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Notícies :: fòrum 2004
articulo de la insignia
per fredfinley	19 jul 2004
otro punto de vista
Pateras urbanas en el Forum de Barcelona Alberto Arce La Insignia. España, 19 de julio. Domingo 18 de julio. Se cumple en Barcelona el ecuador del Forum Universal de las Culturas. 18 de julio: Fecha que encuentra su relación histórica con el Forum a través del lugar en que éste escenifica su gran impostura. El edificio donde se celebran sus diálogos se sitúa exactamente sobre el "Campo de la Bota" de San Adriá del Bessos, descampado en el que durante los peores años de nuestra posguerra civil el falangismo fusiló a miles de republicanos. La alusión histórica no viene al tema del artículo pero alguien tiene que recordarlo, como decía la semana pasada en el Parlamento de las Religiones el representante de "Cristianos por el socialismo". Quizás dentro del eclecticismo que supone el espectáculo de la cultura urbanística barcelonesa no esté de más cualquier alusión que la ensombrezca un poco, recordándole que la realidad es muy diferente del armónico mundo sin conflictos que pretenden presentarnos. Son las 11.00 de la mañana en la playa de la Nova Mar Bella en el Poble Nou barcelonés. Desde aquí partirá la "travesía en patera" (colchoneta, bidón, tablón de madera, todo vale) que pretende, tras sortear una distancia marítima de poco más de tres kilómetros, desembarcar en el recinto Forum para protestar, de este modo, contra la operación especulativa y la hipocresía que se encuentran detrás de este gran carnaval. La plataforma anti Forum Universal de las Culturas ha convocado y organizado una manifestación acuática que pretendía, utilizando una vía de protesta lúdica, llamar la atención a través de una inocua imitación -que no frivolización- de uno de los mayores dramas de los que nuestro país es testigo: miles de personas se mueren cada año tratando de arribar a las costas españolas en pateras, barcazas de la muerte para el lucro de traficantes de seres humanos que todos hemos visto una y otra vez en los noticieros. Todo el tiempo y la imaginación puestos en planear y organizar esta original y profunda denuncia contra la especulación urbanística, la "espectacularización" y privatización de la cultura y el drama de los inmigrantes que sin documentación se ven obligados a arriesgar su vida para entrar en nuestro país no ha servido prácticamente de nada. Una vez más ha terminado disuelta en la más estúpida de las direcciones, la escogida por los medios de comunicación, empeñados en crear una realidad dicotómica: la de los buenos ciudadanos, inmersos en el rebaño de la participación dirigida desde arriba y la de los violentos. ¿Cuál ha sido el resumen, la voz amplificada que le ha llegado a la opinión pública de una de las más divertidas e ingeniosas protestas sociales que hemos presenciado en los últimos años? Leyendo las notas de agencia, la prensa de tirada estatal y viendo los telediarios de las principales cadenas la conclusión es esta: "Un grupo de vándalos marginales y con tendencias violentas han saqueado y atacado el Forum de las Culturas de Barcelona". Nada podría parecerse menos a la realidad. Nos engañan una vez más. Siguiendo la línea estable que todos conocemos y de la que cada vez resulta más difícil escapar ante la ausencia de fuentes de información fidedigna sobre la realidad, los medios de comunicación extraen y amplifican únicamente lo anecdótico de cualquier realidad compleja. Resumen y llevan al paroxismo, tomando el todo por la parte (escogiendo incluso únicamente la parte que les interesa) cualquier actividad de protesta que no cabe explicar en sus notas de 700 palabras o en sus 2,5 minutos de imagen. A la opinión pública le quedará bien clara la idea que se le quiere transmitir desde el poder y quienes sobreviven haciéndole eco. Todos coinciden en señalar que unas 300 personas formaban parte de la acción anti Forum. Ése es el dato fácil. Ninguno, por descontado, señala la idea de fondo que subyace a la elección del método de protesta. Ocuparía demasiado espacio e inteligencia actuar de ese modo. Y pondría en evidencia, al mismo tiempo, el sepulcral silencio que, a lo largo de los últimos meses, se ha impuesto sobre la serie de argumentos que se manejan desde todo tipo de colectivos sobre el mayor bluf de la imaginería progresista catalana de los últimos años. No importa lo que opinen las asociaciones de vecinos afectados por el evento. No importa la vergüenza urbanística que se ha perpetrado contra el litoral barcelonés, no importa la vergonzosa situación del mercado de la vivienda en la ciudad, no importa que, mientras se debate sobre multiculturalismo en una esquina de la ciudad, en la otra cientos de inmigrantes sin papeles se encierren o emprendan huelgas de hambre para pedir que se regularice su situación. Lo único que importa es que entre esas 300 personas que protestan hay cuatro niñatos. Literalmente cuatro y literalmente imberbes niñatos que, a lo largo de una protesta que ha durado al menos cinco o seis horas, han hecho unas cuantas pintadas, han tirado tras sillas al suelo y han "robado" cuatro gorras del merchandising de la organización. De entre todos los redactores que presenciaban el acto, probablemente becarios o becarias, símbolos ellos mismos de la precarización en la que muchos nos encontramos, a ninguno de ellos se le ha ocurrido un titular mejor que el que hoy vemos en la prensa: "manifestantes saquean el Forum". La profesión periodística hace aguas en nuestro país. No muerden la mano que les da de comer. Ni lo hacen cuando son jóvenes ni mucho menos lo harán cuando alguno de ellos trepe hasta la cumbre y tome decisiones. Pero no son ellos los únicos responsables. La inteligencia parece habérsenos escurrido entre los dedos de las manos (o de los pies). A los periodistas, por no recordar el "ensayo sobre la ceguera" de Saramago a la hora de redactar sus noticias. Y a los manifestantes por no ser capaces, después de haber planeado una acción ciertamente original, pacífica y coherente, de deshacerse de una vez de ese grupito de niñatos inadaptados que buscan reafirmar su identidad sumergidos en el grupo a los que ya estamos tristemente acostumbrados. Los periodistas no quieren ver, los manifestantes no se atreven a hablar en sus asambleas y expulsar de una vez por todas a quienes sobreviven dándole carnaza a esos periodistas ciegos. Y todos juntos diluimos los contenidos de la protesta en titulares efímeros que parecen absolutamente incapaces de conseguir que nada cambie. Ahora toca leer el "ensayo sobre la lucidez". Saramago ayúdanos.
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