Hay que estar en un sindicato - Indymedia Barcelona

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Anàlisi :: laboral
Hay que estar en un sindicato
per (penjat per) Antoni Ferret	22 jul 2004

Pedro Serrano Publicado en «En Lucha» Son muchas las críticas que podemos hacer a los sindicatos de clase: negociar a espaldas de los trabajadores, firmar acuerdos sin asambleas previas y sin consultarnos, y en muchas empresas aparecer sólo cuando hay elecciones sindicales. Incluso, a veces, transmiten en asamblea la información que a la empresa le interesa para crear miedo al cierre y así al empresario le resulta más fácil hacer regulaciones de empleo. En vez de ser representantes de los trabajadores, son intermediarios entre nosotros y la empresa. Recientemente, en la serie de «deslocalizaciones» de empresas catalanas, hemos visto propuestas sindicales de reducción de hasta el 18 por 100 del sueldo (Printer), o aumento de producción y reducción de pausas de descanso (Nissan). Está claro que, frente a este tipo de propuesta sindical, los trabajadores/as no creen que haya posibilidad real de luchar para defender sus puestos de trabajo. Pero ni todos los delegados y delegadas sindicales ni la mayoría de los afiliados a los sindicatos son así. Estar en un sindicato supone conectar con gente que por lo menos cree en la necesidad de organizarse como trabajadores, supone poder asistir a las reuniones de las secciones sindicales o asambleas de afiliados/as y criticar si es necesario a las direcciones sindicales. Sobre todo, supone la posibilidad de entrar en contacto con otros compañeros/as que piensan parecido o igual que tú. Presión A pesar de todas las críticas que podemos hacer a los sindicatos, todavía es cierto que donde hay fuerte presencia sindical, los sueldos y las condiciones de trabajo son mejores que donde no la hay. Sin la presión de la organización colectiva, la empresa no va a ceder nada. Aunque el activismo en el trabajo es mucho más duro, lento y difícil que en los barrios o universidades, cuando participas en una huelga exitosa o en piquetes sientes que los trabajadores podemos ganar pequeñas, medianas o grandes batallas. Por eso, hay que estar sindicado.
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Comentaris

Re: Hay que estar en un sindicato
per lolo	22 jul 2004
HAY QUE ESTAR EN UNA SOCIEDAD GASTRONOMICA.

Re: Hay que estar en un sindicato
per lola	22 jul 2004
HAY QUE ESTAR EN UN EQUIPO DE MUS, O DE PARCHÃ?S, O DE DOMINÃ�.

Re: Hay que estar en un sindicato
per lolines	22 jul 2004
HAY QUE ESTAR EN UNA PEÑA SARDANISTA, O SARDANERA, O DE DANZA BATURRA.

Re: Hay que estar en un sindicato
per x	22 jul 2004
El de los últimos 3 comentarios es un TROLL. No le hagáis caso. Gente así hace que Indymedia-Barcelona tenga un nivel de ruido, basura y noticias diana abrumantes. Si no te gusta la noticia (que estás en tu derecho de opinar lo que te venga en gana) argumentalo o ignóralo, pero no postees, y postees, y postees... porque Indymedia Barcelona tenga un newswire de publicación abierta no significa que cualquiera pueda postear idioteces como tú. Bien por Antoni Ferret y las brillantes noticias que siempre publica! Gracias!

Re: Hay que estar en un sindicato
per INDYMEDIA BARCELONA	22 jul 2004
Atenció: el que ha escrit les quatre opinions anteriors es un troll. Es fa passar per dos persones antagòniques i crea una conversació ficicia. "X", estem fart de tu. Sempre fas el mateix. No contesteu ni feu cas a "x". Gràcies.

Re: Hay que estar en un sindicato
per Ren	22 jul 2004
Hay que estar sindicado, si, ¿pero en que sindicato? Quiza lo primero es ser riguroso y segun el significado de la palabra CCOO y UGT no lo son. ¿por que es tan bajo el numero de afiliados de cualquier sitio en esta peninsula, incluida portugal? porque somos hijos de una dictadura aun vigente y nos han enseñado a no protestar, y hablo por el 90% de trabajadores no sindicados. De ese 10% restante habria que quitar un 8%, porque UGT y CCOO no son sindicatos, son clubes. Al final queda un 2 un triste 2%. Asi no se puede hacer nada. Tanta division del atomo nos ha dejado un rebaño miserable de particulas. En cualquier pais de la europa vieja hay mas afiliados que aqui. Es triste. Hay que estar en un sindicato, el del crimen, que ese si que prospera.

Re: Hay que estar en un sindicato
per bcntech bcntech ARROBA indymedia.org (verificat)	22 jul 2004
el mensaje de 'INDYMEDIA BARCELONA' obviamente no es de indymedia barcelona. como bien dice 'x': a los trolls ni agua

Re: Hay que estar en un sindicato
per fany	22 jul 2004
y quien eres tu para decir quien es un troll? Es que vas dando carnets de troll?

Re: Hay que estar en un sindicato
per Pere Guix	22 jul 2004
JO de fa una setman estic a la CGT. La meva empresa té un ERO i sempre he estat en contra de les organitzacions, pero aquesta gent lluiten fins al final deciditn tots, almenys a la meva fàbrica, i jo m'he afiliat, ara que cadascu faci el que vulgui, però quan veiues el preparades que estan les empreses, et passen le sganes de ser antisindicat.

Re: Hay que estar en un sindicato
per uno	22 jul 2004
corren malos tiempos para la clase trabajadora,deslocalizacion,accidentes laborales,empeoramiento condiciones socioeconomicas..etc desde luego que es urgente y necesario el organizarse en un sindicato,pero en uno donde puedas aportar algo a la lucha o al menos donde te escuchen y puedas hacer oir tu voz...no en esas mafias donde tan solo eres un contribuyente con derecho a descuento en port aventura

Re: Hay que estar en un sindicato
per anarco	22 jul 2004
A quienes hayáis visto la película de "El efecto Iguazú", ¿no habéis visto que es muy buena solución la lucha sindical?, ¿no os ha animado esta película para participar (si nunca lo habéis hecho) en CNT, CGT o otros sindicatos?

Re: Hay que estar en un sindicato
per .	22 jul 2004
Jo vaig estar a CNT al país valencià durant uns 4 anys. Després vaig vindre a viure a Barcelona i vaig flipar amb el lio "cnt-buenos-medinacelli" i "cnt-malos-desfederados-joaquincosta".. i no hem va agradar gens. Vaig estar a Badalona a la resolució per la unificació CNTista però no hi havia bona voluntat per part d´alguns/algunes companys/nyes, i no va acabar com deuria d´haver acabat, amb la unitat total de la CNT a Barcelona. A partir d´aquí, i a partir d´un ambient de ghetto-secta que es podia respirar a Medinacelli vaig quedar cremat del anarcosindicalisme, de la penyita de Barna, i de tot aixó. M´agrada el anarcosindicalisme, penso que ahir com avui, el sindicat és una molt bona eina de lluita dels treballadors, parats i estudiants, però ho fem un canvi, reciclem sigles i estética o sempre continuarà un grup minoritari que en cap moment representa a la classe treballadora catalana, vasca o espanyola. Salút i reflexió.

Re: Hay que estar en un sindicato
per "los de siempre"	23 jul 2004
Company, jo també sóc de CNT i el rollo desfederats i bons tampoc m'agrada. No milito a Barcelona sinó que una mica més lluny i el rollo és diferent. Em sap molt de greu que hagis quedat cremat per aquesta bestialitat, segur que no ets ni seràs l'únic, però al final sempre quedem 4. Salut i lluita!

Re: Hay que estar en un sindicato
per lluita	23 jul 2004
En aquest pais o lo que sigui, actualment només hi ha un sindicat que pugui dir-se així, per la seva combativitat, esperit crític, i decisió de lluitar contra les agressions que patim els i les treballadors/es, i no ès altre que la CONFEDERACIO GENERAL DEL TREBALL, C.G.T. Endavant, companys i companyes, EXPERT a l'Arboç del Penedés ès la propera lluita. Som-hi!

Re: Hay que estar en un sindicato
per cam	23 jul 2004
Ara aixó sembla propaganda sindical (amb aquest CGTero)... que no home, que no, que aquest no és el lloc de fer publicitat de CGT!!!

Re: CGT = Estat Espanyol
per nyanyenyinyonyu	23 jul 2004
La CGT te gent vivint gràcies a l´estat, oi? reb subvencions, oi?... amb tots aquells flyers i cartells tan xulos i tan macos (que no són reciclats), amb els locals que en realitat no són de la vostra organització sinò de CNT, oi?

Re: Hay que estar en un sindicato
per UNO	23 jul 2004
ya empezamos con las tonterias de siempre

Re: Hay que estar en un sindicato
per x	23 jul 2004
¿Te parece una tontería el anarcosindicalismo? ¿Te parece una tontería reflexionar? ¿Te parece una tontería desenmascarar la hipocresía de algunas organizaciones? UNO, eres de lo mejor, tu eres el más serio, sabio, listo, guapo, fuerte, alto .. del mundo!

No al sindicalismo
per Paulino Scarfó intolerancia@hotmail.com	23 jul 2004
Destruyamos el trabajo. El trabajo es el argumento que se repite en todos los periódicos, conferencias, debates políticos e incluso en artículos y panfletos escritos por compañeros. Las grandes preguntas que se plantean son: ¿cómo hacer frente a la desocupación creciente? ¿cómo volver a dar un sentido a la profesionalidad laboral penalizada por la actual reestructuración capitalista? ¿cómo hallar caminos alternativos al trabajo tradicional? ¿es posible el reparto del trabajo?. La sociedad postindustrial ha resuelto el problema de la desocupación, al menos dentro de ciertos límites, dislocando la fuerza laboral hacia sectores más flexibles, fácilmente maniobrables y controlables. Ahora, en la realidad de los hechos, la amenaza social de la desocupación creciente es más teórica que práctica y es utilizada como arma política para disuadir a amplias capas de población de intentar direcciones organizativas que pongan en discusión las actuales directrices económicas. En la actualidad, siendo el trabajo mucho más controlable, precisamente en su forma cualificada, pegada al puesto de trabajo, se insiste sobre la necesidad de dar trabajo a la gente, por eso de reducir la desocupación. No porque ésta constituya un peligro en sí, sino más bien al contrario, porque el peligro podría venir de la misma experiencia de flexibilidad ahora ya hecha indispensable en las organizaciones productivas. El haber sustraído una identidad social que precisa el trabajador lleva a posibles consecuencias disgregativas que hacen más difícil el control. Del mismo modo, los intereses de formación profesional en su conjunto no permiten una formación de alto nivel, al menos no para la mayoría de los trabajadores. Se ha sustituido pues la pasada petición de profesionalidad por la actual de flexibilidad, es decir, de adaptabilidad a tareas laborales en constante modificación, a pesar de una empresa a otra; en suma, a una vida cambiante en función de las necesidades de los patronos. Desde la escuela se programa ahora esta adaptabilidad, evitando suministrar los elementos culturales de carácter institucional que una vez constituían el bagaje técnico mínimo sobre el cual el mundo del trabajo construía la profesionalidad. Esta ahora se reduce a unos pocos millares de personas que son preparadas en los másters universitarios, algunas veces a expensas de las mismas y grandes empresas que tratan así de acaparar a los sujetos más proclives a sufrir adoctrinamiento y, como consecuencia, un condicionamiento. Cambio de relaciones En el pasado el trabajador vivía en la empresa: tenía amistad con compañeros de trabajo; en el tiempo libre hablaba de los problemas del trabajo; frecuentaba estructuras recreativo-culturales de los trabajadores; y cuando iba de vacaciones acababa por hacerlo junto a la familia de otros compañeros de trabajo. Para completar el cuadro, especialmente en las grandes empresas, diferentes iniciativas sociales ligaban a las distintas familias con pasatiempos y excursiones; los hijos iban a escuelas asistidas financieramente por la misma empresa y cuando se jubilaba uno de ellos, era sustituido por alguno de sus hijos. Se cerraba así todo el círculo laboral que enmarcaba toda la personalidad del trabajador, pero también la de su familia, surgiendo de este modo una identificación total con la empresa. Pensemos, por poner un ejemplo, las decenas de operarios de la FIAT que animaban en Turín a la Juventus, el equipo de Agnelli. Todo este mundo ha decaído completamente. Aunque algún residuo continúa funcionando, ha desaparecido en su homogeneidad y en su uniformidad proyectual. En su lugar ha entrado una relación de trabajo donde la falta de una identidad profesional significa ausencia de una base sobre la cual el trabajador pueda proyectar su vida. Su único interés es ganar lo imprescindible para llegar a fin de mes o pagar el crédito de la casa. Ya en la condición precedente, la huida del trabajo se configuraba como una búsqueda de un modo alternativo de trabajar. El modelo era el del rechazo a la disciplina, el sabotaje sobre la línea de montaje, entendido como reducción de una opresiva cadencia, la búsqueda de retazos de tiempo. Así, el tiempo libre no institucionalizado, sino robado al atento control empresarial, estaba cargado de valor alternativo. Se respiraba fuera de los ritmos encarcelados de la fábrica o taller. Pero en aquellas condiciones el gusto del tiempo encontrado se envenenaba enseguida por la imposibilidad de suministrarle otro sentido que no fuera el mismo del ambiente laboral. Por eso, la abolición del trabajo significaba, hasta hace algunos años, la eliminación de fatiga, creación de un trabajo alternativo fácil y agradable, o bien -y esto en las tesis más avanzadas y bajo ciertos aspectos más utópicos y peregrinos- su sustitución por el juego, pero un juego que obliga, provisto de reglas y capaz de dar al individuo una identidad como jugador-trabajador. Es un hecho si se quiere interesante, pero que no escapa a las reglas esenciales del trabajo entendido en términos de organización global del control. De esto deriva que nos sea posible ninguna abolición del trabajo en términos de reparto progresivo del mismo, sino que se necesita proceder de manera destructiva. Antes que nada es el mismo capital el que ha desmantelado desde hace tiempo su formación productiva, sustrayendo al trabajador su propia identidad. De este modo, lo ha hecho «alternativo» sin que se haya dado cuenta de ello. Tiene libertad de palabra, vestuario, variabilidad de tareas, un modesto compromiso intelectual pedido, la seguridad de los procedimientos, la reducción de los tiempos de trábajo. En definitiva, que haya necesidad de una cantidad de trabajo muy inferior a la hoy obligatoria para percibir un salario era una reivindicación que ayer venía ilustrada por teóricos revolucionarios, mientras que hoy es patrimonio analítico del capitalismo post-industrial y se discute en congresos y reuniones destinadas a reestructurar la producción. Luchas por una reducción, pongamos de veinte horas semanales, del horario de trabajo no tienen sentido revolucionario, en cuanto que abre el camino a la solución de algunos problemas del capital y no el de la posible liberación de todos. La válvula de escape del voluntariado, sobre el que tan poco se discute mientras se trata de un argumento que merecería toda nuestra atención, podría suministrar una de las soluciones operativas a la reducción del horario de trabajo, sin que surja la preocupación de cómo las grandes masas huérfanas del control de un tercio de su jornada pudieran emplear el tiempo encontrado de nuevo. Visto en estos términos, el problema de la desocupación no es el de la crisis más grave del sistema productivo actual, sino un momento constitucional a su estructura, momento que puede ser institucionalizado a nivel oficial y recuperado como empleo proyectual del tiempo libre, siempre por obra de la misma formación productiva, y a través de las estructuras creadas para este fin. Razonado de este modo, se comprende mejor el análisis del capitalismo post-industrial como sistema homogéneo dentro del cual el movimiento de la crisis no existe, habiendo sido transformado en uno de los momentos del proceso productivo mismo. Ideales «alternativos» Otro punto a tratar es el de los ideales «alternativos» de vida fundados sobre el arreglárselas uno mismo. Estamos hablando de las pequeñas empresas fundadas sobre la autoproducción en laboratorios electrónicos y en otros pequeños almacenes, sin aire y sin luz para sobrecargarse de trabajo y demostrar que el capital de nuevo ha tenido razón. Si quisiéramos concentrar en una fórmula simple y breve el problema, podríamos decir que si una vez el trabajo confería una identidad social, la del trabajador. Esta identidad, integrada en la del ciudadano formaba el súbdito perfecto. Por ello, la huida del trabajo era un intento concretamente revolucionario, directo a romper el ahógo. Hoy, en el momento en que el capital no suministra más una identidad social al trabajador, sino que al contrario trata de utilizarlo de manera genérica y diferenciada, sin perspectiva y sin futuro, la única respuesta contraria al trabajo es la de destruirlo, procurando una propia proyectualidad, un propio futuro, una propia identidad social del todo nueva y contrapuesta a los intentos de nadificación puestos en marcha por el capitalismo postindustrial. Aquí vuelven a la actualidad algunas reflexiones que parecían de otro tiempo. El sabotaje, cuando se utilizaba, era solamente un medio de intimidación pero, lo que es más importante, golpeaba no sólo para obtener algo, sino que también y diré principalmente, para destruir. Y el objeto de destrucción es siempre el trabajo. Cierto que para atacar se necesita un proyecto, una conciencia de lo que se quiere hacer. El sabotaje es un juego fascinante, pero no puede ser el único juego que se desee jugar. Es necesario disponer de una multitud de juegos, varios y a menudo contrastantes, con el fin de evitar que la monotonía de uno de ellos o el conjunto de las reglas se transforme en un ulterior trabajo aburrido y repetitivo. El aspecto esencial de un proyecto de destrucción está ligado a la creatividad empujada al máximo nivel posible; ¿Qué podremos hacer con el dinero de todos los bancos que atraquemos si luego la única cosa que sabemos hecer es comprarnos un coche, una mansión, ir de discotecas, llenarnos de inútiles necesidades y aburrirnos a muerte hasta el próximo atraco?. Pienso que el rechazo del trabajo se puede identificar antes que nada con un deseo de hacer las cosas que más placen, por eso de transformar cualitativamente el hacer en actividad libre, esto es, en acción. Pero la condición actival el hacer libre, no se consigue de una vez por todas. No puede nunca pertenecer a una situación externa a nosotros y nosotras. Necesitamos profundizar en nuestro propio proyecto creativo, sobre lo que se quiere hacer de la propia vida y de los medios de los que se está en posesión no trabajando. Porque ninguna suma de dinero podrá nunca liberarnos de la necesidad de trabajar y de todas aquellas otras necesidades que se nos crean. A. M. Bonnano

Re: Hay que estar en un sindicato
per Kronstadt 21	23 jul 2004
Per la unitat d'acció del sindicalisme combatiu del principat!!! Seguim l'exemple de la Coordinadora Sindical de Madrid, fem alguna cosa, mes val estar en dispocició a equivocar-se, que l'impotència dels sers vegetatius ! Visca la CNT federada! Visca la CNT desfederada! i a pesar de tot visca també la CGT! i si em permeteu, sobre tot; visca l’autoorganització de classe en assemblees sobiranes! L'UNIÓ FA LA FORÇA! UNIU-VOS GERMANS PROLETARIS! Posdata: perdoneu el toc pamfletari; però es que m’emocionat.

A trabajar, tod@s
per Libere	23 jul 2004
Paulino, para vivir hay que trabajar. Trabajar más, trabajar menos, segun lo que realmente haga falta trabajar en una sociedad donde la clase obrera podamos decidir eso. En una sociedad donde l@s trabajador@s no podamos decidir eso, tu discurso suena boicoteador y distorsionador. Sí que hay suma de dinero que libra a unos cuantos de trabajar (coronando la pirámide personajes como Botín y Borbón) ------------ Por otra parte, creo que sinó fuera por ese domesticamiento de la clase trabajadora (esa baja participación reivindicativa), los fascistas ni siquiera hubieran permitido la 'transición' al sistema demócrata-liberal que se abandera ahora.

Re: Hay que estar en un sindicato
per precario3	30 jul 2004
Estoy de acuerdo hay que sindicarse. Michael Moore comenta que no basta con criticar y no hacer nada. Hay que integrarse en las organizaciones e intentar cambiar lo que no nos gusta desde dentro. De hecho uno de mis jefes así lo ha hecho, tiene ideas fascistas, no hace falta decir a que ppartido vota y es el perro de presa que usa la compañia para despedir a los subcontratados. Eso sí como no le gusta los sindicatos esta afiliado a uno ( bastante de izquierdas), hasta ha formado parte del comité de empresa de una multinacional famosa por su lucha sindical en los años 70. ¿Qué hacen los sindicatos para detectar a estos elementos? ¿no tienen los sindicatos un código ético que halla que respetar?

Re: Hay que estar en un sindicato
per Sindicalista	30 jul 2004
Cada lloc que deixes a un sindicat acaba ocupat per un malparit com el que esmentes. Els sindicats són, o hauríen de ser, la nostra eina per fer front als abusos dels empresaris. Per fer front a la precarització, a la retallada continua dels nostres drets laborals i socials, que és la nova forma que ha pres l'explotació ara mateix.

Re: Hay que estar en un sindicato
per Visca la lluita dels treballadors!!	30 jul 2004
A molts llocs del món ser sindicalista es jugar-se la vida. Cada any moren moltíssims sindicalistes i moltíssims més són apallisats i torturats. Per donar la cara i exigir condicions de treball dignes, per acabar amb situacions laborals que només poden qualificar-se d'esclavitud moderna.