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Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías
17 jul 2004
La información/comunicación debe evidenciar las carencias de nuestro sistema, proponiendo la duda y la reflexión comprometida desde posiciones activas, implicando a todos los que somos o queremos ser Ciudadanos...
Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías


La información/comunicación debe evidenciar las carencias de nuestro sistema, proponiendo la duda y la reflexión comprometida desde posiciones activas, implicando a todos los que somos o queremos ser Ciudadanos...

Don Gato


La información que se autodenomina alternativa debe huir de los estereotipos y los modos habituales que desarrollan los medios tradicionales.

Una verdadera información alternativa, saludable, limpia... es aquella que incentiva la reflexión activa del lector-ciudadano, dando relevancia a las noticias que no aparecen en los soportes tradicionales.

La presente página debe huir de ciertos esquemas supuestamente alternativos que únicamente apuntalan el sistema.

Hay ciertas supuestas disidencias edulcoradas que son muy rentables para el propio sistema. Ciertos espacios, con sus reglas y sus comentarios desde las sombras, propician que no se activen debates y acciones sistemáticas, solidarias, efectivas y reales...

Estoy convencido que internet es un buena herramienta, pero actualmente es utilizado como un entretenimiento tanto para los que reconocen que únicamente aspiran a "pasar el rato" como los que de un modo u otro intentamos favorecer un clima de sensibilización, reflexión y toma de conciencia personal sobre situaciones y conflictos humanos, sociales, culturales, personales

En mi opinión, Kaos en la Red no debe compararse con ningún otro proyecto ni ser el hermano pobre o díscolo de otras webs, se llamen Indymedia o se llamen xxx.

No hay paradigmas ni referentes excelsos en la comunicación, pues la comunicación es un elemento esencial del ser humano y todos podemos lograr ser creadores y hacedores de opinión, hombres-noticia, ciudadanos-militantes...

Y lo que debemos todos tener claro (al menos los que nos calificamos como Ciudadanos comprometidos y antineoliberales) es que si condenamos la existencia de ciertos monstruosos grupos y monopolios (Prisa, COPE, Antena3, Prensa Ibérica...), cuya única ideología es aquella que todos decimos repudiar (el neoliberalismo, fase superior del imperialismo), no podemos imitar sus comportamientos y modales a la hora de actuar en nuestros reductos o capillas alternativas...

Para salir de la marginalidad, para lograr que la comunicación alternativa, la información se convierta en algo que todos hagamos (a través de mesuradas reflexiones, trufadas de refrescantes dudas, filtradas con nuestras investigaciones, contrastes, preguntas, denuncias...), debemos aceptar el interesante debate que lleva tiempo planteando de forma abierta y directa Jaime Richart...

Debate que nadie en la famosa y conocida web Indymedia ha querido iniciar, dado que parece que tiene otros intereses ajenos a la consolidación de verdaderos espacios y redes de comunicación-compromiso-denuncia efectivos y coordinados.

Aceptar las propuestas e iniciativas para lograr espacios realmente participativos, ajenos a las formalidades y banalidades impuestas por el sistema es una necesidad. Para ello, debemos aceptar que algunos intentemos debatir de forma pública, abierta y sin temor la eficacia de la información que actualmente circula en la red, en los espacios que se autocalifican de alternativos...

La solidaridad, los cambios precisan de reconocer la urgencia de repensar, de cuestionar la validez de las noticias, comunicados, actos que actualmente se presentan y anuncian en las páginas alternativas.

Es una realidad incuestionable el hecho de que la mayor parte de iniciativas que emergen y afloran desde la izquierda no son captadas ni suponen atractivo alguno para el resto de nuestros conciudadanos...

Algo falla y Jaime Richart ha tenido el valor, la dignidad y la inteligencia para poner el dedo en la llaga, cosechando una lluvia de pedradas e improperios por el simple hecho de expresar lo que todos sabemos que es una triste y preocupante realidad: hay informaciones alternativas que son buenos remedios para la propia consolidación del sistema neoliberal; en consecuencia, todos debemos intentar romper esos esquemas ineficaces para propiciar nuevos caminos donde las informaciones y propuestas que no aparecen en los formatos tradicionales tengan la capacidad de arribar, calar y motivar al resto de nuestros conciudadanos.

Ardua labor es la que nos espera si tenemos la suerte y el aplomo de aceptar un debate que es la clave para que nuestras palabras, sueños y propuestas no se pierdan en ese oceánico y desbordado mundo de noticias, informaciones, publicidades, gritos... que nos bombardean desde todos los puntos...

Pero yo considero OPORTUNA, acertada y urgente aceptar que todos, sin prisas ni miedos, aceptemos ese debate y nuestra propia personalidad.

Yo, como participante de kaos creo que tenemos personalidad propia, comportamientos propios y estamos propiciando (quieran o no reconocerlo algunos lectores), ciertos y estimulantes debates y acciones concretas para evitar ese cansancio que se vislumbra, que se atisba en los espacios de información (tanto tradicionales como alternativos).

La información alternativa debe ser un aspecto vital en nuestra propia convivencia, por eso no creo en los proyectos faraónicos o en ciertas iniciativas que suponen un gasto desmesurado de energías... Los tiempos actuales nos obligan a ser conscientes de las grandes limitaciones que el mercado, el terrible e implacable mercado, nos impone. Y debemos reconocer que no podemos competir con el mercado, pero sí tenemos la capacidad para ir consolidando espacios participativos donde los ciudadanos aprendamos que somos los hacedores de nuestra vida y que esa vida no cabe en una noticia, en un programa televisivo... y menos todavía en una página web por muy innovadora y supuestamente transgresora que se presente...

Y la información alternativa tendrá el respeto del resto de ciudadanos (personas que hoy en día no tienen acceso a internet ni a los espacios tradicionales), en el momento en que se olvide de imitar a ciertos espacios y deje de hablar lenguajes marginales, procurando destapar y desmontar los burdos montajes que los amos y dueños del sistema crean constantemente para mantener el status quo. Mientras tanto, los colectivos que decimos hacer información/comunicación alternativa, no pasamos de ser simples e inexpertos aficionados, probablemente malos aprendices de brujo, dado que nuestras tentativas ni siquieran arañan la superficie de un sistema que sabe bien que la mejor manera de evitar las revoluciones es inventarlas en ciertas situaciones...

La mejor forma de romper los sueños es permitir la ilusión de que hay islas y jardines para que puedan pasear y entretenerse ciertos ingenuos bienintencionados y altruistas.

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Comentaris

Re: Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías
17 jul 2004
El principio de "identidad" en la Red, y colofón

Jaime Richart


Una cosa es renunciar al yo en una sociedad igualitaria con la convicción o el autoengaño de que todo el mundo tiene la misma dignidad, además de saber que todo el mundo come y es asistido, y otra dimitir de la propia perso­nalidad en sociedades injustas, desequilibradas y patógenas en las que se rinde culto estúpido a los medradores, y cuanto más canallescos más pleitesía...



El asunto viene a colación a propósito de la Red, de los medios alternativos y del uso de los nombres de usuario. Fijémonos en el interés de camuflar las verdaderas inten­ciones de matrix, de quienes manejan los hilos fundamen­tales de la Red, en hacer ver al usuario que puede embos­carse en una identi­dad ad libitum, es decir a su antojo, y si quiere cambiante. Empezamos por la instalación del soft­ware en su ordenador. La primera experiencia en materia informática en relación a este tema (aparte el desagradable descubrimiento de la "tontería" de que una vez comprado un costoso programa tiene uno que "aceptar" inexcusable­mente las condiciones para no perder el dinero que has pa­gado por él) es que el vendedor del programa le propone, más bien le exige, al usuario que ponga cualquier nombre, cualquier apellido, bastando la mayoría de las veces con un nombre supuesto (me niego de momento a sustituir el tér­mino por el acostumbrado sajón).



Entre todos los usuarios, algunos -supongo que cada vez menos- facili­tan al vendedor las cosas y estampan inge­nuamente todos sus datos. Ya está "mordido", como se dice en el argot poli­ciaco. La mayoría de los usuarios, "avisa­dos", consigna los datos "falsos". Pero la ficción está con­sumada, y cerrado el circuito de la identidad “sometida�, en cuanto nos conectamos a la Internet. Pues, conectados a la Internet con un servidor inevitable por medio, nadie se libra de la total identificación si, llegado el caso, a alguien quiere saber de manera precisa cuál es nuestra filiación, la del DNI y el Re­gistro Civil, quién somos, qué hacemos, donde vivimos y cuál es la talla de nuestros cal­zoncillos o de nuestras bra­gas... Cada co­nexión queda re­gistrada a través de la lla­mada "IP". Este es el marco en el que nos desenvolvemos, las aguas en que nadamos... to­dos.



De todos modos, voy a prescindir ahora de nuestra cir­cunstancia orteguiana en relación al papel que jugamos en estas sociedades atra­padas en las redes de la Red, y el fu­turo despersonalizado que nos espera. Deben ser muchos los que literaria e inte­lectualmente, desde Huxley y Orwell, se ocupan de esto...



Ahora dirijo mi atención al modo de presentarse y actuar en la so­ciedad “contramediática� el usuario, y al modo de compor­tarse el usuario en la relación dialógica, es decir, en la inter­comunicación polémica o polemizada con otros usua­rios principalmente. Cuando los medios de autopublicación exi­gen ordinariamente, o lo ofrecen como distinción, un nombre registrado para publicar, se están preocu­pando de una ética de mínimos en cuya virtud quien publica debe mantener una identidad uniforme, con independencia de que luego pueda actuar sin ella cuando quiera.



Por con­siguiente está claro que la sensibilidad sobre la diferencia entre mantener la identidad o rehuirla existe, y que existe en la línea de una ética tradicional en cuya virtud el "no dar la cara" se sigue considerando una bajeza. Por­que una cosa es, pues, usar una identidad ficticia, un pseu­dónimo -algo que siempre existió y hemos de considerar de lo más normal en materia de publicación- de manera man­tenida, para todo, lo mismo para escribir un artículo que para librar una refriega a propósito de él, y otra escudarse en el anonimato, en el uso de distintos pseudónimos para desorientar y perturbar al ad­versario en esa polémica. Esto es, una cosa es el escrito con pseudónimo y otra el li­belo y el panfleto.



Pues bien, esto, el libelo y el panfleto, es lo que abunda en la Red y principalmente en polémicas sobre cualquier mate­ria que a veces empiezan con abierta aspereza y acaban en una auténtica refriega o en una batalla campal. En una riña tumultuaria en la que unos mantienen el tipo, es decir su "identidad", y otros se prevalen, degradándose, de la tác­tica de la guerrilla para ventilar una controversia que exigiría un limpio y noble desafío entre dos o más duelistas. Que la "gente" haga de su capa un sayo y se comporte como le venga en gana; que unos crean que hacen bien y tienen de­recho a comportarse como quieran, por debilidad, por auto­protección o porque sí, es algo inevitable y que afecta a la condición que unos vemos rastrera y otros ven normal en tiempos revueltos, críticos y propensos a la bronca por la bronca en que la frontera entre la nobleza y la abyección ya vemos hasta qué punto está desdibujada en todo, empe­zando por la polîtica y te minando en la televisión...



Lo que ya no parece tan digno de alabanza es que quie­nes están dirigiendo un periódico virtual no tengan todo esto claro y confundan los panfletos con el trabajo de quienes mimamos el periódico, lo amamantamos y estamos contri­buyendo a hacerlo digno y prestigioso. Pero olvidemos el asunto.



Yo no estoy seguro aún de estar dispuesto a renunciar a mi identidad como registrado. Estuve decidido a retirarme, lo reconsideré y, vistas ciertas actitudes nobles, humildes e inteligentes, voy a mantener el tipo aquí, si nadie me dice abiertamente lo contrario. Meditaré lo de mi identidad com­binando factores varios. Pero creo que ya va siendo hora de ignorar absolutamente a quien dirigiendo un improperio, una descalificación personal, incluso una refutación o un sar­casmo, se escuda en el anonimato. Sólo es admisible el anónimo, a mi juicio, en estos trances, como el reciente que ha estado a punto de provocar una escisión o una desban­dada, justamente cuando por pudor, modestia o inteligencia se usa para el comentario a secas o el elogio.



Confío en que todos vayamos avanzando un poco más en materia de ética e inteligencia en el manejo y uso saludable de los medios alternativos, para hacerlos más provechosos y enriquecedores. Confío en que, al menos aquí, en kaos, vayamos aprendiendo a no invitar a quienes se van aso­mando sucesivamente a la Red "contrainformativa", a huir despavoridos o -por más extendida y "normal" que sea esa costumbre primitiva- a entregarse a la enfermiza manía de discutir ensañándose con la identidad “limpia� del adversario y no al contenido de su opinión, su tesis o su discurso. Y mucho menos utilizando el improperio. Y si se utiza, a aprender a no hacer caso. Las crisis, o destruyen o robuste­cen. Esperemos que de la presente crisis, aquí todos haya­mos salido robusteci­dos.



Un saludo veraniego a todas y a todos











El Quinto Poder

Jaime Richart


15 Julio 2004



En los medios de publicación diferida queda garantizada a priori la calidad y excluida la reyerta. Pero a cambio depen­demos de terceros, es decir la publicación del artí­culo en­viado depende de que nuestra idea, a veces rompedora de moldes o tabúes de la misma realidad alternativa, sinto­nice o no con la idea que tiene el encargado de publicarla. De modo que si éste está atento -y todo el "instalado" es muy difícil que esté dis­puesto a arriesgarse- a no adulterar "de­masiado" la atmós­fera reinante y la propia imagen del perió­dico, no lo pu­blicará. A cambio, nos habremos so­lidarizado, participando del espíritu general contrainforma­tivo, sin con­citar el ocasional y quién sabe si vi­rulento re­chazo a la tesis que el artículo comporte, y por su lado ese medio seguirá navegando por las aguas tranquilas acos­tumbradas. Es la filosofía de todo medio ofi­cial, impreso o televisivo. Fijémo­nos hasta qué punto no caben en ellos sorpresas ni hetero­doxias ni extravagancias que no puedan ser controla­das y si acaso rentabili­zadas...



En la publicación instantánea de los medios que, como en kaos, se hace posible, a menos que la noticia o el suelto versen sobre asuntos con enfoque rutinario o sean temas de carácter general en los que predomina el toque más o me­nos literario, cualquier asunto tratado con el propósito de in­citar al lector a ra­cionalizarlo (como este mismo del conte­nido de este artí­culo), percute o puede percutir una reacción hostil, de re­chazo, y con mayor motivo si el firmante del artí­culo es co­nocido por su interés en punzar a la revisión de "todas las realidades�, y no tanto tratar tópicamente las que podemos considerar ya vencidas, su­peradas y hasta tritura­das. A cambio de la espontaneidad y la frescura que hay en la publicación instantánea, nos habre­mos ganado la bronca segura de los gendarmes de las or­todoxias y de los perse­guidores de nicks sostenidos; soste­nidos con la deliberada intención de contribuir a no suprimir, demagógicamente, el espíritu de la identidad a que me refe­ría días pasados. El culto a la personalidad es horrible pero la negación de la in­dividualidad, de ese ego que denostan tanto algunos, puede serlo aún más...



Pero no es en estos medios, ni mucho menos, donde esta clase de desencuentros pueden prodigarse. La amenaza de alterar la impresión sobre las cosas que, como reflejo condi­cio­nado, nos llega ordinariamente produciría, o produce, el mismo resul­tado... Probemos a apuntar críticamente hacia las necesida­des artificiales generadas desde las especiali­dades de todo tipo. Por ejemplo, apelemos al sentido común para aliviar o re­solver los problemas que genera el engor­dar, la menopau­sia, o los sexuales, persuadiendo al lector de que no tiene que pensar necesariamente en el endo­crino, en el sexólogo o en el abogado para resolverlos... Como el afán de todo es­pecialista es fomentar y potenciar el brote de la necesidad y el hacerse imprescindible, veremos cómo inmediatamente se nos echarán encima no tanto los especialistas dando la cara, como perso­nas interpuestas de su en­torno que se en­car­garán de aplastar el conato de “in­surre­ción� frente a la “rea­lidad� im­puesta. Esto es fácilmente controlable en los medios ordinarios de comunicación, y ge­neralmente no pa­san del "conato" porque no suelen descui­darse. Mientras que en estos contramedios, y mu­cho más en los de publicación inme­diata, la cosa cambia sustancial­mente. Pero entonces, en un medio alter­nativo donde se filtran las publicaciones los modos y modales esta­rán conte­ni­dos o no se publicará el escrito, mientras que en los de publicación automática se pla­garán al momento de réplicas desaforadas con los con­sabidos imprope­rios de metecato e iluminado para arriba, como en este asunto empezado a tratar en kaos días atrás y que con el presente escrito por el momento acaba...



La sociedad entera, en los medios, está abocada a este fe­nómeno general. Y el “poder� abstractamente conside­rado sabemos no reside tanto en la clase política o mili­tar o ecle­siástica, como en las instituciones corporativas, lo que al­gu­nos llaman “go­bernanza�: clase funcionarial y em­presarial, Medicina, Abogacía, judicatura, sindicatos, etc. Y todas ellas vigilan atentamente su predio... Me temo que algo parecido se hace en la Red. Esta es la tesis principal.



Porque cuando han llegado a "ese" concreto destino quie­nes aspi­raban a él, sea donde sea, en todos los ámbitos de la vida social y de sus es­tructu­ras, tanto en la realidad real como en la realidad vir­tual, rarí­simo es el que no se hace conservador y no defien­de su sta­tus con tanto denuedo que puede ser capaz de cualquier cosa con tal de seguir ven­diendo plácidamente su producto. Y eso será tanto más probable cuanto más in­fluencia y predicamento tenga en la Red, y con mayor mo­tivo si ese determinado medio está defendiendo una política soterrada y estados de opinión di­rigidos a distancia...



Sea como fuere, sabemos que su­cede aproximadamente así tanto en cuanto al poder oficial alojado en el es­tablish­ment se refiere como al oficioso de los medios alterna­tivos que as­piran a consti­tuirse en el quinto poder. Y arreme­ter contra el quinto poder, donde también hay categorías, puede llegar a ser tan arriegado como atacar al cuarto, al ter­cero, al segundo o al primero. Lo estamos viendo...



EN TORNO A LOS PRINCIPIOS DE KAOS



16 Julio 2004



7º Compromiso con todos aquellos que quieran expresarse sin ambages ni cortapisas y cuya opinión sea habitualmente segada en otras páginas de la red.



8º Espíritu crítico y amplitud de miras. No queremos subyugarnos a ningún tipo de relación social de dominación y, en consecuen­cia, respaldamos a todos aquellos que cuestionan el sistema desde una perspectiva ética, cultural, lúdica, radical y construc­tiva



...Pero muchos tampoco estamos dispuestos a que el sistema sea reemplazado por un estilo en muchos casos deplorable (como el de la ACP) y a través de un oligopolio (Indymedia lo ejerce con sus cuatro o cinco webs con el mismo logo repartidas por la penín­sula, además de las que tiene a lo largo del mundo) por otro sis­tema dominante como el que quiere imponer una legión de perio­distas desgraciadamente sin empleo, que aspiran a aposentarse en la Red a donde arriban no sólo para manejar o dirigir un medio alter­nativo con los fines que al parecer comparten todos, sino como re­curso alternativo que atenúe un quizá injusto fracaso de coloca­ción en los medios ordinarios. Luego, ya en la web “libre� o liberta­ria, la filosofía y comportamiento de esos dueños virtuales no son muy diferentes de los que ponen en circulación los periodistas que dominan los medios corrientes.



Es el tema eterno ¿a quién preferir? ¿al establishment relamido, injusto, cínico y detestable, o al po­pulacho que pugna por abrirse camino y está por llegar? Y mucho del espíritu del populacho hay en todo este mundillo que circula por la línea telefónica...
Re: Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías
17 jul 2004
Información y convivencia


La cortesía y la cautela en adjetivar, el uso técnico y matizado de las palabras y de los silencios, el arte del lenguaje verbal y del no verbal, todo esto me parece una exigencia fundamental en una sociedad avanzada. Sin embargo, todo esto no parece ser lo que más priva. En nuestro país, especialmente, lo que priva es el alegre vicio de adjetivar sin disponer de una mínima información. Muy particularmente en política. Las discusiones políticas se parecen bastante a las discusiones familiares. Por algún extraño mecanismo las partes en litigio suelen encontrar infaliblemente aquellas palabras que más mortifican al adversario. Pienso, pues, que quienes se meten en los asuntos políticos (sea de un modo actual o potencial, directo o indirecto) deberían reflexionar sobre el uso y el abuso de las palabras.

Lo primero es recordar que en esta segunda mitad del siglo XX hemos dejado atrás la era mecánica para adentrarnos en la era informacional, y que en una sociedad presidida por el concepto de información resulta enormemente delicado el tratamiento de los signos que conducen a esta información. La información puede ser hoy tan relevante y peligrosa como antaño lo fue la energía. En nuestro sofisticado mundo de relaciones, el cuerpo social se orienta ante todo por los mecanismos, canales y circuitos de la información. La información da sentido a los actos, a los hechos y a los acontecimientos. La información, como decía el padre de la cibernética, Norbert Wiemer, no es ni materia ni energía; es una noción irreducible.

Ilustrémonos con un ejemplo. Si el pie de un caminante choca con una piedra, la energía se transfiere del pie a la piedra y esta última se desplaza siguiendo leyes mecánicas perfectamente determinables. Si, por el contrario, el pie de un caminante choca con un perro, los resultados van a ser bastante más imprevisibles. El perro posiblemente se revolverá y hasta acabe que le hinque un diente al pie del caminante. ¿Cuál habrá sido la diferencia entre estos dos fenómenos que físicamente son idénticos? Evidentemente la diferencia reside en la información. Aparte la transmisión de una energía a través de un puntapié, lo que el perro recibe es una información; en el caso que nos ocupa, una información con contenido agresivo. A través del puntapié, el caminante ha comunicado algo al perro y el perro ha reaccionado, no ante la energía mecánica recibida, sino ante la información y la interpretación de la misma.

Todo esto parecerá elemental, pero en rigor se trata de algo sumamente relevante. En las épocas de penuria informacional o de pobreza de los medios de transmisión de señales informativas, los políticos y las personas en general podían permitirse el lujo de no cuidar demasiado sus palabras. La demagogía se perdía en el espacio acústico de quien la practicaba y los efectos retroactivos de la misma terminaban por diluirse. Mucha gente, refiriéndose a las discusiones solía decir: "En el fondo sólo se trata de discusiones de palabras". Algunos siguen pensando así. Pero la verdad es que, como han mostrado la moderna lingüística, la antropología estructural y la obra de Freud, el lenguaje, el sistema lingüístico es el lugar donde se proyectan todos los paradigmas, presiones y represiones más profundos de la cultura. Para hacer las cosas todavía más complicadas, las palabras son signos ambivalentes que a menudo sólo cumplen la función de enmascarar que realmente parecen decir. Sometidos a las múltiples presiones de los sistemas colectivos que nos poseen, cada uno de nosotros hace y dice más lo que puede que lo que quiere. Casi nadie consigue lo que quiere. El lenguaje es ambivalente y particularmente traidor.


Nos pasamos la vida diciendo algo y significando otra cosa.

Ahora bien, lo queramos o no, la comunicación nos afecta de continuo. Hagamos lo que hiciéramos, y tanto si hablamos como si callamos, constantemente estamos emitiendo mensajes. Se ha escrito incluso para comprender a sí mismo el hombre necesita también comprender al otro. Estamos pues en comunicación constante y cualquier comportamiento nuestro lleva, lo sepamos o no, una carga informativa y comunicativa, verbal o no verbal. Los expertos en teoría de la comunicación nos han ilustrado sobre la infinidad de paradojas y malos entendidos que se producen cuando mezclamos los diversos niveles de lenguaje, o cuando lo que decimos se contradice con el modo como lo decimos. Constantemente emitimos mensajes desde diversos niveles, códigos y formas. Hay un lenguaje manifiesto y otro latente, uno "digital" y otro "analógico". Lo cual hace que la confusión aumente, pues constantemente nos vemos sometidos a la presión inconsciente de tener que traducir de uno a otro lenguaje y es sabido que toda traducción se hace al coste de una gran perdida de información.

Conviene cobrar conciencia, pues, de que la mayoría de las discusiones son ante todo discusiones desde el lenguaje y que las discusiones de palabras son tanto más peligrosas cuanto que tienen una cierta apariencia de no ser auténticas discusiones. Pero los propios marxistas admiten hoy que el lenguaje no puede interpretarse como una mera superestructura. El lenguaje es un fenómeno más irreducible en el cual se proyectan los paradigmas más profundos de la cultura. En consecuencia, es preciso cuidar las palabras y es preciso cobrar conciencia de la relevancia de este cuidado, igual que se ha cobrado de la necesidad de usar desodorantes o dentríficos. Y aquí no ya por cuestiones de higiene sino por exigencias de una sistemática nueva que es la sistemática de la información.

Los políticos, particularmente, deberían comprender que la gente se encuentra bastante fatigada de cualquier tipo de demagogía, de un juego político excesivamente agresivo, polémico o de picapleitos. En otra ocasión me he referido a lo que cabría llamar el nacimiento de una contrapolítica (en el mismo sentido en que se habla del nacimiento de una contracultura) y que podría explicar la apatía de una gran parte del cuerpo social. En efecto, muchas personas piden hoy la recuperación de una relación real entre hombre y hombre y entre hombre y medio ambiente; una relación que no este previamente mediatizada por un código mostrenco, sino que en cierto modo pueda prescindir, incluso, del intermediario de todo código. Es lo que, en otro contexto, el economista francés Jacques Attali ha llamado deseo de información relacional. A mucha gente le resulta tedioso que cuanto un líder político de determinada tendencia abre la boca se pueda saber ya de antemano las letanías que va a recitar. El siglo XX habrá sido un siglo de grandes innovaciones en física teórica, biología, astronáutica, ciencia de la información; pero no es probable que pase a la historia por su imaginación política.

Necesitamos un cierto margen para la creatividad y el azar. Lamentablemente, el funesto vicio de etiquetar a la ligera procede de un desconocimiento de la lógica de la complejidad, de la noción de ecosistema, de la conciencia ecológica, de la teoria de la comunicación; y de todos esos desconocimientos, que de por sí son ya bastante graves, pasan a ser sumamente inquietantes cuando se albergan en hombres relacionados con la cosa pública, o con la información sobre la cosa pública, y que utilizan las palabras como si fueran pajaritos de papel. Porque las palabras no son pajaritos de papel. Las palabras y los códigos a que hacen referencia son el vehículo por excelencia de la comunicación. Y en la comunicación (y en la metacomunicación) está el meollo de la convivencia.


8 de septiembre de 1976

Salvador Pániker

Información y convivencia
artículo extraido del libro "La dificultad de ser español y otras contrariedades".
Editorial Kairós - Barcelona
1ª edición: marzo de 1979
Re: Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías
17 jul 2004
¿Hay espacios realmente dedicados a la reflexión con el objetivo de organizar a los ciudadanos como Ciudadanos comprometidos y responsables, en aras a potenciar los cambios que precisan operarse en nuestras sociedades?

¿Hay interés real en trascender las palabras y pasar a una acción tangible y eficaz?
Re: Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías
17 jul 2004
Llevamos muchos años utilizando los medios alternativos y combinando internet con el formato tradicional (papel, radio...). Por ahora no se ha pasado de la marginalidad exquisita y muchas veces sectaria. Nadie se atreve a plantear y dudar sobre la eficacia de los medios alternativos.

Todos los estudios confirman la poca credibilidad de internet, dada las sombras que rodean tanto a los autores como al contenido de la noticia.

Esa falta de credibilidad y confianza hacia las personas y contenidos que se tratan en las presentes páginas es una realidad. Obviar el tema, ocultarlo, soslayarlo... no va a favorecer en nada la gran necesidad que hay de organizar unas verdaderas redes eficaces de comunicación, lejos de los formatos tradicionales.

El gran ego que hay en todo proyecto, la falta de trabajo en equipo es una evidencia.

Provocar linchamientos anónimos como los que se han provocado indecente y miserablemente en la presente página dice muy poco de la calidad humana e intelectual de los que han participado de un modo u otro en esa caza de brujas...

No es ni legítimo ni legal activar una campaña anónima y llena de mentiras contra dos personas que han firmado siempre sus colaboraciones.

Resulta pueril y dice muy poco de la presente página, pues todo aquel ciudadano digno y responsable no puede permitirse el lujo de participar en linchamientos propiciados por sujetos que no se atreven a firmar sus acusaciones y que no paran de enviar correos y comentarios obscenos y ridiculos... sin olvidar que esas dos personas no han cesado de recibir advertencias, amenazas y todo tipo de agresiones sin que nadie en la presente página se tomará la molestia de sugerir que las denuncias y descalificaciones deben ser firmadas por aquellos que las suscriben y difunden.

Tanta difusión y odio hacia esas dos personas denota que hay mucho interés en provocar el derrumbe de un proyecto que tenía sabor propio y que a vuelto al redil, convertido en un hermano clónico y vulgar de Indymedia, pues ya carece de las colaboraciones y reflexiones personales de otras personas y organizaciones serias que han decidido abandonar esa jaula de grillos.

No se puede ir por la vida de alternativo y libertario y reclamar expulsiones, linchamientos, ahorcamientos públicos.

Y en la presente página hay demasiados dogmáticos, totalitarios y nauseabundos personajes sin nombre que carecen de los atributos y cualidades que deben tener las personas decentes, responsables y dignas.

Cuando se acusa se deben demostrar esas acusaciones, si eso no se hace, se comete un delito perseguido por la ley. Y la presente frase no es una amenaza, es una información.

Indymedia ha provocado en los últimos días actividades claramente delictivas contra dos personas reales, que firman sus colaboraciones. Eso es grave, muy grave y dice muy poco del rigor y seriedad de la presente página que se dice con tanto bombo "alternativa"...

¿Alternativa de qué y para qué¿

¿Para descalificar, linchar y perseguir a los que no aceptan el pensamiento único?
NóMadas CiberNétic@s
17 jul 2004
Somos mentes electrónicas, surfeando en un océano de información contraria.

Los “alternos� en la Red no son alternativa; sólo son momias mohosas ahogadas en tecnología. Momias de mentes lentas y oxidadas, viviendo alienadas dentro de su alucinación matrix, como zombis entre ideas obsoletas y los mayores delirios de grandeza fruto de la paranoia y la desesperación.

Esos rebeldes inofensivos se van destruyendo a sí mismos convertidos en “trolls� cuando comprueban su impotencia, sus carencias, cuando como una revelación íntima descubren que sólo han alimentado más al monstruo. ¡Moloch!

Sus jueguecitos le dieron de comer y no lo destruyeron. ¡Moloch!

Recordarlo provoca las patadas de los malos y viejos jugadores que no quieren reconocer que han perdido. Y han perdido no porque no tienen respuestas, sino porque no tienen preguntas.

El lugar de la alterglobalizadores de la Red es el vertedero de la historia. ¡Moloch! O por ser benevolentes, un viejo museo del siglo XX. ¡Moloch! Huelen a muerte y a naftalina. Y nosotr@s somos alérgic@s tanto a la muerte como a la naftalina. ¡Cyborgs!

La nostalgia es pasiva e inútil: reflejo de la vergüenza de su condición actual. Entran en el ciberespacio con cuerpos dormidos y cabezas destruídas por políticas para borregos. Y al imbricarse con la tecnología son cyborgs, patéticos humanoides con alma de primitivistas pero cyborgs. Su problema es que no reconocen y aceptan con regocijo su nueva condición.

Cyborgs con mala conciencia se autodestruyen estancados en sus guaridas cibernéticas, estériles, incapaces de aceptar la contradicción, la incertidumbre, la aventura de la indeterminación, el riesgo.

La tecnología acabará con el espectáculo o dará inicio al único que importa. Sólo es cuestión de tiempo.

La condición humana ha terminado. La naturaleza ha terminado. El arte ha terminado. La conciencia es dúctil. La ciencia es un barril infinito. Nos enfrentamos a una nueva realidad antes oscurecida por las limitaciones esenciales de los mamíferos primates.

Disfrutemos creando obras que saquen la nueva realidad a la superficie, una secuencia de gestos aparentemente gratuitos que formen por su superposición la conciencia de la poshumanidad.

Al mismo tiempo, políticamente, sigamos regocijándonos destruyendo cual nómadas cibernétic@s, aquí y allá, donde no se nos espera, la frágil tensión superficial de los seres humanos envejecidos que aspiran a una tranquilidad indeseable y utópica, pero que secretamente están traumatizados más allá de toda posible curación.

Bajo la cáscara repelente de la agenda moribunda de los humanistas y “alternativos�, nosotr@s alteramos sistemáticamente las bases psicológicas de la cognición y el estado de la cultura. Somos testigos conscientes, objetivos y sin pretensiones de los resultados. Ésa es la naturaleza básica de nuestro programa como tecnoseres artífices y creadores.

Nos preparamos para minar el control creativo de la época venidera. Una época tan poéticamente rica como infinitamente fértil, tan cargada de significado que sólo aquell@s preparad@s para sumergirse en el océano de la complejidad trascenderán el choque de una multitud de singularidades con las tecnologías del ser.

Algún día haremos que no tenga poder todo odio a lo maravilloso. Lo admirable de lo fantástico es que el contenido se convierte en el contenedor; lo fantástico infiltra irresistiblemente lo cotidiano. Sólo es cuestión de tiempo, y el tiempo es nuestro recurso inagotable. Ya no queda fuerza en la normalidad, por alternativa que se nos presente; sólo rutina, depresión, muerte, autoengaño.

¡La revolución será divertida o no será!

Transhumantes cyborgs, ¡dispersaos!

No tenéis nada que perder salvo vuestro aburrimiento.

¡Viva la ciberdiáspora!

Fuente: cyborgnomads.pitas.com
Re: Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías
17 jul 2004
Todos estos mensajes son de AMS. Ni kaos en la red ni tremendomelón tienen nada que ver con ellos. Sentimos mucho las molestias ocasionadas a lxs compañerxs de indymedia. Por favor un poco más de paciencia, ignorad a AMS.

salud
Re: Información y reflexión en los tiempos actuales de las sacralizadas tecnologías
17 jul 2004
tm, parece que todos menos el último: "NóMadas CiberNétic@s" eran de AMS.
por lo menos lo leo como una respuesta.

y parece haberle afectado, le ha parado su diarrea copia/pega ;-)

por mi parte propongo en estos casos:

"tratamiento de troll"

ya se cansará!
Sindicato Sindicat