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Carta de la madre de los hermanos Cerezo
31 ago 2004
Carta de la madre de los hermanos Cerezo


12 de agosto del 2004

A Francisco y Emiliana que no han dejado de luchar por alcanzar la libertad de sus hermanos.

Para Alejandro, Héctor y Antonio, que durante tres años han permanecido como rehenes del gobierno foxista en el Penal de Máxima seguridad de La Palma en Almoloya de Juárez, Edo. de México.

Mis amores:

Ha transcurrido un año más, el tercero, en que no veo sus rostros y por más conciente que esté de la situación no he dejado de añorar los tiempos en que vivimos bajo un mismo techo, sin embargo, el mundo sigue su curso y nuestras vidas han sido separadas con la misma injusticia que prevalece en nuestra sociedad, ya que como ya han de saber los autores intelectuales de la masacre estudiantil realizada el 10 de junio de 1971, continúan impunes.

Este proceso judicial ha traído a mi memoria una historia que en esta ocasión quiero compartir con ustedes y con quienes noble y desinteresadamente se han solidarizado exigiendo su inmediata libertad:

Un año después del genocidio del 10 de junio de 1971, en el mes de septiembre, la prensa dio la noticia de que unos artefactos explosivos habían sido detonados en la ciudad de México por un comando de la organización revolucionaria Unión del Pueblo, días después los presuntos responsables de esta acción fueron aprehendidos, torturados y encarcelados, procedimiento común entonces, como ahora.

A raíz de esta detención, una mañana, llegaron a la casa unos señores que preguntaban por papá, como papá no estaba en casa en ese momento, me pidieron que les enseñara la parada del camión argumentando que no conocían bien la ciudad, crédula y confiada, salí de casa y después de caminar un corto trecho, repentinamente, se detuvo un automóvil del cual, bajaron rápidamente dos hombres y fui bruscamente detenida por ellos y casi en vilo introducida a su interior.

De inmediato me amenazaron con sus armas, me dijeron que no gritara y que respondiera lo que me preguntaran relacionado con papá y sus actividades, porque eran policías de la Dirección Federal de Seguridad: ¿en dónde estaba en ese momento? ¿qué hacía? ¿estaba yo casada con él o nada más vivíamos juntos? ¿ quiénes iban a ver a papá? ¿los conocía yo, a todos? ¿qué hacían en la casa? ¿qué lugares frecuentaba? ... una a una fui respondiendo las preguntas: trabajando... litigaba, tenía algunos casos pero yo ignoraba concretamente cuáles... no sabía en dónde podría estar, tal vez en el juzgado...sí, estaba yo casada, les mostré mi argolla... mucha gente, campesinos, obreros, estudiantes, amigos... no, no a todos... escribía, leía... la Universidad, algunos pueblos, la biblioteca, la Universidad, muchos lugares... ¿tienes hijos? Sí, una niña. Pero, ¿por qué tantas preguntas, que querían, por qué preguntaban por él?, no había respuestas y sí más y más preguntas, ¿qué hacían sus hermanos? ¿en dónde estaban? Y yo, contestando, pues no tenía nada que ocultar... estudiaban... en la Universidad... y volvían a arremeter ¿cómo era posible que yo no supiera que un hermano de papá era un asesino?. Él había matado a un cura, ¿cómo?, no era posible, no podía ser posible, les decía, (desde luego que no era cierto lo que decían).

El tiempo iba pasando, y el automóvil, recorría lentamente las calles de la pequeña ciudad, de vez en cuando me señalaban a alguien y me preguntaban ¿lo conoces? Y yo contestaba no.

Mi mortificación iba en aumento conforme corría el tiempo, me preguntaba qué estaba pasando, por qué buscaban a papá, al mismo tiempo esperaba que en la casa ya se hubieran dado cuenta de mi larga ausencia ya que todo había sido tan intempestivo que cuando salí, avisé que unos señores buscaban a papá y que les enseñaría la parada, además me preocupaba mi pequeña hija, quien estaba enferma, con fiebre y ya tendría hambre.

Ya pardeando la tarde, los agentes se dirigieron nuevamente a mi domicilio y dos cuadras antes detuvieron el automóvil, para desde ahí vigilar la casa en espera de que llegara papá y vimos cómo se acercaba un jovencito en una bicicleta y entraba a la casa. No hables...me dijeron, y pistola en mano me amenazaron y advirtieron... no vayas a gritar. La espera se hacía larga, cuando salió el joven de la bicicleta, velozmente condujeron el carro hacia la entrada de la casa y detuvieron a... mi hermano menor, al verlo exclamé, ¡mi hermano!, y ¡zas!, sentí un golpazo, ¡que te calles!, dijeron, subieron a mi hermano al carro y empezaron las preguntas, ahora dirigidas a él, nada nuevo, ya que con cada respuesta confirmaba lo que yo anteriormente había dicho, retornaron al lugar desde donde vigilaban la casa, con mi hermano a bordo y sin poder hablar pasaban las horas, afuera todo era movimiento y dentro del carro, angustia y temor por lo que pudiera suceder.

Mientras tanto, papá se había percatado de la presencia de los judiciales, gracias a que algunas personas que pasaban por la casa habían presenciado la maniobra de los agentes para detenerme y lo alertaron diciéndole lo que había pasado. Este hecho causó revuelo en el ámbito estudiantil y popular ya que papá era conocido porque entre otras actividades que desarrollaba había impulsado la formación de bufetes jurídicos gratuitos, así, mientras yo permanecía secuestrada, la indignación de la gente empezó a crecer, se creó un clima de intranquilidad y zozobra, a cada rato llegaban a la casa a preguntar si ya estaba yo de regreso y estudiantes y amigos comenzaron a movilizarse y a hacer la denuncia de lo que estaba sucediendo.

Irónicamente, yo me encontraba a muy poca distancia, observando también el entrar y salir de la gente en la casa, pero sin poder decir ni hacer nada. Empezaba a amanecer, cuando ya a disgusto con tanto movimiento los judiciales nos dejarnos en libertad, pues no teníamos información que les sirviera, no sin antes amenazarnos que regresarían por nosotros si habíamos mentido.

Después de este episodio, la casa era vigilada día y noche, yo regresé a mi trabajo sólo con mi hija en brazos, sin ver a papá y sin poder comunicarme con él pues ignoraba en dónde estaba, pero hasta allá se extendió la vigilancia y el asedio, y en navidad de ese mismo año durante las vacaciones tomé la decisión que cambiaría nuestra vida para siempre, me alejé de mis papás, mis hermanos, mis amistades, de la familia de papá, para buscarlo, reunirme con él y protegernos de la persecución del gobierno, con la falsa esperanza de que al ya no estar con la familia, ésta estaría a salvo porque no sabrían más de nosotros.

Pero, si con esta medida nosotros nos poníamos fuera del alcance de la DFS del gobierno de Luis Echeverría �lvarez, a su merced quedó la familia de papá con quienes se ensañaron, pues tiempo después fueron detenidos y torturados dos de sus tíos, secuestrada y violada una sobrina y una amiga, la casa constantemente cateada y siempre vigilada.

Así es como conocí la política represiva del gobierno priista de Luis Echeverría �lvarez, pues el que nos hubiésemos alejado desde ese entonces de nuestros seres queridos, nos protegió a nosotros pero no a ellos que sufrieron como tantas familias más, la represión, por el sólo hecho de ser familiares.

Quiero precisar que esta situación que vivimos no es más que una pincelada comparada con el dolor que ha producido la persecución, la tortura, las detenciones, los asesinatos, desapariciones forzadas que han sido infligidas a los luchadores sociales y a miles de familias en nuestro país, que han tenido el arrojo y la dignidad de oponerse a los regímenes priistas que han gobernado, y si hoy se las doy a conocer es porque considero una obligación de todos los que han participado o estamos participando hacerlo, como se ha estado haciendo ya, cada una de las experiencias vividas personal y familiarmente para coadyuvar a conformar la historia de aquellos años y demostrar que no sólo la masacre del 10 de junio de 1971 responde a una política de Estado, sino también todos los crímenes cometidos desde el Estado antes y después en contra de nuestro pueblo.

Así como injusto es su secuestro y detención manteniéndolos como rehenes, injustas han sido las detenciones de todos los luchadores sociales que hasta hoy ha habido, porque en nada ha cambiado la situación que prevaleció durante los gobiernos priistas con la situación actual del gobierno del Fox-panismo que ha cobrado ya la vida de su abogada defensora Digna Ochoa y Plácido, de la también abogada poblana Graciela Tirado, del luchador social solidario con ustedes Noel Pável González González entre los más cercanos así como de luchadores sociales que continúan sin arredrarse luchando por la injusticia.

Hijos: Emiliana y Francisco en libertad; Ale, Héctor y Antonio en prisión, aunque tal vez ya lo sepan, quiero decirles que uno de los propósitos del sistema penitenciario es crear conflictos entre compañeros o como en su caso entre hermanos, sembrando sutil o subliminalmente dudas, desconfianzas, rencores o resentimientos, entre los que están en prisión y con los están fuera de ella, valiéndose de todos los medios y hasta de las personas mismas, ya sea con los que pueden relacionarse en la prisión, así como con quienes tienen la posibilidad de frecuentarles, tomen en cuenta que son sujetos de técnicas psiquiátricas y psicológicas para intentar adaptarlos al sistema y que todo este tiempo han tratado de socavar su principio de realidad, de aprovechar sus debilidades, limitaciones y contradicciones para empujarlos a la espiral de la neurosis, vía los carcelazos y la subsecuente depresión, si se dejan.

Les pido que ahora más que nunca no se dejen llevar por falsas esperanzas, pues me enteré por medio de su página, que el 26 de abril su abogada interpuso un Amparo directo y teniendo como antecedentes los aberrantes procesos que han tenido los casos de Digna Ochoa, de Graciela Tirado, de Noel Pável González, de los 6 detenidos vascos, y por el contrario el de Luis Echeverría Alvarez y Cia., está dentro del cálculo de las probabilidades que el resultado no les sea favorable, ya que dentro del Poder Judicial están los Jueces de consigna que sólo podrían ser acotados al ser confrontados por todos los seres humanos sensibles que han firmado protestando en contra de su tan injusta prisión, esa es su realidad y el desafío a vencer, porque el que permanezcan como rehenes en prisión, secuestrados por el gobierno de Vicente Fox, es para que éste continúe intentando presionarnos, chantajearnos y castigarnos manteniéndoles a su merced, cebándose en ustedes, sentando un precedente nunca antes visto. Mis hijos, otro principio de realidad que deben tener presente es que: son hijos de luchadores sociales y les harán pagar por ello, ustedes mismos son luchadores sociales y les están haciendo pagar por ello, porque en este sistema ser digno es un delito, ser joven y solidario es un delito, ser honesto es un delito, luchar por la justicia y la equidad es un delito, alfabetizar y tratar de adquirir una educación humanista es un delito, como lo demuestra el encarcelamiento en el Penal de Máxima Seguridad de Puente Grande de los jóvenes altermundistas que protestaron en el mes de mayo en Guadalajara.

Mis amores: que la fortaleza que los ha caracterizado, se redoble porque no podemos esperar justicia del gobierno del cambio fascistoide, y permítanme recordarles unas líneas de una canción que conocieron, con un pequeño cambio, “...rómpanle al sol la cara si no les alumbra en la celda�, y agregaría pero no se rompan ustedes en mil pedazos por conseguir su tan anhelada libertad, que ésta llegará, prepárense para que no los deslumbre y logren conservar su principio de realidad.

Emi, Pancho: no se agüiten, que el camino es largo y no estamos ni a la mitad, pero recuerden, como dicen en el pueblo, que más vale paso que dure que trote que canse y si han logrado fundir su proyecto de vida con la lucha por la libertad de sus hermanos, qué bien, pero si han hecho a un lado aspiraciones personales es momento de empezar a retomarlas y alternarlas con la actividad tan absorbente que exige la lucha por la libertad de todos los luchadores sociales detenidos.

Los quiero mucho a todos, admiro su fortaleza y entiendo sus limitaciones, extraño su compañía, su algarabía, las sobremesas mientras vivimos bajo el mismo techo, me han dado tanto que en lugar de entristecerme, trato de retroalimentarme con los recuerdos, sus escritos y las pocas noticias que tengo de ustedes y eso me da fuerzas y ánimo para todo, reciban besos y abrazos de mamá y un fuerte abrazo de papá, tan grande como el orgullo que siente de ustedes que a pesar de sus errores se educaron como seres humanos al servicio de los más desprotegidos.

Quiero hacer patente mi infinito agradecimiento a cada uno de todos los que se han solidarizado con mis hijos y todos los luchadores sociales en prisión, gracias por continuar trabajando por su liberación.

¡LIBERTAD PARA TODOS LOS PRESOS POL�TICOS Y DE CONCIENCIA!

Hasta la próxima mis amores, los quiere mamá.

Emilia Contreras Rodríguez.



“... Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad ."

Pablo Neruda

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