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Notícies :: dones
Escrotos sudorosos
per Carmen Gómez	08 jul 2004
ESCROTOS SUDOROSOS Los reaccionarios están fritos con la nueva ley de protección de las mujeres los tiene refritos, y todo porque son lo que son: machistas que sienten amenazados sus privilegios de varón CARMEN Gómez http://www.esfazil.com/kaos/ 8 de julio de 2004 Los escrotos de los reaccionarios impenitentes están sudando la gota gorda fría y caliente, de tanta indignación como los agita desde el calcañar al occipucio, aunque disimulen y se hagan los sensatos sesudos, los ultraortodoxos conservadores del espíritu de la ley y de esa Constitución tan apañadita y chiripitiflaútica de barrer debajo de la alfombra que recolocó a policías y torturadores franquistas y perdonó lo imperdonable, esa Constitución que esos mismo talibanes del derecho tragaron con ascos y visajes y que ahora con oportunidad de sabandijas defienden y quieren intacta, sin que se le toquen las tildes. La nueva ley de protección de las mujeres los tiene refritos, y todo porque son lo que son: machistas que sienten amenazados sus atributos, poderes y privilegios de varón, y disimulan su pavor y rabia hablando en tono doctoral y con amañados tecnicismos de su jerga profesional de que si se trata de algo aberrante por considerar delito la agresión de un hombre a una mujer y falta en el caso contrario, que si el texto en cuestión olvida a los hombres que padecen malos tratos por parte de su pareja, que se obvian a los niños que también sufren violencia familiar y doméstica, que si soslaya igualmente a todos esos ancianos criminalmente desatendidos y en condiciones de total desidia y desamparo. Todo verdad, si bien se trata de una verdad mutilada, venenosa y malintencionada, ofrecida en bandeja de plata, muy bien presentada, pero con demasiada lechuga, hojarasca y poca sustancia y chicha, porque con toda esa letanía de desdichas se intenta desesperadamente esconder que todos los días sigue produciéndose la desgracia cotidiana de varias mujeres muertas a mano airada, víctimas del terror y de la violencia sexista, un hecho que se ha convertido en plaga y que, en consecuencia, al igual que, si surgiera una epidemia de peste mortífera, se concentrarían todos los esfuerzos y medios para erradicarla, ahora lo prioritario es ponerle fin a esa calamidad social que lleva sin parar a la sepultura tantos cadáveres de mujeres. POR ESA razón, porque son ellas las que corren peligro, las que son afectadas por ese grave daño y sobre las que a cada hora cae ese infortunio, deben ser protegidas con leyes especiales y con guardianes custodios de sus vidas. Andarse con tiquismiquis puristas buscando agravios comparativos en este caso resulta una rastrería infame e indignante. Así, mientras unos ponen el grito en el cielo, hay una mujer que baja a la tierra amortajada, a la que su pareja quema viva en un horno de cocer pan o le fríe la cara con aceite hirviendo o revienta a puñetazos y patadas o estrangula con una corbata o un cordón de zapatos, o desventra con un cuchillo de picar cebolla o le arranca los ojos. Y el matador puede ser un procurador sexagenario un médico cuarentón, un metalúrgico treintañero o un joven estudiante de informática, pues para ejercer el terror machista no hay edad ni condición ni perfiles claros de la cara de una moneda, porque la prepotencia del varón está enraizada en el sistema y se extiende a todos los ámbitos formando nudos de resistencia. Un ejemplo y un sarcasmo: el día del orgullo gay, ellos son, claro que sí, los protas indiscutibles de la fiesta. Sus carrozas son las más numerosas, las más vistosas y, claro, las más caras, y son ellos los que, por supuesto, salen en la foto y llevan la voz cantante, porque para eso su aparato fonador es más poderoso. Las tríbadas deberían buscar su fecha y su festejo de orgullo lésbico para dejar de ser las cenicientas del baile y meter su ruido propio, porque es evidente que los escrotos, sudorosos o no, siguen presumiendo de sus méntulas, y comiéndonos a nosotras, heteros, bi o lesbianas, las ricas cerezas y dejándonos la pera raquítica y pocha del frutero. A propósito de todo esto y como coda pertinente: el martes 6 de este mes de julio, que fue oscuro, como un cuadro tenebrista de ruinas y ahorcados, se recordó en misas y calendarios píos la pasión y muerte de María Goretti, santa mártir católica, apuñalada a los o­nce años por su violador, porque aunque sea considerada virgen en el santoral y canonizada por defender su pureza por el tétrico Pío XII, el hecho es que Alessandro Serenelli, su asesino, un mocetón robusto que fue muy bien aconsejado por su abogado para decir lo adecuado y conmovedor en la vista del juicio, recibió después en la cárcel la vistita de monseñor Blandini y terminó de jardinero en un convento de capuchinos, donde fue admitido en la orden tercera de San Francisco, violó a la pequeña, con penetración o sin ella, pero admitirlo hubiera estropeado la historia, de esa clase que tanto les gustan a los jueces carcas y machistas, y también a las juezas escrotadas de aquí, que andan siempre muy preocupados rebuscando pruebas irrefutables de hímenes desgarrados o intactos y del grado de resistencia o de dejadez de las denunciantes de afrentas y asaltos sexuales para dictar sentencia y que querrían que todas ellas fueran, al parecer, mutiladas o cosidas a navajazos como esta niña italiana para condenar al agresor. Qué horrible y larga esta tiranía escrotal. *Escritora http://www.esfazil.com/kaos/
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