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Comentari :: criminalització i repressió : especulació i okupació
Sobre l'Euskal Jai
21 ago 2004
Hui estem tots una mica més morts...

    El dilluns 16 d’agost, Barcina amb la seua policia municipal, foral i espanyola, va decidir acabar violentament amb un somni que ja durava deu anys. El dilluns 16 d’agost començava el desallotjament del gaztetxe d’Iruña: l’Euskal Jai.
   
Fa deu anys, l’Euskal Jai, un antic frontó del casc antic d’Iruña, va ser rescatat de la mort per un grup de joves que a força de treball convertiren el frontó en un espai alliberat. Un espai que durant aquestos deu anys sempre ha escapat a la lògica del poder i ha anat en contra d’aquest: criticant-lo, posant-lo en dubte, atacant-lo, denunciant-lo i desenmascarant-lo. I açò molesta.
A l’Euskal Jai s’han desenvolupat milers d’activitats: xerrades, concerts, videos, cursos, menjars populars... Activitats obertes a tothom que vulguera participar i que demostraven que l’Euskal Jai era un espai obert, per a tothom, un espai popular on trobaves gent de diferent ideologia que discutia, creava, que a voltes es cabrejava i altres s’apropava. I açò molesta. Però a banda de parlar en general, quina és la història de l’Euskal Jai que cadascú de nosaltres portem a dins nostre? Ens hem enamorat, besat, plorat... moments que cap policia ni cap màquina excavadora podràn esborrar mai.
Però és que a més de ser un espai de trobada, de despedides, d’acords i desacords, l’Euskal Jai era un espai de solidaritat. Entre els seus murs decenes de col·lectius s’han reunit, decenes de movilitzacions s’han organitzat, milers de lluites s’han creat. Quan la gent en vaga de fam a Iruña s’ha quedat sense espai, l’Euskal Jai els ha obert les portes. Quan les txosnes es quedaren sense espai, l’Euskal Jai les va acollir. Quan el poder intentava tancar les portes, l’Euskal Jai sempre les obria. I açò molesta.
I és perquè molesta que han decidit matar l’Euskal Jai. I matant l’Euskal Jai han mort un espai de llibertat dels poquets que ja ens queden, i ens han llevat també un tros de vida a tots, ja que mai podrem tornar a caminar l’Euskal Jai, a viure l’Euskal Jai, a riure l’Euskal Jai, a patir l’Euskal Jai, a enamorar-se a l’Euskal Jai.

Quan s’assabentaren de l’amenaça del dessallotjament, la resposta de l’Euskal Jai va ser clara i contundent: donar-li l’espai del frontó al poble, convertint-lo en una plaça pública on xiquets, xiquetes, homes, dones, iaios i iaies podien passejar, jugar, sentar-se... Una plaça pública que pertanyia al poble, un espai alliberat de policies i feixistes on poder estar tranquil·lament, un espai públic que escapava al control social.
L’Euskal Jai front a l’amenaça de desallotjament podria haver reaccionat de moltes formes: tancant les portes al public , conevertint-se en un búnker, preparant-se per a la guerra que va començar Barcina el dia 16 d’agost... però no, l’Euskal Jai va decidir obrir-se al poble, i no podia ser d’una altra manera, ja que l’Euskal Jai és el poble.

Avui dissabte 21 d’agost, cinc dies després, l’Euskal Jai és ja només un montó de pedres enderrocades sense control. Però cinc dies després el desallotjament continua: la policia ocupa totalment el casc antic agredint impunement i brutal veins, vianants i joves, disparant pilotes de goma, colpejant tot allò que els semble sospitós. Avui cinc dies després la lluita continua: contra la brutalitat policial i munipal els joves d’Iruña es defenen i han decidit plantar-los cara. Una ona de disturbis recorre la ciutat: ja ho diu el dit popular “desallotjaments, són disturbis�. I Barcina ha de tindre ben clar que després de la borratxera policial sempre ve la ressaca...
I avui cinc dies després nosaltres estem més morts, però encara podem cridar i no deixarem de fer-ho: Euskal Jai bizirik!


Aquesta vesprada una manifestació partirà a les 19h30 dels cinemes Golem d’Iruña... I amb Hechos Contra el Decoro podem dir que “esta noche la gente del Euskal Jai, de frente, tiene una cuenta pendiente y la va a querer cobrar. Los callejones vomitarán su rabia en las avenidas sí, va a ser interrumpida la pulcritud del mármol de los palacios por la estampida de nuestras botas que ya están rotas de bailar al son del poderoso, al compás del que atribuye la norma y se reserva el azar. Les va a costar cazar a las sombras que emboscadas en la oscuridad atacan y escapan, clavan su aguijón y saltan de un lugar a otro y rompen el cristal del consenso que estalla si la calle no se calla: parecía más resistente lejos de nuestras pedradas.
Adelante, adelante ven a ver lo que es tu propia fuerza. Míralo con tus ojos sin rostro y verás que no hay vías muertas, y que no es real la facilidad con que nos dan la respuesta, la proposición de los sin rostros es una pregunta abierta. Hoy no venimos de... ni vamos a... somos la mala hierba que crece entre lo que nos prescriben y lo que nos prohíben, contratos y ocio basura y e.t.t.s que nos exprimen. Y tenemos miedo, claro, pero es un viejo conocido que en forma de uniformado o de larga cola de paro nos acecha amenazante pero hoy nos verá de frente y también llevará su parte. Confundimos la luna con las farolas, confundimos estrellas con espejos y todo empezó el día en que a mamá se le agrietaron los pechos y de sus pezones tan solo brotó veneno. Esa es la leche que nos dieron, esa es la leche que mamamos, esa es la leche que tenemos. Baila el aire la danza de los nadie, el ritmo de los sin rostro hoy se extiende calle a calle. Somos los que ves, no hay más, no busques la bestia negra de la que hablarán mañana en toda la prensa, nos sobran motivos para protestar. Eh, que pasa tía efectivamente hoy es el día! Espero en la esquina, en el wallkman alma vacía, a ver si aparecen éstos y vamos a la movida.
Estamos preparados, no es broma lo que se avecina. Nos movemos rápido, calculamos el momento, la adrenalina a tope y los ojos bien abiertos. Se colmó el vaso hace tiempo y estamos dispuestos a plantarles cara hasta quedar sin aliento. Piedras y carreras contra equipados matones, los siempre golpeados, cansados de ser ratones, son salvajes gatos enfrentados a las razones de la economía privada y sus instituciones. Máquina de guerra ingobernable, garra de la gente de la calle un, dos, tres, arriba un esfuerzo más... los coches cruzados en la calzada detendrán el paso de la banda uniformada, se oyen las sirenas, llueven las pedradas el fuego, iluminará la madrugada.�

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Comentaris

Traducció al castellà / Traducción al castellano
04 set 2004
Hoy estamos todos un poco más muertos...

El lunes 16 de agosto, Barcina con su policía municipal, foral y española, decidió acabar violentamente con un sueño que ya duraba diez años. El lunes 16 d’agosto empezaba el desalojo del gaztetxe de Iruña: el Euskal Jai.

Hace diez años, el Euskal Jai, un antiguo frontón del casco viejo de Iruña, fue rescatado de la muerte por un grupo de jóvenes que a base de trabajo convirtieron el frontón en un espacio liberado. Un espacio que durante estos diez años siempre ha escapado a la lógica del poder y ha ido en contra de este: criticándolo, poniéndolo en entredicho, atacándolo, denunciándolo y desenmascarándolo. Y esto molesta.
En el Euskal Jai se han desarrollado miles de actividades: charlas, conciertos, videos, cursos, comidas populares... Actividades abiertas a todo el mundo que quisiera participar y que demostraban que el Euskal Jai era un espacio abierto, para todo el mundo, un espacio popular dónde encontrabas gente de diferente ideología que discutía, creaba, que a veces se cabreaba y otras se acercaba. Y esto molesta. Pero a parte de hablar en general, ¿cuál es la historia del Euskal Jai que cada uno de nosotros llevamos dentro? Nos hemos enamorado, besado, llorado... momentos que ningún policía ni ninguna máquina excavadora podrán borrar nunca.
Pero es que además de ser un espacio de encuentro, de despedidas, de acuerdos y desacuerdos, el Euskal Jai era un espacio de solidaridad. Entre sus muros decenas de colectivos se han reunido, decenas de movilizaciones se han organizado, miles de luchas se han creado. Cuando la gente en huelga de hambre en Iruña se ha quedado sin espacio, el Euskal Jai les ha abierto las puertas. Cuando las txoznas se quedaron sin espacio, el Euskal Jai las acogió. Cuando el poder intentaba cerrar las puertas, el Euskal Jai siempre las abría. Y esto molesta.
Y es porque molesta que han decidido matar al Euskal Jai. Y matando al Euskal Jai han matado un espacio de libertad de los pocos que ya nos quedan, y nos han quitado también un trozo de vida a todos, puesto que nunca podremos volver a andar el Euskal Jai, a vivir el Euskal *Jai, a reír el Euskal Jai, a padecer el Euskal Jai, a enamorarse en el Euskal Jai.

Cuando se enteraron de la amenaza del desalojo, la respuesta del Euskal Jai fue clara y contundente: darle el espacio del frontón al pueblo, convirtiéndolo en una plaza pública dónde niños, niñas, hombres, mujeres, abuelos y abuelas podían pasear, jugar, sentarse... Una plaza pública que pertenecía al pueblo, un espacio liberado de policías y fascistas dónde poder estar tranquilamente, un espacio público que escapaba al control social.
El Euskal Jai frente a la amenaza de desalojo podría haber reaccionado de muchas formas: cerrando las puertas al público , convirtiéndose en un búnker, preparándose para la guerra que empezó Barcina el día 16 d’agosto... pero no, el Euskal Jai decidió abrirse al pueblo, y no podía ser de otra manera, ya que el Euskal Jai es el pueblo.

Hoy sábado 21 d’agosto, cinco días después, el Euskal Jai es ya sólo un montón de piedras derribadas sin control. Pero cinco días después el desalojo continúa: la policía ocupa totalmente el casco viejo agrediendo impunemente y brutalmente a vecinos, peatones y jóvenes, disparando pelotas de goma, golpeando todo aquello que les parezca sospechoso. Hoy cinco días después la lucha continúa: contra la brutalidad policial y municipal los jóvenes de Iruña se defienden y han decidido hacerles frente. Una ola de disturbios recorre la ciudad: ya lo dice el dicho popular “desalojos, son disturbios�. Y Barcina tiene que tener bien claro que tras la borrachera policial siempre viene la resaca...
Y hoy cinco días después nosotros estamos más muertos, pero todavía podamos gritar y no dejaremos de hacerlo: Euskal Jai bizirik!
Sindicato Sindicat