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que pasa en el sur occidente colombiano
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per pipe |
09 ago 2004
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El paramilitarismo en Colombia, fue concebido como la estrategia anti subversiva, de las Fuerzas Armadas contra las organizaciones populares y revolucionarias incluidos a sus dirigentes y sectores de influencias de masas.
En 1983, el entonces Ministro de Defensa General Fernando Landazábal Reyes colocando en practica las enseñanzas recibidas de los gringos en la escuela de las Américas, firmaba un documento titulado, Manual de Instrucción Individual de Combate, en el que se planteaba la creación de grupos civiles que bajo su orientación, preparación y conducción, realizarían el trabajo sucio. Ese de asesinar y torturar, de desaparecer, de desterrar a quienes luchan por la construcción de un país diferente.
Cumpliendo estas directrices se volvieron tristemente celebres generales como Yanine Díaz y Rito Alejo del Río, quienes se rodearon de narcotraficantes, ganaderos, políticos, representantes del gran capital nacional y de las multinacionales. Así, bajo esta óptica y a partir de la situación política en América Latina con el proceso nicaragüense afianzándose, al igual que la lucha del pueblo salvadoreño y guatemalteco, se sentaron las bases en Colombia de la contra revolución, antes del triunfo revolucionario.
El fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, que se está dando a través del Plan Colombia patrocinado por los gringos, al igual que el actual proceso de asentamiento, desarrollo y consolidación del paramilitarismo en algunas regiones, con más preponderancias que en otras, tiene que ver con el análisis socio económico estratégico de la derecha de este país, al servicio de las multinacionales.
Existen áreas y sectores de la economía considerados vitales y a las cuales esta oligarquía vende-patria no quiere arriesgarse a perder su dominio y control, por eso en el Occidente del país esta lógica paramilitar tiene expresiones definidas, en Nariño, Cauca, Valle y Chocó.
El pacifico colombiano que baña a estos cuatro departamentos tiene importancia por las enormes potencialidades y riquezas de la biodiversidad existentes en esta región.
En estos momentos los grandes consorcios que producen los medicamentos se encuentran empeñados en establecer con las universidades, convenios de estudios de genética vegetal, para descubrir el valor curativo de las plantas medicinales que utilizan los pobladores. Y que en la actualidad son un misterio para la denominada ciencia moderna.
Recordemos que a principios de la década del 90, la Universidad del Valle desarrolló la segunda expedición botánica en donde se recolectaron especies animales y vegetales, desconocidas y aún no clasificadas. Estas desaparecieron de los laboratorios y herbarios del alma mater, desconociéndose aún, a donde fueron a parar.
Lo peligroso de esto es que detrás de esos estudios no está el hecho de colocarlos al servicio de la humanidad, sino que una vez logrado el conocimiento sobre estos y visualizado su potencialidad patentizar el producto para restringir su beneficio.
Los estudios del científico Elkin Patarrollo y su vacuna contra la malaria actualmente afrontan está presión de las multinacionales.
Pero este no es el único interés del capital extranjero en el pacífico colombiano, las posibilidades de construcción de un canal Inter Oceánico de cara a las exigencias del siglo XXI, en donde el actual canal de Panamá esta quedando corto ante el flujo de los barcos de gran tonelaje existentes, es desde ya una necesidad del comercio mundial.
Otro enorme potencial del pacífico colombiano es el recurso pesquero, con inmensa cantidade de variedades marinas, sus costas marítimas reciben la influencia de la corriente de Humbolt, permitiendo el tránsito de diferentes especies. A esto también le apuntan los grandes consorcios pesqueros y atuneros del gran capital.
Además, la riqueza minera especialmente de oro y platino a pesar de la explotación que de por siglos se viene haciendo es aún grande.
También, se encuentran en esta región dos puertos marítimos como Tumaco y Buenaventura, este último quizás el más importante del país, considerado el más moderno y desarrollado tecnológicamente de Latinoamérica, actualmente moviliza más del 70 % de las exportaciones e importaciones del país.
El control de estos puertos y de algunos ríos navegables a lo largo del pacífico colombiano, apuntan también al envió de narcóticos para el insaciable mercado Norteamericano, porque el fenómeno paramilitar se convirtió igualmente en el único cartel de droga con presencia nacional e internacional, como en el pasado lo fueron los carteles de Cali y Medellín.
Como lo veremos con otros ejemplos, la presencia de estas bandas de mercenarios criminales en algunos casos y en otras unidades del Ejército y la Policía o la Infantería de Marina que con el brazalete de las AUC y las motosierras inundan con sangra inocente al suelo patrio, no sólo se da porque en estas áreas exista influencia de organizaciones guerrilleras, sino porque obedecen a intereses económicos predeterminados e íntimamente ligados al capital multinacional.
En el centro del Valle, la situación es idéntica, y seguramente para los que no conozcan el fondo de la situación, no entienden porque en una región que sólo produce verduras y hortalizas así como la leche para procesar varios derivados lácteos. De la noche a la mañana esté infectada de sicópatas que dicen combatir la presencia e influencia guerrillera allí.
La verdad de todo, es que existe un estudio de factibilidad para la construcción de una hidroeléctrica, que permitiría a esta región no depender de la energía antioqueña.
Como podemos ver son los intereses de la rancia oligarquía vallecaucana la que auspicia, tolera y amamanta este accionar contra civiles indefensos.
Sobre el accionar paramilitar hay que decir que tiene dos motivaciones fundamentales: La económica, que consiste en defender los interese del gran capital nacional y extranjero. La política, en el intento de eliminar y desterrar a los apoyos y colaboradores de las organizaciones revolucionarias.
Ante la falta de capacidad militar las unidades paramilitares de la tercera división del Ejército, de la policía y la Infantería de Marina no enfrentan a unidades guerrilleras armadas y entrenadas, sino que lo hacen contra hombres, mujeres, niños y ancianos inermes e indefensos, a los que presentan luego como subversivos.
Por eso al paramilitarismo, las FARC-EP le ha declarado la guerra a muerte, en ella se incluyen a todos los autores materiales e intelectuales del mismo, ya la historia le saldó la cuenta de cobro al general Landázabal quedan muchos, a los que más temprano que tarde les llegara su hora.
Recordemos la frase del poeta. "Por los muertos, nuestros muertos pido castigo". |
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