La suerte de Iraq y Oriente Medio se está jugando en Nayaf. En esa ciudad, algo así como el Vaticano para los chiíes, se está librando una batalla; posiblemente una de las batallas urbanas más complejas y mediáticas de la historia. Miles de soldados estadounidenses, apoyados por la Policía iraquí, han intentado derrotar a las milicias del clérigo Múqtada Al Sáder, que se ha refugiado con un grupo de seguidores en el mausoleo de Alí, el fundador del chiísmo. La sangre ha corrido por las calles de Nayaf, y los combates han ocasionado el bombeo de petróleo en el sur de Iraq, lo que ha influido en un aumento sin precedentes del precio por barril.
En el nombre de Mahdi
Los hombres de Al Sáder, que entre ceja y ceja tienen la idea de expulsar a los norteamericanos, volvieron a empuñar las armas el 5 de agosto en Nayaf. Agrupados en lo que se llama el Ejército del Mahdi -el mesías que esperan los chiíes-, se tomaron las calles y empezaron los ataques. Incluso derribaron un helicóptero. Medio centenar de víctimas mortales fue el saldo de las primeras horas, y en poco tiempo la revuelta se trasladó a Ciudad Sáder, un populoso barrio de Bagdad que tomó el nombre del padre de Múqtada, muerto por los hombres de Sadam Hussein en 1999.
Los choques entre las milicias chiíes y los hombres de Washington hicieron saltar todas las alarmas en el gobierno provisional iraquí. Al fin y al cabo, este 15 de agosto se debía instalar la Asamblea Nacional de 1.000 personas que elegirán un Parlamento de 100 escaños, que tendrá la facultad de vetar las decisiones del poder ejecutivo hasta los comicios de 2005. Por eso, el primer ministro iraquí, Ayad Alaui, decidió viajar el día 8 a Nayaf, tenderle una mano a Múqtada al Sáder y ofrecerles una amnistía a los milicianos que no hubiesen dado de baja soldados de la coalición.
El mando militar estadounidense envió 5.500 marines a tomarse el centro de Nayaf.
De nada sirvió. Después de dos horas de charla, en las que Alaui estuvo acompañado por sus ministros de Defensa, Hazem Shalaam, y de Interior, Falah al Naqib, el portavoz de Al Sáder anunció: "Alaui pidió a Al Sáder que tome parte en el proceso político. Y, además, que desarme a nuestra milicia. Lo que está tratando de hacer es pescar en río revuelto". Las cosas empeoraron. Tan pronto Alaui abandonó el lugar, reaparecieron los helicópteros gringos y el mando militar estadounidense dijo que había enviado 5.500 marines para tomarse el centro de Nayaf.
Hasta la última gota de sangre
Varios helicópteros surcaron el cielo de la ciudad, y en las calles se comenzó a ver tanques y soldados, y a oír el intenso tableteo de las ametralladoras. Fue entonces cuando Múqtada al Sáder, antes de internarse en el mausoleo de Alí, convocó a la prensa extranjera y dijo que iba a luchar "hasta la última gota de sangre". Entre tanto, se libraban duros combates en el cementerio de Nayaf que, con 15 kilómetros cuadrados, es el más grande del mundo. Allí han sido enterrados los chiíes de la zona y los de fuera cuyas familias han tenido cómo pagar el traslado del cadáver.
Los soldados estadounidenses no se quedaron con los brazos cruzados. El jueves de la semana pasada lanzaron una feroz ofensiva. Allanaron la casa de Al Sáder y bombardearon los enclaves de los milicianos. Sin embargo, tuvieron la precaución de no atacar el mausoleo de Alí. De hacerlo, se desencadenarían consecuencias imprevisibles ante la furia de los chiíes, ya de por sí molestos. Alí Jamenei, el anciano líder espiritual del vecino Irán, donde la comunidad chií es mayoritaria, lo dejó claro al calificar la operación norteamericana en Nayaf como "uno de los crímenes más oscuros de la historia de la humanidad".
Los hombres de Al Sáder también arremetieron contra las tropas británicas en Basora.
Los hombres de Al Sáder, no contentos con la ofensiva en Nayaf, iniciaron luego una serie de ataques contra las tropas británicas en Basora, una ciudad de 1,3 millones de habitantes a 500 kilómetros al sur de Bagdad. Es el puerto más importante del país, de donde se bombea el 87% del petróleo iraquí, lo que equivale a 1,9 millones de barriles diarios. Los combates fueron arduos. Tanto que Hasanen Mohamed Mohamedi, el portavoz de la Compañía de Petróleo del Sur, anunció el cese del bombeo.
Las consecuencias no tardaron. En Bagdad, el gobierno se echó a temblar ante la suspensión del comercio petrolero por el Golfo Pérsico, pues de él depende el 95% de los ingresos de Iraq. Pero en el resto del mundo también hubo serias repercusiones. El jueves en la noche, el barril de petróleo se cotizaba a más de 45 dólares, el precio más alto en la historia. Al final de la semana, el mundo entero se preguntaba cómo se iba a resolver la crisis en Nayaf. La respuesta seguía siendo un misterio.
El santuario de los chiíes
El mausoleo de Alí es para los chiíes lo mismo que la romana basílica de San Pedro para los cristianos. Fue construido en el año 977 y sirve de tumba de Alí, yerno de Mahoma y a quien veneran los chiíes, que son el 15% de los musulmanes del mundo. Según éstos, Alí y sus descendientes fueron los verdaderos sucesores del profeta. Alí, que fue el cuarto califa, murió asesinado en 661, y su hijo no reconoció la autoridad de Muawiyah.
Un gran número de chiíes vive en Irán y en Iraq, donde son mayoritarios. También habitan en Yemen, Líbano, Siria Pakistán y la India. En Iraq vivieron los últimos años bajo la opresión de Sadam Hussein, que es sunní. Tras el derrocamiento del dictador, piden una mayor participación.
¿Quién es quien en el caos iraki?
Moktada Al Sader no pertenece a las altas esferas del estamento religioso; es, a todos los efectos, un mero mujtahid (estudiante graduado), que no tiene reparo en capitalizar el prestigio de su padre, Mohamed Sadik Al Sader, alto clérigo chiíta y fundador de una amplia y eficaz red de instituciones caritativas, asesinado en 1999 por los agentes del gobierno de Sadam Husein. Tampoco es Moktada un erudito de las escrituras coránicas, pero sus alusiones al herido orgullo nacional de los iraquíes encuentran el debido eco en las masas desconcertadas por la caótica situación interna del país. Aún así, hay quien no duda en comparar su trayectoria con la del ayatolá Jomeini. Pero Moktada contesta seriamente a quienes le atribuyen el deseo de crear un Estado islámico en la zona centro y sur de Irak que la situación actual del país, tanto a nivel político como social "nos obliga a descartar la posibilidad de emular la experiencia iraní".
Cancillerías y los servicios de inteligencia occidentales que, en este caso concreto, están a punto de repetir el mismo error cometido en Irán a finales de la década de los 70, cuando apostaron por el moderado ayatolá Mohamed Kazem Sariat Madari como posible sustituto de Jomeini? Sabido es que Sariat Madari, único clérigo que trató de mantener hasta el último momento el diálogo con la monarquía persa, no dudó en convertirse en uno de los más cercanos y fieles colaboradores de Jomeini.
En el caso de Irak, el papel de Sariat Madari está desempeñado por el gran ayatolá Alí Al Sistani, prestigioso aunque poco carismático líder de la comunidad chiíta, quien prefirió componer tanto con la nueva clase política de Bagdad como con las distintas corrientes religiosas que surgieron tras la caída del régimen de Sadam. Uno de sus favoritos era, sin duda, el joven y apuesto clérigo Abdel Mayid Al Joei, hijo del gran ayatolá Abú Al Kassem al Joei, mentor del propio al Sistani. Se cree que durante su exilio en el Reino Unido, Abdel Mayid Al Joei obtuvo el apoyo diplomático y financiero de la coalición, interesada en crear una corriente chiíta "moderada", es decir, pro occidental. Pero Abdel Mayid fue asesinado en Nayaf, pocos días después de su regreso de Londres, por los seguidores de Moktada Al Sader.
Consecuencias humanas
Según Amnisitía internacional:
" Transcurrido más de un año desde la invasión de Irak por la coalición dirigida por Estados Unidos, la situación de los derechos humanos en el país sigue siendo alarmante. Inmediatamente después de la caída de Sadam Husein en abril de 2003, los iraquíes vieron aparecer ante sus ojos una situación nueva, caracterizada por el saqueo y los delitos violentos generalizados, el derrumbamiento de las instituciones estatales y el desempleo masivo."
"En sus intentos de controlar el país y restablecer el orden público, las fuerzas de la coalición han sido responsables de graves violaciones de derechos humanos. Han empleado medios letales excesivos o innecesarios, que han provocado la muerte de civiles. Han recluido a miles de personas sin cargos y en condiciones muy duras. Han torturado y maltratado a los detenidos, y en algunos casos les han provocado la muerte. Entretanto, grupos armados que se oponen a la ocupación han llevado a cabo ataques intencionados e indiscriminados contra civiles, dirigentes políticos y trabajadores extranjeros, y han matado a cientos de personas."
"La ausencia de orden público ha animado a muchos iraquíes a tomarse la justicia por su mano y matar por venganza a autoridades del gobierno anterior. Las consecuencias del desgobierno se han hecho sentir de manera específica en las mujeres, que han sido víctimas secuestros y violaciones a manos de delincuentes, así como de amenazas de grupos islamistas radicales. Debido a ello, las mujeres y las niñas siguen viviendo atemorizadas. Además, los iraquíes aún esperan que se haga justicia por las décadas de graves abusos padecidos bajo el régimen de Sadam Husein." |