Envia per correu-e aquest* Article
|
Notícies :: amèrica llatina |
La zozobra de los tiempos grises
|
|
per Óscar Collazos |
25 ago 2004
|
|
La zozobra de los tiempos grises
En la carta que aquí publicamos, el escritor Óscar Collazos denuncia amenazas contra su vida, de las que ha sido objeto en los últimos días como consecuencia de algunos de sus conceptos relacionados con el estado de cosas en nuestro amedrentado país, donde los gobernantes y los violentos suponen que quien no está con ellos está contra ellos, quien defiende los derechos humanos es terrorista, o quien participa en la guerra con el arma intelectual de la palabra se convierte en candidato a habitar el reino del silencio. Cronopios anda en las mismas. Ustedes bien lo saben porque proclamamos que la palabra es libre y solidaria, derecho que ejercemos sin miedo, pero conscientes de cuanto ello implica. Por eso no vacilamos en solidarizarnos con el escritor intimidado, con todos los hombres y mujeres de palabra a quienes agobia la zozobra de estos tiempos grises, con todos los compatriotas consecuentes con la urgencia de demostrar que la mayoría de los colombianos so mos gente de paz y estamos en la obligación de unirnos para aplacar a los violentos.
EL CHANTAJE DEL MIEDO
Apreciados amigos;
Como es de su conocimiento, el pasado lunes, 2 de agosto, aproximadamente a las 2.30 de la tarde, recibí una llamada de una persona de mi entera confianza, comunicándome alarmada que, "por casualidad", acababa de escuchar la conversación de dos hombres que planeaban dirigirse a mi domicilio para cumplir la orden de atentar contra mi vida, conversación en la que, además, se asignaban las sumas de dinero ofrecidas para la comisión del crimen. Las circunstancias "casuales" de esta información han sido expuestas en mi denuncia ante la Fiscalía General de la Nación y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Cartagena de Indias. Por obvias razones, se mantiene en reserva el nombre del testigo.
Desde esa fecha, vivo en medio de la incertidumbre, abocado a tomar medidas de seguridad, limitando hasta el encierro la normalidad de mi vida, preguntándome, como seguramente se lo preguntan los organismos de seguridad, si se trata de una irresponsable fanfarronada o, en verdad, de la decisión de atentar contra mi vida. En cualquiera de los casos, se trata de intenciones criminales que debo tomar con toda la seriedad y gravedad del caso.
No he solicitado aún protección a los organismos de seguridad, pese a la situación de zozobra que vivo desde el lunes. He informado sobre estos hechos a los directores de los periódicos donde colaboro habitualmente como columnista: El Tiempo y El Universal, de Cartagena, y comunicado mi situación a amigos cercanos y familiares.
Como usted debe saber, señor Director, he escrito durante años columnas de opinión que podrían haber molestado e irritado a sectores políticos locales comprometidos con actos de corrupción administrativa. No he vacilado en condenar también a los llamados "actores armados del conflicto"- sean de "izquierdas" o "derechas"- por las atrocidades cometidas en la guerra que libran contra el Estado o libran entre ellos, por la violación de los derechos humanos y el efecto catastrófico que han causado en la población civil. .
Como usted sabe, he sido contradictor respetuoso de algunas de las medidas tomadas dentro de la llamada "seguridad democrática" del presidente Uribe Vélez y de los propósitos políticos que buscan reformar la Constitución de 1991 para abrirle paso a la reelección del actual mandatario; fui un severo crítico de las actuaciones y pronunciamientos públicos del entonces Ministro del Interior y Justicia Fernando Londoño Hoyos, y he advertido, en diversos escritos y ocasiones, sobre la peligrosa polarización que vive nuestro país, así como de la irresponsable tendencia a creer que quienes no comulgamos con todos los actos del Gobierno estamos automáticamente del lado de los terroristas. Mis desacuerdos políticos no me impiden mantener sinceros sentimientos de amistad y aprecio hacia importantes figuras de este y anteriores gobiernos.
En fin, he ejercido con responsabilidad y libertad mi derecho a opinar sobre los asuntos que conciernen a la vida actual y futura de los colombianos. Y nada deseo más, como ciudadano y demócrata, que un día podamos vivir en paz y convivir también en paz con quienes no pensamos de igual manera en las soluciones políticas necesarias a la recuperación política, económica, social y cultural de Colombia.
Hago esta reseña, señor Director, porque, si bien es cierto que no me considero enemigo de nadie, ni de aquellos de quienes disiento ni de quienes han pretendido hacerme daño, mucho más cierto es que mis escritos pueden haberme convertido en enemigo de personas o fuerzas oscuras que podrían estar detrás de la amenaza recibida. ¿Podría tomar a la ligera esta severa advertencia criminal y aceptarla como una vulgar broma macabra, propiciada por el progresivo deterioro moral de un país que parece haber "sicarializado" las conciencias?
De este temor nace la incertidumbre a la que me refiero. Han sido tantas las voces del periodismo acalladas criminalmente, tantos los periodistas y académicos que han tenido que emprender el camino del exilio, que encuentro razonable y prudente temer por mi vida y reclamar de las autoridades el derecho ciudadano de ser protegido en estas inciertas circunstancias de riesgo.
Señor Director: por medio de este conducto, reclamo valentía civil a las fuerzas implicadas en este atroz conflicto armado para que digan públicamente si soy objetivo de algún propósito criminal o víctima de una de las tantas ruedas sueltas en las que la política local, regional y nacional convive sospechosa y desgraciadamente con la criminalidad y sus métodos más siniestros. A estas ruedas sueltas me he referido en mis escritos, desoyendo a menudo la sensatez de los amigos que me aconsejan ser prudente en la exposición de estos temas. ¿Más prudente? Para ningún periodista colombiano es un secreto el hecho de que, para preservar nuestras vidas, nos vemos sometidos a diario a explicables mecanismos de autocensura.
Hubiera preferido mantener este "caso" en la más absoluta discreción, pero la entereza moral e intelectual de mi vida pública no me cura del temor de aceptar que estas amenazas no son una fanfarronería intimidante sino un propósito que, tarde o temprano, cobrará una víctima más en la "profesión más hermosa del mundo", la más hermosa, ciertamente, pero la más expuesta en nuestro país a las conspiraciones de ese otro terrorismo: el chantaje del miedo.
Del Señor Director, atentamente,
Óscar Collazos
Escritor y periodista.
Gentileza de Cercle Obert de Benicalap
Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro |
 This work is in the public domain |
Ja no es poden afegir comentaris en aquest article.
Ya no se pueden añadir comentarios a este artículo.
Comments can not be added to this article any more