atentado un duro golpe, difÃcil de superar, creo que imposible. Pero la manera frÃa y distante que utilizan para llegar a nosotros me hace no creer sus palabras, con un contenido basado en el olvido, que nada tiene que ver con lo que nosotros hemos vivido.
Comienza la carta recordándonos muy educada y más adecuadamente que «en los próximos dÃas va a cumplirse el aniversario del asesinato que le costó la vida a D. Anjel Echaniz Olabarria. Desgraciadamente, han sido muchos los años en los que las vÃctimas y sus familiares se han visto relegados al olvido y al ostracismo más absolutos». Le hago saber que después de varios atentados fallidos, incluida otra explosión de un artefacto en nuestro local “34 Klubâ€? y continuas amenazas de muerte, el 30 de agosto de 1980 fue asesinado por el Batallón Vasco Español, bajo el mandato del Gobierno de UCD en el Estado español, mientras el PNV lo hacÃa en Euskal Herria con el entonces lehendakari Carlos Garaikoetxea. Entrando donde mi padre trabajaba, acompañados de la oscuridad de la noche, dos mercenarios del Estado español, encapuchados, con pistola y metralleta en mano, acabaron con su vida. Cayó acribillado. Moribundo fue trasladado al ambulatorio, donde falleció minutos después.
Manifestaciones de apoyo a la familia y muestras de cariño se sucedieron durante mucho tiempo. Gran parte de Euskal Herria nos arropó y jamás hemos vivido el olvido de la memoria de mi padre; siempre se le recuerda con emoción.
Después de haber conocido y vivido en su propia carne las torturas en comisarÃa y la cárcel, siguió con su trabajo en Amnistiaren Aldeko Batzordeak, KAS, Herri Batasuna, fue cofundador de “Eginâ€?... un largo caminar, siempre siendo muy consciente de que pronto llegarÃa su hora.
Repetidas veces le habÃa comentado a mi madre que era su deseo que cuando lo asesinaran su cuerpo se expusiera en la zona de baile del “34 Klubâ€?, donde asà el pueblo de Euskal Herria pudiera ver de lo que los demócratas eran capaces de hacer. DÃas más tarde, el BVE asumió la autorÃa del atentado, en el cual hicieron saber que se sentÃan plenamente satisfechos al haber ejecutado a otro «cerdo vasco», al cual habÃan tardado en matar. La misma noche, la Guardia Civil brindó con champán en el cuartel de Ondarroa por la muerte de Anjel Etxaniz Olabarria, hijo del pueblo de Ondarroa. No se abrió ninguna investigación por su asesinato; siendo mi madre amenazada cuando quiso investigar por su cuenta, temiendo por la vida de sus hijos y la suya decidió no continuar.
Ante este atentado terrorista, el lehendakari Garaikoetxea no tuvo ni media palabra para mi familia, al igual que Aranbarri, el entonces alcalde en funciones (PNV) del pueblo de Ondarroa, que bajaba la cabeza cada vez que se cruzaba con mi madre, la cual quedó viuda con tres hijos de 10, 9 y 4 años. Esta actuación, que sólo refleja la cobardÃa y el ansia de poder, dice mucho de ellos. Es muy duro ver que, a pesar del tiempo transcurrido, su polÃtica siga siendo la misma o haya empeorado.
Mis recuerdos de niña se mezclan con el rojo de su sangre que manchaba el frÃo cuerpo ya sin vida. Siendo demasiadas las noches en las que mis sueños y gritos de libertad se ahogaban entre tanto dolor y pena. Han sido tantas, muchas las vidas humanas que se ha llevado esta guerra. Es evidente que vivimos un conflicto polÃtico duro de vivir, a veces insostenible. Por ello no me atreverÃa a hablar en general de «vÃctimas del terrorismo». Pienso que unos cayeron en su lucha por la independencia de Euskal Herria y los otros por trabajar duro por la no-libertad de la misma. Siguen siendo los presos polÃticos vascos y sus fami- liares las vÃctimas directas de este conflicto. Sufren la dispersión y continuo alejamiento, pudiendo perder la vida en cárceles y carreteras del Estado español y francés. Sufren el secuestro, la tortura y el miedo, bajo la oscura máscara de la democracia, allà donde se esconde el más cruel de los fascismos.
Dice la carta: «Recientemente, sin embargo aunque todavÃa con timidez, la sociedad y las instituciones comienzan a prodigar actos y homenajes de reconocimiento con el único objetivo de ensalzar y restaurar la memoria de las vÃctimas del terrorismo». No serán ustedes los que ahora vengan a homenajear a nuestros muertos, ni a hablar en su memoria. No olviden que es su PolicÃa la que sabotea e irrumpe en nuestros actos y homenajes. Pido mucho respeto para ellos y sus familiares; el dolor y sentimiento son profundos.
La lucha por las injusticias de los pueblos oprimidos y nuestro cariño es lo único que nos queda por mostrar a nuestros gudaris. El trabajo del dÃa a dÃa para que el diálogo sea posible en Euskal Herria y podamos construir un futuro de paz y libertad.
Recuerdo con muchÃsimo dolor cuando la Guardia Civil irrumpió en el sepelio de mi padre; el “Agur jaunakâ€? continuaba sonando entre gritos de pánico y el miedo que se respiraba entre la gente que corrÃa despavorida, mientras sus tiros al aire causaban el más absoluto terror en la calle. Por seguridad y miedo a nuevas represalias, mis hermanos y yo, por separado, estuvimos encerrados en casas de vecinos, no pudiendo asistir al entierro de nuestro padre. Con la incertidumbre y la angustia que era cada vez mayor al no saber nada de nuestra madre y abuela... duros momentos, muy duros. Ellas fueron insultadas y humilladas hasta después del entierro; volviendo para casa, la Guardia Civil las escupió mientras continuaban los insultos y las frases obscenas dirigidas a mi madre.
Y usted, ¿habla de prodigar actos? ¿Cuáles? ¿Dónde y cuándo? ¿Para qué?
Continúa la carta: «PermÃtanme que también yo, a través de estas lÃneas, me sume a la sensibilidad con este humilde pero sincero gesto, sé que de nada sirven ya las palabras para mitigar tanto dolor y sufrimiento, pero igualmente sé que manifestaciones de solidaridad y aprecio como las que me animan hoy, constituirán mañana la restitución a las vÃctimas y a sus seres queridos de la dignidad que nunca les debió ser arrebatada». Puede que algún dÃa, espero no muy lejano, el diálogo sea posible entre nosotros y cese el continuo sufrimiento de tanta gente que todavÃa sufre la persecución, la tortura, el exilio, la deportación y la extradición; sólo entonces sus palabras de solidaridad y aprecio tendrán sentido para mÃ.
Sueño con que las raÃces del madroño dejarán de beber de la tierra del viejo roble. Allà donde la semilla de Euskal Herria se abrirá, nutrida de esperanza y de diálogo, de la cual brotarán las siete ramas que protegerán la libertad y el futuro de nuestra madre tierra. El oso que de tanta sangre derramada se ha alimentado regresará a sus tierras mientras la ikurriña ondea muy alta en una Euskal Herria libre y soberana.
Para terminar: «Con esa esperanza, reciban mi más cariñoso abrazo y recuerdo. Hasta siempre». Se despide la directora de Atención a las VÃctimas del Terrorismo, el 27 de julio de 2004.
Con la esperanza de que el «diálogo» sea posible en Euskal Herria, mi abrazo más fuerte y solidario para todos los presos polÃticos vascos, exiliados y sus familiares, allá donde estén.
Amaia Etxaniz Bedialauneta
Diari Gara, 4 de setembre de 2004
www.gara.net |
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Re: No existe el olvido
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per xxx |
04 set 2004
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Ni oblit, ni perdó!
La història ens ha de donar la força per seguir endavant. |
¡no más terrorismo de Estado! Ni aquÃ, ni en Irak, en ningún sitio. ¡Presos a la calle!
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per yyy |
04 set 2004
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Cárceles para los banqueros. |
Re: No existe el olvido
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per Madrid antifa |
04 set 2004
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"Con la esperanza de que mis palabras lleguen más allá de Euskal Herria"
Llegan y llegaran. Un abrazo desde Madrid. |